#030 𝐋𝐄𝐌𝐌𝐄 𝐒𝐄𝐄 𝐔

❁ཻུ۪۪⸙͎.' yunhongmin ( seong gi )

030 ꒰ 𝙙𝙖𝙣𝙜𝙚𝙧.
suck my... pt.2

Seonghwa se levantó de la cama, arropando a Mingi cuidadosamente y dejándole una caricia en su cabello. Salió de la habitación colocándose una bata de dormir, frotando sus brazos debido al frío y encendió la calefacción de la casa. Ninguno de los miembros estaban despiertos aún así que procedió a hacerles el desayuno.

Aún no había encendido la cocina cuando un Mingi adormilado se acercaba a él, arrastrando los pies y una enorme manta que le rodeaba, solo dejando ver su carita.

―Hyung ―se quejó el menor, haciendo morritos con sus labios―. No me gusta despertar solo...

―Lo siento, Gigi, debí avisarte ―murmuró acariciando las mejillas del menor―. Buenos días, chiquitín.

Mingi apoyó la cabeza en el hombro de Seonghwa viendo todas las cosas que él había dejado sobre la mesada.

―No me digas chiquitín ―murmuró arrugando la frente―, y buenos días.

―Está bien ―Seonghwa rio―. Haré panqueques rellenos, ¿de qué te gustan?

Mingi abultó los labios encogiéndose de hombros. Él comería lo que Seonghwa preparara sin chistar.

Seonghwa creyó que el menor estaría un poco reacio a acercarse demasiado a él después de lo que sucedió, pero terminó apegándose aún más. Intuía que Mingi se sentía muy mal por haber engañado a Yunho y Hongjoong.

―Gigi ―comenzó el mayor, pero fue silenciado por las voces altas de Wooyoung y San llegando a la cocina.

―¡Hyung! ¿Estás cocinando para todos? ―preguntó Wooyoung acercándose a Seonghwa para husmear―. ¿Te ayudo?

Seonghwa iba a negarse, pero finalmente asintió quitándose el delantal.

―Woonie, ¿podrías terminar la mezcla y hacer los panqueques? ―preguntó en tono bajo―. Necesito hablar con Mingi.

Wooyoung ladeó la cabeza y finalmente asintió, invitando a San a que le ayudase con el desayuno. Ambos chicos más bajitos vieron a los más altos irse por el pasillo hacia las habitaciones. Seonghwa llevaba a Mingi de la mano.

―¿Pasó algo con Mingi? ―inquirió San, tomando al menor por las caderas.

―Está triste ―susurró en respuesta, afligido por la situación de uno de sus más cercanos amigos.

En la habitación de Mingi, Seonghwa se sentó sobre el sillón arrastrando al menor a que se sentara a su lado, todavía cubierto por la manta, Mingi se recostó en el pecho de Seonghwa y enterró la cara en él. Poco después, Seonghwa oyó unos pequeños sollozos.

―Esto no es sólo por lo que hablamos ayer o por lo que tú y yo hicimos, ¿verdad, Gigi? ―preguntó Seonghwa en un tono bajo, acariciando el cabello del más alto―. Estás asustado porque sientes que Yunho y Hongjoong ya no te necesitan... no te valoran, no te buscan como antes. ¿Estás asustado de que te dejen?

Mingi asintió a cada cosa que el mayor dijo, aferrándose a su cintura. Tan aterrorizado de haber sido reemplazado, anandonado, engañado por sus novios, que sus manos temblaban. No sabía cómo encarar a Hongjoong y Yunho, cómo exigirles que le dejaran las cosas claras y detuvieran los rodeos. Si ya no lo querían, él necesitaba saberlo.

―¿Los amas? ―murmuró Seonghwa, comenzando a abrir la manta de Mingi para abrazarle por el pecho, necesitado de entregarle al menor toda esa tranquilidad que él necesitaba.

Mingi suspiró profundamente, dejándose caer sobre el pecho ajeno, rodeándolo por los hombros.

―Los amo tanto que duele... ―pudo decir luego de un largo silencio.

Hongjoong y Yunho despertaron a las nueve de la mañana, confundidos y somnolientos. Aún tenían las sábanas marcadas en el rostro y los pelos parados cuando se levantaron apresurados en búsqueda de su novio, que no había ido a despertarles como todos los días. Las palabras de Seonghwa antes de meterse a la habitación de Mingi les dejó con mal sabor de boca y un terrible dolor en el pecho.

Nuevamente, la puerta estaba cerrada desde dentro y no podían ingresar, aunque sabían que su novio estaba con Seonghwa. Yunho caminó como zombie hasta la cocina y se sentó en la mesa, sin probar bocado incluso después de que Wooyoung y San pusieran la mesa. Hongjoong ni siquiera apareció.

―¿Tú también estás triste? ―preguntó San ladeando la cabeza, llevando un panqueque enrollado a su boca―. Mingi tenía la misma carita de desolación.

―¿Pelaron entre ustedes? Hongjoongni no está aquí ―observó Jongho, confuso.

Yunho miró a San, buscando algún rastro de burla o mentira, y al no verla, se dio cuenta de que nadie más sabía que Mingi quería dejarles. Negó lentamente con la cabeza y se levantó de la silla.

―Mingi no nos deja entrar ―murmuró Yunho, estirándose.

Pocas horas después, Mingi salió de su habitación y Yunho le estaba esperando en el pasillo. Había estado toda la tarde sentado en el suelo esperando a que el menor le diera hambre o ganas de ir al baño. Se levantó como un resorte y se acercó a él rápidamente, pero Mingi logró evadirle y se metió de nuevo a la habitación, cerrando la puerta con seguro.

―¡Mingi! Hablemos ―rogó el más alto, su voz rasposa―. Por favor... necesito verte... Dime que estás bien, no has salido en todo el día. ¿Quieres helado de chocomint? Te compraré la corona que vimos en la tienda el otro día si me abres... Vamos, cariño. Estoy preocupado.

Mingi no respondió y Yunho se dejó caer al lado de la puerta, asustadizo. Si su pequeño Mingi rechazaba helado y coronas entonces debía estar realmente triste o enojado y él ni siquiera sabía qué había hecho mal, porqué el menor quería dejarles. Repasó los últimos días buscando fallas en su comportamiento o en el de Hongjoong, buscó en su memoria alguna cosa que Mingi hubiera dejado en evidencia, si se sentía mal o si había ocurrido algún suceso importante y ellos lo habían olvidado; pero nada.

Yunho no sabía dónde se había metido Hongjoong y lo necesitaba para tratar de convencer al menor de hablar, para tratar de arreglar lo suyo. Él no quería que Mingi les dejara, era su adorable conejito, su princesa, su mejor amigo.

―Princesa... ―susurró Yunho, sin recordar cuándo había sido la última vez que lo había llamado así―. Princesa ―se incorporó y volvió a decir, más alto.

Eso era. Yunho lo supo al instante. Habían descuidado a su princesa.

Mingi no abrió la puerta, por lo que Yunho se marchó hacia la habitación que compartía con Hongjoong y lo encontró sentado en su escritorio, con las manos en una hoja en la que seguramente estaba escribiendo.

―Mingi probablemente nos deje porque somos unos idiotas, ¿y lo único que haces es ponerte a trabajar? ―murmuró el más alto, frunciendo las cejas en indignación.

Hongjoong parpadeó, limpiándose las lágrimas que nuevamente se habían acumulado en sus ojos y negó rápidamente, dejándose caer sobre el respaldo de su silla.

―Es una carta de Mingi... ―murmuró Hongjoong, respirando con dificultad―, me la dio el otro día y dije que pronto la leería, que estaba ocupado. La dejé entre tantos otros papeles... luego olvidé que estaba ahí.

Yunho frunció el seño, sentándose en su cama. Desvió la vista al techo sintiendo sus ojos picar y bufó, recordando vagamente a Mingi dejar un besito en su frente y meter la mano debajo de su almohada. Se dio media vuelta y buscó debajo de ella, encontrándose una carta que tenía fecha de hace más de una semana.

Abrió el sobre rápidamente, encontrándose con una hoja escrita a mano. Mingi hablaba sobre sus sentimientos, de cuánto lo quería, habían dibujitos de corazones y tres personitas tomadas de las manos, todos ellos tenían una corona. Típico de su Mingi.

―Pregunta si existen los finales felices ―susurró el más alto―, como las películas de Barbie ―ríe enternecido.

Hongjoong asintió y sorbió su nariz por última vez. Las cartitas de amor de Mingi no eran cosa rara, eran pequeños y hermosos detalles que el menor tenía con ellos.

―Los príncipes de Barbie son mejores que nosotros, y ni siquiera existen ―bufó Hongjoong, agarrándose la cabeza con frustración.

―¿Por qué no invitamos a Mingi a salir ayer? ―preguntó Yunho, abrazándose en búsqueda de refugio―. Sólo debíamos llamarle, o venir a buscarle. No nos costaba nada. Somos malas personas, por eso va a dejarnos.

―Se nos hizo fácil porque ya estábamos afuera ―murmuró Hongjoong, ni siquiera estaba tratando de excusarse, sólo pensaba en voz alta―, pero debimos llamar, preguntar si había comido... Él tiene esos detalles con nosotros.

Yunho se levantó, guardando la carta con el resto de ellas y salió de la habitación, Hongjoong le siguió sin chistar.

―Si no abres la puerta, la voy a tirar ―advirtió Yunho, esperando a que el menor decidiera abrirle por las buenas.

―Yunho... ―susurró Hongjoong, pero fue ignorado por el alto.

―Sabes que lo haré, Mingi.

Yunho esperó, y cuando no hubo respuesta, se fue sobre la puerta de Mingi, ocasionando un estruendo que obligó a todos a salir de sus habitaciones e ir hacia el lugar de donde provenía el ruido.

Dos golpes después, Mingi finalmente abrió la puerta, con la cabeza baja y las manitos hechas puños.

―Basta, por favor. ―Miró a todos en el pasillo, sintiéndose cohibido―. Entren.

Tan pronto como Mingi se sentó en la cama, Hongjoong lo abrazó fuertemente por los hombros, casi subiéndose encima de su regazo. Pronto, el más alto sintió pequeños espasmos que precedieron al fuerte llanto de Hongjoong.

El líder seguía susurrando disculpas, aferrado a los hombros de Mingi, fuerte, porque temía que el menor le apartara de él. Hongjoong siempre había sido quisquilloso en cuanto al contacto físico, por lo que un abrazo suyo era cosa rara.

Mingi se mantuvo confuso debido a ello, agitando las pestañas varias veces. Quiso rodear al más bajito también, pero no sentía que mereciera aquellos sentimientos.

Yunho seguía parado junto a la cama, viéndoles con una pequeña sonrisa en sus labios; sin embargo, sus ojos no sonreían. Cuando el más alto vio que Hongjoong se estaba tranquilizando, se sentó junto a Mingi y apoyó la mano en su pierna, con miedo al rechazo.

Se preguntó cuántas veces Mingi había sentido lo mismo.

―¿Podemos hablar? Por favor ―susurró Yunho, viendo con tristeza a Mingi.

Hongjoong, quien seguía aferrado al menor, asustado y tembloroso, se incorporó unos pocos centímetros, mirando a Mingi fijamente, pidiéndole que les escucharan.

Mingi asintió, dejando salir una inmensa cantidad de aire retenido. Todos necesitaban hablar.

Mar., 23 de Febrero 2021

añon' like para parte tres

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top