🍒Capítulo 28🍒 [Editado]

N.
-Omnisciente-

- ¡DETÉNGANSE AHORA!

Sus ojos casi se salen de sus cuencas en cuanto la vieron entrar estrepitosamente por la puerta, como si el pánico le sobrepasara el pecho a borbotones y la ligereza de sus pies solo actuara en base a encontrarlos.

Sin duda era lo que menos se esperaban en ese instante tan agobiante, y en consecuencia de esa sorpresa, su cuerpo entero se congeló, como si el mundo entero se hubiera puesto en pausa con su sola presencia integrándose a la de ellos.

Aquel golpe que les urgía para regresar a la realidad, eso que ambos necesitaban con desesperación para evitar la tragedia que estaba por tocar su cumbre con un último golpe de desazón que ya no tuviera retorno, y ese instante de racionalidad tan mágico y milagroso, estaba parado a unos cuantos metros de ellos, llegando justo antes de que aquello no tuviera vuelta atrás.

Los autores de la desagradable escena la contemplaron casi con necesidad, deseando comprobar que ella realmente estaba ahí, y que no era un producto de su imaginación en consecuencia de su alteración pulmonar.

Grave error, pues sus firmes expresiones se cayeron a pedazos en cuanto la vieron, abandonando todas sus fuerzas restantes y sintiéndose humanos una vez más frente al inconfundible escozor del remordimiento.

Ella por su lado, extendía sus manos casi por instinto a la par que su expresión de horror pintaba su rostro que siempre fue moreno pero que en la presente, se tornaba pálido como un muerto al contemplar el terrible escenario de sangre y brutalidad regado en el suelo.

Su labio inferior tembló en cuanto intentó hablar y su balbuceo indicó que deseaba decir tantas cosas a la vez sobre lo que veía, que estas aturdidas palabras se mezclaban y atoraban volviéndose inconclusas dentro de su garganta.

- ¿Q-qué rayos les sucede a los dos..? - Inquirió con un vestigio de lo que alguna vez fue una voz escapando de sus temblorosos labios.

Sus manos temblaron a los costados de su cuerpo y ella dió dos dubitativos pasos hacia ambos, como si no cayera en cuenta de lo que tenía frente a sus ojos por mucho que lo viera.

Los mismos hicieron temblar a Tobio, quién aún se encontraba sobre su escena del crimen, aplastando el cuerpo de su herido compañero mientras lentamente bajaba los brazos en rendición.

- Jazmín..- Murmuró entonces, antes de cobrar la suficiente conciencia de la situación como para quitarse de encima del magullado rubio y hacerse a un lado prudentemente, sin perder de vista a la muchacha.

Kei por su parte, apenas podía respirar correctamente luego de la bestial paliza que había recibido, y con sus lentes lejos de su alcance en algún rincón desconocido de la habitación, su silueta aún lejana le resultaba borrosa y desconcertante.

Llevándose una mano a la boca con nerviosismo conforme sus pasos avanzaban por el lugar y su campo de visión tomaba más crudeza de la escena, ambos chicos tragaron en seco al notar como unas pequeñas lágrimas cristalizaban sus brillantes orbes castaños, amagando con reventar sus infinitos cauces perlados en cualquier instante y en consiguiente, romper los corazones de ambos chicos junto al de ella.

Con el pecho encogiéndose de arrepentimiento, ambos chicos bajaron la mirada de sopetón, percatándose al fin de la gravedad del asunto que habían formado entre graves impulsos de sus interiores consternados.

Habían cometido una estupidez tras otra, y con esa sola mirada, ella se los dio a entender.

Fue un solo instante, pero verla a ella así, con ese semblante tan aterrado y resquebrajado por la preocupación, fue suficiente para que sus seres enteros temblaran y se achicharraran de arrepentimiento frente a la única persona que les importaba, y la cual, habían herido en profundidad a pesar de que la juraron proteger.

Muy a pesar del dolor y la angustia que la abrumaba por dentro y por fuera, está respiró con profundidad en un intento por mantenerse firme frente a la dureza de la situación.

Había cosas más importantes que su dolor en ese momento, y lo sabía.

Dejando sus preguntas y reproches para un momento más oportuno, ella ordenó prioridades mentalmente y, con un gesto rotundamente severo que hizo a Tobio tomar aún más distancia del rubio, su garganta envió sus pesadas palabras a lo más profundo de su ser a la par que, veloz como un rayo, su cuerpo corría hasta ambos chicos hasta quedar de rodillas frente a Kei.

- Kei, por el amor del cielo...- Susurró entonces en un hilo de voz apenas audible que se escondía tras su cabello, el cual caía como frondosas hebras rojizas a los lados de su rostro, escondiendo sus entristecidas facciones que anhelaban poder ocultar aquella marea de sentimientos e ira que la embargaba en busca de entorpecer su racionalidad.

Kei la observó con genuina ilusión vibrando en el iris palpitante de sus cansados ojos amielados, mientras esta lo examinaba exhaustivamente, descubriendo una nueva herida de la cual preocuparse en cada rincón de su ser.

Ella sufría.

» Santo cielo Jazmín..Mírate.. sé que sufres aunque no deberías hacerlo..nada de esto es culpa tuya..«

Su corazón herido se contrajo dentro de su pecho, y sus labios se movieron con todo el esfuerzo del mundo por decirle aquello que le rebotaba por los recónditos rincones de su cabeza.

- Jazmín..y-yo..- masculló en lo que fue apenas un quejido, más el dolor que apretujaba cada rincón de su cuerpo hizo que se contrajera y se quejara, haciendo que ella mordiera sus labios con fuerza y negara por instinto, esforzándose por esbozar una sonrisa tranquilizadora para con quien le preocupaba, más esta se desarmaba mientras se construía.

Ella se desmoronaba.

- No hables, cariño..no te esfuerzes de más, ¿si?, la ayuda ya viene, todo estará bien, confía en mí.

Su voz, tan dulce como la miel y reconfortante como el calor en el invierno, lo abrazaba con fuerza, haciéndolo olvidar su dolor por esos bellos instantes en que se hacía ignorante a si mismo del sufrimiento que la embargaba.

» ¿Por qué lo haces, Jazmín?, ¿Por qué siempre intentas parecer fuerte delante de la adversidad?..« pensó entonces, admirando con tristeza aquel intento ajeno de contener el dolor con una sonrisa, que resultaba en fracaso » Tú misma me lo dijiste..está bien llorar..está bien si te rompes..mientras que sepas recomponerte de ello..a fin de cuentas..siempre has querido ser fuerte para inspirar a otros con tu misma fortaleza..¿Pero cuando vas a pensar en ti misma y en lo que sientes? «

Sus ojos rotaron en dirección a ella aún sintiendo el aturdidor dolor repiqueteando en su cabeza, el mismo que amenazaba con dejarlo inconsciente en cualquier instante.

» No tienes por qué ser fuerte siempre, Jazmín..ni reprimir tus emociones como si te avergonzaras de aquello que te hace genuinamente humana..«

De los ojos ajenos, dos lágrimas cayeron aún con la presión que esta ejercía para evitarlo, manchando el vidrio de sus lentes rosados, y desbancando aun más aquella sonrisa tan forzosa que intentaba aparentar que todo estaba bien.

Ella persistía.

» Aunque desearía.. que lo que ocultas fuera amor o alegría, y no el dolor que te causaron nuestras acciones..«

Sus ojos agotados dorados titilaron como dos faroles en advertencia de reventar en cualquier momento, mientras ella colocaba sus manos cuidadosamente a los lados de su rostro en una delicada caricia que danzó dulcemente en el corazón del rubio, como un detonante más que suficiente para que, con una expresión de quien asume una orgullosa derrota, sus marchitos ojos se achinaran a la par que unas perladas lágrimas se deslizaban por sus mejillas hasta dar con el helado suelo bajo su cuerpo.

».. Jazmín.. perdóname porfavor.. por todo..«

Su visión se hizo borrosa y, a sabiendas de que su consciencia no duraría mucho más en conectividad con el presente, este la vio hablarle con una expresión de preocupación genuina y persistente que lo examinaba ampliamente en busca de determinar sus heridas.

Sus labios se curvaron en una tierna sonrisa y su mano se alzó hasta ella, temblando y ensangrentada.

» Soy un pecador por manchar tu dulce rostro con la sangre de un perdedor...«

Notando como este hacía esfuerzos por alcanzarla en lo que quizás sería su último acto de honestidad en un tiempo, ella tomó su mano con cuidado, sosteniéndola con un cariño y cuidado del cual Kei no se sentía merecedor.

Sin importarle que la sangre de sus manos manchara sus manos o su rostro, ella cerró los ojos con fuerza mientras este pasaba uno de sus dedos por sus pómulos, haciendo esfuerzos de proporciones catastróficas por no desarmarse en lágrimas en ese mismo momento.

» No llores, cariño..por favor.. te lo ruego..no puedo verte llorar de esa manera.. «

En un instante que le pareció una eternidad en lentitud, divisó como sus labios se movieron, y estaba seguro de que ella estaba hablando, pero sus oídos pitaban con fuerza, haciéndole imposible oír cualquier ruido del exterior.

Una nueva colección de sombras irrumpió en la luz que le quemaba las córneas, estaba seguro de que más gente estaba entrando al lugar, algunos de los cuales pudo llegar dilucidar la camiseta de su propio equipo, Karasuno.

Pero todo se fue reduciendo a su alrededor y su figura se fue haciendo más oscura conforme todo lo existente desaparecía de su vista.

Su voz resonó únicamente para él, siendo el último faro de su propia existencia en su cabeza antes de perder la conciencia.

» Jazmín... lo lamento...«

Sus ojos se cerraron por completo y su mano perdió toda su fuerza, siendo sostenida únicamente por ella, quién lo observaba con preocupación, conteniendo aquellas lágrimas de angustia dentro de sus ojos a base de fuerza de voluntad.

- Kei..¿por qué hiciste esto? - Murmuró ella, mordiendo su labio inferior con frustración, aún a sabiendas de que no obtendría una respuesta.

Como un retorno a la realidad que aún la rodeaba, su mirada fue hasta su entrenador, el cual, de cuclillas, revisaba al muchacho con celeridad.

- Se desmayó..- Determinó, para luego levantar su mirada hacia ella, quien aguardaba una respuesta ansiosamente - Tranquila, estará bien, creo que es todo superficial.

Sus compañeros los cuales aún portaban sus uniformes, aguardaban unos cuantos pasos atrás, observando con diversas expresiones que divagaban entre la preocupación, la pena y el terror a su magullado compañero.

Entre ellos, Tadashi lagrimeaba incontrolablemente al ver a su mejor amigo en ese estado tan deplorable.

- ¡..T-tsukki..!- lloriqueó entonces, siendo contenido dulcemente por Suga, quien lo abrazó sin miramientos, sin dejar de prestar atención a la escena frente a sus ojos.

Sin duda, a todos les faltaban las palabras para expresarse sobre lo ocurrido.

- ¡Abran paso!, ¡Necesitamos que despejen la zona!

Unos hombres con uniformes blancos entraron al lugar, obligando a todo el mundo a retroceder mientras revisaban rápidamente al magullado muchacho, a la par que dos de los enfermeros preparaban una camilla para llevarlo a un lugar de reposo.

Titubeante y reacia a abandonar a su compañero, está se apartó lentamente de él, sosteniendo su mano hasta el último segundo, como si temiera perderlo.

Sus dedos se sostuvieron con celeridad y esta sintió una parte de si misma romperse con el caer de su mano al suelo, abandonada por el calor, dándole paso a los médicos y retrocediendo junto con los demás.

Con sus manos aún temblando y su ansiedad carcomiendole el razonamiento, esta asomaba su cabeza como podía a unos metros de donde estuvo hace un momento, apenas conteniendo sus impulsos.

Una vez su cuerpo fue cargado en la camilla por los enfermeros, su pecho se hundió de dolor al ver por asomo su pálido rostro, humedecido por las lágrimas que había derramado poco antes de desmayarse.

» Kei..«

Sus manos se sostuvieron de la tela de su ropa con fuerza, como si deseara aferrarse aún inconscientemente a la seguridad de algo que no la enloqueciera con los nervios que la masacraban.

Una vez el médico se puso nuevamente de pie, sus pasos escaparon hacia él casi por instinto.

- ¿Estará bien? - Preguntó al dichoso hombre de ropas blancas, el cual apenas le devolvió la mirada.

- Lo estará en la enfermería, recibió muchísimos golpes, y creo que será afortunado si no se fracturó nada - Afirmó entonces, propinándole unas cuantas órdenes a los otros médicos que aguardaban instrucciones - Disculpen, pero necesito que despejen la zona lo más rápido y ordenado que se pueda.

Colocando ambas manos en sus hombros a modo de consuelo, el mayor la observó duramente, negando con la cabeza.

- Deja a los médicos hacer su trabajo Jazmín, él estará bien, te lo prometo.

» Kei.. por favor..resiste..« Pidió en sus adentros, mientras sus manos se juntaban en su pecho, temblando y estrechándose entre sí con nerviosismo.

Al otro lado de la habitación, otros médicos terminaban de revisar a Kageyama, quién se encontraba de espaldas a la pared con expresión más que seria, casi ignorando al médico que le hablaba y le explicaba su situación con la escasa paciencia que le salía del alma.

- Por lo visto estarás bien, pero por favor, ve a la enfermería para constatar tu estado, es preferible prevenir que curar - Pidió el uniformado, al tiempo que se incorporaba y este asintió sin darle mucha importancia a lo que decía.

Estaba perdido en sus propios pensamientos, o más bien sus culpas. Hasta ahora, no había caído en cuenta de la gravedad de lo que había hecho, y mientras más lo analizaba, peor se sentía.

Sus compañeros lo observaban como si no supieran que decirle, o peor, como si no quisieran decirle nada, pues nadie se acercaba, solo se limitaban a observarlo con sentimientos rotativos entre la decepción, la pena y el miedo.

La verdad es que estaban aterrados, habían escuchado todo lo sucedido de parte de Shoyo y Tadashi, quienes luego de ser apañados emocionalmente por su mejor amiga, habían conseguido la suficiente noción de la realidad para ir corriendo a buscar a sus superiores y compañeros.

Creer lo que veían les era remotamente complicado, se sentían agnósticos a la situación que se les presentaba, por un lado les causaba una aterrorizante intriga saber que había sucedido, pero por el otro, algo en su interior les advertía a viva voz que lo mejor en estos momentos y por ahora, era la santa ignorancia.

Una vez los médicos brindaron las correspondientes instrucciones a Ukai, el mismo se retiró junto a ellos a la enfermería, dispuesto a cuidar de sus muchachos responsablemente.

Con la salida del personal médico, todos los demás abandonaron el baño a paso rápido, esperando poder ir con su entrenador, más este los detuvo rápidamente, advirtiéndoles que hasta que el médico dijera lo contrario, solo el entrenador podía ingresar a la sala, ya que fuera de su hogar, él era su tutor legal en esta circunstancia, los demás solo aglomerarían el lugar dificultándole el trabajo al personal.

Preocupados e insistentes pero sin más opciones que esperar en silencio, todo el grupo se dispuso a aguardar en la habitación del equipo que les correspondía, a la espera de noticias sobre su amigo y bloqueador.

- Aún no puedo creerlo..- Murmuró Yuu, desconcertado - Kageyama y Tsukishima..ellos..ellos están realmente mal.

- No lo entiendo..¿Por qué pelearse así entre compañeros? - Agregó Tanaka, de igual sentir- Sé que no son buenos amigos.. creo que se llevan mal desde el principio..pero esto..creo que es demasiado.

- No imagino que es lo que los hizo pelearse de esa manera, debe ser una diferencia muy seria para llegar a ese extremo.

Con sus expresiones notoriamente desarmadas, todos se marcharon de allí como una gran masa grupal que caminaba al unísono, pero con existencias completamente separadas, indagando en sus propias conclusiones internas sobre lo sucedido, e ignorando todo lo demás a su alrededor.

Ciertamente, nadie se esperaba lo que pasó, y de la misma manera, nadie lo asimilaba ni tenía palabras que decir al respecto.

Derrepente, una presencia menos en la constante y movida fila que avanzaba como una sola masa homogénea, fue advertida por los tres muchachos que iban a lo último de ella y detuvieron su andar casi instintivamente al verla alejarse en dirección opuesta a ellos.

- ¿A dónde vas, Jazmín?

Sin detener su paso, esta alzó la voz con un tono tan inesperadamente calmo y sereno que consiguió darles un escalofrío a los tres muchachos de pie allí, mucho peor que si hubiera gritado.

- A resolver algo con Tobio.

Siendo los únicos tres damnificados de la situación, (Sin contar a Tsukishima), su solo nombre los hizo temblar del desagradable recuerdo que compartían, y casi instantáneamente, los tres saltaron como leche hervida.

- ¡¿Estás loca?! - Exclamó Shoyo, chirriante y aterrado- ¡Ni se te ocurra ir con él luego de lo que sucedió!

- ¡Shoyo tiene razón!, ¿Qué no viste lo que sucedió?- Agregó Tadashi, con las manos temblorosas y la garganta seca de valor - ¡Ese chico tan aterrador molió a golpes a Tsukki!, ¡Es peligroso!

Deteniendo su caminar aún sin voltearse hacia ellos, el silencio la rodeó por unos segundos de gracia, mientras los titilantes ojos de sus compañeros vislumbraban con preocupación como sus puños se apretaban con fuerza a sus costados.

- Nada de todo eso me importa, yo..- murmuró, deteniéndose como si repensara sus palabras con mucha cautela - ustedes no pueden entenderlo.

Ahogado en sus propias culpas por lo acontecido y lo poco que había podido hacer como superior por sus compañeros, fue el mayor quien se acercó lentamente a ella, colocando una mano en su hombro con suavidad, en busca de consolarla.

- Jazmín, sé que estas acongojada por lo que sucedió..ver a Kei en ese estado..como alguien a quien aprecias..debió hacerte sentir terrible, lo entiendo, todos estamos shockeados..- murmuró, intentando sonar verídico, mas las emociones lo corroían por dentro como el mas fuerte de los ácidos - pero por mucho que quieras hacer algo para ayudar, incluso por mucho que quieras darle una buena y merecida reprimenda por la brutalidad de sus actos... este no es el momento, no con él, y no así..podría hacerte mucho daño.

Sus palabras flaquearon en una mezcla de miedo y tristeza, haciendo sus dedos aferrarse con fuerza a su uniforme. Su mirada cayó al suelo convertida en añicos y, frente a el silencio femenino, este juntó fuerza de donde no le quedaba para continuar.

- Yo..yo me siento terrible..no pude hacer nada para impedir lo que sucedió..no pude prevenirlo..y todo se me escapó de las manos, haciendo que incluso ellos terminen heridos y asustados..por mi culpa - Balbuceó, apretando los labios con fuerza para que sus ojos brillosos y húmedos no se deshicieran en lágrimas- No puedo, simplemente no puedo dejar que vayas..ya he descuidado demasiado a mis amigos..no podría continuar si permito que él te lastime a ti también, Jazmín.

Contemplando la escena con tristeza, ambos chicos se acongojaron hasta lo más profundo de su pecho al ver a quien intentaba siempre dar lo mejor de sí para quienes lo rodeaban, hecho una deshilachada fila de lágrimas contenidas y remordimientos.

» Sugawara..«

La escasa firmeza que lo sostenía se deshizo entre sus manos, y antes del caer de la primera lágrima por su pálida mejilla, dos fuertes y cálidos brazos lo rodearon con fuerza por sus costados estrechándolo firmemente, temerosa de que los ya fragmentados trozos de su alma se le escaparan por algún rincón descuidado, más con una suavidad digna de lo que está a punto de romperse en pedazos y solo se mantiene unido por un genuino sentimiento de cariño y protección.

Colocando una mano detrás de su nuca de cabellos grisáceos, ella acunó su débil expresión en su hombro, brindándole la seguridad que tanto necesitaba aún sin saberlo, y que le hacía tanto bien a su culpable y perturbado corazón.

- Suga..ya basta, por favor - Murmuró, con una voz tan suave como la seda- nadie tiene la culpa de lo que sucedió, no tienes por qué castigarte, tú hiciste más que suficiente para cuidar de quienes te importan, siempre lo haz hecho y sé que ellos piensan igual.

Sus irritadas pupilas se nublaron anunciando la ansiosa e inevitable tormenta, y sus manos se aferraron a ella en silencio, temblorosas y desesperadas.

Su corazón se contrajo de un dolor que deseaba dejar salir hace tiempo, aquel que lo abrumaba por sentir que había fallado en lo único que le daba alegría a su corazón, amar y proteger a sus seres queridos con todo lo que tenía y hasta lo que le faltaba.

Ese, era Sugawara Koushi, aquel que siempre protegía y cuidaba a los que lo rodeaban de todo corazón y alma, tratando de darles lo mejor que podía aún a costo de su propia felicidad, la misma que muchas veces se le escapó de las manos por su propia voluntad, abandonando aquello que deseaba en busca de hacer feliz a alguien más.

La sonrisa que siempre lo escudaba frente a su propio dolor y decepción se cayó a pedazos como un cristal quebrado, dejando que su expuesto dolor fluyera cual catarata hasta su barbilla, sostenido por aquel maravilloso y único cariño que, por única vez en la vida, había hecho que baje la guardia y deje a su corazón en primer lugar.

- No existe nadie que lo sepa todo, cariño, aveces las situaciones se nos escapan de las manos y está bien, somos simples humanos, no podemos controlar todo a nuestro alrededor por más que lo intentemos - Explicó suavemente, jugando con los delicados cabellos plateados del muchacho- no tienes por qué hacerte responsable por esto, Suga.

Con sus débiles ojos apretados, este se aferró a ella casi con desesperación, intentando articular palabras que no tenía, mientras su corazón se deshacía entre sus brazos.

- A-aún así yo..yo quisiera haber podido hacer algo para evitarlo, mis amigos son..son lo que más quiero en el mundo..por eso es que no puedo perdonarme..- Sollozó, con apenas un débil hilo de voz pendulante sobre sus labios rotos- quisiera..quisiera haber podido cambiar lo que sucedió..evitarlo..para no sentir este horrible peso sobre mis hombros cada vez que miro en su dirección.

- Si quieres pensarlo de esa manera..supongo que todos tenemos un poco de culpa por no prevenir la situación, nadie pudo ver más allá de lo remotamente visible en esos dos.. de otro modo..quizás hubiéramos sabido a qué nos enfrentábamos.

Un agotado suspiro escapó de sus labios rosados mientras tomaba sus hombros y se separaba suavemente de él, observándolo con gentileza mientras le quitaba los rastros de lágrimas cuidadosamente con su dedo pulgar.

- Pero debes entenderlo, lo único que podemos hacer frente a lo que ya no nos es posible cambiar, es actuar para minimizar los daños que no pudimos evitar, e intentar arreglarlo del modo que podamos, intentando aprender de ello para que no se repita en el futuro, los remordimientos y el tormento de nada sirven, solo acabarán con tu alma.

Tembloroso, este llevó una de sus manos a su pecho, intentando que aquellas palabras que oía penetraran hasta el fondo de su roído corazón.

- Y..¿qué podría hacer yo en este caso para amortiguar los daños?

Devolviéndole la dulce curva de sus labios rosados en un asomo de tranquilidad que él necesitaba, ella sujetó suavemente sus hombros girándolo en dirección a los dos jóvenes que observaban todo unos pocos metros de ellos, con las perlas bajo sus ojos titilantes y cristalizadas, amenazando estallar en cualquier momento.

- Habla con ellos, Suga - Susurró confidencialmente, cerca de su lóbulo- Tú eres importante para todos, como ellos lo son para ti. No dudes, sé que están esperando que los apoyes, solo diles lo que sientes sin temor, y ellos lo comprenderán.

Con una suave pero firme palmada en la espalda que lo impulsara, este tembló ante la idea, debía de enfrentar sus culpas frente a frente, y tomar las riendas de la situación como la figura de confianza que había querido ser para ellos, era el primer bloque en la reconstrucción de su psiquis.

Observando por sobre su hombro a la muchacha que le sonreía y le guiñaba el ojo con absoluta confianza, este tragó en seco, apretando sus puños a los costados de su cuerpo.

» Es cierto...debo estar ahí para ellos ahora..¡No es momento de titubear! « pensó, dando tímidos pero seguros pasos en la dirección de los jóvenes, los cuales lo observaron con una mezcla de tristeza y preocupación a medida que se acercaba.

- S-suga..nosotros-

Más este alzó la mano, cortando cualquier cosa que ambos chicos pudieran decir. Derrepente, ambos fueron rodeados cálidamente por los brazos del mayor, quien ocultó su mirada en su acción, sabía que si los miraba se caería a pedazos, y no quería seguir derramando lágrimas frente a sus amigos.

Sin mover un solo músculo y completamente anonadados, ambos jóvenes se miraron entre ellos, como si no supieran que pensar acerca de lo que sucedía y más aún, lo que acababa de suceder en su presencia.

- S-sugawara...¿Sé encuentra bien-

- Lo lamento..- Cortó, con una voz que intentaba ser firme, pero que ocultaba una gran carga interna en el mayor - enserio lamento no haber podido cuidarlos más con todo lo que sucedió.

Sintiendo como el abrazo se hacia más profundo y la voz ajena se deshilachaba, los sentimientos del mayor tocaron suavemente los corazones de ambos chicos, a los cuales las lágrimas no tardaron en rodarles por las mejillas, aunque estos no pudieran mover un solo músculo de su cara por su estupor.

- Sé que debieron estar asustados, jamás pensé que una situación así pudiera presentarse en nuestro compañero, y lamento no haber sido lo suficientemente fuerte para impedirlo..dudé, no pude reaccionar a tiempo - Explicó, con una voz tan suave y acompasada que desmoronó la estabilidad de ambos muchachos - Pero, quiero que sepan..que ustedes son importantes para mi.. y que pase lo que pase, no volveré a permitir que pasen por ello otra vez.. sé los prometo, siempre estaré aquí para ustedes, me disculpen o no por lo sucedido.

Sus manos se aferraron al mayor, recargandose en esa nueva seguridad que siempre habían sentido en su compañía, como alguien en quien puedes confiar para todo, sin importar que o cuando.

- S-suga..- lloriqueó el titubeante peliverde, mientras sus pecas se humedecían bajo sus lágrimas - ¡N-no tiene que hacer esto!

- ¡Jamás podríamos enojarnos con usted, sempai! - sollozó de igual manera el pequeño de hebras naranjas, inflando su pecho en búsqueda de apaciguar unas lágrimas incontenibles que ya afloraban por su rostro - ¡N-no tiene que disculparse!

Los recuerdos de lo acontecido marcharon desfilantes frente a sus ojos, dejando ir aquellos sentimientos de temor y tristeza que habían sentido entre su terror, como algo que se marchaba lejos y pasado y daba lugar a una nueva sensación reconfortante y sanadora.

Ese abrazo, esas palabras, esa charla pendiente.. las necesitaban para recuperar la confianza, y así, poder comenzar a sanar.

Envueltos en su mar de lágrimas, los tres lloriquearon cómicamente, mientras se abrazaban con fuerza y soltaban promesas cursis al aire, como quien deja salir ese sentimiento tan simple y sincero en un momento de confianza.

Ella los observó con alivio y alegría por su prójimo, dedicándoles una sonrisa de gentileza que llenaba su pecho de felicidad por ver a quienes apreciaba comenzando a sanar.

» Shoyo..Tadashi..me alegra tanto que tengan a alguien que los cuida y los ama con tanta ferocidad..me hace muy feliz «

Dándose la vuelta mientras estos comenzaban a separarse aún con sus labios temblorosos y sus puños frotando sus ojos torpemente, su paso se alejó lentamente de ellos, despegándose de una situación en la que ya sobraba.

Pronto el silencio hizo eco por los vacíos pasillos, todos estaban en las gradas observando el partido que transcurría en esos momentos, y una vez el escándalo anterior se había apaciguado, todos excepto el equipo de Karasuno se olvidaron de ello, retornando a una realidad ajena que no les afectaba para nada lo sucedido.

Aunque claro, claramente no todos corrían la misma suerte.

Y este era el caso de ella, quien recorrió por varios minutos todas las instalaciones, sin resultado alguno. Al cabo de poco menos de media hora, había terminado en la entrada de edificio, luego de caminar por cada rincón del lugar sin poder hallar lo que precisaba.

Portando su uniforme de animadora y con su exterior meramente destacable entre medio de la gente, está no pudo evitar ganarse ciertas miradas, aunque hacía caso omiso a cada una de ellas, tuvieran la intención que tuvieran.

Había algo más que ocupaba sus pensamientos, algo importante que se llevaba toda su atención desesperadamente, haciéndola indiferente a los llamados de atención de varios muchachos de otro equipos, o de los murmullos de las señoras cascarrabias que farfullaban y renegaban despectivamente de cada rincón de su exterior, sobre todo de su cabello esponjoso.

Observando hacia varias direcciones desde la escalera que daba al segundo piso, ella suspiró agotada, cruzándose de brazos sobre sus costillas.

» Condenado Tobio, ¿Dónde rayos te escondiste..?« Pensó entonces, ciertamente preocupada, mientras se disponía a recorrer la zona de entrada y si era necesario, salir del edificio.

- ¡Oye!

Colocándose literalmente en medio de su camino, ella retrocedió ante la intromisión de un dudoso chico de cabellos rubios que la observaba peligrosamente.

- ¡Hasta que te alcanzo, pelirroja!, estuve llamándote desde hace un rato, pero me ignoraste, creí que no me oías - Expresó despreocupadamente, como si tuvieran toda la confianza del mundo entre ellos.

Ciertamente incómoda, ella se dispuso a seguir su camino.

- No te conozco, por favor apártate, tengo cosas que hacer.

Más por el contrario, este se lo impidió, cruzándose nuevamente en su próxima senda, insistente y molesto.

- Oh vamos..no seas tan fría..estoy seguro que podríamos conocernos muy bien - Sonrió, observándola de pies a cabeza - ¿Eres extranjera, verdad?, ¿Qué haces en un equipo como Karasuno?

- No tengo por qué responder a esas preguntas, ahora por favor, muévete, llevo prisa.

Con una pequeña vena amenazante a perder los estribos asomando en su frente, esta se dispuso a seguir camino nuevamente, siendo cortada de lleno por tercera vez.

- Estoy seguro que eso puede esperar un minuto o dos - Insistió, acercándose peligrosamente a ella, sin una pizca de vergüenza o sentido común - ¿Sabes?, pareces muy alegre en las gradas, pero eres bastante grosera..aunque seguro yo podría alegrarte si me das la oportunidad.

Alerta con el indeseable acercamiento no consentido que había rozado las manos ajenas con su piel, su puño se apretó a su costado, preparado para reaccionar en cualquier momento.

- ¡¿Por qué los hombres jamás aceptan un no...?! - Con su paciencia exasperada y la fuerza de sus puños tomando las riendas de la situación, este se alzó en el aire, dispuesto a estrellarse en la cara del rubio para terminar con la agobiante situación de un modo u otro, más contrario a todo pronóstico, este fue detenido en el aire por una mano ajena a ambos que la sujetó por la muñeca suavemente.

- Es muy poco hombre incordiar a una mujer de esa manera tan lamentable, niño.

Reconociendo esa profunda voz al instante, su cuerpo se detuvo en seco y su puño bajo lentamente, siendo sostenido aún por su entrenador, quién la observaba pidiéndole en silencio que se calmara.

- Ukai..- sin rechistar alguno, esta asintió y suavizó su expresión mientras este la soltaba con cuidado. Pero por el contrario, el rubio aún conservaba su tenacidad y su sonrisa lo suficientemente intactas como para replicar.

- Oh vamos anciano, solo estábamos charlando - Exclamó, tan arrogante como solo un adolescente podía ser - no seas aguafiestas.

Pero toda esa confianza que exhibía pronto se esfumó con el oscurecer de la mirada ajena sobre él a medida que el adulto se le acercaba, poniéndose en frente de la muchacha.

- Eres un niño bastante impertinente y yo no tengo mucha paciencia así que..lo diré de otro modo.

Dejando caer su cigarro al suelo avanzó hasta él a medida que sus ojos perdían el brillo y sus manos tronaban sus nudillos, decorando aquella tosca y oscura imagen con la ausencia alguna de cualquier sentimiento o debilidad en su mirada.

- Piérdete antes de que cuente cinco, mocoso.

Dicho y hecho, el chico que antes estuvo lleno de valor y arrogancia, se fue tan rápido como llegó, desapareciendo de la imagen como un suspiro.

Sin poder ocultar una sonrisa, ella suspiró.

- Eres tremendamente aterrador cuando te lo propones, Ukai.

- Quizás me pasé, pero me alegra no ser el padre de ese mocoso impertinente, parece que jamás le enseñaron modales..- Replicó, más aliviado y tranquilo, girándose en dirección a ella - en cuanto a ti..bueno, me alegra haber llegado antes de que fuera tarde.

- Nunca es mi intención generar problemas, ya lo sabes.. - Escudó, un tanto ofendida ante el disimulado regaño - Y ese chico se estaba pasando.

- Lo sé, no te preocupes.. te entiendo, no hay nada que hacer con los chicos de hoy en día, no podría culparte si hubieras decidido mandarlo a volar, prefiero ser regañado antes de que te pase algo a ti.

Con expresión de agotamiento, este llevó una mano hasta su nuca, soltando un suspiro y dedicándole una severa mirada a la joven.

- Ahora dime, jovencita, ¿Qué es lo que planeas hacer?

Devolviéndole la misma seriedad que le ofrecía en su pregunta, la cual parecía saber más de lo que aparentaba, ella respondió.

- Iré a hablar con él.

- No, no irás - Replicó al instante, tan estoico como una gárgola - Soy responsable por ti mientras estemos fuera, y aunque no lo fuera, permitir que te expongas al peligro no es algo que esté en mis planes.

- ¿Y quién dice que me estoy exponiendo al peligro?

- El ir con Kageyama ahora es un gran peligro para todos, solo yo hablaré con él de lo sucedido - Sentenció, como si del anunciar de una terminante prohibición se tratara - él no está en sus cabales, está fuera de si, y ya se ha armado mucho escándalo por sus arranques violentos, así que al igual que a todos los demás, por ahora deberé pedirte que te alejes de él, Jazmín.

Anonadada ante la acusación, el silencio los rodeó por varios segundos, mientras su expresión tomaba un rumbo rotundo mucho más oscuro y severo, sin brillo ni contemplación alguna en su atemorizante mirada.

- ¿Es broma, cierto?

Pero el mayor negó, firme a su decisión.

- Cargo con la responsabilidad de los actos de Tobio Jazmín, él no es una persona racional, y ya ha hecho mucho por desestimar mi confianza cuando le puso un dedo encima a Kei, no puedo dejar que te acerques a él sabiendo que puede lastimarte bajo mi tutela.

El silencio se asentó en el lugar, su preocupación iba en aumento, sabía que ella no lo aceptaría con facilidad.

» Perdoname, Jazmín, pero es por tu propio bien que debes de entenderlo..«

Sus puños se apretaron a los costados de su cuerpo y su expresión se endureció aún más al dirigirse hacia el mayor con una determinación a flor de piel.

- Yo cargaré con la responsabilidad - Sentenció, haciendo al mayor fruncir el ceño - No tienes que escudarme, ni protegerme, soy una mujer fuerte y aún si quisiera él no podría lastimarme, soy la única que puede ir de frente con él y sus modos, lo sabes bien Ukai.

- ¡Ese no es el punto! - Replicó, ciertamente alterado frente a su clara decisión - Jazmín, no puedes hablar con él ahora, ¿Qué no viste lo que le hizo a Kei?, no es el chico que conociste, sé que te importa pero él no te escuchará, ni a nadie, ¡Está loco!

- ¡¿Y eso es motivo para abandonarlo?! - Exclamó con el descargo de ira que contenía por la situación escapándose de su control, más pronto se calmó a sí misma para poder proseguir - Ukai..¿Es que acaso no lo entiendes?, tú deberías saberlo mejor que nadie.

Atónito, este se mantuvo en silencio en respeto a la tristeza con la cual ella lo observaba y le hablaba, dolorosamente genuina e interna, como un deja vú de ella misma reflejado en alguien más.

Aquello que definía la situación de Kageyama, la hería muy profundamente.

- Cuando tú me rescataste en el pasado..yo era como él, ¿no lo recuerdas?..- murmuró, con una de sus manos deslizándose hasta su pecho, como si este sangrara - no sabía resolver las cosas de otra manera que con la violencia, nunca había empleado la palabra en su lugar..y por eso mismo, cuando cometía ese error, todos me miraban con desprecio..nadie me escuchó ni me preguntó por qué lo hacía..nadie me advirtió de lo mala que era mi situación y la ayuda que necesitaba, mucho menos me tendieron la mano para ayudarme a cambiar, todos simplemente..me abandonaron.

Como si el doloroso recuerdo fuera compartido, el mayor pareció reflexionar sobre ello, bajando la mirada en lo que era un hiriente rememorar de viejas heridas.

- Si, lo recuerdo - Expresó por lo bajo, sin mirarla- aunque, creía que lo habías olvidado.

- Aún no he resuelto aquello que me abruma, Ukai, y las heridas de lo que me pesa día a día quedan marcadas en mi corazón..mucho más cuando lastimo a alguien por su culpa.. - Murmuró, como si lo que salía de su boca fuera algo para ella misma que necesitaba admitir - Sé lo que Tobio sintió y lo que siente ahora mismo,nadie más que yo se ha intentado acercar a él, y sé que nadie lo hará si no hago algo, así que no lo dejaré solo, no puedo abandonarlo sabiendo que si lo hago, él sufrirá eternamente por aquello que no le dijeron que debía arreglar.

Removido por aquella razón que la inspiraba y hacía su determinación inamovible, el entreabrió sus labios para decir algo, más no hubo palabra que pudiera contrariar aquello que ella sentía con tanto fervor, de puro corazón.

Pues si lo hacía, no solo que ella no se detendría, si no que lo heriría en lo más profundo de su ser, el cual recordaba la imagen de esa joven a la cual acogió y enseñó valores, por sentir que si abandonaba a aquel muchacho, sería como abandonar a esa joven Jazmín a la cual apreciaba con todo su ser, como una hija.

- Yo lo entiendo pero..no quiero que él te lastime.. Jazmín, si eso sucediera yo.. no se que podría hacer..- sus manos temblaron a los costados de su cuerpo y su mirada se mantuvo en el suelo producto de su propio enredo mental - .. Él en verdad te importa, ¿no?

- Siempre he creído que juzgar el dolor de los demás es incorrecto, no me gustaría que si yo estuviera sufriendo todos me culparan por sentir..- Exclamó, con cierta sonrisa melancólica asomando en sus labios rosados - cuando comienzas a culparte por sentir dolor, es cuando más ayuda necesitas, pues rozas el borde de abandonarte a ti mismo, y no quiero que eso le suceda a él.

Ella avanzó hasta él, colocando una mano en su hombro a la par que se disponía a seguir con su búsqueda.

- Tobio necesita escuchar eso, y ser escuchado, él no es un mounstro, solo está dolido, y que lo traten como tal solo conseguirá hacer más grande y profunda esa herida - Sentenció, dedicándole una mirada segura como último aviso de partida - sin importar lo que yo sienta o no..jamás abandonaré a alguien que necesita ayuda, espero lo entiendas, Ukai y confíes en mí.

Y con eso, él exhaló pesadamente, sin aceptar ni rechazar aquello que ella le exponía con tanta determinación. Pero aún así, colocó su mano sobre la de ella suavemente, sosteniéndola por un segundo como si se asegurara de sentirla antes de partir, como una silenciosa promesa de bienestar con lo que estaba a punto de hacer.

- Cuando regreses..es mejor para él que no te vea un solo rasguño..- Susurró, lo suficientemente alto como para que ella lo oyera claramente, sujetando firmemente su mano sobre su hombro en señal de seriedad y nerviosismo - por favor, Jazmín, si algo sucede, no dudes en decírmelo.

Soltando su mano con suavidad para irse lentamente, ella sonrió antes de marcharse, dejando al mayor con una expresión preocupada en el rostro, y el corazón nervioso.

- Tranquilo. Sin importar qué suceda, estaré bien, por mucho que me enfurezca su actitud y quiera darle una golpiza como la que le dió a Kei..voy a escucharlo, y no lo abandonaré, aun si tengo que romperle la nariz para que se calme.

Sonriendo casi con tristeza y dejando salir una risa inconsciente, este llevó un cigarro a sus labios, para luego marcharse en la dirección opuesta, a la sección de fumadores, donde recargado en la pared, este dejó salir sus penas en la nube grisácea que exhalaba por sus fosas nasales.


» Creo que siempre lo he pensado, Jazmín.. pero la bondad de tu corazón, aún en la oscuridad en la que te encontrabas en el pasado, y ahora en la actualidad.. siempre me deja boquiabierto..solo deseo de puro corazón, que esta te sea correspondida..«

El rumbo de ambos siguió en distancias indiferentes, y aún cuando sus caminos se alejaban con sus destinos indistintos, ninguno se percató de que allá en las sombras, escondido con su espalda contra la pared, la víctima y a la vez victimario de la situación que los acontecía estaba escuchando todo de principio a fin.

▪ ▪ ▪

¿Qué tal el capítulo? Hahahs

Había pasado un tiempo desde que actualizé, y como habrán leído, estuve por cancelar la historia por los comentarios despectivos que recibí tanto hacia mi persona como hacia mi personaje. (Los cuales cabe aclarar, siguieron su desagradable y misógina presencia hasta el momento) pero bueno, sus comentarios y mensajes de apoyo me dieron mucho aliento para continuar, y quiero agradecerles infinitamente por ellos♡, las personas que entienden lo que quise decir y enseñar con la historia, que no es para nada simple y aconsejo que cuando puedan se la releean, (un principio de la literatura es que hay que releer para entender) me hicieron muy feliz y me dieron un ánimo y felicidad indescriptible, aún las pocas presencias de este mundo que supieron comprender lo que quise y quiero enseñar en esta historia, son suficientes para que yo quiera continuar, sabiendo que al menos a uno de ustedes les llegó el mensaje que intento transmitir. ♡

Lo único que me queda decirles; es que a aquellas personas que llegaron a desearle la muerte (más bien, el suicidio) a mi personaje, e incluso llegar a decir que les molesta que "se haga la independiente y la fuerte" , solo me queda desearles que nunca les suceda lo que ustedes le hacen a mi creación, y que aunque no tengo nada en contra de la gente sumisa y pacífica, prefiero renunciar a mi historia antes de cancelar la personalidad sorora y feminista de mi personaje solo para darle el gusto a la gente de pensamientos injustos.

La empatía es sana y cura, las actitudes tóxicas normalizadas tienen que caerse, siempre hay que ponerse en el lugar del otro antes de juzgar y el dolor ajeno jamás debe ser minimizado, sin importar lo que sea. 😊 ( Lo digo para quienes no captaron el mensaje)

Dicho esto, amén, tomen agua y abriguense.♡

Hasta la próxima reencarnación de mi psiquis, cuídense.

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