~Hogar~
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Hogar... ¿Qué es un hogar?

Según dicen, es un sitio a donde está tu familia, un lugar en el que puedes vivir sin dificultades a tu organismo, el sitio a donde perteneces.

Ivlis no sabía lo que era un hogar.

El jardín gris...

Hogar de muchos, de ángeles y demonios, de paz, de amistad, de muerte a los prejuicios. El lugar perfecto para vivir en armonía con otros seres y no preocuparse del peligro.

El lugar ideal donde rehacer su vida...

Tiempo había pasado ya desde que Satanick lo dejó libre, con el acuerdo de visitarlos de vez en cuando para ver a Licorice. A este no le entusiasmaba la idea, pero era mejor que nada... Tiempo había pasado desde que los rencores entre Etihw, Kcalb e Ivlis se vieron disueltos y fueron reemplazados por una rara amistad, y no solo con ellos, si no con las seis chiquillas, entre estas Yosafire, quien disfrutaba molestar a Ivlis llamándolo "Viejo 2.0" e inventar miles de bromas solo para joderlo.

Ivlis nunca lo aceptaría, pero apreciaba a esa loca... Era algo molesta a veces, pero era amistosa, nada rencorosa, alegre... Y no era tan mala dando consejos. Era casi una hermana menor.

...Hasta pensarlo se sentía raro.

Hasta Reficul era su amiga ahora, no había gramo de sarcasmo en ello, la diableza siempre estaba presente para dar su punto de vista lógico a sus problemas. Sus hijos ya tenían tantas tías que le parecía normal que le dijera "Tío" hasta a Wodahs.

Simplemente... Todo había mejorado tanto que era ireal.

Pero lo mejor de todo en este mundo era...

-Madre... ¿Ya estás lista para nuestro paseo?

Ya no hay que ocultar nada.

Ya no más besos y arrumacos en una cerrada y oscura habitación, ya no más escapes del castillo para citas, no más represión, no más palabras de cariño ahogadas entre la multitud.

-Claro, cariño. -Sonrió desde la sala terminando de acomodarse la bufanda para acercarse a la puerta de salida de la casa donde Licorice lo esperaba en su forma adulta.

Afuera estaba nevando, el invierno había llegado por fin al jardín gris y los habitantes preferían quedarse en sus casas abrigados o salir a divertirse entre la nieve.

Ivlis no era un fanático del frío, era el diablo de las llamas después de todo. Su lugar se encontraba en un lugar cálido, como el reino de los soles o el infierno de fuego.

Sin embargo, allí ya no se sentía feliz.

Hogar... Hogar es donde están tus seres queridos.

Un hogar es a donde siempre quieres volver.

Donde puedes refugiarte.

El reino de los soles lo fue durante un tiempo. Siralos e Igls estaban ahí, él nació ahí, ahí estaba su sitio en el mundo.

Después de perderlo seguía aferrándose a ello. Volvería, ellos estarían felices de verlo, de nuevo estaría en casa.

-Qué bonito... -Escuchó decir a su hijo admirando los copos de nieve que caían suavemente del cielo. Todo estaba muy calmo y tranquilo, aparentemente eran unos de los pocos que salían hoy.

Pitch Black World tampoco era su hogar. Aquel castillo lúgubre donde vivió los peores años de su vida solo podía calificarse como una prisión.

Quizás estaba en buenos términos con Satanick, pero eso no cambiaba el hecho de todo lo que había sufrido ahí.

Al menos hasta que...

-Es cierto... Pero no más que tú. -Sonrió dulcemente dejando al más alto rodearlo con un brazo mientras caminaban entre la nieve.

Licorice...

Ahí estaba su lugar, con él, a su lado.

Junto a sus hijos, sus subordinados, sus nuevos amigos.

Por fin había encontrado un hogar.

Y sería así siempre.