🍒Capítulo 29🍒 [Editado]
N.
-Omnisciente-
Caminando por los alrededores con aire de poca paciencia, sus piernas se movían ágilmente encaminándola con rapidez por el pasillo de la última planta del edificio, haciendo flotar la airosa falda de su uniforme marcando los fuertes colores sobre sus muslos.
Lo único que le quedaba por explorar en la que había sido una larga travesía por cada rincón del edificio, era la azotea, pues nisiquiera la entrada y el exterior de la edificación le había dado una respuesta.
Y estaba determinada a obtenerla a como de lugar.
Su expresión estaba tensa, la preocupación se le escapaba inconscientemente por los poros cada vez que miraba hacia otra dirección sin resultado alguno.
» Cómo no esté allá arriba tendré que asumir que se marchó..« Pensó, mientras sus presurosos pasos se acercaban a la puerta de salida a la azotea y, tomando un respiro de valor ante lo que podría encontrar allí, giró el pomo de la puerta con expresión determinada.
- Bien, aquí voy.
Adentrándose en el amplio espacio abierto al aire fresco y el viento, pronto su piel se erizó ante la dulce caricia del aire ligeramente frío en sus brazos y piernas semidesnudos.
Su mirada recorrió todos los alrededores de concreto que la rodeaban, más para su sorpresa y decepción, nada encontró más que vacío y silencio, solo perturbados por la presencia de una pequeña edificación a modo de cobertizo cerrado, del cual colgaba un cartel que advertía "Equipos de repuesto, solo personal autorizado"
- Así que aquí tampoco está..- Concluyó amargamente, llevándose una mano al rostro con frustración- ..maldita sea.
Rendida ante la que era su última parada, suspiró, relajando la tensión en sus hombros y encaminando su paso lentamente hacia el amplio barandal enrejado que cercaba la totalidad de la azotea.
El cielo azul la recibió como un escenario meramente pacífico y esta lo observó por unos segundos de gracia, dedicándose un momento para apreciar su imponente e imperturbable presencia sobre su cabeza.
Su inmensidad le recordaba lo minúscula que era bajo sus tonalidades celestes.
- Agh~ por un demonio..¿Qué voy a hacer ahora? - Se preguntó en una mezcla de queja y cansancio, hundiendo sus dedos en la cerca y dejando su frente reposar sobre la misma.
Su mirada caída al suelo buscaba respuestas que no encontraría, divagando en lo que debería y podía hacer, buscando opciones que ya no tenía.
» ¿Se habrá marchado de verdad?..« Se preguntó con una preocupación innata » Quizás deberíamos avisar a su casa..«
Perdiendo su mar de divagaciones en el cielo expectante sobre su cabeza, su cabello flotó a los costados de su cuerpo, acompañando el silencio de su presencia solemne y pensativa.
- Me pregunto dónde estará.
▪ ▪ ▪
Fue solo un instante, un maldito y aturdidor instante en el que todo lo que había hecho sin pensar le cayó como un balde de agua helada sobre la cabeza.
En ningún momento de todo su errático accionar se paró a replantearse si lo que hacía estaba bien, si era correcto, aún mientras veía las expresiones aterradas de sus compañeros, esas que ya conocía con antelación en personas que contemplaron lo peor de él en alguna ocasión desafortunada del pasado, jamás titubeó.
Jamás se detuvo por nadie, por qué nadie le importaba lo suficiente como para calmar su consciencia enloquecida y remediar la ira de su corazón.
Pero su voz, su única y fuerte voz que pidió que se detuviera como si nada más en el mundo importara, fue como un detonante a la realidad imborrable para él.
Nisiquiera alcanzó a voltearse a constatar su presencia cuando su puño se detuvo en seco al oír los finos trazos de su voz flotar por el aire y romper por completo su estabilidad.
No necesitaba verla para saber que era ella, y quizás hubiera sido mejor que no lo hiciera y por el contrario saliera corriendo de allí en ese preciso instante sin mirar atrás.
Cuanto se arrepentía de no haberlo hecho..
Podía sonar cobarde, pero la realidad era que su mundo entero había caído en pedazos a sus pies con el caer de la primera lágrima de sus finas pestañas sobre el suelo en el que reposaba el chico al que pocos minutos antes había golpeado salvajemente sin pensar ni recular las consecuencias, solo impulsado por la ira que sentía en su interior.
» Jazmín..por favor no llores..lo lamento..« Se quebró en su mente, conteniendo unas pesadas lágrimas que buscaban asomar por su rostro magullado »..Lo lamento tanto.. «
Justo ahí fue que entendió la gravedad de lo que había hecho, pero fue muy tarde para huir, y la prueba de su pecaminoso acto de violencia desmedida, eran las cristalinas lágrimas que escapaban caprichosas de los rojizos ojos de la joven que tanto apreciaba.
Había muchas cosas que atormentaban su corazón en el rincón en que los remordimientos y las culpas se asientan y pinchan, pero no tenía la menor duda de que aquella que se sumaba a su lista de errores con el caer de las gotas saladas al suelo, ahora era el peor y el más doloroso de todos sus arrepentimientos, y el que más recordaría.
▪ ▪ ▪
Pequeña pausa para dejarles la canción que va a aparecer a continuación. La misma representa el aspecto más puro de Kageyama, por eso la titulé con su nombre.
▪ ▪ ▪
"Siempre decaído, temo a mi destino.
Otro día igual no, por favor, te lo suplico."
Por eso, apenas encontró un pequeño hoyo en el escándalo que lo rodeaba y que el mismo había formado, no dudó en cobrar la suficiente consciencia para huir de esa pesadilla a todo lo que le daban las piernas.
Se sentía un cobarde por no juntar coraje siquiera para decirle lo mucho que lo sentía de la forma más sincera posible, pero la culpa pinchaba y ardía tanto que pensar en dirigirle la mirada era una idea fuera de lugar, ¿Cómo podría mirarla después de ver esa expresión destrozada por su culpa?
Necesitaba alejarse, correr lejos de ello sin pensarlo mucho más y buscar refugio en una profunda soledad que todos le concedieron sin que el se las pidiera, pues para atormentarlo aún más y asegurarle que lo que había hecho era terrible y no tendría perdón, ninguno de todos los que lo rodeaban, ni sus compañeros ni su entrenador, se habían siquiera acercado a dirigirle la palabra.
Estaba claro que nadie lo buscaría sin importar cuanto se alejara de lo que le parecía un atroz sonido de murmullos acusadores e imágenes borrosas que pronto se deshicieron bajo su titubeante paso por el lugar.
Nadie movería un dedo por el ni por su bienestar después de lo que había hecho, aún si este desaparecía.
Y con ese pensamiento en la mente: su presencia se deshizo inadvertida de la multitud que lo aterrorizaba y se mezcló en la extenuante oscuridad, esfumandose por completo del acusador escenario.
"No quiero pensarlo, quiero estar dormido.
Los días son largos cuando no estoy distraído."
Caminó y trotó toscamente por mucho tiempo por la extensión del edificio intentando pasar desapercibido entre la multitud mientras tiritaba y sorbia por la nariz por una atroz ansiedad que no lo dejaba en paz y un llanto que aguantaba cual olla a presión a punto de reventar.
Quería huir, alejarse de todos.
Necesitaba pensar, aceptar lo irremediable e intentar olvidar sus pesares como podía para enfrentar lo que se le vendría encima.
¿Qué más podía hacer?, estaba solo, completamente solo,al fin y al cabo no importaba, nadie lo apoyaría ni lo ayudaría a entender o buscar alguna solución, y era plenamente consciente de que lo merecía.
Lo que había hecho no tenía justificación ni excusa, ya no había vuelta atrás, y por mucho que le doliera el pecho por cosas que no podía entender y que necesitaban consejo de alguien que no llegaría jamás, no tenía sombra que lo acompañase y esa soledad a la que tanto le había temido desde el abandono de sus compañeros por su mala actitud, ahora era lo único que lo rodeaba.
Le gustara o no, debía apañarselas solo para poder caer en cuenta de todo y estar preparado para responder a la severa reprimenda que sabia muy bien que se le vendría encima por su salvaje ataque de ira, esa era la realidad.
No supo determinar qué tiempo exacto estuvo vagando en pasillos vacíos y silencios acosadores, el digerir sus penas y sus culpas le llevaba todo el esfuerzo mental que tenía, y lo perdía de la realidad bajo sus pies, disociando su entorno real de su oscuro y lúgubre mundo mental.
Su pena le hacía olvidar todo dolor físico que pudiera sentir en otro momento y circunstancia, durmiendo su carne de la cabeza a los pies y haciendolo indiferente de las heridas que el también había recibido en la pelea, su cuerpo se manejaba por inercia, siendo una existencia completamente apartada de su mente.
Sus tejidos nisiquiera sentían el cansancio en sus dormidos pies de tanto caminar, incluso salió a las afueras a respirar aire fresco y perder su culpa en el olor fresco de los árboles y el ruido cercano de la carretera.
"Actúo normal, pero en realidad, no te olvido.
Y la soledad viene a pasar tiempo conmigo."
Eso ciertamente lo había ayudado a calmarse lo suficiente como para hacer fluir sus pensamientos en un rincón solitario, donde con su sola presencia como única compañía y el aceptar de lo que había hecho con la cabeza un poco más fría, dejó sus lágrimas por fin ser libres por su rostro en un solemne y profundo silencio, sin siquiera un sollozo, solo digiriendo sus amargas culpas bajo la imagen de quien apreciaba hecha añicos por él, por sus manos y sus actos.
Sin duda la quietud de su cuerpo y el silencio que acompañaba sus lágrimas sin siquiera un temblor, no le hacía justicia a la batalla que libraba en su interior.
Su rostro no se movía, no tenía fuerzas para sufrir sus penas con las debidas ganas, ni reflejar más su mundo interior en su rota y gastada expresión, y manteniendo su cuerpo estático sobre una banca, dejó que el dolor lo carcomiera por dentro cual parásito, zarandeándolo de aquí para allá, devolviéndole una golpiza más dura que la que él le había dado a su compañero y que aceptó en silencio junto con la soledad que lo asentaba, como un castigo más que merecido por lo que había hecho.
Luego de un largo tiempo que le pareció apenas un segundo en su mareada cabeza, sus pasos volvieron a ponerse en marcha con las ideas un poco más claras.
Pero tener las ideas más claras, no significaba que supiera como resolver las cosas que había hecho. Había logrado enfriar su cabeza tanto como podía, lo suficiente como para levantarse de su lugar y emprender un rumbo desconocido a la que sentía como su senda hacia la horca.
Quizás hubiera tenido que pensar un poco más, pero ya estaba muy cansado para ello, y tampoco quería darle más lugar al llanto y al dolor que sabía lo acompañaría de ahora en adelante como una nueva y pesada carga más en su espalda.
Había pensado las cosas lo mejor que podía en esa situación, ya había llorado lo suficiente como para que otra lágrima le causara deshidratación, y por mucho pesar que sintiera, debía enfrentar a la situación que había provocado y sus respectivas consecuencias como era debido.
Tenía una cierta idea de donde debía comenzar a resolver y enfrentar lo inevitable, lo que ya no se podía reparar con sinceras palabras y que le llevaría un largo tiempo que quizás jamás alcanzaría a reparar lo que destruyó.
Debía disculparse, tanto con sus compañeros como su entrenador y por supuesto, también con su víctima.
"Sufriendo por dentro aunque por fuera te sonrío.
Tengo una voz pidiendo socorro
dentro mío."
Se estaba preparando mentalmente para hacerlo, no podía decir que estaba listo para ello, pero no había más vueltas que darle a lo inevitable, debía disculparse lo mejor que podía y estar preparado para las consecuencias, debía aceptar lo que viniera sin quejarse, aún si estos no quisieran hablarle nunca más luego de ello, o incluso si lo echaban del equipo.
Sea lo que sea que sucediera, debía estar preparado para aceptarlo y guardar silencio.
Pero aún si lo pensaba ampliamente considerando todas las posibilidades, toda reprimenda que pudiera recibir era poca en comparación a eso que lo atormentaba cada vez que pensaba en la situación.
Y es que si, tenía miedo de ello, pero eso no era nada en comparación a su más grande dolor y culpa.
Aquello que le retorcía el pecho y deshilachaba su corazón a punta de aguja por el miedo del recuerdo constante en su psiquis.
Eso que no podía perdonarse y que podía jurar sin exagerar que lo había marcado de por vida.
Las lágrimas de la única persona que había sido especial en su corazón, derramadas hasta dar con el suelo por un acto de las manos que juraron protegerla.
No podía perdonarse por herirla. Verla llorar otra vez por su culpa le resultaba agobiante e hiriente, la única persona que había querido de esa manera tan especial que apenas estaba comenzando a entender..
Solo había conseguido ser destrozada por sus equivocaciones y los actos de sus manos.
No había nada que pudiera pesarle más que eso. Y lo que era peor, en cierta parte se estaba escondiendo de ella por el miedo a hacerle frente después de lo que había hecho.
"Y la he jodido.
Siento el peligro cada vez que algo decido."
Enfrentarla después de haber provocado sus lágrimas y ser autor del dolor de su corazón, verla a la cara sabiendo todo el sufrimiento que le estaba causando antes y ahora..
Era más de lo que podía enfrentar, pensar siquiera en recibir algún tipo de perdón de su parte le resultaba egoísta e impensable.
No se sentía digno de dirigirle la mirada, menos la palabra, el coraje no le bastaba para intentar disculparse, sabía que cualquier cosa que pudiera decirle sería equívoca e inapropiada para la situación, y el precisamente, no se caracterizaba por expresarse correctamente.
Para empeorar la situación, estaba seguro de que si antes ella evitaba acercar más su lazo por el bien de los dos luego de lo que pasó, ahora no querría verlo ni por asomo sin desear romperle la nariz de un certero puñetazo que le acomodara las ideas de una vez por todas.
No podía culparla por intentarlo si así fuera, ni a ella ni a sus compañeros.
Esta vez había ido demasiado lejos con sus actitudes desmedidas, y cualquier castigo que recibiera de parte de sus condescendientes, estaría bien.
En menos de lo que pudo contar estuvo caminando sin rumbo otra vez, quizás inconscientemente buscaba hacer tiempo para no enfrentar a sus compañeros.
En esas vueltas, su paso se detuvo de sopetón en el pasillo del primer piso al escuchar voces familiares en la escalera que le correspondía para bajar y salir del edificio.
Una sensación de advertencia. No debía avanzar.
"No tienes por qué aguantarme negativo, no.
Ya no soy el mismo,
ya nada es lo mismo."
Pronto su pecho se acongojó dolorosamente al reconocer perfectamente la dulzura de aquella voz que le trajo unas hirientes imágenes a su cabeza que se repetían constantemente como un punzante recordatorio de lo que había hecho.
» Esa es Jazmín..« pensó tembloroso, sintiendo como el aire escaseaba en sus pulmones.
La persona a la que más temía encontrarse luego de lo sucedido, se había topado en su camino como un injusto Karma del destino.
» Maldición, ¡¿Por qué justo ahora?! «
Pronto encontró otra voz conocida, la de su entrenador Ukai, y ninguno de los dos parecía estar de muy buen humor.
» ¿Acaso la está regañando? « pensó primeramente, haciéndolo acercar más la oreja por unos segundos.
Todo su ser se deshizo cual granos de arena en el viento con el escuchar más atento de su conversación.
Estaban hablando de nada menos que él.
Su cuerpo tembló enteramente y su mente entró en corto, sintiendo como la garganta se le secaba y el pecho se le encogía a falta de aire.
Su mayor miedo, justo frente a él.
¿Por qué?, ¿Por qué había tenido que llegar en tan preciso momento?
Se topaba justo con lo que intentaba evitar. ¿Acaso el destino se estaba burlando de él?
Su cuerpo se encontraba tan cerca que había oído su nombre claro e indudable.
» No..no puedo «
"Tan desprotegido.
Busco cobijo en un poco de cariño."
No quería escucharlo.
No podía ni quería hacerlo, se resistía con garras y dientes a ser testigo de las duras y condenatorias palabras e incluso pensamientos que salieran de esos hermosos labios femeninos para con él.
Se negaba a escuchar lo que ya se imaginaba a toda costa, su corazón ya estaba lo bastante agitado y débil como para resistir confirmar sus más tormentosas sospechas sobre lo que ella pensaba de él ahora.
Todos los sentimientos que el imaginaba que pudiera sentir el corazón ajeno sobre él, lo aterraban, no resistiría oírlo.
Había estado esquivando la compañía de la fémina por miedo a lo que ella pudiera pensar de él luego de semejante acto de violencia.
Sentía su presencia comparable a la de un shinigami, aquel mensajero de la muerte que se lo llevaría al otro mundo gritando y pateando aunque el no quisiera, arrastrándolo por una senda de fuego que le quemara la carne hasta corroer sus pecados de raíz junto con su existencia.
Ella había llegado hasta el de una u otra forma, muy a pesar de que el huía.
Y eso no podía ser casualidad.
"Mi mente no descansa, está siempre
saturada.
No tengo esperanzas, ya no confío en nada."
» ¡¿Por qué me pasa esto a mí?! « Se reprochó y pronto se llevó las manos a la cabeza en lo que lucia exteriormente como un golpe contundente en su cráneo, pero dolía como una cefalea.
Azotado por las imágenes que se repetían una y otra vez en compañía de pitidos ensordecedores y murmullos agobiantes, sus pupilas se dilataron y su cuerpo descendió tembloroso y pegado a la pared.
»..Ya basta..¡Detente!...¡Déjenme en paz!..«
Más temprano que tarde y ante ese ya familiar miedo que regresaba en tortuoso vaivén, las lágrimas no tardaron en aflorar frente a un miedo presuntuoso sobre lo que no quería escuchar.
» Ya no puedo soportar más esto..no denuevo..«
Apretando sus manos contra su rostro, entendió aún si verse a si mismo en un espejo, que esta situación ya se había repetido en el pasado.
Hace muchos años, cuando aún era un aprendiz soñador.
Sus ojos se alzaron nubosos y su garganta se cerró de sopetón con el contemplar de una ilusión nítida de si mismo, justo frente a sus ojos, en la pared paralela a donde el reposaba.
»¿Qué..que hago yo ahí?..«
▪ ▪ ▪
"Vivo con un nudo constante en la garganta,
Y me quedo en pausa, mientras el mundo avanza."
La imagen de un recuerdo anterior se plasmaba increíblemente frente a sus ojos, quizás parte del colapso nervioso que enfrentaba y que lo había hecho perder la noción de la realidad al punto en que comenzó a delirar, viendo recuerdos de si mismo como si estos se dieran en aquel justo momento, otra vez.
» Recuerdo eso..aunque ha pasado mucho tiempo..«
Aún en el colapso que afrontaba, su mente hizo la sinapsis necesaria para entender aquel recuerdo que regresaba a él, imitando la posición en la que estaba, con una sola intención.
Recordarle que aún en el paso de los años, aún cuando se juró cambiar y abandonar todo lo que le pesaba para ser una mejor persona.
No había cambiado nada.
Incluso aquella imagen de si mismo que veía tan nítida como la realidad, imitaba a la perfección su situación actual.
Aunque fuera en diferente tiempo, él era el mismo chico que era en aquellos tiempos donde su sempai lo aborrecía e incluso había intentado agredir.
¿Acaso no había mejorado como persona en todo este tiempo..?
Bajando sus manos a los costados de su cuerpo dejado en el suelo, este inclinó la cabeza, derrotado por lo que acontecía su miseria.
» Así que nada ha cambiado desde entonces, nisiquiera yo..« pensó, sintiendo como el fracaso al que tanto le temía le punzaba el pecho » ¿Por qué me persigue tanto el pasado..?«
"Días que ojalá hubiera tenido
la boca cerrada,
Gente a la que nunca le debí dar
mi confianza."
Viéndose a sí mismo como un recuerdo de su subconsciente que se materializaba para atormentarlo y recordarle que aun con el transcurso de los años, seguía siendo el mismo chico apaleado que provocaba el odio de los demás y lloraba por el miedo al opinión ajeno en un rincón..
Una melancolía aún mas profunda afloró en su corazón.
La situación había seguido avanzando para peor, y el no había podido cambiar nada ni en el pasado, ni ahora.
Como si los planetas se hubieran alineado para complotarse en pos de su sufrimiento, podía escuchar la conversación a unos metros de él con suma claridad.
Y lo que escuchaba de parte de su entrenador, quien se refería a él como alguien de quien todos debían alejarse por su bienestar, un monstruo peligroso o un desquiciado, no era para nada alentador.
» Soy peligroso..« Se repitió en su cabeza tal cual escuchaba, escondiendo su rostro bajo sus brazos cruzados sobre sus rodillas » Quizás sea verdad, Jazmín..quizás esto sea lo que merezco «
Pegando su cabeza a la pared, dejó fluir sus lágrimas silenciosamente por su rostro, dejando su agotada expresión descansar, no podía mover un solo músculo más.
» El odio que me trajo hasta aquí una y otra vez..ese que hace que todos me traten como una bestia y me teman.. siempre me lo he ganado de todas formas..¿no?«
Ya no quería luchar contra el peso en su espalda, la culpa, el remordimiento y las inseguridades que intentaba con toda su fuerza ignorar y sobrellevar lo mejor que podía, estaban matándolo lentamente.
"Ahora creo que nada me sirve como coraza.
No puedo disfrutar pensando que
todo se acaba."
La concepción de si mismo ahora era distorsionada, consumiéndolo al punto de ver ese tipo de recuerdos como una consecuencia de un serio trauma y aceptar aquello como oía de sus mayores como una descripción de si mismo que, inevitablemente, era más que acertada.
» Quizás debería dejar de luchar contra ese odio y aceptarlo..de todas formas siempre he arruinado lo que sea que toco para los demás..¿Por que sigo intentando convencerme de que cambiaré?..«
Juntando sus pestañas en un dolor que le punzaba el corazón y que fluía liquidamente sobre sus mejillas, sus labios temblaron.
» Aunque intento cambiar lo que soy, jamás lo consigo..la cago una..y otra..y otra vez.. todo aquel que me rodea termina sufriendo de alguna u otra manera..« Se dijo » Quizás la gente como yo esté destinada a estar sola...si así fuera..no podría herir a nadie como le he hecho hasta ahora.. «
Varias imágenes cruzaron su cabeza, las personas que habían sido importantes para él..
Todas habían sido marcadas de una u otra forma, y siempre para mal.
»..Oikawa..mis compañeros de Kiitagawa Daichi... Jazmín.. incluso tú, Hinata..« Repitió en su cabeza, deseando que esta explotara y el dejara de sufrir » Lo lamento..ojalá algún día puedan perdonarme por ser la persona de mierda que soy..«
El dolor le caló hasta los huesos y todo su cuerpo se mantuvo estático, sentado de espaldas a la pared, escondiendo su rostro entre sus extremidades y abrazando sus piernas en busca de un poco de calor y contención.
» La soledad debe ser el único camino para alguien como yo..no se por qué pensé que podría ser distinto..que idiota «
"Puedo hacerte daño, aunque nunca
lo he querido.
Sólo quiero un buen motivo
para seguir vivo."
Su imagen sonriente pululó nuevamente por su cerebro, haciéndolo morderse el labio inferior para contener los sentimientos que lo invadían.
Ella era la persona que más le dolía en el alma.
Inoportunas como su dueño, las palabras del rubio que había destruido físicamente tiempo atrás regresaron hacia él.
Y con un profundo pesar en el pecho, como si su corazón se hubiese vuelto de piedra, por fin entendió lo que su compañero había querido advertirle.
» Kei..tenías razón..no puedo cambiar lo que soy, ni siquiera por ella..«
Llevándose una mano al pecho que se le encogía de angustia, sus dedos estrujaron la tela de su camiseta bruscamente, conteniendo las ganas de llorar de unos ojos irritados y cansados a los que ya no les quedaba una sola gota más por derramar.
El dolor era más profundo de lo que hubiera podido siquiera imaginar, y su angustia había acabado hasta con la última de sus lágrimas aprisionadas en lo que alguna vez fueron unos bellos orbes azules como el mar, pero ahora eran apenas un vestigio oscuro e irritado, opacado de agotamiento por la vida.
» Jazmín..lo lamento..creí que podría ser alguien bueno para ti..que podría cambiar lo oscuro de mi interior para hacerte feliz..no me imagino cuanto habrás sufrido todo este tiempo por mi culpa..«
Escondiendo su rostro agotado entre sus extremidades, el silencio del pasillo abandonado por todo público que ahora reposaba en las tribunas del partido gestado en las canchas de arriba lo acompañó como un consuelo a su inevitable penar.
En medio del silencio, las voces de ambas personas no tan lejos se hicieron más claras, más estas habían estado en un dubitativo silencio hasta ese momento, producto de su propia conversación profunda.
Aún sin quererlo, su oído fue testigo resignado de lo que no deseaba pero ya no podía evitar oír.
En su mente, ya no había nada más doloroso que lo que ya enfrentaba.
Más todo lo que creemos y suponemos nunca es más que una simple hipótesis creada por nuestro subconsciente para explicar y excusar nuestros más hirientes pensamientos cuando estos condicionan nuestra vida en algún sentido.
Y como cualquier hipótesis, esta puede caerse a pedazos en un simple momento que ilumine la eterna oscuridad de nuestros corazones atormentados.
Y ese momento, había llegado de imprevisto para él.
"Y si te marchas,
si tú también te marchas.
Volveré a perder más energía y más ganas."
El resonar de su voz en ese silencio tan acusador, tan duro y asfixiante, unas palabras contundentes que lo sacaron de órbita aún con todo lo que había escuchado sobre si mismo de la boca de su entrenador, de otras personas y lo que ya sabía de mismo..
Rompieron el cristal que lo había rodeado.
- ¡¿Y eso es motivo para abandonarlo?! -
Haber oído con claridad era una de sus miles de dudas emergentes en ese mismo segundo. Su rostro se tensó, levantándose del refugio cálido entre sus extremidades como si encontrara, en medio de tanta oscuridad, una esperanza por la cual volver al fin a levantar la cabeza.
Por más que lo había oído, no lo podía creer.
Aún a pesar de todo lo dicho por todos, incluso por el mismo...
¿Ella no estaba dispuesta a abandonarlo?
» Jazmín..tú..¿Qué has dicho?..«
Incrédulo, este juntó la suficiente coordinación de sus extremidades para deslizarse aún más cerca de la escalera, sin despegarse del suelo.
Manteniéndose estático y tembloroso de nervios, este logró escuchar todas y cada una de las palabras de su dolida y apreciada compañera.
No podía creer lo que oía.
Una mezcla de emociones azotó su alma de un desestabilizador sacudón. Estaba divido entre dos sentires muy diferentes con lo que había escuchado.
Le resultaba tremendamente irreal aquel dolor que ella relataba tan vívidamente como solo quien lo ha experimentado todo en carne propia podría.
Su dolor, era el dolor de ella. Ahora lo sabía, y comenzaba a entender muchas cosas.
» Y pensar que alguien como tú, también conoce el calor de este infierno..« Se dijo, punzante, la empatía que sentía hacia ella ahora, lo hería profundamente.
Un cosquilleo agridulce asomó por su pecho, haciéndolo tragar amargamente por una sensación que no necesitó pensar demasiado para comprender.
Ese sabor tan confuso, ese hiriente picor con tintes de dulce esperanza, era inconfundible.
Esa alegría melancólica y ciertamente egoísta, era fruto del sentirse menos solo en el mar de angustias en el que te ahogas al encontrar a alguien que lo comprende, alguien que ha pasado por la misma soledad, por la misma crisis nerviosa en la que te arrancas el cabello y lloras de miedo a lo desconocido y a lo conocido que no puedes controlar.
El sentimiento de compañía en cuanto a dolor se trata, era un sabor de paladear dulce y tragar amargo.
Por un lado, el comenzar a comprender por qué de que ella estuviera decidida a ayudarlo aún a pesar de todo lo que había hecho, y sentir que la soledad no es tan mala si puede compartirse con alguien que también sabe lo que siente por las cicatrices que el dolor dejó impresas en su carne.
Era algo maravilloso, por más que le avergonzara admitirlo.
Pero toda dulzura tiene una amargura que revienta en tu consciencia tarde o temprano por más que intentes ocultarla, y esa aparente compañía de personas que habían pasado por el mismo inferno, tenía más oscuridad de la que aparentaba.
En primera instancia no pensó en ello, cegado por la emoción palpitante de compañía en el abismo, pero cuando el eco de la razón hizo ruido dentro de su cabeza, su corazón latió en una sintonía muy diferente a la anterior.
Su sangre hervía de rabia.
"Ya me está costando levantarme
de la cama.
No poder desconectar de
esta mierda me cansa."
Justamente por qué sabía de pe a pa lo que se sentía esta horrible situación que atravesaba, es que no se la desearía ni a su peor enemigo.
Y pensar en que la persona que menos esperaba y más quería había tenido que caminar sobre el mismo sendero de carbón encendido que él, quemándose los pies en su caminar por la vida, lo hería profundamente.
Lo que es más, estaba seguro que ella sentía exactamente lo mismo, y por eso es que lo defendía a capa y espada aún en esa situación tan comprometedora.
El tormento que sufrían era algo terrible, y si eso te deja las suficientes secuelas como para que tu vida se condicione por ello, es que una parte de tu alma se ha roto en mil pedazos, despidiéndose totalmente de lo que alguna vez fuiste y te hizo feliz, por algo que te defienda de lo que te aterra.
Alguien como ella, a quien siempre vió como una persona dulce, amable y bondadosa de corazón, de esas con ese brillo único, mágico y puro que no se encuentra dos veces en el mundo.
Ella, a quien nisiquiera él, quien era reconocido por ser temible naturalmente, le daba el coraje para enfrentarla y plantarle cara a su semblante de tintes infernales cuando estaba enojada.
Simplemente, ella, a quien siempre había admirado silenciosamente por su inigualable fortaleza, por esa seguridad y firmeza inamovible que no pierde la calma aún cuando todo a su alrededor es destruido.
Le resultaba difícil de creer que alguien se atreviera a hacerle pasar todo lo que describía a alguien como ella.
Por eso, a pesar de sentir un extraño alivio por sentirse acompañado en algo tan duro, también sentía enojo e impotencia por averiguar tal cosa.
» No puedo creerlo..« se repitió, incrédulo aún frente a lo que había oído » ¿Quién podría haberte causado tales heridas, Jazmín? «
"Si me odias lo entiendo.
Yo también me odio a mi"
Escuchando todo atentamente, este se mantuvo atento, aún cuando cada palabra que oía de parte de la fémina, le calaba en lo más profundo de su ser.
- Se lo que Tobio sintió y lo que siente ahora mismo,nadie más que yo se ha intentado acercar a él, y se que nadie lo hará si no hago algo, así que no lo dejaré solo, no puedo abandonarlo sabiendo que si lo hago, el sufrirá eternamente por aquello que no le dijeron que debía arreglar.
Sintiendose impotente a la irremediable bondad para con él, una vergüenza pintó su rostro acongojado y caló en su corazón que latía desenfrenado de emoción frente a los sentimientos tan puros que ella expresaba para con él.
Nadie, jamás en su vida, nisiquiera las personas que más apreciaba, habían dicho o hecho algo semejante por él.
Por el contrario, nadie jamás había confiado en el de esa manera tan sincera y contundente, atreviéndose a apostar su pellejo y más por creer en él de todo corazón, en lo que había bajo toda esa capa de problemas que definía lo que los demás pensaban de él antes y ahora.
Y ella, a quien no conocía hace tanto tiempo como a otras personas que también tenía en su corazón, había logrado con sus acciones, sus gestos y su manera de ser única y maravillosamente irrepetible, llegar hasta el fondo del temeroso corazón de Tobio, calando en él hasta el último rincón y estableciéndose allí merecidamente, como un consuelo en medio de tanta oscuridad.
Y él, no podía si no estar inmensamente agradecido con ella, quien ahora, con ese gesto tan arriesgado, había hecho aflorar un sentimiento nuevo e incontenible en el pecho del jovenzuelo aterrado.
Toda oscuridad asentada solitaria y contundente establecida en sus agobiados interiores había sido cortada de lleno por un fino hilo de luz que podía pasar desapercibido para otros, pero para él, quien estaba completamente consumido por su propia oscuridad..
Ese fino y dulce trazo de luz clara y cálida irrumpiendo su fría penumbra, aquel que apenas se vislumbraba entre las abrumadoras ataduras de su alma, desestabilizó por completo su ser, conmoviendolo hasta las lágrimas que ahora salían de sus ojos en un motivo diferente al que lo había herido hasta ahora.
"Creo que me muero,
Si también te pierdo a ti."
Esas lágrimas, no se deslizaban en pos de su dolor, si no en pos de una genuina y maravillosa felicidad tatuada en su interior bajo el nombre de esa mujer que había logrado llegar hasta su oculto y herido corazón.
Una esperanza para el muchacho perdido, afloraba por fin, aún dentro del que siempre creyó un invencible dolor.
Una de sus manos fue hasta su boca, cubriendo sus labios mientras oía con una dulce y temblorosa sonrisa las palabras finales de su querido Ángel.
Aún sin verla, podía saber que estaba sonriendo mientras hablaba.
- Tobio necesita escuchar eso, y ser escuchado, el no es un mounstro, solo está dolido. Sin importar lo que yo sienta o no..jamás abandonaré a alguien que necesita ayuda.
Sonriendo de una manera que jamás antes había sido tan honesta y natural, sus manos temblaron mientras una nueva calidez lo invadía como si ella se encontrara ahí, abrazándolo con fuerza, dispuesta a aguantar la tormenta que asomaba por el cielo, sin soltar su mano aún en la adversidad.
- Jazmín..- Sollozó con su voz siendo inaudible entre sus dedos-..Gracias.
▪ ▪ ▪
Su paso se perdió al salir de los baños. Luego de lavarse la cara y recuperar una compostura decente para su semblante, su rumbo tomó su habitual dirección incierta.
Había mucho que debía pensar en solitario. Se sentía mucho más tranquilo que antes, eso era seguro, más el digerir la información nunca tiene un tiempo estimado por persona, y menos él, quien se perdía en su nube de enroscados pensamientos, avanzando en silencio con las manos en los bolsillos.
Pronto se encontró en la azotea, donde el aire fresco golpeando sus mejillas le brindó un ambiente maravilloso para su reflexionar personal.
Tomando asiento en el suelo junto al barandal alambrado que rodeaba toda la extensión de la solitaria azotea, su mirada se perdió en las extensiones lejanas y en el cielo acompasado, dejando fluir sus pensamientos en un cauce indeterminado.
No estaba mal, la verdad es que se encontraba bastante bien considerando lo sucedido. Había tomado una decisión, y lo único que le quedaba por hacer era pensar sus palabras adecuadamente, pues el no era de los que acierta al hablar sin filtro con los demás.
Si iba a hacer las cosas bien, debía estar preparado en más de un sentido.
Entre reflexiones, su corazón se mantuvo tranquilo, pues la serotonina que le brindaron aquellas dulces palabras que había oído con toda claridad, mantenía un atisbo de sonrisa constante en sus labios.
Estaba conmovido, agradecido, y ese sentimiento tan grato, nada ni nadie se lo podría quitar.
Y la persona que le había dado ese sentimiento, se encontraba más cerca de lo que creía. Mucho más cerca.
La puerta se abrió de sopetón y este dio un salto, poniéndose de pie al instante.
Por instinto, su espalda se pegó a la pared de aquel cobertizo que actuaba como único escondite en la llana extensión despejada.
Cuanto agradeció a su instinto cuando escuchó su voz cerca de allí.
Lo estaba buscando, estaba seguro.
» Jazmin..« dijo en su mente, sintiendo como le faltaba el aire dentro del pecho que se agitaba salvajemente con el aparecer de su presencia.
Con el cuerpo tenso y tembloroso de unos incontrolables nervios que le hacían sudar las manos, este suprimió hasta el ruido de su respiración, escondiendo su existencia del mundo cual felino en la sabana.
Ya no tenía miedo a enfrentarla por qué sabía lo que le diría, pero sus otros sentimientos ganaban terreno rápidamente, haciendo fallar cualquier habilidad básica que pudiera tener.
» Cálmate..¡Cálmate maldita sea!..«
Sintiendo sudar todas sus extremidades con el avanzar de sus pasos en una dirección cercana a él. Su alma volvió a su cuerpo cuando, luego de un suspiro que parecía delatar su derrota, esta se alejó de su posición, permitiéndole respirar nuevamente.
» Soy un maldito cobarde..pero, ¡Rayos!, ¡Es que mira como estoy sudando y nisiquiera la he visto!« se dijo en su mente, mirando sus manos húmedas con descontento.
El silencio repentino lo extrañó y, con mucha cautela, asomó por la esquina, buscando su figura aunque sea por asomo desde el anonimato.
Error, el aliento se le quedó atorado en la garganta.
Quizás fuera el hecho de haberla anhelado tanto sin poder mirarla mientras su corazón era tocado por sus palabras, pero su corazón se detuvo con el primer mirar de su figura.
Bajo el cielo claro y cálido, solemne su figura se unía a la imperturbabilidad del reino azulado. La melancolía pintada en cada rincón de sus cansadas facciones que caminaban en el trecho hacia el mundo celestial sin prisa ni agobio, buscaban respuestas que no encontrarían, soluciones a los problemas del mundo que los selectivos reveladores de la verdad jamás habrían podido vislumbrar.
Pero sin duda, se habrían quedado hipnotizados al ver tal calma en sus ojos oscuros, inclinados a guardar bajo llave los miles de secretos tras sus cuencas, encontrando en ella más enigmas que responder en una vida plagada de reflexión.
Bajo esa aparente tristeza y preocupación delatada en su silencio y la curva en sus dulces labios, su cuerpo se mantenía quieto, como una pequeña porción de realidad frente al enigmático e inmenso mundo de abierta extensión trazada por el misterioso rumbo de sus pensamientos.
Aunque su cuerpo estaba allí, impasible frente a la excelencia azulada, su mente estaba en un lugar lejano, perdida, disociada completamente de su realidad espacial e insuficientemente terrenal.
Parecía completamente inmersa en aquello que tomaba completamente su atención.
Maravillado de contemplarla aún a la lejanía, este disfrutó ese delicioso momento en el que podía admirarla de esa única y escasa manera que resultaba tan esquiva y difícil de repetir.
Tan solemne, maravillosamente natural y tranquila. Era simplemente hermosa para él.
Sus ojos oceánicos corrieron por su figura como una extensión más de su universo, que tomaba comienzo en sus delicados tobillos, los cuales hasta ese momento advirtió, llevaban dos gasas blancas envolviéndolos en lo que parecía una lesión compartida por ambos pies.
» ¿Se lastimó? « Pensó entonces, ciertamente preocupado, más pronto reculó en que ella solía lastimarse seguido al practicar baile en el piso del gimnasio y le restó importancia »..debe de ser un esguince quizás.. «
Encontrándose incapaz de despegar la mirada, su profundo y cauteloso observar pronto retomó inconscientemente su rumbo por sus largas e impecables piernas.
Cada rincón de ella le resultaba más maravilloso que el anterior, haciéndolo sentir incapaz de admirar su totalidad aún si se tomara la vida entera para ello.
Saliendo inconscientemente de su escondite para acercar su visión, su rostro se mantuvo impasible y su mirada se perdió en la basta extensión que lo capturaba, ignorando completamente el avanzar de su lento y silencioso trayecto en su dirección.
Estaba completamente perdido en ella, en la curva de sus generosas caderas y el ondeante movimiento de la falda que las cubría, pendulante en el viento mientras agitaba su airosa tela cayendo cual ola que se deshace al unirse a la inmensidad del mar que la creó.
En ella, en la femenina curva de su espalda que conservaba fortaleza en sus hombros y la parte superior de su espalda, dándole lugar a sus disimuladamente fornidos brazos, definición gráfica que contribuía a formar la dicotomía tan extraña y a la vez intrigante que la definía; excéntrica belleza y amplia fortaleza, repartida en partes iguales y perfectamente equilibradas.
En ella, en el sangriento color de su largo cabello que asesinaba por completo la oscuridad de sus raíces, delatoras de la oposición que imponía a su propia naturalidad. En sus rizos y su indefinida forma llena de idas y vueltas, llena de círculos y toboganes de hebras rojizas, deslizándose sin fin hasta su cintura como una sugerencia de mucho más.
En ella, en la pureza de su rostro solemne y rebosante de paz, salpicado descuidadamente por el destino en cada uno de los lunares sobre su piel suave, tersa e impecable. En la oscuridad cristalina de sus ojos castaños, intrigantes, pensativos, de apariencia pacífica pero capaces de tomar carrera rápidamente en una senda de angosta furia, desgarradora, efímera y peligrosa.
En ella, simplemente en ella y nadie más que ella, quien hallaba la increíble manera de equiparar la delicadeza y belleza de una rosa; femenina, perfumada, grácil y admirable, con la fuerza y fortaleza del valiente guerrero que carga la espada.
Los dos extremos de su persona; se reflejaban en sus ámbitos más escondidos, solo para quienes la conocían y la podían observar con calma, tiempo y detalle en estos particulares momentos de la vida.
Al igual que él, figura testigo de lo que, en su juicio, era la excelencia y maravilla, la belleza en toda su expresión, así como la fortaleza en su máxima gloria.
Simplemente, la observaba tan embelesado y completamente perdido en su basta existencia, como un pequeño niño que admira con brillo en los ojos lo que más anhela cerca de sus manos.
No podía evitar que así fuera, aún si no podía ponerlo en palabras o términos comprensibles para el ser humano moderno, lo sentía, sabía que ese latir tan fuerte de su corazón en esa mezcla tan confusa de sentimientos abstractos e indescriptibles, era aquello a lo que más le temía por no poder entenderlo, y a la vez lo que más le emocionaba descubrir en ella y solo ella; la dueña y autora de todas las mariposas en su estómago y provocadora de unas dulces taquicardias repentinas a las que se había acostumbrado y le había tomado el gusto.
En ella, temía y a la vez ansiaba haber encontrado aquella concepción tan abstracta y variada que todos conocen como el amor.
Tanto fue su sentimiento, que sus pies se movieron sin su consentimiento, poniéndose de acuerdo con su cuerpo para avanzar de su escondite y abandonar la seguridad de las penumbras y el anonimato sin que él se percatara.
Antes de que se diera cuenta y pudiera arrepentirse, su corazón lo había impulsado a dejar atrás el miedo y avanzar hasta ella.
Para cuando despertó de su burbuja, ella estaba allí, a pocos metros de él.
» ¡M-mierda..!, ¡¿Y ahora qué hago?! «
Temeroso, este observó a sus alrededores. Nada había más que la soledad, el silencio y ellos dos, era la privacidad que siempre había deseado en cada ocasión donde repensó una y otra vez sus palabras como un mantra, analizándolas y mejorándolas para que cuando llegara el momento, pudiera disculparse adecuadamente y transmitirle las cosas que había querido decirle hace meses, sin equivocarse y arruinar todo por su impulsividad, como siempre le pasaba.
Era ahora o nunca, ya no podía dar marcha atrás, de todos modos, estaba demasiado cerca como para retroceder, si intentaba escapar, estaba seguro que los nervios le ganarían y, ya fuera por sus descuidados pasos o por qué se moviera bruscamente, lo descubriría.
Era su única oportunidad para arreglar las cosas, debía aprovecharla a como de lugar.
» Bien, Tobio..es ahora o nunca.. más te vale no arruinarlo..«
Con el sudor corriendo por sus frías manos, él cerró sus ojos, implorándole al cielo que le diera una mano en esa situación tan propensa a accidentes.
Sin más apoyo que la suerte y su propio instinto, al fin, se atrevió a alzar la voz y romper con el silencio sepulcral del lugar.
- ¡Jazmín! - Exclamó con voz firme y la mayor rápidamente se volteó, atónita ante la sorpresa de su presencia.
- ¡Kageyama!, ¿En qué momento..-
- ¡Lo siento mucho!, ¡Lo siento mucho de verdad! - Irrumpió, inclinándose en una honesta y firme reverencia- No se ni por donde empezar a disculparme por todo lo que he hecho..tanto a ti como a otros..¡Pero créeme que lo haré!, de alguna u otra manera pagaré por lo que he hecho, ¡Lo prometo!..por ahora, ¡Q-quiero que me escuches!
Viendo la seriedad que llevaba el muchacho y muy a pesar de la enormidad de cosas que tenía para decirle, ella optó por darle una oportunidad y escucharlo.
Encontrando el pie para abrir su corazón en el silencio, este prosiguió, tomando un fuerte respiro antes de ello.
- ¡L-lamento no haber intervenido cuando los chicos comenzaron a gritar por vernos durmiendo juntos y a acusarte de cosas tontas que no te correspondían!, entiendo que te haya molestado, y me disculpo por no haber hecho nada, ¡No creo que seas un objeto!, ¡Enserio!, creo..creo que eres mucho más que eso, por sobre todo eres una persona..¡P-pero no cualquier persona!, ¡U-una gran y maravillosa persona! Y se que mereces el respeto que en ese momento no te di, lo lamento, de verdad..- Sin el valor para levantar la cabeza mientras hablaba, este tomó aire nuevamente antes de proseguir - ¡T-también siento mucho haber sido el único que no se disculpó contigo por ello!, imagino que creíste que pensé que estaba de acuerdo con los que se dijo y como se te trató..¡P-pero ya sabes que no es así!, ¡Yo jamás pensé que fueras un objeto cualquiera que tuviéramos que proteger!, ¡Tampoco pensé que fuera correcto que estuvieran peleando abiertamente por ti!, imagino que como mujer te sentiste acosada e incómoda por los chicos..nada de lo que te dijeron fue correcto..ninguno fue capaz de respetarte en su momento ni a ti ni a tu espacio personal..la diferencia es que ellos se disculparon..y yo no fui capaz de hacerlo..¡Fui un cobarde todo ese tiempo, lamento no haberme disculpado como ellos!, Debiste pensar que no tenía intenciones de hacerlo..¡Pero te juro que no fue así!, ¡Q-quería hacerlo!, ¡De verdad!, pero me ganó la vergüenza ante la responsabilidad que recaía en mi.. ¡Y lo lamento!...¡Fui realmente descortés e idiota por no decir lo que pensaba y detener esa riña en el momento en que inició para sacarte de ese lugar tan asfixiante en el que estabas!, ¡L-Lo lamento de corazón!
Preocupado por su aterrador silencio pero sin intención detener lo que ya había iniciado, este siguió según iba rememorando las palabras que había dicho una y mil veces en su habitación, preparándose para el momento en que se las dijera de frente.
- ¡T-también me disculpo por haberte arrastrado de esa manera lejos de todos!..se muy bien que creíste que me avergonzaba lo que los demás pensaran de mí si me veían ser cercano a ti..después de todo no fui capaz de disculparme como los chicos después de lo que pasó..¡Pero no es así, y lamento no haber sido capaz de decir nada en su momento!, ¡Fui un gallina, un cobarde!, y lo lamento de corazón, pero jamás había sido cercano con nadie, mucho menos con una chica, ¡Y me aterraban mis propios sentimientos!, se que lo sabes, y no pretendo excusarme para nada con ello..¡P-pero me cuesta mucho entender a los demás, y más aún a mi mismo!, ¡Me estoy esforzando mucho por cambiar eso y ser una mejor persona con todos, sobre todo contigo, Jazmín!, ¡Eres quien más merece disculpas de mi parte por todo lo que te he hecho enfrentar este tiempo tan horrible!, ¡Quiero aprender a entenderte para no lastimarte, y voy a esforzarme para hacerlo, y lo mismo es con los demás!
Su corazón palpitó con fuerza, ahogando sus palabras. Los recuerdos de sus propios remordimientos lo estaban desequilibrando.
- ¡P-perdóname por ser un grandísimo idiota cuando me equivoqué contigo una y otra vez..!, sé que creíste que jugaba contigo, que te ilusioné por hacer todo lo que hice sin saber que era lo que sentía, ¡Pero te juro por mi vida que jamás fue con esa intención!..¡T-todas las cosas que hemos pasado fueron mágicas y muy especiales para mi solo por qué fueron contigo!.. fui muy cobarde para acercarme luego de haberte hecho llorar..me sentía terrible por ello..y tenía miedo de lo que pudieras decirme, así que me alejé y esperé que tú me hablaras..ahora me doy cuenta lo irresponsable que fui contigo después de lo que hice..debí ser lo suficientemente valiente como para actuar de todos modos cuando vi que no llegabas ese día y todos estaban preocupados por tu bienestar..¡Y-yo también estaba realmente preocupado por ti!, ¡Lo prometo!..tanto que nisiquiera pude concentrarme en mi maldita práctica y terminé discutiendo con el idiota de Hinata..¡Q-quería escribirte!, debí hacerlo..borré mis mensajes una y otra vez.. el miedo me ganó siempre contigo y no sabes como me arrepiento.. sé que ese fue mi mayor error, y el que más te lastimó..por que pensaste que no me importabas y eso te hizo llorar..¡L-lo lamento enserio, Jazmín!, ¡Ojalá hubiera podido decirte cuanto me preocupabas en ese momento, cuando aún no era tarde..!
Los sentimientos estaban sobre poniendose en lo que quería decir, pero no perdería el horizonte esta vez.
- ¡Lamento haberte hecho llorar y enojar!, nunca fue mi intención herirte, mucho menos causarte problemas, pero sé que lo he hecho y lo lamento en el alma..¡Lamento no haber podido decir las palabras correctas en el momento correcto!, sé que las cosas hubieran sido distintas, ¡Pero me acobardé una y otra vez, mi orgullo podía más que mi corazón y me avergüenzo por ello!, Lamento haberte gritado y haber ignorado el espacio que me pediste, ¡No supe respetar tu silencio y lo siento de verdad!, ¡Fui un idiota!, debí saber que querías prevenirte de más de mis estupideces, dado lo que ellas ya te habían hecho pasar, ¡Te creé una imagen de mi espantosa y lo lamento, te asusté y no puedo culparte por qué hayas decidido tomar tu distancia antes de que las cosas se hagan más difíciles!, debí pensar en alguien más que en mí e intentar comprenderte.. sé que tú si lo hiciste, y por eso evitaste contarle a los demás sobre ello, sabías que me costaba congeniar con mis compañeros, y por eso guardaste silencio de nosotros para que los chicos no me evitaran, ¡A-agradezco mucho que hayas separado el equipo de lo personal, aunque tarde logré entenderlo!..En realidad agradezco que hayas sido comprensiva, aunque en su momento yo solo actué en pos de lo que yo interpretaba e irrumpí toscamente en la paz que yo te quité e intentabas recuperar..¡Lamento haber provocado otra pelea y haber arruinado más las cosas!, sé que te hice llorar y lo siento en verdad..¡Lo siento mucho!
Sintiendo como sus ojos deseaban empaparse una vez más del líquido cristalino que producía el dolor, este apretó sus temblorosos puños a sus costados.
No quería quebrarse en un momento así.
- L-lamento haberte preocupado una y otra vez..fui un completo estúpido desde que te he conocido y lo sé.. no he hecho más que arruinar las cosas para ti y para los demás, ¡Y lo lamento en verdad!..¡Lamento haberte hecho llorar otra vez por mis malas acciones!, y lamento enserio lo que le hice a Tsukishima..actué como una bestia bruta, y lo siento muchísimo.. sé que recibiré un gran castigo por ello y lo entiendo, estoy preparado - Sorbiendo inevitablemente por la nariz, este juntó coraje de donde no tenía para continuar - Decirte los motivos por los que lo he arruinado antes y ahora no cambiará que lo que hice es terrible..por eso..afrontaré las consecuencias, incluso las que tú quieras ponerme.
Recordando aquellas palabras que ella le dijo a su entrenador, este se encogió temiendo el peso de lo que iba a decir, invalidando esa promesa que tanta ilusión le había generado en su quebradiza alma cuando la escuchó.
- N-no tienes que ser piadosa conmigo, no eres responsable por mis actos y mis errores..antes no comprendí por qué querías alejarte de mi y fui egoísta, quise atarte por la fuerza a un lugar donde eras infeliz..pero ahora lo entiendo y..
» Por favor..no te vayas..«
Sintiendo un nudo en su garganta, este tembló ante lo que en el fondo, no quería aceptar ni vivir, pero sentía que le debía ante todo lo que había hecho.
- S-si quieres alejarte de mi..lo entenderé..- Murmuró, intentando sonar firme, más todo su ser se quebraba contra su voluntad - aunque no quiera perderte.. no puedo obligarte a estar en un lugar donde tú no quieras estar..no quiero que te sientas responsable y te fuerces a perdonarme, tú..t-tú no tienes por qué protegerme ni sentir que me abandonas..yo me he buscado todo lo que pasa, y.. e-estaré bien..si tú estás bien.
» No es cierto..te lo ruego..no me abandones..«
Asomando una débil sonrisa por sus temblorosos labios que deseaban gritarle que se quedara y lo abrazara para enfrentar el dolor que ahora lo destruía a zarpazos de bestia, este inclinó aún más la cabeza, no se sentía capaz de mirarla a los ojos y mentirle de manera tan descarada.
- S-sé que es tarde para decirlo, Jazmín..pero yo...yo solo quiero que seas feliz..- Murmuró, mientras su voz cobraba la finura de un tenso hilo a punto de cortarse - quiero que estés bien..p-por eso..¡No te preocupes por mi!, ¡Yo estaré bien si tú eres feliz!
Con un dolor punzante que agujereaba su corazón, este se sintió vacío, despojado de todo rastro de vida que pudiera haber en su pecho ahora que había confesado su sentir.
» Lamento haberte escuchado tarde, Tsukishima..ahora lo sé.. y me disculpo contigo por ello..« pensó, dejando escapar varias lágrimas de sus ojos irritados, las mismas que limpió al segundo » Ahora entiendo lo que querías decirme..ojalá te hubiera comprendido antes..«
Sintiendo que todo en él se había esfumado, este cobró un asomo de energía para levantar la cabeza y cobrar rectitud. Sabía que decirle las cosas de frente sería la única manera de que ella le creyera.
Aunque eso lo matara por dentro.
» Jazmín..no creo poder permitirme que cargues con el peso de mis actos..eres un ángel.. y ojalá pudiera hacerte tan feliz como tú me has hecho a mí.. «
Preparando una sonrisa que juntaba toda la falsedad del mundo pintada en su rostro, este se enderezó, dedicándole ese último gesto de bondad que hubiera querido que fuera antes, cuando aún no estaba todo perdido.
» A estas alturas..solo me queda decir..gracias.. por todo.. Jazmín..«
Más antes de que sus ojos alcanzaran a vislumbrar su silueta de frente a él, un abrasador sentimiento lo cubrió como una gran y cálida manta sobre su cuerpo tembloroso.
Extendiendo sus alas como el ángel en que la había convertido, sus brazos lo rodearon con una firmeza que no titubeaba ni temía, devolviéndole la vida que se le había escapado por los poros al exhalar lo que tanto había querido decirle.
El alma que se le había escapado lejos de él al abandonar lo que más quería, le fue devuelta cuando su cuerpo se aproximó hacia el suyo en un reconfortante abrazo que no le temía a las consecuencias ni al destino, que anhelaba cerrar las heridas con el mejor de los remedios y que deseaba la felicidad de ambos.
Sintiendo como sus lágrimas salían en silencio, resbalando por sus ojos cual cascada, este se dejó envolver por aquella maravilla que le había sido negada por tanto tiempo y que anhelaba más que cualquier fortuna.
Un gesto tan simple pero que le era tan codiciado con la falta que le hacía al abandonado y perdido muchacho, había conseguido ser la luz que ilumine sus ojos azules de amplio significar y le muestre ese mundo que deseaba contemplar algún día, cuando fuera merecedor de tal contacto puro y bondadoso con el que había soñado toda su vida.
Su cuerpo tembló y ella se aferró a él con más fuerza, como si temiera que este se rompiera en mil pedazos entre sus brazos.
Apoyando su rostro en su hombro, ella escondió sus propias lágrimas que habían aflorado sin permiso ni temor por su rostro inmóvil.
Ocultando el temblor de sus propios labios, ella ahogó su sollozo en algún rincón abandonado dentro de su ser y murmuró.
- Está bien, lo entiendo, Tobio..no tienes que decir nada más.
Confundido, este se mantuvo estático mientras sentía como la mujer que lo abrazaba tiritaba igual que él.
Aunque intentaba esconderlo, ella parecía querer desarmarse en llanto igual que él.
Observando su cuerpo aferrado al suyo este tragó en seco, temía a todo lo temible en aquel momento de tanta debilidad, pero final y lentamente, este subió sus manos hasta ella de igual manera.
Viendo como estas temblaban cual hoja arrasada por el otoño, pronto se posaron cuidadosamente en aquella amplia cortina abstracta de hebras rojizas y brillantes que capturaba su mirada en sus formas giratorias y pomposas de una suavidad que pronto fue capaz de tocar al posarse sobre ellas.
Acariciando esa magnitud carmesí, este la abrazó con una necesidad casi desesperada. Quería asegurarse de que ella estaba allí, que no soñaba con una perfecta ilusión que había jugado con él tantas veces en su ausencia mientras se entregaba a morfeo.
Y es que la había anhelado por tanto tiempo, soñándola en cada esquina mientras el remordimiento le jugaba malas pasadas, deseando escuchar su voz entrar por aquellas puertas tan amplias a felicitarlo por las jugadas en las que practicaba y se esforzaba.
La había extrañado, la había echado de menos tanto que no podía ponerlo en palabras. Extrañaba su aroma dulce que podía sentir cuando ella se acercaba a él de esa manera tan despreocupada que solía mostrarle, la suavidad de su cabello y como sus dedos se enredaban en el con un tacto tan indescriptiblemente agradable, el dulce sentir de sus manos en su rostro en ese afecto enlazado con su preciosa sonrisa que anhelaba de todo corazón contemplar el resto de su vida.
La había extrañado, y eso mismo, ahora hacía que se quiebre de igual manera en el hombro ajeno, apoyando su frente sobre él y dejando las lágrimas fluir con libertad mientras su cuerpo entero temblaba entre las delicadas manos de la fémina.
- ..Te echaba de menos, Jazmín...te he pensado tanto..no sabes cuanto..todo este tiempo..me he sentido tan solo sin ti..- murmuró, en un asomo de lo que alguna vez fue una voz contundente y aterradora -..perdóname..no sabes cuando lo lamento..cuanto lo he lamentado..perdón..perdón..soy un grandísimo idiota.
Sintiendo como su corazón se deshacía y restauraba entre sus manos, su confianza se desplazó por primera vez con otro ser humano, permitiéndose llorar sin sentirse miserable consigo mismo por hacerlo.
Apoyando sus manos en su nuca, está se aferró a él con el cuidado de un frágil cristal que se parte en mil pedazos a cada segundo. Acariciando su cabello azabache dulcemente, ella cerró sus ojos con fuerza, dejando caer sus propias lágrimas por su rostro mientras que, junto a una temblorosa pero genuina sonrisa de alegría, sus labios temblaban, amagando a desmoronarse junto a él.
- Todo está bien, cariño..no te preocupes..puedes llorar cuanto quieras..no me iré de tu lado..- Ignorando sus propias lágrimas, ella se aferró a él con un cariño único y personal, ese que él muchacho necesitaba con urgencia para sanar su herido corazón- se muy bien lo que sientes.. pero no temas.. ya no estás solo, jamás volverás a estarlo mientras yo esté aquí, Tobio..todo estará bien..te lo prometo.
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10.228 palabras hahaha, créanme que lagrimeé más que ustedes, puse mi alma y corazón en esto.
Estoy en receso de la facultad y aproveché a escribirles algo en estas dos semanas, espero lo hallan disfrutado mucho.
¿Qué les pareció?, por favor, déjenme sus comentarios, leerlos me alienta mucho y me ayuda a mejorar. 🍒
Cuídense mucho del bicho pandémico y abríguense, acá en Argentina hace mucho frío.
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