🍒 Capítulo 31 🍒

Los pasos camino a su inevitable destino habían cobrado seguridad conforme avanzaban, no había miedo que pudiera frenarlos en ese momento.

Al bajar varios pisos y encontrar a su grupo de compañeros, el más alto tembló, sin embargo, sujeto fuertemente de la mano de su compañera, la cual encabezaba la marcha, y  logró cobrar la fuerza que necesitaba para llegar hasta ellos.

Lo que tuviera que pasar, simplemente pasaría.

Pronto encontraron a una parte de ellos; Sugawara, Shoyo, Noya y Tanaka aguardaba sentados en el pasillo. Las miradas de sus semejantes no tardaron en divisarlos, o más bien a ella, pues Kageyama intentaba mantenerse escondido tras su paso, y ni lentos ni perezosos, pronto todos se levantaron para ir hacía ella casi en estampida.

- ¡Jaz! - Llamó el pequeño de hebras anaranjadas, aliviado de por fin encontrarla. Pronto se detuvo frente a ella, llevándose una mano al pecho - ¡Por fin, me tenías preocupado!

- ¡Tienes mucho que explicarnos, señorita!, El entrenador Ukai estaba muy preocupado por ti - Reprochó Suga, tomándola por los hombros con desespero- ¡Estaba buscándote por todos lados!

Ella se dispuso a contestar, más pronto dos fuerzas más fuertes que su velocidad de reacción la tomaron por sorpresa, abrazándola por igual.

- ¡Jaaaaz!, ¡Estábamos preocupados! - Lloriqueó el pequeño Noya, rodeandola rápidamente.

- ¡Si, te buscamos por todos el edificio! - Agregó Tanaka, mientras ambos se aferraban a ella con fervor.

Dando un resoplido mientras buscaba paciencia para responder a todas las preguntas, ella acarició las cabezas de sus compañeros que la estrujaban.

- Tranquilos muchachos, estoy bien..no hay por qué preocuparse - Aseguró intentando calmar a sus compañeros. Ella levantó la mirada en dirección a sus otros amigos- Lamento no avisar chicos, honestamente..pasaron muchas cosas y.. se me pasó.

Ambos estuvieron a punto de hacer más preguntas, sin embargo sus miradas asomaron por encima del hombro femenino, hacía él muchacho que aguardaba en silencio unos pasos atrás, sosteniendo la mano ajena con disimulo.

Sus ceños se fruncieron ligeramente y bajaron la voz para poder preguntar.

- ¿Quieres explicarnos eso?

Ella negó y los muchachos que la abrazaban pronto lograron notar lo mismo que sus compañeros, poniéndose alerta y soltando a la chica en busca de ponerse tras su espalda a modo de escudo, asustando al joven azabache que retrocedió rápidamente, soltando la mano de su compañera.

Pero aún a pesar del valor para cubrirla del peligro, en sus rostros se podía vislumbrar cierto temor, que los hacía evitar abrir la boca.

Por increíble que sonara, aún se mantenían asustados por lo sucedido.

Ella atinó a reaccionar, girándose y colocando ambas manos en los hombros de sus compañeros, llamando su atención.

- Ey, ey. Tranquilos, relájense no viene con esas intenciones, se los aseguro.

Ambos muchachos dudaron unos segundos antes de bajar la guardia, pero al final retrocedieron, sin perder de vista a Kageyama.

- ¿Dónde están los demás? - Inquirió ella, sin encontrar a los faltantes por ningún sitio.

- Están con el entrenador esperando en la puerta de la enfermería por novedades de Tsukishima - Explicó rápidamente el mayor, llevándose una mano al rostro - Yo me quedé a vigilar a los más atolondrados por orden de Ukai.

Ella asintió y vislumbró al asustado chico que aún mantenía su distancia, sin perder detalle de lo que ellos hablaban.

Quizás la charla debería esperar a que estuvieran todos juntos.

- Entiendo. Suga, ¿Podríamos ir con ellos? - La cara del mayor se desarmó apesadumbrado por el pedido e hizo una seña en dirección al muchacho, como si el problema fuera evidente- Hablé muchísimo con él, tiene mucho que decirles, necesitan hablar de lo que pasó y resolverlo, no puede quedar así.

El pareció meditarlo, sin mucho resultado.

- Ay, Jaz..honestamente, no creo que sea lo mejor - Confesó, acercándose a ella a modo de confidencia- Los chicos están muy asustados, es muy fuerte lo que sucedió, no creo que sea la mejor decisión que vaya, podrían reaccionar mal.

En medio de la discusión, el vibrato dentro del bolsillo del mayor interrumpió y ambos callaron rápidamente.

- Lo lamento..¿Me das un segundo? - Pidió y ella asintió, restándole importancia. Alzando el móvil hasta su oído, se dispuso a contestar- Aló..¡Ah, Daichi!..¿Está todo bien?

Suga se alejó en búsqueda de contestar y ella soltó un suspiro, regresando su atención al azabache, el cual no perdía detalle de nada de lo que sucedía, pero se mantenía callado.

- ¿Pasa algo malo? - Quiso saber, más ella no supo que contestarle y se limitó a dejar una caricia en su hombro a modo de consuelo.

- Digamos que debemos esperar un poco.

Unos minutos después, el muchacho regresó luego de cortar, siendo aguardado ansiosamente por todos sus compañeros. Su expresión se tornó ciertamente seria y se llevó una mano a la nuca.

- Daichi llamó, dijo que Ukai acaba de salir de la habitación de Tsukishima - Sentenció y todos se tornaron ciertamente nerviosos - Quiere que todos vayamos a la enfermería para hablar con nosotros.

- ¿Sucedió algo malo con Tsukishima? - Preguntó el pequeño cobrizo y el mayor se apresuró a negar.

- Kei está bien, Daichi no me dió muchos detalles pero tal parece que quiere hablar respecto al equipo - Explicó y los ánimos se sintieron más pesados.

Era tan dura la situación actual de los integrantes de Karasuno, que su destino como agrupación unida y material se había tornado distante y poco acertado.

Podían esperar cualquier cosa.

Aterrados y ansiosos, Tanaka y Nishinoya se apresuraron a emprender camino hacia su entrenador escaleras abajo.

Shoyo y Suga apartaron a la muchacha a unos metros lejos del preocupado Tobio, el cual solo conseguía sentirse más nervioso con cada distancia trazada por sus compañeros hacía él.

No quería sentirse tan apartado, le costaba aceptar su situación actual, pero no tenía opción alguna más que resignarse a lo que le tocaba.

» ¿Así será a partir de ahora..? « pensó, limitándose a un rincón, a la espera de respuestas mientras veía como la morena se alejaba.

- ¿Qué sucede?, ¿Por qué no nos vamos con ellos?

La muchacha fue la primera en alterarse y ellos se dedicaron una mirada de compresión mutua.  Lo que le iban a decir, era de común acuerdo.

- Jaz, el caso es que.. hablé con Daichi sobre nuestro pequeño problema - Enfatizó el mayor, intentando encontrar la mayor sutileza que pudiera ofrecerle su labia- Y ambos estuvimos de acuerdo en que por el momento, lo mejor es que Kageyama no venga con nosotros.

La expresión femenina se desarmó y en sus ojos la tristeza asomó por su iris. Aunque esperaba esa respuesta, no dejaba de dolerle la discordia y el rechazo entre sus compañeros y amigos.

Era increíble pensar en lo duro que se había tornado todo entre ellos.

- Oye Jaz..no pongas esa cara, por favor - Pidió el mas pequeño, sosteniendo su mano con cariño-  Es lo mejor por el momento.

Agradeciendo la compresión de parte de sus amigos, ella asintió, muy a su pesar, aceptando el apretón de Shoyo y dedicándoles la mejor sonrisa que podía darles con la angustia de su corazón.

- De acuerdo, lo entiendo. Pero me quedaré con él..- Sus semejantes se sorprendieron, y antes de que quisieran persuadirla, ella alzó la mano pidiendo silencio- No está a discusión. Dejarlo solo sería muy cruel, y al fin y al cabo..yo solo soy su animadora, lo que Ukai tenga que decirles cómo equipo, los involucra a ustedes, no a mí.

- Tú también eres parte del equipo - Se apresuró a decir el más pequeño, atónito por la repentina actitud de su amiga- Por favor Jaz, debes venir con nosotros, estoy seguro de que Ukai así lo quiere.

- Perdoname Shoyo, pero he tomado mí decisión - Declaró, acariciando la cabeza del más pequeño con ternura y este pareció querer replicar, pero terminó resignandose. Ella levantó su mirada hasta el mayor, el cual la observaba con preocupación - Hey, quita esa cara..estaré bien, es primordial que todos ustedes estén ahí para apoyarse cómo equipo y como la unidad que son. Yo me quedaré con Tobio, es..es muy triste estar solo, no quiero que se sienta así.

El mayor rebuscó por varios segundos algunas palabras que pudieran hacerle cambiar de opinión a su compañera, sin embargo, se pasó las manos por el rostro con angustia y terminó por llevarlas a los hombros de la morena, observándola en busca de sinceridad.

- ¿Estás completamente segura? Quizás podrías..- ella negó con suma tranquilidad, sonriéndole con ternura y este sintió que las palabras se metían de regreso a su garganta, negadas a salir - Jaz..

- Vayan, yo me quedo aquí - Pidió y estos se miraron unos momentos, decidiendo qué hacer. 

Muy a su pesar, ambos soltaron un pesado suspiro para luego dar paso a la resignación que tanta angustia les causaba.

El mayor levantó su dedo índice a modo de advertencia.

- Si serás cabeza dura..bien, pero si llega a suceder cualquier cosa, y préstame atención cuando digo CUALQUIER COSA - Enfatizó con suma seriedad y ella asintió un tanto cohibida, para luego suavizar su expresión- o si llegas a cambiar de opinión, no dudes en venir, estaremos en la enfermería. ¿Me entendiste?

- Entendí, Suga - Expresó un tanto agotada para luego dejar una caricia tranquilizadora en el hombro del mayor - Ya no te preocupes, estaré bien, ustedes vayan no pierdan más tiempo, y por favor, tenganme al tanto, más si sucede algo con Kei.

Ambos asintieron, y dudando hasta el ultimo minuto, se marcharon escaleras abajo con la promesa de informar cualquier urgencia o novedad apenas la supieran.

Despidiéndose con la mano en alto, ella suspiró.

» Cuiden mucho a Kei, por favor..« pidió en los recovecos de su mente, con la angustia conteniendose de aflorar por su persona.

Debía mantenerse fuerte por un rato más, aunque cada vez le resultará más agónico.

- ¿Q-qué sucedió?

Kageyama no tardó en acercarse con timidez, en busca de respuestas. Ella pensó sus palabras con cuidado antes de voltearse, debía ser muy cauta para no herirlo con la verdad absoluta y mantenerlo estable hasta que pudiera resolver las cosas con sus compañeros.

¿Una mentira piadosa sería demasiado?

Quizás lo era, pero ¿Qué podía hacer?, no podía prometer estar en el estado y posición correcta para contener a su compañero si este se deprimía y recaía nuevamente al ser consciente de la gran y pesada distancia puesta por el miedo de sus compañeros.

Aunque solo fuera esta vez, quizás modificaría un poco la verdad para la protección de la psiquis ajena.

No era lo más honesto, pero fue la mejor decisión que pudo tomar en el momento.

Poniendo la mejor cara que podía, ella inspiró y exhaló pesadamente, para luego girarse hacía él muchacho con una tímida y poco estable sonrisa.

- Bueno..digamos, que parece que esperaremos aquí por un rato más, Tobio - Explayó con cuidado mientras  tomaba asiento en el suelo de espaldas contra la pared. Confundido, este la siguió imitando su accionar.

- ¿Por qué?, ¿No dijo que todos debíamos ir?

» Así es, todos menos tú al parecer..« Respondió internamente, mordiéndose el labio para contener la verdad y una vez más, colar sus palabras en búsqueda de que no fueran tan duras.

- Al parecer nosotros dos somos la excepción, cariño..- Explicó y este se desconcertó. Sus ánimos cayeron al suelo y ella pudo notarlo, sintiendo como su pecho se aplastaba de ver cómo él se deprimía una vez más.

Estaba segura de que Tobio quería saber el por qué, pero le dolía preguntarlo, por qué ya se imaginaba la respuesta.

- Escucha, Tobio..- Pidió, llevando una mano a su hombro en busca de darle apoyo- Ukai consideró que era mejor que nosotros dos habláramos de forma personal con él, ¿Si?, la situación que vivió Karasuno fue muy fuerte, los ánimos están muy agitados, es más sabio esperar que él entrenador les de tranquilidad a sus pupilos, y ahí estarán mejor las cosas para que tú puedas explicarte, ¿Entiendes?

Dicho de esa forma, las cosas parecieron encajar mejor y ser mejor recibidas por el joven de ojos azules. La verdad siempre era dura, pero todo podía ser mejor o peor según como era dicho.

Asintiendo de forma increíblemente tranquila, ella pronto se sintió más aliviada, había logrado suavizar un poco el golpe.

Pero los huecos de un relato mal contado siempre se hacen visibles, y pronto una duda esperable surgió en su mente.

- ¿Y por qué tú? - Inquirió y su garganta se sintió seca, áspera y vacía. Ahí estaba lo que quería evitar - Digo.. entiendo que quieran que espere aquí, pero ¿Tú no deberías estar con ellos?, ¿Por qué estás aquí?

» Por qué tengo miedo de que recaigas y no quiero dejarte solo...«

Su mente la delataba golpeando la verdad como un martillazo en su nuca. No estaba en su naturaleza mentir, no recordaba haberlo hecho más que alguna travesura de su gato que había encubierto de su mamá, o alguna ocasión en la que había jurado que le dolía el estómago para faltar a la escuela en su niñez.

Se le revolvían las tripas de ocultar la verdad, tanto que sentía náuseas. Sin embargo y juntando fuerzas para sostener su omisión piadosa de la verdad, se explicó.

- Es que como soy cercana a Kei y a ti, pensaron que era mejor que esperara contigo - Mintió y la lengua le ardió - No quieren que lo que digan me afecte, entonces Ukai pensó que era mejor hablar aparte conmigo además de contigo.

Con muchísimas dudas pero sin vacante para más angustias en su cabeza para pensarlo demasiado, él asintió, aceptando su verdad a medias como teoría sujeta a modificaciones.

El peso en sus hombros se sintió agobiante, sin embargo, un gran alivio resopló su pecho al ver qué había sido medianamente convincente.

Al menos por ahora, así se quedarían las cosas.

Sin nada más que decir, el tiempo transcurrió en silencio. No había muchos ánimos para entablar una conversación, ambos tenían mucho en que pensar en los casi cuarenta minutos que esperaron sentados en silencio, solo acompañados con el tic-tac del reloj.

Ella tomó su teléfono, en busca de ver si tenía algún mensaje de Suga o de Shoyo, sin embargo, solo tenía mensajes de su mamá.

» Aún no hay novedades..parece que la cosa con Ukai y los chicos va enserio..«

- ¿Cuánto crees que tarden? - preguntó de sorpresa él muchacho y ella descansó su cabeza sobre la pared, preguntándose lo mismo.

- Pues..creo que Ukai tendrá mucho que decir, así que tendrán para rato, imagino..- Concluyó, dedicándole una expresión de falsa ofensa- ¿Por qué?, ¿Te aburres aquí conmigo?

Tomado por sorpresa por su acusación, pronto este se avergonzó y ella no pudo evitar reír.

- ¡N-no es lo que quise decir! - Defendió rápidamente, llevándose las manos al rostro - Agh..perdoname, es solo que estoy nervioso por saber que tanto están hablando.

Con una expresión comprensiva, ella sonrió tranquilamente, llevando una mano al revuelto cabello azabache y acariciandolo con ternura, sin quitar la vista de su teléfono.

- Solo estoy jugando, no te disculpes, tonto - Aclaró entre risas, vislumbrando los preocupados mensajes de su madre bajando uno tras otro por su chat- Vaya..¿No está trabajando esta señora?

Curioso por la repentina declaración, este espió por entre sus manos lo que hacía la morena. Bajando las manos de su rostro, curioseó a la lejanía los mensajes en su teléfono.

- ¿Es tu mamá?

Saliendo de su burbuja, ella le sonrió, rodando los ojos a modo de cansancio.

- Eso dice la biología. Aunque yo tendría mis dudas..- bromeó, sacándole una pequeña sonrisa a Kageyama- Está muy molesta por qué el gato hace muchas travesuras, y se está quejando por mensaje.

Con cierto brillo de curiosidad en sus iris zafiro, este jugó con sus manos, tomándose unos segundos para satisfacer sus dudas.

- N-no sabía que tenías mascotas.

Ciertamente alegre por poder distraerlo un poco de sus ánimos grises, ella apoyó su codo sobre su pierna, descansando su rostro en su mano derecha.

- No tengo muchas, solo tengo un gato negro, se llama Salem - Contó con una sonrisa de alegría de pensar en su pequeña compañía peluda- Es un buen gato, muy amoroso y suave, pero es bastante atolondrado así que suele hacer enfadar a mí mamá tirando cosas, o llenando de pelos la ropa.

Él rió imaginándose a la pequeña criatura y ella rebuscó en su galería, para luego extenderle el teléfono; en la foto se podía apreciar al dichoso peludo de collar morado durmiendo muy cómodamente sobre el cesto de ropa sucia.

- ¿Cómo terminó ahí? - preguntó entre risas y ella se encogió de hombros. Pronto una nueva angustia que mantenía guardada en su corazón afloró a curiosear la superficie, borrando su tenue sonrisa - M-me gustan los animales..pero tengo la sensación de que les caigo bastante mal.

Convirtiéndose en la primera vez que escuchaba tal cosa, ella no pudo si no sorprenderse, mucho peor fue al notar como la expresión masculina se desarmaba, dejando ver cierto deje de tristeza en sus ojos azules.

- ¿Por qué crees eso?

El muchacho divagó, no sabía muy bien cómo explicarlo.

- Es que siempre que quiero acariciarlos, aún si solo los llamo, huyen y algunos perros me ladran sin motivo, creo..que les doy miedo - Explicó con pesar, descansando su rostro en sus manos - Por eso jamás he tenido mascotas.

La angustia pululó por ambos corazones, y siendo ella una amante de los animales, no pudo si no conmoverse, buscando una manera de calmar su corazón.

- Los animales son seres muy particulares, cariño, pero los que viven en las calles en especial, tienen una vida muy difícil, muchas personas los dañan por pura maldad o los espantan, es por eso que se acostumbran a huir o rechazar a las personas que ven - Intentó explicarle y este pareció sorprenderse, buscando respuestas con ojos de angustia, ahora no por él, si no por los animales- No creo que sea personal contigo.

Reflexionando, este se mantuvo callado, repensando la ilusión de que así fuera. Pues con el tiempo había llegado a la triste conclusión de que incluso los perros y gatos le tenían igual o más que los humanos.

Como si pudiera leerlo, ella sintió pena por él, nadie merecía sentirse así de rechazado por los seres vivos, estaba segura de que le pesaba muchísimo.

- Podrías venir a visitarme cuando tengas tiempo, estoy segura que le caerías bien a Salem - Sugirió y él se sorprendió, mirándola como si no creyera lo que acaba de oír- No sé si Hinata te lo ha dicho, pero nuestras casas están una al lado de la otra, podríamos juntarnos los tres, ¿No crees?

La emoción de la propuesta le cosquilleó el pecho y sus manos se movieron con un dulce nerviosismo.

Él no podía decírselo, pero era la primera vez que alguien lo invitaba a su hogar, la posibilidad le sabía casi irreal. En parte pensó que nadie lo hacía por qué no le caía bien especialmente a nadie, por eso en esos momentos le salió preguntarse.

¿Había mejorado en algo como persona para lograrlo?

Que así fuera, lo llenaba de una alegría que no le cabía en el pecho.

Quizás y solo quizás, estaba empezando a mejorar.

- ¿L-lo dices enserio? - Preguntó casi involuntariamente y ella asintió, tan sonriente y sincera como siempre había sido con él. Sin poder ocultar una profunda felicidad, este le devolvió la sonrisa- M-me encantaría..

- Entonces, estás invitado cuando gustes. Podríamos preparar algo de comer y ver algo divertido los tres - Aclaró y este pareció pensarlo con cuidado, pero muy ilusionado.

Honestamente, no sabía como proseguir. Estaba encantado con la idea, pero no sabía cómo se planeaban esas cosas, en qué contexto, que debía llevar o como debía preguntarlo.

Tantas confusiones lo hacían fruncir el ceño mientras pensaba con detenimiento, y ella pareció notarlo.

Con el tiempo, había aprendido a leer sus caras y sus expresiones, por lo que no le fue difícil deducir que era lo que pensaba el más alto.

- Kageyama - Llamó su atención y este levantó la vista hacia ella, quién le dedicó una tierna sonrisa mientras su rizado cabello cereza caía a su costado - ¿Qué te parecería venir el fin de semana?

Sintiendo que la emoción le cosquilleaba las manos, sus mejillas se colorearon en tonos rosados y sus ojos azules brillaron cual zafiros radiantes.

La manera en la que ella sabía exactamente lo que significaba cada expresión de su rostro, aún no le era conocida, pero cuando se percatara y fuera consciente, entendería que se había vuelto muy especial para ella.

- Me gustaría mucho - Respondió tímidamente, con su usualmente pesado tono ablandado cual metal derretido. Siendo consciente de cuan tímido se había puesto, pronto aclaró su voz y bajó la mirada a sus pies, sin poder ocultar su pequeña sonrisa- ¿Q-qué día?

- Umm, podría ser ¿Sábado? - Sugirió y el asintió - ¡Perfecto!, ya quedamos entonces, la pasaremos genial.

Ambos sonrieron y él se repitió en su mente que no debía olvidarlo, pero la emoción no lo dejaba pensar.

No terminaba de caer en lo que acababa de pasar, tendría todo un día para compartir junto a ella, para divertirse y vivir una nueva experiencia con la que se había convertido en, además de su primer amiga, la dueña de muchas de sus primeras experiencias.

Aún si en su corazón aún no había paz para digerirlo y confesarlo por las circunstancias que lo atravesaban; agradecía infinitamente por la posibilidad que se le daba con su primer amiga, su primera invitación a compartir algo, y la más importante de todas, su primer amor.

El teléfono ajeno sonó repentinamente y ella se apresuró a abrirlo, encontrándose con un mensaje de Suga que la hizo sentir una piedra en el estómago.

"Vengan los dos, por favor"

18:30  AM

Jazmín no necesitó decirle nada a Kageyama para que esté se levantará a la par suya, limpiándose el polvo de la ropa con sus manos. Una vez ambos se sintieron listos, ella inhaló pesadamente, sosteniendo la mano del más alto con seguridad.

- ¿Estás listo, Tobio?

Él no dudó en asentir, su expresión de plena seguridad no titubeó, aceptando el tacto con firmeza. Estaba listo para lo que sea que lo espera al bajar la escalera.

Sin perder más tiempo, los dos se encaminaron de la mano escaleras abajo, sintiendo un peculiar calor en la boca de sus estómagos por un los nervios que les cosquilleaban la mente y el corazón.

Abrumada por su nerviosismo, su pecho se encogió a medida que avanzaban y ella puso la mente en blanco, respirando con cierto compás en un intento de callar las miles de voces angustiadas dentro de su cabeza que repasaban miles de futuros posibles en los cuales podían terminar atrapados al llegar con sus compañeros.

Estaba aún más nerviosa que él, y no podía controlarlo, estaba condicionada psicológicamente, y eso la afectaba a nivel personal, evitando que su cabeza parara de maquinar por al menos un segundo.

Ansiaba poder volver a su casa, cerrar los ojos y poder al fin descansar de todo lo que le sucedía, aún si esto la hacía llorar por su sobrecarga emocional que había estado intentando controlar todo el día, como una presa de agua a punto de escaparse y causar una inundación.

Se repetía que debía mantenerse firme, por un rato más, tan solo..un rato más.

Sus presencias se hicieron presentes en el pasillo de la enfermería y sintieron un sudor frío recorrer sus espaldas al hacer contacto visual con todos y cada uno de sus compañeros, e incluso su entrenador.

Ya no había vuelta atrás.

Aferrándose a si mismos y con el ritmo cardíaco volando por las nubes, avanzaron hasta su grupo. Los mismos no dijeron una sola palabra aún cuando estuvieron justo frente a ellos, en sus rostros había una mezcla muy variada de sentimientos que no alcanzaron a vislumbrar con totalidad, pues eran demasiados los ojos posados sobre ellos dos.

Sin la capacidad de decir una sola palabra que no se quedara a mitad de camino, fue su entrenador el primero en hablar.

- Kageyama - llamó el mayor y este tembló, levantando la vista hacia él, quién se miraba muy severo - Creo que sabes que necesitamos hablar contigo.

Él observó de reojo a la morena, la cual le dió un último apretón a sus manos entrelazadas, antes de soltarlo con suavidad y retroceder un pequeño paso, dejándolo adelantarse.

Agradeciéndole en silencio, este supo que contaba con su apoyo, y aunque sentía que sus piernas podrían fallarle en cualquier momento para dejarlo caer de bruces por los nervios, este respiró profundamente y avanzó hasta su entrenador con gesto firme, dispuesto a recibir todo lo que le tocara recibir de parte de sus mayores, compañeros y tutores.

- Lo sé, y-yo también quería hablar con ustedes, si me lo permiten..t-tengo mucho que quisiera decirles..yo - Advirtió, repasando las palabras que había estado preparando durante horas una y otra vez en su cabeza para evitar equivocarse. Sus puños se apretaron a sus costados y este se dispuso a proseguir, siendo detenido por la mano alzada de su tutor, el cual increíblemente le ordenaba silencio educadamente.

Ella observó la situación preocupada, temía que no le dieran la oportunidad de explicarse, y pronto sus nervios hicieron que sus dedos arañaran la piel alrededor de sus uñas, lastimandola sin que está se percatara.

» Por favor, denle una oportunidad..solo una..«  rogó internamente, bajando la mirada al suelo y apretando los ojos con fuerza.

El mayor se mantuvo severo y el azabache lo observó con temor, rogaba que le diera la oportunidad de hablar, pero todo indicaba que está no llegaría así de fácil.

- Antes de que digas algo, primero quiero que escuches con atención lo que voy a decir - Ordenó con un tono que no daba lugar para titubeos y este asintió, con una gota de sudor rodando por su nuca - Hemos deliberado mucho como equipo por lo acontecido, y como imaginarás, no estoy nada contento con el comportamiento que presentaste, no creas que no me tomo esto enserio, Kageyama.

Este agachó la cabeza, asintiendo como única respuesta a lo que apenas era la punta del iceberg de la reprimenda que lo aguardaba.

Sus compañeros lo miraron con pesar sin proferir una sola palabra o murmullo, cosa rara en lo que siempre había sido un grupo tan ruidoso y destartalado, y pronto su entrenador se cruzó de brazos, para luego proseguir.

- Sin embargo, he de admitir y creo que hablo por todos los presentes cuando digo que nos equivocamos y apresuramos a sacar conclusiones solo guiadas por un gran prejuicio que sin saber escondimos en nuestros corazones.

Los corazones del muchacho y de la morena se detuvieron atónitos y pronto ambos alzaron la mirada hacia sus semejante, completamente desconcertados por lo que acababan de oír.

No lograban entender a qué venía esa declaración, ¿De qué se habían perdido?, ¿Acaso le estaban hablando de alguna otra cosa que había hecho y no se acordaba?

Nada encajaba, y pronto ambos se sintieron desolados por lo que los acontecía.

Sin embargo y dejando que el mayor prosiga, estos se mantuvieron callados, no sabían que decir. Llevándose una mano a la nuca ciertamente avergonzado, el mayor dió varios pasos hasta quedar frente a frente con Kageyama, para luego colocar ambas manos sobre sus hombros con cuidado.

- Tsukishima nos contó toda la verdad de lo que sucedió, Tobio - Declaró y el azabache dió un respingo involuntario- Y por eso, te pedimos honestas disculpas.

Tanto ella como Kageyama sintieron que si no hubieran tenido la mandíbula pegada al cráneo, está se les hubiera caído por los suelos.

¿Qué acababan de escuchar?, ¿Tsukishima había contado »la verdad« ?, Y si era así, ¿A qué verdad se refería?

Su desconcierto iba en creciente, y no pudieron emitir palabra alguna ante lo que se les presentaba.

No entendían nada de nada.

El mayor tomó distancia nuevamente y su rostro se suavizó, volviéndose sorpresivamente triste y avergonzado mientras observaba con pesar al muchacho de ojos azules.

- Tsukishima nos dijo que él fue quien te estuvo provocando hasta comenzar una pelea que terminó en lo que terminó por qué tú respondiste cuando él quiso golpearte, y pidió disculpas por haberlo hecho por medio de mí persona, pues aún no puede salir de enfermería por el momento - Explicó el mayor, y los ojos de Tobio casi se salen de su órbita, al igual que los de su amiga, la cual se había quedado completamente paralizada por lo que oía - Hicimos muy mal cómo equipo en suponer y juzgarte antes de saber lo que realmente había pasado, Tobio, lo lamentamos mucho.

En su ser no había palabra que describiera la sorpresa que lo embargaba, tanto que todo lo que había pensado decir durante el día se había esfumado dejándolo completamente en blanco.

¿Por qué Kei había mentido de esa manera?, ¿Acaso intentaba cubrirlo?

Estaba seguro de que su compañero se había vuelto loco de remate para proferir semejante mentira. En su cabeza incluso le pareció buena idea pellizcarse con disimulo para ver si no estaba soñando.

Y efectivamente, no estaba soñando, ni teniendo una pesadilla. Todo aquello era pura y terrorificamente real.

Sus compañeros tomaron un respiro y buscaron la mirada de su superior en busca de aprobación, este se apartó y de manera ordenada, todo Karasuno dió un paso al frente, para luego inclinarse uno a uno a modo de disculpa.

Habían preparado todo aquello mientras él no estaba.

- Lamento haberte hecho esperar, muchacho. Pero quería hablar con tus compañeros antes de que llegaras para que las cosas entre ustedes no empeoraran por la confusión..- Explicó Ukai de espaldas a la pared, dedicándole una mirada compasiva.

Sus compañeros lo observaron con miradas especialmente arrepentidas, pues frente a esta nueva realidad, todos habían sido culpables del prejuicio cometido, aunque irónicamente y sin que ellos lo supieran, era una realidad que ahora permanecía escondida.

- Lo lamentamos mucho, Kageyama..- Comenzó Suga, con sus manos juntas frente a él y su mirada llena de arrepentimientos en el suelo- Fuimos...realmente muy irresponsables al culparte a ti de todo sin tomarnos el tiempo de investigar la situación, y en nombre de todos mis compañeros, si está en tu corazón, deseamos que nos perdones.

El mayor de cabellos grises dió un paso más al frente y se detuvo, contemplandolo por unos cuantos segundos con unos ojos tristes y nubosos.

Estático, este no supo cómo reaccionar, todo su cuerpo se había congelado.

Sin precio aviso, el azabache fue rodeado por los brazos ajenos del mayor, quién lo abrazaba con culpas y remordimientos que él no sabía cómo corresponder, pero que sintió que le pasaban cual yunque a sus compañeros.

Resignado ante una falsa realidad que no sabía afrontar pero que parecía darle calidez a quienes quería, tragó pesadamente todas sus preguntas.

- S-suga..no tienes que, enserio..- Murmuró, subiendo sus manos para corresponderle tímidamente.

Sin previo aviso que le diera tiempo a reaccionar, el resto de su equipo estalló en energías y se aproximaron hacía él de igual manera, amontonándose estrepitosamente en un gran y sentimental abrazo grupal en el que quedó atrapado.

Los lloriqueos no se hicieron tardar y pronto este se sintió asfixiado entre tanta multitud que lo estrechaba sin piedad.

- ¡L-lo sentimos mucho, Kageyama!

- ¡Fuimos unos tontos!

Su corazón se sintió estrujado por la marea de cariños que lo rodeaban sin parar, y su pecho se comprimió de culpas en una marea de mentiras que no había sido iniciada por él, pero que por el momento, no tenía manera de controlar.

Aunque se sintiera confundido y mareado, por ahora iba a resignarse a esa extraña pero al parecer necesaria paz que se le presentaba entre tanta tormenta y desazón.

De todas formas, ¿Qué más podía pedir?

Tenía a sus compañeros de regreso, y según lo que parecía, no sería expulsado gracias Kei.

Aún si todo aquello no era más que un enriedo de omisiones de información de lo que en realidad había sucedido, si no era más que una parte de la verdad.

¿Tan malo era sentirse complacido?

¿Era tan malo que entre tanta discordia y tormenta, hubiera por fin un poco de calma en su pecho?

¿Acaso era tan culpable de las lágrimas que sentía bajar por sus mejillas, sin que estás fueran producto de una profunda tristeza?

¿Era tan malo ser feliz, aún si fuera por unos momentos?

• • •

Los equipos tomaron sus respectivos equipamentos antes de reunirse una vez más fuera del edificio. Listos para irse con el tocar del amanecer, encabezaron una última reunión en la que se concluyó que el partido contra Dateko se jugaría al otro día a primera hora, y se esperarían novedades de Tsukishima en el próximo partido para saber si este era apto para entrar en la formación sin lastimarse más en el proceso.

Por otro lado, se concluyó que el incidente que los había incordiado había sido responsabilidad de ambos chicos, y a pesar de ser considerado un pleito aislado que ambos tenían que resolver y  que no tendría mayor trascendencia a nivel general en el equipo, seguiría siendo un incidente imperdonable el cual, una vez Tsukishima estuviera bien y el campeonato terminara, tendría un castigo apropiado no menor para ambos chicos, además de una clara advertencia que no tendría piedad si este volvía a repetirse.

Una vez las cosas estuvieron mayormente calmadas, los chicos se mantuvieron hablando relajandamente; los ánimos se habían calmado, y eso se notaba.

El miedo hacia Kageyama se había disipado en su mayoría, y como un intento de calmar la situación y que todo se alineara entre ellos para el partido siguiente, sus compañeros charlaban animadamente con él de cosas triviales sobre el encuentro que se aproximaba.

Sin embargo, las excepciones no se hacían esperar, y un poco apartados, dos miradas no parecían muy convencidas con lo que sucedía.

- Todo esto..me huele mal - Confesó Tadashi en dirección a su compañera, la cual acariciaba su cabeza con mimo, con un desconcierto igual al de su amigo- ¿Tú hablaste con él, verdad?, ¿Él te dijo todo eso?

Pero ella no contestó de inmediato, pues estaba completamente dividida.

Muy dentro de ella, deseaba poder comprender lo que sucedía para poder confiar plenamente en sus compañeros y en lo que decían.

Pero no podía, había algo que no le cuadraba, y sus preocupaciones no se hicieron tardar, introduciéndose a fuerza involuntaria en su mente; llenándose de ansiosas preguntas, dudas y pesares.

Sin embargo, no tenía la dureza y la crueldad para cortar aquel momento que había aplacado la soledad y la tristeza de Kageyama con sus sospechas. No podía hacerlo, no cuando no sabía realmente lo que pasaba, y mucho menos sabiendo que lo más necesitaba su compañero; era algo de tranquilidad y calma.

Mucho menos podía desbaratar todo un equipo por unas sospechas, debía esperar dos cosas; saber la verdad, y que él campeonato terminara.

- No sabría decirte, cariño - Confesó, confundiendo al joven a su lado - Él habló mucho conmigo, y me contó muchas cosas que me hicieron entenderlo, y saber que no es la persona que todos ustedes creen. Pero no quiso decirme lo que sucedió a detalle.

Aún más desconcertado, el joven de pecas la observó en busca de respuestas.

- ¿Te dijo por qué? - Insistió y ella negó, encogiendose de brazos.

- Dijo que no podía.

Frunciendo el entrecejo, este se cruzó de brazos, apoyando su cabeza en el hombro femenino en busca de consuelo.

- Todo esto me parece muy sospechoso, Jaz..- Intranquilo, este repensaba las cosas una y otra vez - Kei es muchas cosas, y no me cuesta creer que buscara pleito con Kageyama, pero..Agh..no se, es como si hubiera algo que no me cuadra.

Intentando brindarle algo de tranquilidad, ella revolvió su cabellos, soltando un suspiro.

Ella tampoco confiaba en esa verdad a medias, había algo que Kageyama y Tsukishima le estaban escondiendo a ella y a su equipo, y tarde o temprano, lo averiguaría.

- Tienes razón, pero..bueno, digamos que por el momento nada podemos hacer más que guardar calma, por el equipo - Concluyó y este asintió, muy a su pesar. Ella le sonrió en búsqueda de calmar un poco su angustia - Hey, tranquilo, cariño, ya todo se resolverá, ¿Si?, por ahora, hay que estar tranquilos.

- Lo sé, Jaz, eso intentaré..- Suspiró, observando de reojo al debatido colocador, el cual se encontraba hablando con su entrenador- Me pregunto si Tsukishima estará bien para mañana.

Las heridas del más alto se hicieron visibles e  intrusivas en su cabeza y un escalofrío recorrió su medula espinal.

Ella se preguntaba exactamente lo mismo, pero debía mantenerse tranquila para que el angustiado joven que tanto quería no se asustara más por su mejor amigo.

- Habrá que confiar...¿El entrenador avisó a sus padres que pasará la noche aquí? - Inquirió ella y el muchacho pareció angustiarse.

- Si, pero todos se encuentran ocupados.

Sorprendida, ella observó a su entrenador con duda. ¿Nadie podía ir a cuidarlo?, eso no podía ser.

Estaba herido, y además; solo.

» Eso no es justo, alguien debería quedarse con él hasta mañana..« pensó para luego observar el edificio, dubitativa. Abriendo su teléfono, ella vió la hora nuevamente, ya era bastante tarde, pronto oscurecería del todo.

Sus manos se movieron con nerviosismo dentro de su chaqueta y se tomó unos segundos para meditar lo que pensaba hacer.

- Tadashi, adelántate, nos veremos mañana..- Advirtió al muchacho y este se sorprendió, para luego asentir un tanto confundido. Sin tiempo a objetar, este la vió alejarse rumbo a su superior a paso seguro, con su cabellera rojiza flotando sobre su espalda.

Esté aún se encontraba hablando con Kageyama cuando está se aproximó hacia ellos, haciendo carraspear su garganta para llamar su atención.

- Disculpen.. - Murmuró y ambos la observaron con atencion- Lamento interrumpir, entrenador. ¿Podemos hablar un minuto?

- Claro..- Este asintió y regresó su mirada al atento azabache - Hablaremos nuevamente de esto cuando Tsukishima esté mejor, ya puedes irte Tobio.

Este se inclinó en una reverencia tímida para luego dedicarle una sonrisa a la morena y partir rumbo al grupo que charlaba animadamente junto al autobús, esperando partir.

Ahora solos, el mayor hundió sus manos en su abrigo.

- ¿Qué sucede?, ¿Todo está bien?

Ella asintió, observando de reojo como Tadashi también se unía al grupo, aunque distante.

- Eso creo - Admitió para luego centrar su atención en el mayor- Quería preguntarle quién se quedaría con Tsukishima, Tadashi me dijo que su familia está ocupada.

Avergonzado, el más alto profirió un suspiro y se llevó una mano a la nuca.

- Pues verás, Jaz..al menos por hoy, Tsukishima tendrá que apañarselas solo.

Atónita, está lo observó en busca de repuestas y el mayor chasqueó la lengua, sintiéndose regañado mientras rebuscaba un cigarro en sus bolsillos y se lo llevaba a los labios.

- No me mires así, mocosa - Pidió entre dientes, mientras hurgaba en su saco buscando el encendedor - Hice de todo por qué lo dejaran irse a su casa, pero los médicos insistieron en que era mejor dejarlo en vigilancia al menos por esta noche para tener un mejor veredicto mañana.

- Entonces, ¿Él se quedara solo? - Insistió, cohibida por la indignación y la preocupación.

- Aunque no esté conforme con la idea, si - Concluyó, encendiendo el cigarro y sacando humo por su nariz con aires de cansancio - Quisiera quedarme con él, pero todo esto fue de imprevisto y debo regresar, así que no hay de otra.

La idea rebotó por su cabeza cual pelota atrapada entre cuatro paredes y, con su último recuerdo del muchacho rubio sujetando su mano hasta la perder la conciencia, casi con necesidad, se decidió.

- Yo me quedaré a cuidarlo.

Ahogándose con el humo y tosiendo con desespero, este se apresuró a regañarla.

- ¡Ni hablar!, todos debemos regresar, no me quedaría tranquilo de saber que hay dos de mis pupilos aquí solos.

- Pues yo tampoco estaré tranquila si no me quedo - Insistió, ajustándose la mochila al hombro - Ukai, no insistas, ya está decidido, soy una mujer bastante responsable para tomar estas decisiones, avisaré a mí familia y ellos lo entenderán.

- Tu mamá va a matarme si no regresas - Defendió, y casi por arte de magia, el teléfono comenzó a vibrar dentro de su bolsillo, ella hizo una seña para contestar y él se resignó - Ella me va a dar la razón, ya lo verás.

Indicándole que hiciera silencio, ella acercó su teléfono a su oído para contestar y el mayor regresó el cigarro a su boca.

- Hola mamá.

- ¡Hola cariño! - Su voz sonaba algo apresurada y ella se extrañó - Lamento llamarte a esta hora, debes estar por regresar a casa.

Rodando los ojos, ella soltó un suspiro.

- Aún estamos en el edificio del campeonato, tuvimos un inconveniente con nuestros compañeros..de hecho, iba a llamarte.

Cómo era típico de ella, su madre se preocupó casi instantáneamente.

- ¿Qué sucedió?, ¿Tú estás bien?

- Si, yo estoy bien, mamá. No te preocupes - Se apresuró a aclarar y al otro lado de la línea, su madre profirió un suspiro de alivio- Lo que sucede, es que uno de mis compañeros tuvo un problema, y está muy herido.. deberá quedarse esta noche bajo vigilancia médica.

Ukai la observó entrecerrando los ojos, a modo de advertencia y sus labios se movieron en silencio para que ella lo leyera » Recuerda que te lo advertí «

Agitando su mano para que esté hiciera silencio, su madre pareció sorprenderse.

- Pobrecito, que mala suerte, ¿Sus padres están con él?

Justamente, a eso iba lo que quería preguntarte, mamá - Aclaró, jugando con uno de sus rizos con nerviosismo - Verás..sus padres están muy ocupados, y como fue una situación sorpresa, nadie puede quedarse a cuidarlo, estará completamente solo hasta mañana..¿Te importaría si me quedo a cuidarlo solo por hoy?

Su madre pareció meditarlo por varios segundos, no muy convencida y Ukai cruzó sus brazos en negativa.

- No lo sé, cielo..- Murmuró, dubitativa - La noche es larga, no me deja muy tranquila el que no estés en casa.

- Lo sé, pero sólo será por esta noche - Explicó- Por favor, mamá. No me siento bien sabiendo que uno de mis amigos está herido y solo en una enfermería, te prometo que sólo será ésta ocasión.

Un silencio de varios minutos hizo que su corazón se agitara, nunca se sentía tranquila cuando le pedía permiso a su madre, y esta no era la excepción. Un chasqueo de resignación se escuchó al otro lado de la línea y su mamá suspiró.

- De acuerdo hija, quédate.

Sus ojos brillaron de ilusión y una sonrisa de honesta alegría pintó su rostro moreno sonrosado por la brisa. Desconcertado, Ukai la observó con suma curiosidad.

- ¿Enserio? - Preguntó sin poder creerlo y dejó salir un suspiro de alivio, llevando una mano a su pecho - Muchas gracias por entenderlo, mamá. Te prometo que todo estará bien.

Ukai dejó caer su cigarrillo al suelo de la sorpresa y pronto le hizo señas buscando explicaciones, a lo que ella le pidió silencio para poder escuchar a su mamá.

- No hay problema cielo, si fuera mí hijo, no me gustaría saber que está herido y solitario en un hospital, así que solo por esta vez, tienes mí permiso - Explicó y ella agradeció al cielo en silencio - Pero escucha, necesito que tengas el teléfono encendido, te llamaré para saber que estás bien y más vale que atiendas, o si no iré a buscarte, ¿Entendido?

Ella escuchó atentamente todas las instrucciones y preguntas de su madre, dispuesta a seguirlas al pie de la letra. Una vez está terminó, ella le agradeció nuevamente, siendo acosada por Ukai quien le pedía el teléfono desesperadamente.

- Entiendo..Oye mamá, una cosa más - Pidió, observando a su entrenador con reproche- Ukai está aquí conmigo, y quiere hablar contigo un momento, ¿Está bien?

Su madre aceptó y ella le pasó el teléfono al mayor con una sonrisa tranquila. Sin embargo este, no podía creer lo que escuchaba.

- Hola, habla Ukai - Saludó, sosteniendo su cigarro entre sus dedos nerviosamente - ¿Estás segura?, nosotros volveremos aquí mañana por la mañana para el próximo partido.

Mientras el mayor hablaba con su progenitora, un curioso Tadashi se acercó a paso lento hacia ella.

- ¿Por qué tardan tanto? - Inquirió extrañado, con las manos el los bolsillos - ¿Pasó algo malo?

Ella negó apasiblemente, dirigiendo su mirada al alto edificio frente a ellos.

- Me quedaré a cuidar a Kei por esta noche.

Sorprendido a la par que feliz, este la observó con sus ojos iluminados.

- ¡¿Enserio?! - Ella asintió con una dulce sonrisa y el soltó un profundo suspiró de alivio antes de acercarse a abrazarla - ¡Muchas gracias, Jaz!, ¡Eres un ángel!

El mayor pronto se acercó a ellos con expresión derrotada y le entregó el teléfono ya con la llamada finalizada y su cigarrillo hecho cenizas en el suelo.

- Parece que tú ganas esta vez, mocosa - Murmuró sin estar convencido- Pero que sepas que esto no volverá a repetirse, ¿Okay?, no me siento tranquilo de que estés aquí sola.

- Tranquilo, Ukai, estaré bien, te lo prometo - Intentó tranquilizarlo, y este la observó con ojos de genuina preocupación.

- Bien, supongo que no tengo voz y voto para negarme, así que lo dejaré en tus manos.

Su amigo los observó con ternura y el mayor colocó una mano en su hombro.

- Cuídate mucho, mañana por la mañana estaremos aquí, ¿De acuerdo? - Prometió- Portate bien y cuida a nuestro bloqueador central, lo necesitamos mañana.

Ella le dió un pequeño golpe en el hombro a modo de reproche y este se quejó, acariciándose adolorido.

- Vé tranquilo, Ukai, que ya no soy una niña, puedes confiar en mí.

Rodando los ojos, este revolvió sus cabellos antes de partir junto a su compañero de pecas, el cual la saludó a mano alzada antes de seguirlo.

Ella abrigó sus manos en sus bolsillos, pues la brisa que soplaba lograba calar frío en su piel. Vió como sus compañeros subían todos al autobús, sin entender por qué ella no subía, pero haciendo caso a su entrenador.

Kageyama fue el último en subir, buscándola con su mirada azulada. Al ser invadida por esa marea llena de sentimientos que habitaba en los iris masculinos que la observaban, ella sintió que su pecho se contraía en dudas y confusiones que debía buscar resolver.

» Algo me ocultas..y eso no me deja tranquila, Tobio..« Pensó, alzando su mano tímidamente para saludarlo, a lo que esté imitó su acción, antes de subir al autobús y que pocos momentos después, este arrancara, perdiéndose en la autopista.

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Buenas buenas!

¡Feliz navidad y año nuevo para todos!

¿Qué problema, no?🧐

Prepárense para el próximo que se viene con todo.

Saludos!





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