💜~8~❤

~Caballero~
_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_

Desde que Licorice nació, Ivlis mantuvo una cosa definitiva en mente.

Era una ternura.

Su hijo era todo lo contrario a lo que había esperado por ser el hijo de alguien como Satanick, se notaba que sus genes solo habían afectado su apariencia, pero no su mentalidad o corazón.

Todo eso se veía reflejado en sus detalles cariñosos, en sus halagos infantiles, sus mimos, sus regalos que si bien simples eran bellos a sus ojos.

Se reflejaba en sus lindos ojos al mirarle. Veía en ellos todo su amor.

Y pensar que nunca creyó que tendría en su vida algo así... Pero ahí estaba.

Le sorprendía de sobre manera que no haya sido un malcriado caprichoso... Con ese cariño excesivo y su afán de llenar su vida de felicidad al criarlo.

Pero aparentemente, cosechó lo que sembró.

Un diablo con mucho amor para dar, devoción, respeto, inocencia y... Hasta caballerosidad que se denotaba más en su forma adulta.

¿Realmente él había criado a ese maravilloso ser? Por Vicers, qué orgullo.

¿Cómo es que durante esos años pudo haber estado tan ciego para seguir entregando su corazón a alguien que disfrutaba tomarlo y romperlo una y otra vez? ¿Cómo es que no pudo hacer la vista a un lado y ver el hombre que estaba siempre con él?

Ya no quería torturarse pensando en lo estúpido que fue. Solo disfrutar ahora su nueva vida en el jardín Gris, viviendo con su familia en paz, disfrutando cada día el nuevo tipo de amor que le ofrecía su hijo.

Él era tan dulce, encontraba siempre la manera de hacerlo sentir (como Licorice decía) "el diablo más apuesto y genial de todos los mundos". Ya sea con sus siempre viables palabras amorosas, sus besos, abrazos... ¡Lo que sea! Todo detalle de su parte lo amaba.

Oh, pero un secreto. Su debilidad era cuando en ese porte caballeroso besaba su mano y levantaba la vista hacia él en el proceso.

Tan... Tan irresistible. Cuando usaba esa técnica con él se derretía sin más.

Licorice no podía con su genio. Y eso lo demostraba una que otra vez.

Besos húmedos, suaves caricias, sonidos obsenos escapando de sus labios.

No sabía cómo es que habían terminado así, más que recordar que Licorice le había hecho cosquillas y cayeron en la cama en el proceso, pasando a besos que fueron subiendo de tono.

–U-uhn... Cariño... –El diablo de flamas suspiraba embelesado dejando a su cuerpo ceder ante el placer que nunca antes había tenido el lujo de experimentar. Los suaves y leves besos del diablo menor se regaban sin apuro desde su hombro y cuello, dejándole contra las sábanas y las caricias que se regaban con sumo cariño y devoción en cada trazo invisible que hacían.

–Eres tan... Hermoso... –Susurraba amorosamente, disfrutando cada temblor que daba bajo su cuerpo y su melodiosa voz al suspirar. Por Vicers, un poco más y lo tenían casi embrujado ante semejante fantasía. –Te amo, te amo tanto...

–Licorice~ Mhnn~ T-también te... ¡AY! ¡AY, AY, AY! –La magia del momento se fue a la puta con los chillidos de dolor de Ivlis, sobre saltando en seguida al más joven quien no entendía qué estaba mal. –¡TU RODILLA, MI COLA, LA APLASTAS!

–¡P-PERDÓN! –Licorice se removió de su sitio, dejando a Ivlis apartarse un poco. Ah, genial... Meses para dar por fin ese paso con él y ahora lo arruinaba. –¡L-lo siento! ¡Lo siento! ¡No quería hacerte daño! –Ahora el que chillaba era él, envuelto en la vergüenza.

–T-tranquilo, amor... Fue leve, no pasa nada... –Trató de calmarlo, restando importancia. Si era honesto, no quería retroceder o echar por el caño está oportunidad por esa estupidez, pero el hablar de su hijo no decía lo mismo.

–¡M-me emocioné, no me di cuenta! ¡W-wahhh! ¡Soy de lo peor! ¡Lastimé a madre! ¡Lo siento! –Seguía gritando preso del pánico, cubriendo su rostro con sus manos.– ¡S-soy casi como esa basura! ¡N-nooo!

Pero entonces, sus lamentos se vieron acortados por la escandalosa risa de Ivlis. Licorice le miró confundido ¿Qué daba risa? ¡Lo había lastimado! Y lo peor, lo asociaba al calor del momento creyendo que no había pensado en su bienestar solo por dar ese paso. No quería ser como su padre.

–¿Q-qué...? ¡M-madre, no te rías! ¡Te hice daño!

–¡P-perdón...! ¡Es que...! ¡H-HAHAHAHA! ¡Tu cara! –Después de unas cuantas carcajadas más, Ivlis respiró profundo limpiando una de sus lágrimas de la risa. –Perdona... Es solo que... Exageras.

–¿E-eh? ¡Te hice daño! ¡No pensé en eso y fui como Satanick! ¡Q-qué horror! ¡Horrible!

–Licorice... –Entendiendo por fin, el de mechas rojas besó castamente sus labios, calmándole un poco para que le permitirse hablar. –Estoy bien... Jamás serás como él. No tienes que dudar de ello... Sólo fue un error...

–P-pero no es la primera vez... –Le apenaba tanto tener que recordar esa vez en la que casi cometida la estupidez de aprovecharse de su madre mientras estaba dormida. La culpa aún lo atormentaba por ello.

–Vamos... Íbamos bien, fue muy hermoso... Cariño, vamos, te preocupas mucho por mí y siempre lo demuestras. Al igual que tú respeto... No le tomes importancia a esto. Siempre fuiste un caballero, mi caballero, no dejarás de serlo jamás.–El de orbes dorados asintió apenado, no buscaba armar tanto escándalo. Así que dejando de lado lo anterior, abrazó cálidamente a su madre, retomando algunos de sus inocentes mimos.

–Lo siento... Es que te amo... Y no quiero lastimarte.

–Jamás podrías... –Y se besaron suavemente un instante, hasta que Ivlis se acurrucó contra él sonriendo con picardía. –Aunque ahora que mencionas "ese" asunto... No te he mencionado lo bueno que eres en la cama, cariño.~

–¡M-madre, casi me aprovecho de ti!

–Haha... Solo bromeo... ¿Dónde estábamos? –Preguntó seductor, dejándose recostar de nuevo en las sábanas mientras las caricias se iban reanudando.

–En que te amo demasiado, que me pareces hermoso, y que adoro todo de ti.~

–Esa última parte no la habías mencionado antes.

–Pues ahora te lo digo.~

Sí, él era definitivamente el caballero más fiel, educado y respetuoso que podría tener a su lado.

Aunque en ocasiones deseara que dejara esa faceta... Para variar.~

_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
Realmente los veo re fluffys hasta en el sexo, otsea, COSITOS

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top