💜~18~❤️
~Perdóname~
Buenas, tengo un humor de mierda ideal para lo que haré a continuación :^)
No me arrepiento de nada :^)
La imágen fue un regalo de ayatokamizen en Tumblr~
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Había estado mucho tiempo pensándolo.
Demasiado como para decir que solo lo consideró durante un año y nada más.
No, estaba pensando en ello desde hace más de lo que alguien, ni siquiera su hijo, podría imaginar.
No sabía por qué... Pero incluso en un momento como ese, donde su vida se encontraba en su mejor fase, esos pensamientos no dejaban de martillarle la cabeza hasta sacarle el sueño.
¿Se supone que esto debería estar pasando? No estaba seguro, siempre quiso esto, al igual que con la misma fuerza deseó ser feliz.
¿Qué pasaba con él?
¿No se supone que esto es lo que quería? Alejarse del tormento, estar cerca de su familia, ser feliz junto a alguien que lo amara...
¿Y entonces por qué?
Era frustrante no tener respuesta más que las mismas palabras que lo persiguieron por años, y hasta ahora seguían ahí. Era sumamente estúpido seguir así luego de todo lo que pasó para llegar a este punto.
Pero estaba pasando.
Y ya perdía la cuenta de cuántas veces se excusó con Licorice o Rieta cada vez que se veía cansado como si se hubiera desvelado toda la noche, y las noches o madrugadas que quiso actuar y se acobardó recordando lo que sus deseos egoístas podrían causar.
En especial a él.
¿Pero qué más podía hacer? No deseaba hablar al respecto de ello. Primero que nada, sería una molestia hacerles escuchar esas tonterías que vivía repitiendo desde siempre, segundo, tal vez lo superaría con el tiempo, por lo cual sería cruel preocuparles por nada.
Pero... Ya había pasado un año, y nada había cambiado en ese aspecto.
No podría culpar jamás a los que estaban a su al rededor, ya no era tan idiota para decir que no le amaban ni se preocupaban por él, sin embargo era como si el esfuerzo que ellos empeñaban cada día para hacerle feliz no diera resultado.
Era como si... A pesar de ya no pertenecer a nadie, no fuese totalmente libre.
Como si hubiera olvidado hasta aquella sensación eufórica y feliz que le provocaba la más mínima muestra de afecto de su amado. Lo cual, por cierto, era una completa lástima, porque sabía más que nadie el amor ferviente que Licorice sentía por él.
Lo amaba tanto como él, es verdad, pero sabía también que el amor no siempre bastaba para cambiar ciertas cosas.
Era vil mentir así, pero era mejor para ellos.
Era mejor... Si lo que pensaba hacer ahora, nadie lo veía.
Espero que me perdones por esto...
No pudo pensar otra cosa más que esa observando a su hijo acurrucado pacíficamente contra él, al tiempo que dejaba un último beso en su mejilla y se apartaba con cuidado de no despertarlo.
Era de sueño ligero y corría ese riesgo siempre.
No quería verlo ahora, sentía que se volvería a arrepentir, y ya estaba hasta cansado de ese ciclo vicioso. Ni se molestaría en cambiarse el piyama, no es como si alguien fuese a verlo.
Fue bueno mientras duró.
Así como hubo cosas de las que se arrepientió toda su vida hasta ahora, también había muchas que nunca podrían causarle remordimientos.
Demasiadas... Demasiadas cosas que extrañaría.
Salió de la casa, cuidando nuevamente no hacer ruido con la puerta. Afuera hacía frío, el rocío cubría las plantas, y las primeras brisas del otoño lograban traspasar su ropa ligera, pero ya no importaba.
Se había planteado muchas veces este momento, por lo cual tenía elegido el lugar perfecto.
Había pensado en ir al jardín, pero dudaba que a Yosafire le agradara lo que vería al otro día.
No, no... Un lugar más aislado y solitario estaría bien... Un lugar que aún seguía en su memoria.
El sitio donde todo comenzó.
Era tal cual lo recordaba: Gris, solitario, apenas iluminado por la luz blanca de la luna... Con un silencio sepulcral anunciando la muerte.
No le extrañaba, después de todo si mal no recordaba el cementerio estaba a unos metros.
Mentiría si dijera que hacer esto no le dolería, muy consciente era de todo lo que dejaría atrás.
Egoísta... Era egoísta creer que una vez perdiera la consciencia, eso dejaría de importarle.
Era lo único que le dolía de todo esto ¿Por qué no simplemente podía ser odiado por todos para hacer esto más fácil? ¿Era pedir demasiado?
No quería llorar. Se prometió que no lo haría, pero aún así, era inevitable hacerlo si pensaba en los seres que amaba.
Le rompería el corazón que supieran lo que estaba pensado, lo que sentía, y lo que anhelaba.
Por eso mismo, no dejaría que lo supieran, y se llevaría aquel secreto a la tumba. Tal vez por eso no consideró dejarles una carta para explicarse.
Una vez hecho esto... Podrían seguir adelante ¿No? Ellos eran más fuertes que él, ellos no estarían en su situación.
Lo siento...
Sus hijos, su amiga, su subordinado, su pareja... Ellos podrían seguir sin él.
Probablemente no entenderían la razón, ni él lo hacía. Y si era así, decirles que sentía que ya nada valía la pena, no era necesario.
Tan solo esperaba... Que no se culparan por esto. Al final, el que no pudo cambiar fue él.
Estarán mejor sin mí...
Suspiró entre un corto sollozo procediendo a formar un trinche entre sus dedos y tomarlo con el filo en contra.
Si sobreviviría a esto o no... No quería pensarlo, y tenía la esperanza de que nadie lo encontraría pronto y le daría tiempo suficiente.
"¡Prometo que te haré muy feliz, madre! Te amo"
Ahogó una risa amarga, alejando apenas el arma de sí.
Pero no, no fue arrepentimiento.
Perdóname...
En ningún momento en el que sintió su pecho atravesarse por el filo una y otra vez no soltó un solo grito de dolor o queja.
Extrañamente... Sentía paz.
Finalmente lo hizo.Y sí, aún no terminaba.
Apenas podía sostenerse de pie y no ver borroso a su al rededor. En medio de ese malestar juró haber alucinado con una voz que conocía gritándole que parara, pero lo ignoró. Era producto de la culpa seguramente.
Y desaparecería.
En una puñalada más...
O
o
o
°
°
.
Jujuju~ Lo siento mucho, querido. Pero creo que no es tu momento aún.
Entonces sí pudo sentirlo.
El pecho le ardía y sentía una opresión extraña en él, la cabeza lo estaba matando, y para su fortuna no había luz que lo cegara. Estaba oscuro.
Sin embargo, en ese mismo segundo en que supo que estaba en su cuarto, supo también que había fallado.
No, peor aun, es obvio que lo encontraron antes de tiempo.
¡No, no se supone que las cosas resultaran así! ¡¿Por qué?!
¡¿Por qué no pudo simplemente morirse rápido?! ¡¿Qué tanto tiempo tendría que haber pasado para eso?!
Por el tono medio naranjo de las cortinas, suponía que no pasaron más de unas pocas horas.
Genial... Ahora es cuando tenía que pensar una buena excusa para sus heridas.
Aunque... No sería necesario. La situación era peor de lo que creía.
–¿U-uhn...? ¿M-Madre...?
M-Maldita sea...
Apenas tuvo valor para desviar la mirada hacia el costado, allí se topó con su sollozo hijo, aparentemente adormilado hasta que lo sintió removerse un poco.
Quiso decir algo, pero las palabras se ahogaban en su garganta y las lágrimas a borbotones de los ojos ajenos no le ayudaban en nada.
–¡Estás bien! ¡M-Me asusté tanto, creí que no podría...! –Fue imposible no ceder ante la euforia del momento y abrazar al adulto soltándose en llanto, con el suficiente cuidado de no causarle dolor o empeorar sus heridas.
Mira lo que hiciste, idiota.
–C-Cielo... Yo... –Una excusa... ¡Una excusa rápido!
–¡¿E-En qué estabas pensando?! ¡¿Qué creías que estabas haciendo?! ¡¿Por qué?!
... Por lo visto no fue una alucinación después de todo.
No lo había notado debido a su concentración, pero él logró seguirlo una vez que se despertó por su ausencia.
Entonces él lo vio...
Qué lamentable.
Esto no estaba en sus planes, no sabía cómo manejarlo ¿Qué se supone que diría ahora? Lo obvio estaba expuesto, y no tenía palabras que calmaran las lágrimas del joven diablo, quién aún se aferraba a él desesperado por una respuesta.
–¡¿Por qué lo hiciste?! ¡¿Ibas a dejarme solo?! ¡¿Por qué?!
–¡NO LO SÉ! ¡N-No lo sé! ¡¿De acuerdo...?! Y-Yo solo... Yo... Ugh...
Había tantas cosas que podría decir, pero ninguna explicación coherente salía de sus labios.
¿Que por qué lo hizo? Porque era la salida más fácil y la única que veía. Luego de casi trescientos años no veía otra alternativa, luego de mejorar considerablemente su vida... No encontraba otra solución.
Sí, muchos dirán que es de cobardes ¿Pero podían culparlo? Tres siglos pensando en lo mismo no son de menos, al igual que no lo eran el peso de las cosas que ocurrieron a lo largo de los mismos.
¿Y ahora cómo le hacía entender eso a Licorice sin destrozarlo más de lo que ya hizo?
Su pecho dolía, y no eran precisamente las heridas o la presión del abrazo lo que lo causaba.
–¡N-No vuelvas a hacer eso, por favor! ¡N-No quiero...! ¡No quiero perderte ahora! ¡Te amo! ¡Quiero que estés bien, t-te necesito! ¡Soy feliz de que estés vivo y quiero que también pienses igual! ¡A-así que...! N-No lo vuelvas a hacer... P-Por favor...
No habló de repente, lo único para lo que podía reaccionar era para ir correspondiendo suavemente su abrazo y permitir a las lágrimas salir.
–N-No sé c-cuál es el problema... Y t-tampoco sé qué piensas... Pero... Necesito que me lo digas... ¡Y-Y trataremos de resolverlo juntos! ¡Pero n-no vayas por eso!
Qué difícil era prometer eso cuando ni él sabía qué podría pasar.
Sin embargo, ahora era débil.
Además... Deseó morir tanto como deseó ser feliz ¿No es así?
–U-Ugh... L-Licorice... Lo siento... D-De verdad lo siento...
Por favor...
Perdóname.
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Esto me ayudó con mi humor, así que no puedo decir que estoy arrepentida ;D
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