#063 𝐁𝐄𝐓𝐑𝐀𝐘𝐄𝐃

☾︎⸙͎.' yun hong min ☁︎☽︎

063 》 062pt. 2 ☠︎︎ 𝙙𝙖𝙣𝙜𝙚𝙧.

Hongjoong se sentó en el sofá arrastrando la manta de Barbie de Mingi, el más alto de los tres le alcanzó el tazón a sus manos y le sonrió antes de dirigirse a Mingi.

―¿Qué película vamos a ver, gatito? ―preguntó Yunho dando un largo bostezo.

―Supongo que ya los cansé con las pelis de princesas ―Mingi frotó sus ojos con el dorso de su mano, algo dormido todavía, sin inmutarse por el apodo―, ¿y si vemos una que les guste a ustedes? ¿El Hombre Araña o Los Piratas del Caribe? ―navegó.

Hongjoong comió las palomitas con pereza, frunciendo ligeramente el ceño al oír aquel apodo que Yunho usó segundos antes. 

―Sí, pero aquí tienes puro Barbie y pelis infantiles ―rio al ver todos los DVDs―. ¿Cómo se pone Netflix aquí? ―preguntó Hongjoong viendo el control remoto.

Mingi hizo pucheros.

―No sé, pero creo que este tiene HBO ―dijo tomando el control, sin saber cómo hacer para quitar el cable―. Tengo películas que compró mi prima, las voy a buscar.

Mingi se calzó sus pantuflas y, seguido por Yunho, subieron las escaleras hasta la habitación. Hongjoong los observó marcharse, ligeramente curioso por la actitud tan extraña de Yunho. Jamás lo había visto así de ansioso, pero no preguntó nada. Los tres pasaron la noche en la habitación de Mingi, hablando de diversos ―muy diversos― asuntos hasta el amanecer, apenas estaban despertando y parecía que Yunho estaba decidido a hacer algo.

Habían cosas que Yunho y Hongjoong ―pese a ser amigos por más de dos años― no se decían. Hongjoong estaba preocupado, no quería pensar que Yunho quería acaparar al menor para él solo, o que se había aburrido de su amistad.

Yunho sujetó la mano de Mingi cuando este le soltó la muñeca, entrelazó sus dedos, así como hacía cuando caminaban por la calle y no quería que el menor se le perdiera entre tanta gente. Mientras más conocía al menor, más enamorado y encantado se sentía, pero no estaba muy seguro acerca de lo que haría. Yunho ya no quería perder el tiempo, ya no quería seguir creyendo que había alguien en la vida del menor, que hacía todo lo que él quería hacer.

―¿Tu madre viene hoy? ―preguntó Yunho sentándose en la cama del menor mientras que este buscaba una gaveta donde guardaba las películas.

Mingi asintió, contento.

―Se supone que debe venir hoy en el transcurso de la mañana. ¡Va a llevarme a Busan! ―Mingi soltó un chillido de emoción―. Creo que visitaremos un hospital y luego vamos a pasear.

Yunho sonrió al instante de ver esa carita tan feliz.

―Q-quería preguntar... ―Mingi dejó de buscar la gaveta y se giró hacia Jeong, sus mejillas se tiñeron de rojo e incluso vio empañarse sus lentes―. ¿Quieren venir? Sólo es... el fin de semana.

Yunho abrió la boca ligeramente turbado y aleteó sus pestañas como un colibrí.

―Claro. O sea, hay que preguntar a Hong.

Mingi sonrió en grande y volvió a darle la espalda.

Yunho mordió su labio inferior, la espalda de Mingi era ancha y su cintura era demasiado pequeña; sus piernas largas eran gruesas y pálidas, lampiñas, y sus pequeños shorts dejaban acentuar un pomposo trasero. Mingi tenía un cuerpo realmente bello y un rostro atractivo, todavía no entendía porqué se empeñaban en llamarlo feo.

Yunho se recostó de espaldas y dejó caer la cabeza por el borde de la cama, viendo al menor en su búsqueda implacable. Soltó un pequeño suspiro, teniendo que morder su labio para no decirle todo lo que sentía por él. ¿Siquiera se merecía una oportunidad?

―Yun, mira ―Mingi gateó hasta él y le enseñó una película: El Sorprendente Hombre Araña.

Mingi se sentó apoyando su torso en la cama y miró al mayor con una sonrisa tímida.

―Siempre me gustó el beso de Peter y Mary Jane bajo la lluvia, cuando él está colgando de su telaraña ―Mingi soltó una risilla y le entregó el DVD a Yunho―. ¿Alguna vez has dado un beso que recuerdes muy bien?

La pregunta de Mingi tomó al mayor desprevenido. ¿Un beso memorable? Ni siquiera se había tomado de la mano con alguien que le gustara hasta que llegó Mingi.

―Nunca he dado un beso ―dijo entonces, sintiéndose tímido por tener que decirle que era un virgen total―. ¿Tú?

Las mejillas rojas de Mingi se pusieron aún más coloradas y sus pequeños ojos se desviaron a la boca abultada de Yunho. Labios de corazón ―a Mingi le gustaba mucho esa forma tan llamativa―, rosados, agrietados, Mingi pasó la lengua por su labio inferior antes de morderlo suavemente, inmerso.

―N-no... ―Mingi mojó sus labios nuevamente, inflando sus mejillas―. Los chicos de mi salón me molestaban porque me vieron con un preservativo, pero nunca he dado ni siquiera un beso.

Yunho recordaba exactamente el día en que escuchó eso, pero nunca se atrevió a preguntarle nada al menor.

―Entonces... ¿Para qué era el preservativo? ―Su voz se quebró al final y Yunho se sintió un mojigato.

Mingi soltó una risita pícara, acercándose un poco más al mayor. Sus hombros colisionaron suavemente y Yunho suspiró pesado, el aliento caliente del menor impactó contra su cuello causándole un escalofrío que mantuvo su piel de gallina por unos segundos. La voz baja y grave de Mingi contorneó sus oídos zumbando dulcemente.

―Lubrica mejor.

Mingi admiró la expresión confusa y tierna del mayor, sintiendo la necesidad de atacar sus labios.

―Yunyun... ¿puedo besarte? ―susurró tan bajo y tan cerca de él, en una petición casi rozando al suplicio.

Yunho ni siquiera lo pensó dos veces. Sólo tuvo que voltear ligeramente su cabeza y sus labios tomaron los gruesos belfos del menor en un pico tierno, que lenta y tortuosamente, subió de nivel. Yunho tomó al menor del mentón y, separándose apenas unos centímetros, se giró en la cama y volvió a besarle. Mingi jadeó, subiendo sobre la cama también, casi a horcajadas del mayor.

Las manos de Yunho comenzaron a temblar y su respiración irregular, asemejándose a un ataque de pánico, hizo que se separaran.

―Tranquilo, no hicimos nada malo ―susurró Mingi, tomando las manos de Yunho.

Yunho sonrió y sus pupilas captaron las ajenas, brillantes. Volvió a acercarse al menor, sintiendo la necesidad de besarlo de nuevo, lo tomó por la nuca y pasó su tímida lengua por los labios ajenos antes hacerlo.

―Se están tardan-

La puerta se abrió y, entonces, la voz amortiguada de Hongjoong hizo que Yunho y Mingi volvieran a separarse. Las mejillas de Mingi explotaron en ardor y Yunho bajó inmediatamente la mirada, negado a enfrentar al mayor.

―¿Q-qué estaban...? ―Hongjoong ingresó a la habitación y se acercó a ellos a pasos lentos―. ¿Por qué se estaban...? ―hizo una mueca, incapaz de terminar la pregunta.

Mingi pasó la mano por sus labios limpiando la saliva y se levantó de la cama.

―Yunho y yo... Eh- no sé qué... ―Mingi titubeó, inepto―. S-sólo... ―La mirada de rechazo en los grandes ojos ajenos hizo a Mingi callar.

Hongjoong miró a Yunho, buscando una respuesta. ¿Esto hacían cuando él no estaba? ¿Se acostaban? No pudo sentir más que repulsión ―y miedo― ante la idea de que su amigo y su mejor amigo estaban teniendo una relación tan... asquerosa.

Yunho se puso de pie, llamando la atención de los dos. Su corazón comenzó a latir con más fuerza, y el temor mandó todo al demonio.

―¿Su mamá te está pagando por esto? ―Hongjoong preguntó de repente, encontrando una posible solución que no le hacía sentir ni siquiera un poco mejor.

Yunho abrió los ojos en pánico.

―¡Dime! ¿Es eso? ―Hongjoong titubeó, pero la ira nubló su juicio―. Dime que en realidad no te gusta, Mingi no puede gustarte. ―Hongjoong renegó furiosamente, apuntándo al menor con el índice―. ¡Habla de una vez!

Yunho se encogió, incapaz de hacerle frente al mayor.

―¿Q-qué tiene... Qué tiene que ver mi mamá? ―preguntó Mingi, juntando sus manos nerviosamente.

Jamás ―ninguno de los dos― había visto a Hongjoong tan molesto. El pequeño cuerpo temblaba y su piel estaba enrojecida, sudor comenzó a bajar por su cuero cabelludo.

―¿¡Creíste que Yunho se acercó a ti porque sí!? ―Hongjoong dio dos pasos hacia Mingi y la desesperación por aclarar sentimientos ajenos fue desbordante―. ¡No le creas que te quiere o algo así!

Ante los gritos, la señora Song se asomó por el pasillo. Preocupada, abrió la puerta de la habitación de su hijo. La situación tensa la confundió incluso más.

―No entiendo, ¿qué quieres- a qué te refieres?

Hongjoong arrugó el entrecejo, dolido.

―Hongjoong, no...

Sin importar si Yunho se enojaba con él, o si Mingi resultaba herido, Hongjoong volvió a gritar.

―¡Lo hicimos por la plata! ―bramó soltando una risa―. Tú mamá nos pagó para salir contigo. Nunca quisimos ser tus amigos.

Entonces, hubo silencio.

La mamá de Mingi cubrió la boca por la sorpresa y su hijo, todavía confuso, se encogió automáticamente, sintiéndose diminuto e inútil, pero por sobre todo, profundamente herido. Yunho mordió sus labios con fuerza y se levantó, marchándose rápidamente, sin ver a nadie, sin atreverse a hacerles frente.

Los ojos de Mingi se llenaron de lágrimas y, percatándose de la presencia de su madre, la observó con duda, dolido, impactado.

La respiración pausada y fuerte de Hongjoong comenzó a tranquilizarse. Miró los destrozos de la bomba que soltó y su corazón se encogió de inmediato.

Jodido seas. Hongjoong titubeó y dio otro paso, pero Mingi retrocedió dos más.

―Vete de mi casa, Kim Hongjoong ―Song Woogi alzó la voz―. Vete de aquí antes de que haga algo que me meta en prisión.

(...)

Mingi abrazó sus rodillas.

Song Woogi suspiró pesadamente y se inclinó hacia su hijo otra vez, intentando que la mirara. Se disculpó, pero Mingi mantuvo el silencio, ignorandola.

―Amor...

―Mamá ―Mingi la interrumpió antes de que ella se disculpara por enésima vez, Woogi sonrió esperanzada―, déjame solo. No quiero gritarte.

La expresión de la mujer decayó.

―Entonces gritame. No me voy a molestar, mi amor. Me lo merezco.

Mingi la miró. Los pequeños ojos de la mujer, entristecidos, delinearon la carita hinchada de su niño.

―Ya no quería verte solo y deprimido todo el tiempo... No estuve bien, pero... ―Song Woogi no quería justificarse, pero sonrió tímidamente―, iba bien, ¿verdad? ¿Quieres contarme qué pasó?

Woogi jugó con el cabello desordenado de su hijo, curiosa y enfadada en partes iguales.

Mingi soltó un suspiro agotado.

―Yo... ―Mingi balbuceó―, besé a Yunho.

Woogi asintió, esperando a que siguiera hablando. A ella no le molestaba la orientación de su hijo, ya habían hablado acerca de eso años atrás, cuando Mingi, a los doce, le presentó a su novio de manita sudada.

―Y Hongjoong hyung nos vio... Creo- tal vez, creo que Hongjoong es homofóbico, pero eso es- es raro, porque hyung siempre... ―Mingi tomó la mano de su madre y comenzó a jugar con sus dedos―. Él parecía estar bien con eso... 

Woogi asintió, comprendiendo.

―Yo creo que Hongjoong está celoso. Quizás le gusta Yunho... o tú. ―Woogi frunció el ceño ligeramente al recordar las palabras exactas del jovencito―. O ambos.

―No digas eso, mamá...

Mingi rodó los ojos y la mujer soltó una risilla.

―Quizás al principio sí lo hicieron por la plata, pero... Mira esto, Yunho me devolvió cada centavo ―dijo Woogi con una sonrisa, mostrándole su cuenta bancaria.

Mingi miró con recelo la pantalla del celular, y entonces, recordó un pequeño ―demasiado pequeño― detalle.

―Ho-Hongjoong siempre... ―Mingi suspiró―, él siempre paga cuando salimos a comer...

―¡Ya ves! Ahora limpia esas lágrimas y levántate que nos tenemos que ir.

26032022

Hongjoong cuando los vio: pinche puta

HQHDHS ustedes querían la segunda parte... Bitraiiiii miii

Yo también me sentiría traicionada si no me invitaran 😡

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