🍒Capítulo 8🍒 [Editado]

- Ukai, ya acabé de reponer las estanterías y de cocinar los bollos de carne que hacían falta - se acercó varios pasos, limpiandose las manos con un repasador.

Al acercarse más, se dió cuenta de que este se encontraba discutiendo con nada menos que el profesor Takeda, otra de las autoridades del club de Voley de Karasuno.

Escondiéndose tras el pasillo, observó como estos discutían, aunque Ukai no parecía darle mucha importancia al asunto. Una vez este se retiró, se dispusó a irse tan sigilosa como llegó.

- Ya sal de ahí Jazmín, te he escuchado - gruñó con tono de molestia y, sin más remedio, se acercó al mostrador con el repasador aún en las manos.

- ¿Todo está bien? - preguntó recargando su cara en su mano derecha - Luces bastante enfadado..¿Que quería el maestro Takeda?

Este pareció dudar de responder, pero al final, bajando el diario que tenía entre sus dedos y dando un largo suspiro, explicó.

- Siendo honestos, hace días que está insistiendome para que entrene al equipo de Voleyball de Karasuno, ya estoy cansado de oírlo.

Atónita, pestañeó varias veces ante la sorpresa.

- ¿Y tú sabes entrenar? - rió cubriendo sus labios con tus dedos - No te veo soportando a unos chicos tan enérgicos como ellos.

- Jamás lo he hecho, y no pienso hacerlo - negó de rotundo - Además, el único motivo por el que me quiere allí es por el "ilustre nombre del entrenador Ukai" - dijo haciendo comillas con los dedos.

- ¿Hablas de tu abuelo? - este asintió, sosteniendo su cigarrillo entre sus dedos - Bueno..te creo si tu lo dices, pero dudo mucho que Takeda te quiera por un simple apellido, ser entrenador no es algo tan simple, se requiere algo de conocimiento, y estoy segura de que él lo sabe y por eso te quiere a ti.

Este arqueó una ceja, dubitativo, devolviendo el cigarrillo a sus labios.

- Hablas como si yo fuera un genio o algo por el estilo, además, no tengo ni pizca de ganas de ser niñera de unos mocosos.

- ¡Hey! - le dió un golpecito en el hombro y este soltó un quejido - Te recuerdo que esos mocosos son mis amigos, Y ¿Sabes algo? pueden ser algo desastrosos y muy enérgicos, tanto que asustan, también algo arrogantes, pero son muy buenos chicos, y les sobra el talento, no es mala decisión darles una oportunidad, ¿por qué no lo intentas?

Este pareció recapacitarlo por varios segundos, para luego volver a la lectura de su diario sin decir palabra. Eso le hizo saber que por lo menos, lo pensaría.

- Oye, cambiando de tema - interrumpió, quitándose el delantal y colocando varias cosas de primera necesidad sobre el mostrador - ¿Podrías descontarme esto del sueldo?, a mamá no le han pagado todavía y necesitamos estas cosas para la casa.

Ukai levantó la vista hacia ella y suspiró pesadamente, acariciando su cabeza con ternura.

- Tranquila, llévatelas, trabajas muy duro a pesar de la escuela así que no hay problema.

Con una sonrisa dulce, dejó un beso en su mejilla para luego tomar su mochila, cargándola en su hombro.

- ¿Llevas todo? - Cuestionó entregándole todo en una bolsa - No vaya a ser que te olvides algo y tu madre se enoje.

- Pues..leche, huevos, detergente, galletas, arroz y comida para el gato.. si, creo que es todo - asentió y este le sonrió, le agradaba el pequeño felino - más le vale le lleve comida a ese pequeño engendro, o me comerá a mi.

- No tengo dudas de ello, ¿Cuánto hace ya que lo trajiste?

- Ya ha pasado algo más de un año, pronto serán dos, y cada día está más gordo y flojo - ambos rieron y ajustándose los lentes, se dispuso a salir de allí - Bueno tengo que irme o mamá va a regañarme, ¡Nos vemos mañana!

- Ve con cuidado, y salúdame a tu mamá - dijo alzando la voz para que lo oyera desde la puerta, al verla alejarse en su bicicleta, este retomó su pacífica lectura, aunque la idea del profesor rebotando en su cabeza lo fastidiaba como un mosquito.

° ° °

- ¡Ya llegué!~

Cruzando el umbral con sus zapatos aún puestos, escuchó el batifondo correr hacia ella cual terremoto.

- ¡Tía! - chillaron varios de los pequeños alrededor suyo- ¿nos trajiste dulces hoy?

- Eso quisieran enanos, si hago eso todos los días su mamá me arrojará del balcón - rió y escuchó una voz llamarla desde la cocina - Disculpen, debo ir con la abuela.

Cruzando la cortina color blanco para entrar a la cocina donde el olor a comida picante la invadió como una bofetada, pronto encontró a su madre.

- Ya llegué mamá - anunció dejando la bolsa plástica sobre la mesa - ¿Qué estás cocinando?

- Oh! Hola mi amor! - con la cuchara de madera aún en la mano, se volteó para darte un sonoro beso en la mejilla y abrazarte dulcemente - Estoy haciendo una mermelada nueva de arándano, ¡te encantará!

- Suena deliciosa, aunque hay un olor fuerte a picante aquí - sonriendo, observó por encima de su hombro las ollas de vinagre hirviendo- ¿Berenjenas?

- Y también pollo - Sonrío dulcemente con su rizado cabello negro cayendo sobre su espalda- ¿Recordaste traer lo que te pedí?

- Si mamá, Ukai te envió saludos - esta sonrió riendo alegremente por la noticia.

- Debo ir a verlo alguno de estos días, ha hecho mucho por nosotros y cuidado de ti, pero estoy algo ocupada con el trabajo, ¿mañana trabajarás?

- Así es - contestó tomando una botella de agua de la nevera - ¿Por? ¿Necesitas algo?

- Quiero que le lleves esto a Ukai, como obsequio, yo trabajaré cerca de la casa de tu abuela y vendré algo tarde.

- De acuerdo, pero no olvides que vuelvo tarde y no podré cuidar de mis hermanos.

- No te preocupes, tu hermano los cuida muy bien aún mientras estudia - Dijo guardando los víveres en los anaqueles - Perfecto, prepararé onigiri para la cena.

- Eso me recuerda, ¿Dónde rayos está? - cuestionó dejándose caer en una de las sillas alrededor de la mesa- Usualmente estudia aquí mientras cocinas por qué mis sobrinos no lo dejan leer en paz.

- Los pequeños lo perseguían hasta la cocina y rompieron algunos de sus apuntes así que esta en el patio estudiando, a propósito, ¿podrías llevarle este té? - Dijo colocando una taza con tapa térmica en una bandeja junto con algunas galletas - dice que el de hierbas evita que reviente.

Asintiendo, tomó la bandeja caminando por los pasillos de la casa, evitando a los pequeños que corrían sin cesar.

Escuchó algunos gritos y volteó hacia la habitación de sus hermanos.

- ¡Oye! ¡cierra la puerta cuando juegues League of legends que tus gritos se escuchan por toda la casa!

- Cierra la boca, estoy en una ranked - explicó sin bajarse los auriculares - ¡Cierra tú la puerta por mi!

Dando un pesado suspiro, cerró la puerta con el pie cuidadosamente, para no tirar la bandeja.

Cruzando la puerta que daba al patio, su hermano se encontraba leyendo en completo silencio con sus lentes redondos brillando en conjunto con su cabello negro.

- Oye, mamá te manda té - dijo en voz baja, llamando su atención sentandose a su lado - ¿Que tal te fue con los finales?

- Dormí solo dos horas pero di bien historia moderna, aunque solo es el comienzo de la tortura - dijo soltando un pesado suspiro - ¿a ti qué tal te fue?

- Pues, fue un día largo, ya sabes que soy muy mala en matemáticas, además enseñar me deja destruida para ir al trabajo.

- Créeme que odiarás la universidad cuando vayas - dijo tomando su taza de té - con tu poca paciencia, renunciarás a los días.

- ¡Oye! No me metas presión apenas estoy en secundaria aún - dió un golpe cariñoso en su hombro y escuchó un ronroneo acercarse por su derecha, su pelaje completamente negro se mezclaba con la noche y sus ojos esmeralda brillaron aún bajo la oscuridad.

- Te estuvo esperando todo el día, ¿trajiste su comida, no? - interrumpió él, acariciandolo con cariño.

- Fue lo primero que traje, antes de que se coma a alguno de nosotros - se levantó de allí tomando su plato rojo del costado y este maulló con el cascabel de su collar tintineando junto a sus movimientos - Iré a darle de comer, suerte con los apuntes.

Volviendo a entrar a la casa, recorrió los pasillos para regresar a la cocina, su madre estaba cantando mientras oía música en la televisión y no la había notado. Sin darle importancia, tomó la bolsa de alimento gatuno sabor carne y llenó su plato para luego dejárselo en una esquina.

- ¡Jaz! ¡corazón! - dijo llamando su atención - Tengo una mala noticia, olvidé cerrar la puerta de tu habitación cuando juntaba la ropa para lavar y los niños tomaron tu ropa para jugar.

- ¡¿Qué?! - chilló con enfado - ¡¿Qué es lo que tomaron?!

- Tu hermana los atrapó rápidamente así que no rompieron nada pero ensuciaron tu uniforme arrastrándolo por el suelo, solo se ha secado la falda y la camisa, pero dudo que el resto se seque para mañana.

- Esta bien..-suspiró pesadamente, no había de otra- iré en camisa entonces y le explicaré la situación a los profesores, ¿podrías hacer una nota?

- Estas muy equivocada si crees que voy a dejar que vayas en camisa a plena mañana, ¡te vas a enfermar! - dijo amenazándola con la cuchara de madera - Ya deje tu buzo de polar preferido sobre tu cama, junto con un par de medias largas para la falda para que te pongas mañana, haré una nota firmada para tus profesores para informarles de la situación, ¡pero nada de ir en camisa!

Sin poder hacer más que rechistar y aceptar la situación, se arrastró rumbo a su habitación, rendida.

Al entrar cerró la puerta con llave dejando caer su mochila a un lado, percatándose de la ropa sobre su cama.

- ¡Mamaa~ ! - Se quejó avergonzada, no se había equivocado, era su abrigo favorito, pero no creía que pudiera llevarlo a la escuela sin recibir risas de por medio.

Sin nada más que hacer, dejó su cuerpo caer sobre su cama tomando el celular, tenía mensajes de Shoyo.

Nishinoya me pidió tu número, ¿se lo doy?

Entregado.

Dáselo si quieres, realmente me da igual.

Oye Shoyo, ¿Por casualidad no tienes un sweater de la escuela de repuesto?

Enviado.

Cerrando los ojos unos segundos, dejó enfriar su cabeza y sus brazos, que caían sobre su rostro. Poco después el celular vibró nuevamente.

No, están en la cesta de ropa sucia, ¿qué pasó con el tuyo?

Entregado.

Mis sobrinos asaltaron mi habitación y ensuciaron mi uniforme, así que mañana si me ves con el buzo de Dinosaurio, es por eso.

Entregado.

- Agh~ necesito un baño e ir a dormir urgentemente.

° ° °


- ¡Linda ropa, extranjera!

Haciendo caso omiso a la gente que la miraba, y ya habiendo mostrado la nota firmada a varios profesores, caminó hacia su clase no sin antes ser detenida nuevamente.

- Buenos dias, Jazmín, ¿ropa nueva?

Volteó hacia Yamaguchi, quien sabía que no había preguntado aquello con ninguna maldad, sonrió.

- Mis sobrinos ensuciaron mi uniforme - Explicó de manera cansada - nisiquiera le menciones el tema a limón agrio por qué voy a terminar partiéndole la boca.

- Tranquila, aún no llega, además, a mi me parece hermoso.

- Gracias, ternurita - dedicándole una sonrisa dulce, revolvió su cabello con ternura.

La clase transcurrió con normalidad, una vez esta acabo, se dispuso a retirarse de allí rápidamente para almorzar.

- Oye, que extraño que Tsukki no haya venido - comento Yamaguchi algo preocupado - No es normal que falte a clases.

- ¿Por qué no le escribes?, quizás este enfermo - cargando su mochila al hombro, se levantó de su asiento - iré a almorzar al patio, ¿vienes?

- De acuerdo, espérame.

De la nada, y como respuesta a una plegaria del muchacho pecoso, la puerta se abrió llamando la atención de los que quedaban en el salón.

- ¡Vaya! - sonrió soltando una risita al verlo acercarse- Creo que a alguien se le murió el despertador.

- Cierra la boca, fastidiosa.

Pasando como si no hubiera pasado la primera hora, este dejó su bolso sobre su asiento con normalidad.

- ¡Tsukki! ¿por qué llegaste tan tarde?

- Por qué tuve que ir al hospital para revisar no haberme roto nada por la bestia bruta que tienes como amiga - Comentó sin mirarla - Yamaguchi, pásame lo de la clase anterior, por favor.

Este asintió y sin dudarlo comenzó a sacar sus cuadernos de la mochila.

- Bueno Yamaguchi, si tú te quedas, yo me retiro - Comentó acercándose donde ellos - Oye Tsukki.

- ¿Qué es lo que quieres?

Rascando su mejilla algo avergonzada, hundió sus manos en el bolsillo canguro del buzo.

- ¿Qué te dijeron en el hospital?

Este pareció sorprenderse ante la pregunta, luego de observarla de la cabeza a los pies, cómo si no creyera lo que oía, este suspiró pesadamente.

- Para tu mala suerte, estoy bien - Dijo secamente - En el hospital dijeron que no habías aplicado fuerza, de lo contrario estaría herido, y que eso que hiciste fue una toma de algo llamado...tang..tang so

- Tang soo do - Completó - Es Karate coreano. Sabes, no me arrepiento de haberlo hecho, por qué te lo merecías, además como ya sabrás, fui cuidadosa, no fui con intenciones de lastimarte, solo de que cayeras al suelo, pero de todas formas..me alegro que estés bien, Tsukki.

Este alzó ambas cejas como si no pudiera creer lo que escuchaba. Levantándose de su asiento, se cruzó de brazos frente a ella, tomándola por sorpresa e inclinándose levemente, analizandola con mucha puntualidad.

- ¿Estás enferma? - preguntó observándola detenidamente.

Sintiendo el repentino calor de la falta de distancia abrazar tus mejillas tiñiendolas de un rosa suave, apretó sus manos dentro de su bolsillo delantero.

- C-cierra la boca, y deja de mirarme de esa forma - dijo entonces y sin pensarlo muy bien, colocó su mano en el rostro ajeno, tapando su vista - Solo me alegro que estés bien, pero si vuelves a avergonzarme de esa manera en público, ten por hecho que te lanzaré por la ventana.

- Como digas, fastidiosa - Murmuró quitando su mano de su rostro, parecía que estaba a punto de decirte algo cuando su vista fue hasta tu abdomen, del que al parecer, no se había percatado antes.

Tu expresión se tornó completamente sorprendida al ver como sus ojos brillaron con alegría, por primera vez desde que lo había conocido.

- Ay..ya se lo que vas a decir - interrumpió soltando su mano de su agarre - Y si, me encantan los dinosaurios, ahora búrlate, todos lo han hecho ya, realmente no me importa.

- Te equivocas... - Susurró repentinamente aún sin poder dejar de observarla, sus ojos volvieron a subir hasta su rostro y pudo ver claramente una expresión que jamás había visto en él antes, como si la emoción brillara en su rostro tal y como la de un niño.

El rostro de la joven se coloreó de un rojo vivo, aquello le había causado un escozor especial dentro de si, esa alegría que había visto por esos segundos en él, se había esparcido en sus adentros por unos segundos como un virus.

En su mente solo podía pensar en lo sorprendentemente tierno que se veía aquel frío chico en esos momentos, todo lo contrario a quien solía ser.

El la observó sin querer y sus pensamientos se detuvieron, aquella expresión de sorpresa que veía en ella mientras lo contemplaba lo tuvo cautivo sin que este se percatara de ello, el brillo que veía relucir en sus orbes cafés lo tuvo en un inesperado trance, aquella expresión le resultaba tan.. adorable, sin que pudiera admitirlo.

- ¿C-chicos?

La voz de Yamaguchi a un lado suyo los hizo caer de la nube en la que ambos se encontraban sin darse cuenta, reventando sus ideas cual aguja y globo.

Ambos reaccionaron instantáneamente retrocediendo el uno del otro, el calor persistía en la piel de sus mejillas exponiendo un rojizo rubor que los delataba, a ellos y a sus pensamientos, que ahora se revolvían constantemente.

- ¿Dónde conseguiste ese buzo? - preguntó él, desviando la mirada hacia un costado.

- Lo mandé a personalizar hace dos años - Dijo observando el suelo jugando con sus manos - ¿P-por qué la pregunta?

Este pareció dudar de contestar y aclarándose la garganta en un intento de recobrar la compostura, dijo.

- Por qué..es realmente lindo... - murmuró en un tono que apenas pudo escuchar con claridad, pues fue perdiendo intensidad en el camino.

- ¿E-enserio lo crees? - preguntó acercándose a él con una expresión de esperanza brotando de si - Nunca había encontrado a nadie a quien le gustara además de a , ¡los dinosaurios son increíbles!

Sin darse cuenta, una percepción que pensó que jamás podría ser distinta, al verla de aquella manera tan emocionada por algo que a él también le encantaba, al contrario de molestarse como usualmente lo hacía, este sonrió.

No con maldad, ni con intenciones crueles, si no, honestamente.

Yamaguchi los observó con una expresión tan linda que ninguno de los dos pudo llegar a entenderla al percatarse de él, volviéndose a mirar entre sí, completamente extrañados buscando una respuesta, ambos se encogieron de hombros.

- ¿Se puede saber que estás mirando así, Yamaguchi? - Tsukki cortó el ambiente con su usual frialdad volviendo a él, cual boomerang.

- Si..das un poco de miedo - continuó ella, sin poder evitar soltar una risita.

- E-es que - articuló con dificultad, sin encontrar las palabras que necesitaba - Nada, no es nada, no me presten atención.

Estos volvieron a mirarse buscando llegar a una conclusión pero solo consiguieron recuperar su expresión habitual de molestia.

- Yamaguchi, ¿Ya encontraste esos apuntes? - preguntó caminando donde él.

Soltando un suspiro, caminó fuera del salón con su mochila al hombro. Mientras circulaba por los pasillos, no pudo evitar sonreír, era la primera vez que encontraba a alguien que compartiera su apreciación por aquellas criaturas prehistóricas, y aunque se tratara de Tsukishima, aquello la hacía muy feliz.

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