💜~16~❤
~Gracias~
Advertencias: Apariciones de Okashi, Hikari, Yosogai y Kuroi.
Tal vez quieran escuchar "It's quiet uptown" xd
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
Parece que no dejará de llover...
El clima era gris ese día. Intensos nubarrones negros cubrían la luz del sol derramando la fría lluvia sobre todo lo que llegara a su alcance en el exterior. Hacía frío, por lo que el ambiente no se sentía del todo pesado, aunque sí era para algunos de sus hijos un inconveniente para poder salir.
Aunque para él no lo era en lo absoluto.
-¿En serio tienes que ir, mamá? –Llamó en un tono suplicante la diablesa de cabellos rubios y largos, acercándose a la espalda del diablo de mechones rojizos, quien ya estaba cerca de terminar de arreglarse.
-Hikari, tesoro, una lluvia no me detendría. –Respondió Ivlis palmeándole la cabeza un par de veces antes de volver a la mesa de la sala y tomar el ramo de flores cuidadosamente envuelto. Eran las más hermosas, coloridas y frescas que pudo haber conseguido; girasoles de un luminoso amarillo, y elegantes rosas rojas y púrpuras.
Tal cual a él le gustan.
-Pero podría convertirse en una tormenta eléctrica, madre. Podría ser peligroso. –Insistió el demonio peli rojo, con un deje preocupado en sus ojos. –Entiendo la gracia de ir pero... El clima.
-Yosogai tiene razón. –Asintió su hija mayor. –Quédate, mamá. Podremos ir mañana cuando deje de llover.
Ivlis sonrió con suavidad. No había dudas en que sus adorables hijos habían heredado de su padre su infaltable instinto protector. Desgraciadamente para ellos, Ivlis era lo que era, un hombre muy terco con sus decisiones que no daba el brazo a torcer, y si bien sus hijos eran su más grande debilidad... Ni siquiera ellos podrían detenerlo para esto.
Sentía algo de pena al no atender a sus súplicas. Conocía los motivos para tanta sobreprotección, como si cualquier cosa pudiera matarlo.
-No se preocupen ¿Sí? –Les dijo dulcemente, agachándose a su altura. –Su madre estará bien, recuerden que es un diablo fuerte. Además... Unas gotas de lluvia no son excusa para faltar a mi visita. Es parte de una buena educación.
-Si es así... ¿Podemos ir también? –Preguntó tímidamente, Okashi, no del todo convencida por el gesto de su madre.
-Preferiría que vayan mañana. No quiero que ninguno de ustedes se resfríe. –Concluyó antes de levantarse de nuevo y acercarse a la puerta, tomando con su mano libre el paraguas que ahí se encontraba hincado. Volteó a ver a sus tres hijos, aunque sabía que podría arrepentirse de esto al visualizarlos mirándolo de esa forma desesperada. Suspiró con pesar, dirigiéndose a Okashi y colocando cariñosamente su mano el su cabeza. –Okashi, creo que ya estás muy mayor como para cuidar de tus hermanos ¿Verdad?
La de cabello bicolor tardó un poco en procesar la duda, pues sabía que dependiendo de su respuesta existía más posibilidad de que Ivlis se fuera. –Este... C-Creo que sí.
-Entonces cuida de ellos mientras no estoy. Prometo que no tardaré demasiado ¿Sí?
-¿Lo juras, mamá? –Agregó Hikari acercándose abruptamente junto a su hermano menor.
-Lo juro por el meñique.
Los niños, aun dubitativos, se miraron en silencio los unos a los otros hasta que finalmente suspiraron y le dieron un fuerte abrazo a su madre, como si fuese la última vez en la que la verían con vida.
-Traten de no despertar a Kuroi. Recuerden que tiene el sueño ligero. –No quería preocupar también a su adorable hija menor, aunque conociendo a Yosogai, no dejaría que ningún sentimiento negativo se acercara a la azabache.
-Dile a padre que lo queremos. –Murmuró el niño.
El diablo de flamas les dirigió una última mirada de cuidado y finalmente salió de la casa abriendo el paraguas. Necesitaba resguardarse de esa lluvia si quería volver sano, aunque el ver a sus tres hijos apegarse a la ventana como cachorritos entristecidos lo hacía arrepentirse un poco, pero no lo suficiente para echarse para atrás.
Siguió avanzando con cuidado, puesto que el agua comenzaba a transformar en lodo la tierra del camino, y ni las botas de lluvia eran inmunes a atascarse un par de veces. En medio de su recorrido, alcanzó a ver a su hija de cabellos castaños caminando hacia su hogar en compañía de su esposo, el demonio de gafas, aunque en esta ocasión no las traía.
Poemi al divisarlo lo saludó con la mano, al igual que Emalf. Ivlis devolvió el gesto son una vaga sonrisa y continuó caminando.
Aparentemente él no era el único.
Uhn... Etihw se lució con este clima.
Su amiga solía ser detallista cuando lo deseaba, por lo visto ella se acordaba de las fechas importantes a pesar de ser tan floja. No estaba molesto por el "escenario" que eligió esta vez.
Sinceramente, le ayudaba a no sentirse tan mal. Era como si el cielo lo acompañara para llorar, aunque a veces creía sentir una presencia más real tomándole el brazo delicadamente cuando se encaminaba a ese gris lugar y sentía que tenía la libertad de permitir que las lágrimas emergieran de sus ojos al no estar cerca de sus adorados hijos.
Odiaría que ellos lo viesen así...
Él odiaba sentirse así, odiaba tener que aceptar que esta sería su rutina de cada año, así como odiaba el espacio vacío en su cama cada mañana.
-Lamento haberte hecho esperar, mi cielo. –Habló en voz baja, una vez se detuvo en su destino. No había nadie presente a metros a la redonda, pero de todos modos Ivlis creía estar hablándole a alguien, no a "algo" como otra persona podría creer, puesto que no se dirigió a otra cosa más que una fría lápida con el nombre de su esposo escrito en ella.
"Licorice Flame's. Amado hijo, hermano, amigo, sobrino, padre y esposo."
Así es cómo estaba escrito en la tallada roca de la lápida, adornada de muchos ramos de flores que suponía habían sido dejados más tempranos por Poemi y Emalf, Rieta e Igls, Satanick y Lil, y probablemente por Yosafire y sus amigas. Hasta reconocía unas blancas y negras que eran tal de Etihw.
Sonrió al verlas. Le hacía mínimamente feliz que la frase que eligió no estuviese ahí en vano.
-Me tardé un poco esperando que dejara de llover, pero solo empeoró. Creo que no pude ser el primero en venir a verte hoy. Espero que no te molestes por eso. –Murmuró abandonando su ramo de flores sobre la pila de las demás, tratando de no estropear ninguna. –Qué... Q-Qué extraño es tener que venir de nuevo aquí... Creí que después de la primera no podría... Pero supongo que no te mereces algo así.
Al igual que no te merecías terminar así.
-Este año, uh... H-Ha sido un poco difícil, tú sabes... Yo no soy tan bueno en las tareas de la casa como tú, aunque creo que estoy mejorando. Al menos ya no quemo tantas cosas como antes. –Rió por lo bajo de una forma algo torpe. –Rieta me ha ayudado un poco, pero no creo que yo vaya a poder superarte.
Calló abruptamente, percatándose del doble sentido que adquirieron sus palabras sin haberlo sabido con antelación.
Nadie lo miraba, nadie estaba presente, ni él entendía del todo por qué tenía la necesidad de disculparse.
-L-Lo siento, no quise decirlo de esa forma. –Aunque él sabía no sería una mentira de haberlo dicho con esa intención. –Los niños... Me dijeron que te recordara que te aman, pero estoy seguro de que lo supiste siempre.
No importaba cuántas veces viniera, hacerlo siempre era un recordatorio más que doloroso de ese día. Aún más, considerando que hoy se cumplían cuatro años desde ese momento. No importaba que esto formara parte de su rutina del año, el ardor quemando su pecho y las lágrimas nublándole la vista hasta confundirse con el agua de lluvia nunca tardaban en llegar.
Dolía... Dolía tanto como ese momento en que lo encontró yacido en el suelo del baño, con la cabeza gacha, la nuca y espalda apoyadas apenas en la bañera y su cuerpo a medio caer.
Y la sangre...
Nunca podría quitar esa horrible imagen de su cabeza ni la situación que los llevó a eso.
Jamás olvidaría la desesperación que fue tratar de despertarlo a gritos e intentos por parar la sangre, a pesar de que la perdida de esta no fue la causante de detener su corazón.
No superaba el llanto de sus hijos al enterarse de la noticia, ni del resto de su familia.
"Cielo, ya regresé con... ¿C-Cielo...? Ese no es lugar para descansar. H-Hey, Licorice... O-Oye, no es gracioso... ¿Licorice...? ¡LICORICE!"
Hubiera preferido mil veces más que haya sido una muerte lenta, como una enfermedad, así al menos se hubiese preparado para el golpe, así todos aquellos que lo amaban hubiesen podido despedirse de verdad.
Pero no... Fue repentino como una fuerte bofetada. De cierto modo se sentía egoísta. Por lo menos con una muerte rápida no sufrió tanto.
Todavía sentía que era su culpa por ello.
No sabía bien por qué... Quizá por no haberlo evitado, o por simplemente no haber sido parte del factor requerido para que un accidente tan tonto lo haya matado así como así.
¿Por qué fuiste tú y no yo...?
Él era considerablemente joven comparado al resto para tener que terminar así. Aun se preguntaba dónde quedaron las promesas de pasar la inmortalidad juntos, por fin felices luego de haber pasado por tantas cosas horribles, al fin libres de amarse sin ningún impedimento y poder hacer su propia familia.
Había quedado tanta eternidad adelante... Tantos planes que deseaba cumplir, tantos besos, abrazos, caricias, risas y llantos que anhelaba compartir todavía. Lo más cruel de todo es que ni siquiera estuvo presente antes de que cerrara los ojos por siempre.
No pudo ni decirle "Te amo" una última vez y terminó perdiendo no solo a un hijo, sino al amor de su vida.
De haber cargado él con la niña... Tal vez nada se eso hubiese ocurrido.
No, no estaba arrepentido de haber tenido a Kuroi. Su hija era una dulzura en todos los sentidos, tan tierna, inocente y amorosa. No merecía cargar con la culpa de nada, ni siquiera con el dolor que causaba a veces a su madre con solo ser vista.
Es que Kuroi se parecía tanto a él... Y en su momento eso lo hizo feliz, pero ahora no sabía cómo evitar recordarlo.
¿Por qué...?
Nunca llegó a considerar la depresión post parto, y a pesar de haberlo hecho, tampoco hubiese creído que eso lo debilitaría tanto como para permitirle morir desnucado con el filo de la bañera por haber resbalado, justo cuando ese dicho baño lo había planeado Ivlis, sabiendo que a su hijo le gustaba compartir la tina con él.
Tan solo había intentado hacerlo sentir mejor. Licorice había estado tan triste poco después de haber dado a luz a Kuroi... Ya fuese por los cambios físicos luego de eso como el anterior temor de sufrir mucho en el parto y que su hija no lo resistiera. El diablo de flamas se había ilusionado creyendo que luego de algunos inocentes mimos entre agua tibia podría hacer un avance, pero ni eso puso comprobar.
¡¿Por qué no pensó en otra cosa?! Había tanto por dónde elegir y se le ocurrió un estúpido baño.
-Kuroi ha crecido tanto... S-Sé que me odiarías si lo supieras, pero aún no estoy listo para comentarle que ella... B-Bueno, tú sabes... Tuvo padre. –Contuvo un sollozo al pensar en su hija. –E-Ella... Se parece mucho a ti... No solo por cómo se ve, es igual de lista, sensible, cariñosa y tierna. –Se forzó a sonreír, como si justo delante de él pudiese visualizarlo observándolo detenidamente con aquellos brillantes ojos color miel. –N-No sé aun cómo decírselo... Si estuvieses aquí me dirías cómo, podrías ayudarme... C-Creo que ni siquiera habría necesidad de decir algo así.
Su pequeña aún era muy joven como para saberlo. Esperaría más. Ni siquiera él que era un adulto era lo suficiente fuerte como para soportarlo aún.
-Okashi está mejorando en las asignaturas ¿Sabes? Creo que las clases de literatura que le diste ayudaron a que leyera más... S-Se ve muy veliz cuando está con Kairu, seguramente te hubiese gustado escucharla hablar de su boda imaginaria. Hikari... B-Bueno... Se ve que está aprendiendo a cocinar más rápido de lo que esperaba, y trata de hacerlo tan bien como tú. Se altera bastante cuando no lo consigue, pero al final siempre obtiene lo que quiere. –Suspiró, esperando que al llenarse de aire los pulmones la presión en su pecho se atenuara un poco. –Yosogai sigue igual que siempre, se está haciendo más alto que las niñas ¿Lo crees? Y... Se ve que está muy apegado a Kuroi. Probablemente él estará cuidándola ahora.
Se quedó en silencio un rato, sin saber bien qué más decir. La lluvia no mostraba intenciones de dar tregua y seguía mojando todo a su alrededor, hasta las bellas flores que poco a poco perdían la elegancia entre el papel rasgado y decolorado de las envolturas.
-Y-Y... Yo... ¿Q-Qué puedo decir...? Sigo... Sigo de la misma forma que antes. Probablemente sería lógico que tenga tiempo para salir más, pero... Me gusta más quedarme en casa con los niños o visitar a tu tía y hermana. T-Todo sigue igual... No hago nada nuevo en particular, yo solo... S-Solo... U-Ugh...
Las piernas le temblaban cada vez más en lo que trataba de detener el borbotón de lágrimas y que el viento no se llevara con él su paraguas, cual intentaba aferrar lo más fuerte posible a sus manos, hasta que al final se desprendiera de ellas y lo dejara a merced de la lluvia.
Pero no le importó en lo absoluto, este tipo de cosas no importaban más.
-T-Te... Te extraño...
Y se dejó caer de rodillas frente a la lápida sin contener más el llanto que había estado guardando desde la tarde.
"¡Hey, mamá! Hice este dibujo para ti ¿Qué piensas?"
-¡T-Te juro que estoy intentando todo lo posible para seguir pero...! A v-veces... Siento que lo perdí todo, c-cuando sé que no es así... ¡Y lo odio...! ¡Lo odio! O-Odio desear morirme solo para ir contigo... Odio hacerlo, porque... S-Sé que tú no hubieses querido eso... Y m-mis... Nuestros hijos... Ellos me necesitan más que nunca ahora... Necesitan a su madre, no puedo solo dejarlos huérfanos... N-No puedo simplemente olvidar que haré llorar a Rieta, a Igls, Poemi, Emalf... A muchos... Pero a veces simplemente no lo soporto.
"¡Siempre te ves tan perfecta, madre! Aunque... Si sonríes por esta vez creo que te verías mejor."
-No es justo... ¿Sabes? T-Te esforzaste tanto para esto... H-Hiciste tantas cosas por hacerme feliz... Arriesgaste tanto... Y lo lograste ¿Lo sabías, cielo...? ¿Sabías que nunca fui tan feliz antes...? ¿Alguna vez llegaste a entender lo mucho que te amo...? L-Lo mucho que te necesito... Lo lograste, lograste que te amara y ahora...
"Te prometo que siempre estaremos juntos... Una eternidad a tu lado... Suena perfecta para mí."
-N-No lo entiendo... No entiendo por qué fuiste tú. D-De haber podido cambiar mi vida por la tuya... S-Seguro que tú sí podrías sonreír.
Agachó la cabeza apoyando su rostro sobre sus manos. Sentía el agua colarse entre sus dedos, su cabello e incluso su ropa abrigada. Sentía en sus manos la tibieza de sus lágrimas deshacerse entre la helada agua de lluvia, pero podía soportarlo, eso no era nada.
Solo... Estaba tan cansado de todo... De tener que fingir frente a sus hijos que todo estaba bien, que podía salir adelanta fácilmente... Cuando en realidad se sentía perdido.
No sabía qué hacer ahora que volvía a experimentar el dolor y no tenía a alguien que a pesar de su falsedad supiese darse cuenta de su tristeza y lo abrazara de todos modos. Se había acostumbrado tanto a una vida feliz junto a Licorice, pensando que sería así hasta siempre... Jah, ya se le hacía bastante extraño que con su suerte de mierda el destino no terminara arrebatándole algo de nuevo.
Esta vez fue un golpe muy bajo.
-Odiarías verme así... ¿V-Verdad...?
-En realidad... Todavía lo hago, madre.
Se sobresaltó ante esa tenue calidez en una de sus mejillas, y por reacción terminó levantando la mirada al igual que su rostro, perdiendo el aliento rápidamente.
Reconocería esa mirada y ese toque delicado en cualquier lugar y momento.
Tal vez... La tristeza sí lo estaba volviendo loco, pero estaba tan desesperado que incluso ese espejismo podría hacerlo feliz por aunque sea unos segundos.
-C-Creo que ya me estoy volviendo loco. –Murmuró con una risa amarga a lo cual el "espectro" pareció sonreír con un deje divertido.
-Bueno, puede ser... Estás tan loco como para pensar en esas cosas.
Ivlis no tardó en captar la referencia, por lo que enmudeció de pena sin saber qué decir. Aunque aquel que parecía ser Licorice lo hizo por él.
-Ivlis... Tú sabes que mi único propósito de vida era hacerte feliz... Por favor no hagas que sea en vano.
-L-Lo sé pero...
Y entonces un sonido lo calló abruptamente. Una voz más bien.
-¿Mami? ¿Qué haces aquí?
Ivlis volteó velozmente, encontrándose ahí mismo a su hija menor. La pequeña diablesa lo observaba incrédula, sus ojos carmín brillaban con un sentimiento de curiosidad. Tenía el cabello algo desarreglado, usaba ropa de lluvia y sujetaba un paraguas rosa que le pertenecía con una mano, mientras que en la otra tenía el que tenía Ivlis hace un rato.
Preso del pánico, trató de limpiar sus lágrimas, aunque al final el agua de lluvia las disimulaba muy bien. Para ese entonces en el que volteó hacia la lápida la figura fantasmal se había esfumado en el aire sin dejar rastro.
Sí, tal vez necesitaba un psiquiatra urgentemente.
-K-Kuroi... Tesoro... ¿Q-Qué haces aquí...? –No solo estaba algo asustado de que lo haya visto hablarle a la nada como un idiota demente, sino que recordaba muy bien que apenas se fue ella seguía cómodamente acurrucada y dormida en su cama. Y no solo eso, Yosogai tenía un radar interno si se trataba de ella, por lo que le parecía extraño que la haya dejado salir.
A menos que... Ella se haya escapado. Lo cual sonaba imposible, puesto que su tierna niña era un angelito que nunca haría eso.
Pero ahí estaba, mirándolo inocentemente mientras se colocaba a su lado, cerraba su paraguas, y abría el ajeno, que era más grande para los dos. El que Ivlis estuviese de rodillas le ayudaba bastante a cubrirlo bien.
-Vine a visitar a papá. –Dijo con naturalidad, helando con ello al adulto.
¿Desde cuándo ella lo sabía? No se le había escapado nunca algo al respecto desde que Licorice murió.
Sí, sonaba muy cruel, pero creía que ocultándole a Kuroi que no conoció a su padre ni por un año no le causaría el mismo dolor que al resto. Había intentado muchas veces contarle acerca de él, incluso sus propios hijos venían hacia él con preguntas, queriendo conocerlo mejor. Y si bien Ivlis no tenía problemas para responder, el llanto inminente lo ahogaba, obligándolo a interrumpirse a sí mismo para huir a un lugar cerrado donde no lo escucharan.
Por lo visto... Su pequeña ovejita negra era más fuerte que eso.
Le quedaba la duda sobre quién se lo habría dicho, o si ella encontró fotos que se lo hicieran saber, pero no era lo más importante ahora.
-Q-Qué lindo de tu parte, pero... Podrías enfermarte.
-Tú también, mami, encontré tu paraguas pero... No fuiste a buscarlo. –Ladeó la cabeza a un costado, sin entender por qué a pesar de haberlos cubierto bajo el paraguas, gotas seguían cayendo de su rostro. Ivlis quiso decir algo al respecto, pero la atención de la niña se fue hacia la lápida. –"Licorice"... ¿Así se llamaba papá? –Preguntó de una forma dulce, como si no comprendiera del todo qué pasó con él.
Aunque sí lo hacía, no era tan ingenua como para no saber qué era un cementerio.
-S-Sí... Sí, así se llamaba...
-Me pregunto por qué sus padres lo nombraron así. –Curioseó, con la vista aun fijada en el nombre de su padre.
Ivlis supo que no tenía salida de esto, así que... Era mejor no ser tan cruel con Kuroi y responder con la verdad. La pobre niña no merecía menos... No después de no conocerlo.
-Yo le puse ese nombre. –Dijo al fin, captando la atención de la pequeña. –Lo llamé así... Porque siempre me pareció un niño muy dulce.
Kuroi regresó sus ojos hacia adelante, notoriamente sorprendida. –Oh... ¡Entonces mamá era mamá de papá! –Exclamó, percatándose luego de unos segundos lo triste de la situación. –Lo siento... -Pero no tardó en recobrar su emoción y curiosidad luego de que Ivlis negara con la cabeza para indicar que no había rencores. –Y... ¿Cómo se veía él?
Para ese entonces, Kuroi se había apegado un poco más a su madre, apoyando su cabeza cerca de la suya. No le molestaba para nada su cercanía, de hecho... Se sentía aliviado con ella.
-Era... Muy alto, mucho más que yo. –Rió por lo bajo, hasta ahora nunca encontró a alguien más alto de lo que había sido Licorice. –Yo tenía que ponerme de puntas para besarlo, aunque ni eso bastaba.
-¡Entonces papá era muy alto!
-Y te pareces a él... Tenía cabello negro como el tuyo.
-¿Tenía ojos rojos también?
-Uh... No, querida. Él tenía ojos como los míos.
Se sumieron en silencio una vez más. La lluvia no pararía pronto, y eso no les interesaba aun, no estando tan concentrados en otra cosa; Revivir para la diablesa una parte de su padre.
-¿Y cómo era él...?
El diablo de flamas perdió su mirada en el suelo por unos segundos, y casi sin notarlo una sonrisa leve se le escapó, al igual que un tono casi ensoñador y cariñoso al hablar.
-Él era... Maravilloso... Dulce, amoroso, romántico, caballeroso, gentil... Era mi héroe... Siempre estaba para mí, siempre me estaba cuidando, siempre veía en mí cosas que yo no lograba ver.
-Suena como si papá fuera un príncipe. –Sonrió ella, dejando a su imaginación volar.
-Sí... Yo creo que lo era.
Qué extraño... No recordaba que pensar en su hijo lo hiciese sentir de una manera inusualmente feliz y melancólica antes, por lo usual solo lo hacía sufrir.
Una parte de sí ardía de dolor, pero la otra estaba calmada y alegre. No sabía bien por qué, puesto que esos días no volverían y le constaba.
Pero aun así... Era agradable tener recuerdos tan dulces que aun guardaba en su memoria con recelo. Tales como la confesión, las citas, las bromas, besos, la boda, la llegada de sus hijos... Cada pequeño recuerdo a su lado estaba repleto una felicidad tan grande que quedaba un poco de ella para este momento y futuros.
"Si pudiera hacerte feliz por siempre... Lo haría."
Se lo había pronunciado al corresponderle sus sentimientos, aunque no había pensado de la manera correcta sobre ello hasta ahora.
"No hagas que sea en vano."
-Es verdad... -Murmuró por lo bajo, sin darse cuenta de que su hija lo había escuchado.
Sí, es cierto... Su vida al principio había sido una completa basura... Incluso admitía abiertamente haberse tratado de poner la soga al cuello más de una vez, pero eso había cambiado ¿No? Licorice lo había cambiado radicalmente y sin poder notarlo en ese momento. Con solo existir le había dado un motivo para seguir adelante, aunque haya sido por amor maternal.
Las circunstancias que rodearon su vida lo habían hecho odiarse, incluso se había vuelto incapaz de verle el lado positivo a las cosas o encontrar aunque sea una virtud en su persona, sin embargo, a pesar de no haber hecho nada para merecerlo, Licorice le había abierto los ojos. Le había hecho ver que muchos lo amaban y no estaba solo, que no había sentido en encerrarse en el pasado y el pesar, solo en mirar hacia adelante y ser consciente de lo que te rodea.
Le había hecho feliz cuando creyó que nunca lo volvería a ser, lo amó tan hermosamente como siempre había deseado con defectos y todo, le dio cada valioso momento de su vida entre variantes emociones y una bella familia.
Él se había esforzado día a día para enseñarle algo que siempre le sería útil y sería una muestra de su latente amor por él; Le enseñó a vivir por sí mismo, algo que desconocía desde hace tiempo.
No, Licorice no le había hecho depender emocionalmente de él, así le doliera su muerte... ¿Él habría previsto que algo ocurriría y buscó prepararlo? Tal vez no lo hizo... Y simplemente quiso mostrarle que la solución nunca era llorar, sino caminar hacia adelante.
Quién lo diría... Amar de la manera correcta puede enseñarte muchas cosas.
No le bastaría la vida para agradecerle por eso, pero al menos honraría su deseo.
Paso a paso...
-Mami... -Le llamó la menor. –Está bien si quieres llorar. Es normal llorar cuando alguien se va al otro lado. –Fue lo que musitó antes de abrazarlo sorpresivamente, sin chistar cuando el adulto correspondió efusivamente fuerte. –Está bien, mami... Papá seguro que es feliz de que lo recuerdes y pienses en él.
-S-Sí... Tienes razón, t-tesoro...
No se soltaron pronto, sino hasta que Kuroi se acercó a la lápida y dejó sobre las otras flores una que ella había recogido de paso del jardín.
-Es para ti, papá. Sé que no pude conocerte, pero mamá me contará más sobre ti. –Regresó al lado de su madre, quien le devolvió la sonrisa poniéndose de pie para cargar a su hija y llevar el paraguas.
En medio de eso, Ivlis se acordó de algo crucial de esta situación.
-Kuroi... ¿Alguien te contó sobre él? ¿Y cómo supiste dónde estaba?
-¿Uh? Papá me despertó y me acompañó de la mano hasta aquí. –Tales palabras desconcertaron enormemente al mayor. –Me dijo algunas cosas en el camino...
Miles de dudas e incógnitas surcaban en la mente del diablo de flamas, como si lo que vio antes de la interrupción de su hija fue real o simple imaginación. No lo pensaría demasiado de todos modos, puesto que no era muy importante.
Tal vez solo era una coincidencia... ¿Verdad? Tal vez Kuroi solo llegó de suerte.
-¿Y qué te dijo él?
-Me dijo que nos amaba mucho, a todos... A ti también.
-Sí... Siempre lo supe, pero es lindo que me lo recuerde incluso después de muerto. –No era del todo una broma. –¿Volvemos ya a casa, querida? Este clima no te hará bien, y necesito una ducha caliente o me resfriaré.
-¡Sí, mami!
-Pero... ¿Antes me das un momento? –Pidió tímidamente, cosa que su pequeña no dudó en cumplir, asintiendo y dejando que Ivlis la bajara. –Adelántate si quieres.
-¡Está bien! –Y sin más, la niña abrió su paraguas y se fue alejando entre saltos sobre charcos.
Se quedó callado, observando como si esperara algo en especial, lo cual no llegó. Eso no lo entristeció, ya no lo haría más.
-Lo lograste, mi dulce regaliz... Lograste que te amara, y que a pesar de todo... Quiera vivir para seguir haciéndolo.
Sonrió hacia la nada y finalmente se apresuró a seguir a su hija, abandonando, por primera vez en tantos años, el cementerio con un sentimiento agradable.
No fue capaz de verlo cuando llegó a donde estaba ella y la tomó de la mano de camino a casa, pero alguien se sintió apaciguado y suficientemente satisfecho para retirarse con una sonrisa.
También te amo...
Gracias por todo.
_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
Se supone que San Valentin es cursi y yo ando subiendo estas cosas xd
En mi defensa... Recordar a los muertos con cariño se me hace conmovedor. Al principio no me decidía entre Licorice e Ivlis, así que le pedí a mi padre que tirara una moneda.
Mi padre y la moneda mataron a Licorice :''''v
Me siento satisfecha de cómo quedó. Tenía muchas ganas de hacer algo con los cuatro hijos de los nenes. Okashi ya apareció, pero me faltaban los otros tres. Ejem, en DeviantART aparecen(?)
Y no xd En mi HC no se muere nadie, solo quería hacer algo de esta temática.
No sé, nenes, para mí suena muy romántico que tu pareja te enseñe a vivir por ti mismo en vez de depender emocionalmente.
No digo más, solo... Feliz San Valentin <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top