🍒Capítulo 26🍒 [Editado]
N.
-Omnisciente-
- ¿Todos están listos? - Vociferó Suga mientras los contaba con la vista - ¡Bien, todos arriba!
Y dicho esto, todos subieron al autobús que los llevaría al primer día de las preeliminares, acomodándose con algo de dificultad por la emoción y el nerviosismo.
Todos los ánimos estaban muy exaltados, y eso se podía notar.
- ¡Estoy tan emocionado!, ¡por fin jugaré un partido real! - Exclamó Hinata dando pequeños saltitos en su asiento empujando a su compañero azabache que le daba codazos en busca de que se quedara quieto.
- ¡Ya cálmate, idiota!, ¡Estás fastidiando! - su ceño fruncido se acentuó a medida que este iba aumentando la fuerza en sus empujones, estaba claro que si no se detenía, pronto lo harían detenerse de un coscorrón.
Las distintas conversaciones rebotaban por las paredes del autobús que gozaba de chicos a reventar de emoción por la presente situación, el estrés mezclado con emoción incluso podía notarse en su entrenador, quién aún a pesar de regañarlos constantemente por su mal comportamiento, también sonreía de felicidad al ver a su equipo tan encendido y dispuesto.
Por otro lado, atrás la conversación se mantenía etérea y serena, pues adelante estaban los llamados ruidosos, y atrás la cosa era más relajada entre los mayores del grupo.
- Están deslumbrantes en esos uniformes - comentó Suga amablemente llevándose una sonrisa de sus tres compañeras, quienes estaban sentadas una junto a la otra con sus impecables uniformes de animadora. Los cuales lucían los respectivos colores de sus camisetas, negro, blanco y naranja.
Tanto Matsurika como Akane lucían una bella sonrisa algo tímida pero orgullosa, aún no estaban tan acopladas al equipo y entrar en confianza con ellos les resultaba difícil por el temor que estos les infundían, pero sin dudarlo, dejarían todo su corazón en su deber.
Las tres estaban muy arregladas y llevaban sus respectivos pompones colgando de sus mochilas, riéndose entre charlas con Asahi, Suga y Daichi, que eran en los que más confiaban por el momento.
La vista de más de uno recaía en su animadora mayor, quién a diferencia de sus compañeras que llevaban el pelo recogido en una coleta o dos, lucia su largo y enrulado cabello de un vibrante tono rojo cereza, y junto a este, una orgullosa y emocionada sonrisa pintando su rostro moreno, iluminado con un sutil maquillaje a juego con el de sus amigas.
- Ustedes también lo están, lucen increíbles - Opinó la mayor - ¡y estoy segura que dejarán todo en la cancha!, ¿No es así, estrella?
A un lado de la tres chicas, Azumane temblaba como una gelatina con mucha agua, sin duda era el que más posibilidades tenía de vomitar o desmayarse en cualquier instante.
- Prometo dar lo mejor..- murmuró con cierta timidez en sus mejillas rosadas, siendo aplastado a continuación por un fuerte abrazo de Suga.
- ¡Sin duda lo haremos!, ¡Y no quiero ver a nadie con cara de depresión, por qué hoy ganaremos! - Sentenció Suga uniendo al abrazo a Daichi quien estaba a un costado y puso gesto de sorpresa al ser estrangulado por el brazo libre de su compañero
- ¡Eso!, ¡Nada de depresión, hay que mostrarle confianza al enemigo y nos temerán antes de que siquiera toquemos la pelota! - continuó la morena en gesto de complicidad con Suga, quien le guiñó el ojo dulcemente.
- Quisiera ser tan confiado como ustedes dos..pero el solo pensar en nuestros rivales me da náuseas incluso antes de llegar.. - explicó el castaño con su rostro tiñiendose de un tono azulado alarmante, que hizo que todos tomaran cierta distancia por si sus ideas se le salían por la boca de un momento a otro.
- Tranquilo, Azumane, es normal tener miedo.. yo también lo tengo - La mano de Akane se acercó al hombro de Asahi en expresión amable y este la observó sorprendido - Me aterra pensar en las multitudes, p-pero aún así.. me da valor saber que tengo a alguien en quien confiar a mí lado, y creo que tú también deberías.. considerarlo.
La mayor soltó una risita apoyándose en el hombro de su compañera con ternura - ¡Exacto!, ¡Tienes a tus compañeros junto a ti y ademas nos tienes a nosotras!, ¡Así que ánimo Azumane, recuerda que eres nuestra estrella!
- ¡Eso, ánimo estrella! - Agregó Matsurika desde atrás de ambas chicas levantando uno de los coloridos pompones en alto con una sonrisa tierna.
El rostro del mencionado pasó de azul a bordó en unos escasos segundos, congelándose rotundamente sin poder decir nada más que débiles murmullos avergonzados.
- ..¡M-muchas gracias!..¡d-daré lo mejor!
Suga, Daichi y Ennoshita rieron inevitablemente ante la situación de su compañero y este se avergonzó aún más escondiendo su cara entre sus manos al tiempo que las tres chicas coreaban animadamente "¡Estrella!, ¡Estrella!" , siendo acompañadas por sus tres compañeros que coreaban junto a ellas, aumentando el nerviosismo de Azumane, que ahora era un manojo de nervios y felicidad siendo víctima del ánimo y alegría implacable del que gozaban sus amigos.
Más adelante, el grupo era aún más ruidoso e incontenible, pues la mezcolanza formada Hinata, Tanaka y Nishinoya solo podía dar como fruto un coro de exaltados muchachos que reían y charlaban en tonos ruidosamente dignos de una panda de protestantes en plena acción.
Mientras tanto, el colocador no se unía a su cháchara, su atención estaba mucho más ceñida a otra cosa, o mejor dicho, en otra dirección.
Su mirada iba y venía en lapsos cortos del grupito del fondo, sus ojos azules solo tenían interés por la muchacha líder del grupo de animadoras, que para su suerte, ni se percataba de sus miradas, que iban en vaivén hacia ella.
Mullido en su asiento, se removió nerviosamente, si había una palabra que definiera su ánimo en esos momentos en los que no podía mantenerse tranquilo, esa era desconcertado.
Después de dejar esa carta en el pupitre de su compañera apenas pudo concentrarse en su propia clase y entrenamiento, el preguntarse si ese sobre había llegado a sus manos era lo mínimo que se planteaba.
Pensamientos como "¿Lo habrá leído?.. ¿Se habrá enfadado?..¿Debería llamarla o ir a buscarla?.." entre otras preguntas sin respuesta inmediata le palmearon la nuca sin tregua.
Sus dudas y su ansiedad solo consiguieron aumentar con el paso del día, privándolo incluso del sueño reparador que necesitaba para el inicio de las preeliminares de mañana.
Al final acabó escribiéndole a Suga a la madrugada por las dudas que no lo dejaban conciliar el sueño.
Para su suerte, este se encontraba despierto en búsqueda de adelantar unos trabajos de la escuela y por consiguiente, le respondió.
" Te preocupas demasiado, Tobio. Es una situación profunda y complicada, es probable que todavía este digiriendo lo que le dijiste, y más aún con lo que sucedió anteriormente.
Dale su tiempo y recibirás una respuesta tarde o temprano."
Esa respuesta de su superior fue un consuelo muy reconfortante para su subconsciente, y tras varias amenazas de Koushi para que el menor se fuera a dormir urgentemente, sus ojos consiguieron cerrarse y sumirse en un profundo sueño.
Al otro día, su mirada se llenó de una profunda ilusión al verla llegar junto a sus dos compañeras al grupo de chicos que aguardaban para partir en el autobús.
Ataviada en su ceñido uniforme de animadora, este tragó en seco sintiendo sus mejillas colorearse de un rubor rosado y sus manos se apretaron dentro de los bolsillos de su chaqueta, evidencia de su presente nerviosismo por verla acercarse.
En su interior deseaba ir a saludarla y decirle lo bonita que estaba con su uniforme, esa idea le generaba mucha ilusión.
El pensarlo lo llenó de valor por un segundo, tanto que estuvo a punto de emprender camino hacia ella, pero a la par que sus pies se movieron, una pequeña sombra cruzó como un rayo seguida de otras dos empujándolo sin reparos.
Hinata junto con Noya y Tanaka fueron quienes pasaron a velocidad luz corriendo sin reparar en que habían atropellado al pobre muchacho. Tobio murmuró insultos al aire mientras recuperaba el equilibrio y observaba como los tres chicos acaparaban por todos los lados a la joven y esta los recibía con una radiante sonrisa, de esas que Tobio deseó que fueran para él.
Su atropello esfumó el valor del muchacho y este pronto se acongojó, rindiéndose en su objetivo de acercarse, al menos por el momento.
Aunque mal había hecho pues ahora se removía enfurruñado en su asiento de autobús por no haber podido cruzar palabra con ella, limitándose a mirarla desesperanzado por no poder mantener una conversación con la morena como el mayor lo hacía en su lugar.
No podía evitar sentir celos de Suga por sobre todos los demás, era quién siempre se encontraba a su lado. Entre risas y buen aire, incluso la abrazaba y tocaba su cabello y ella le correspondía naturalmente.
Deseaba con toda su alma poder ser él quien estuviera en su lugar, quien la abrazara y apreciara cada detalle de su etérea y extravagante belleza mientras una sonrisa se pintaba en su rostro.
Pero aún después de su carta en la que puso tanto esfuerzo y dedicación, no era a él a quien ella le sonreía, y eso era lo que más le dolía y frustraba, ardiendo como los mil infiernos cada vez que miraba hacia allí.
Mientras que ella nisiquiera se percataba del vaivén de miradas del colocador sobre su persona, Koushi si lo hacía. Y no solo eso, también había llegado a la conclusión; luego de conocer a Tobio más allá de su compañerismo de jugadores, de que ahora mismo se estaba muriendo por acercarse a ella y probablemente, hasta sentía celos de su propio compañero.
Por lo que en un intento de ayudarlo, intentó sacar el tema cuidadosamente.
- Oye, Jazmín - llamó y esta volteó hacia él en señal de que lo escuchaba- ¿Sabes?, no te lo he preguntado antes por qué asumí la respuesta, pero, luego de la presentación que ustedes tres hicieron el mes pasado frente a todos los estudiantes del instituto, imagino que deben haber recibido muchos presentes de admiradores, ¿no?
Ella arqueó una ceja en gesto confundido - No se a que te refieres concretamente..
- ¡Bueno!, creo que más de uno debió de caer pasmado frente a tal combinación de belleza y talento - Exclamó con una sonrisa algo juguetona al tiempo que se acercaba a ella y cambiaba el tono de voz como si hablaran de algo prohibido- ¿No han recibido ninguna carta de algún admirador secreto o algo por el estilo?
Ella pareció por fin caer en cuenta de la información que trataba de conseguir su amigo y se llevó la mano a la nuca algo avergonzada mientras divagaba en monosílabos inconclusos.
- ¡Ah, eso!..Si..emm..supongo..- murmuró sin mirarlo y este comenzó a extrañarse, el tema parecía incordiar de alguna manera a su amiga, Y el temor a la posible perspectiva negativa de la muchacha sobre la carta de su Kohai no tardó en aflorar en su corazón, desvaneciendo un poco su sonrisa.
- ¿Sucede algo malo? - Preguntó entonces, ya no tan seguro y ella levantó ambas manos sacudiéndolas nerviosamente con una sonrisa temblorosa.
- ¡No es eso!, todo está bien..creo.. - Defendió para luego bajar el volumen, percatándose de que todos los oían - Es solo que..verás...si recibí una carta, y una muy hermosa, o eso creo, era muy bonita al menos en lo que alcancé a ver.
Suga abrió los ojos de par en par, perplejo; se debatía resultados mentales para la situación entre lo peor y lo extraño. Pero aún así, decidió continuar.
- ¿Cómo qué "en lo que alcanzaste" ? - preguntó nuevamente, tremendamente confundido y ella soltó un suspiro antes de continuar.
- Mira; recibí una carta hace poco, pero tenía que prestarle atención a la clase así que la dejé bajo el pupitre para leerla tranquilamente en mi casa, pero cuando volví del receso; la carta simplemente había desaparecido, así que no pude leer lo que había dentro, es una pena.
Si a Suga se le hubiese podido caer la mandíbula hasta dar con el suelo, hubiera sido así. Su sorpresa fue tal que no dijo palabra durante varios segundos, ¿Cómo es que la carta había desaparecido?, no podía esfumarse mágicamente en el aire, por lo que era todo un misterio.
Por un momento pensó en la posibilidad de que el propio Tobio se arrepintiera y volviera a buscarla, eliminando así la prueba y por consiguiente, cualquier rastro de su fallida declaración. Pero esa posibilidad fue rápidamente descartada por la anterior ansiedad por una respuesta que había hecho a Tobio tener una cara aún más malhumorada que de costumbre.
Quiso indagar más sobre el tema, pero la propia muchacha parecía tan desorientada como él ante la sorpresa, y no tenía mucho más que decirle que su propia conclusión.
- Quizás mis compañeros la vieron y en uno de sus intentos fallidos de molestarme me la quitaron, no me extrañaría nada que así fuera, de todos modos siempre están buscando nuevas formas de fastidiarme - Opinó con la mirada en sus propias manos que jugueteaban nerviosamente - Es una lástima, era una carta muy bonita, y es la primera vez que recibo una, me hacía mucha ilusión leerla.
Esa posibilidad no le pareció para nada loca a Koushi, era plenamente consciente de que su amiga era acosada por gente que la rechazaba por su origen, por lo que la idea le pareció más que lógica. Aunque se entristeció de pensar que todo el esfuerzo hecho por su Kohai había terminado hecho trizas en las manos de algún gracioso.
Pronto ambos tuvieron que detener su conversación, pues el autobús se había estacionado y debían de tomar sus cosas para bajar.
A paso rápido y medianamente ordenado para la emoción que presentaban todos, el diverso grupo de karasuno fue bajando del transporte.
Los encargados del equipo encabezaron el descenso; Ukai y Takeda junto a Kiyoko se alejaron unos cuantos pasos para vigilar a los que continuaron la bajada del autobús.
Primero los más atolondrados ; Hinata, Noya y Tanaka bajaron dando algunos tumbos y chocando entre ellos hasta estar en el estacionamiento de concreto.
Tras de ellos tres bajó Kageyama; a quien la molestia mezclada con creciente emoción por el partido le creaba un aura bastante atemorizante que espantaba a sus compañeros; quienes sin dudarlo, le cedían el paso evitándose problemas.
Los mayores bajaron ordenadamente en actitud tranquila; Suga, Daichi, Ennoshita y kinoshita junto con las tres alegres animadoras fueron de los pocos descensos tranquilos, por lo que Ukai no tuvo que preocuparse demasiado. Por su lado los atolondrados ya se encontraban dando saltitos y coreandose ánimos mutuamente mientras llamaban a uno de ellos "¡Sempai!" vanagloriandolo sin un claro motivo aparente.
Por último, los rezagados descendieron perezosamente, o más bien, uno de ellos, quién parecía estar absorto en su propio mundo sin ningún indicio de ánimo o alegría en todo su ser; Tsukishima bajó prácticamente empujado por Yamaguchi quien estaba emocionado por bajar, a la par que no quería dejar a su amigo atrás.
- Ya deja de empujarme, Yamaguchi, si tienes tanta prisa adelántate y déjame en paz.
Hastiado, Kei era impulsado por Tadashi caminando a regañadientes hasta unirse al grupo que ya estaba prácticamente de camino al edificio.
- ¡No voy a dejarte atrás, y menos en un momento tan importante, Tsukki! - masculló casi ininteligible por la fuerza que hacía para empujar el esbelto cuerpo de su compañero, que no tenía ninguna intención de apresurar el paso.
Pero los ojos desinteresados de Kei se mantenían firmes, o eso intentaba. Mantener su frustración interna escondida era parte del digerir de sus emociones.
Y en eso también entraba; por supuesto, evitar el contacto con su amiga, al menos momentáneamente.
Sus dudas sobre el sentir de su propio corazón lo tenían absorto en su burbuja personal. Desde que llegó, el enojo y el asco con el que miraba a Kageyama, solo habían ido en aumento.
Luego de leer tales palabras, no podía sentir más que impotencia y resentimiento hacia el dichoso colocador, quién poco se percataba de la mirada filosa de Kei sobre su nuca.
El no tener claras sus propias ideas lo hacía tomar medidas básicas de seguridad, que consistían en evitar al origen de su debate interno; ella.
Pero claro, eso no sería tan fácil como sonaba.
Ella se había acercado al grupo de chicos tan pronto como llegó, y había tenido una cálida bienvenida de parte de todos, quienes se le acercaban amigablemente.
Tan llamativa y radiante como siempre, Kei simplemente no pudo ignorarla viendo la emoción presente en su sonrisa mientras hablaba, era inútil negar que él era feliz al verla feliz.
Y eso, por más bueno que sonara, a él lo hacía rabiar.
Con su alegría flotando a su alrededor como unas delicadas mariposas, ella meneó la falda del uniforme que flotaba sobre sus muslos y este cerró los ojos con fuerza, buscando refugio en la indiferencia que en realidad no le salía del corazón como normalmente le sucedía.
La verdad es que Kei, si era honesto, debía admitir que le encantaba, el ceñido uniforme le quedaba como anillo al dedo a cada una de sus generosas curvas, desde la marca de tensión que se formaba en la tela en las zonas más apretadas, como su cintura, hasta el misterio que dejaba el entrever de su falda, donde por deducción; el supuso tenía un short.
El sutil maquillaje junto con su cabello esponjado brillando en tonos cereza recién retocados, solo colaboraban acentuando esa excéntrica belleza única que tanto encandilaba los ojos amielados de Kei.
Pero claro, todo eso estaba muy lejos de ser dicho.
Su compañera pareció percatarse de las insistentes miradas en ella y al voltear en su dirección, levantó su mano tímidamente en gesto de saludo, desviando su mirada hacia el suelo.
Kei soltó un suspiro de derrota, imaginaba que lo mismo que congestionaba su paz mental, también la atosigaba a ella, quien incluso antes que Kei, había puesto distancia.
Para él, aquello se sintió como sobrevivir a la primera noche en The walking dead, rodeado de enemigos en plena oscuridad.
Solo podía esperar que no fuera tan difícil mantener las distancias como él necesitaba, pues su quinto sentido le advertía de que algo malo podría suceder si no lo conseguía.
• • •
Una vez todos estuvieron dentro de los característicos uniformes de Karasuno, Ukai los reunió en un punto específico para una última charla antes de comenzar.
Entre palabras de aliento y consejos de posiciones, el llevó una mano a sus labios, carraspeando.
- Muy bien, finalizada mi parte, solo me queda cederle la palabra a nuestras amigas - Exclamó con una pacífica sonrisa, y las tres chicas, uniformadas propiamente y con sus pompones en las manos, dieron un paso al frente, quedando cara a cara con todo el equipo de Karasuno; quien sonrió plenamente al verlas.
- Bueno chicos.. la verdad, es que hay muchas cosas que desearía decirles, pero debo ser breve, pues tienen un partido que ganar - Inició la morena, ajustándose los lentes con el dedo índice- Mínimamente, quiero decir que estoy muy feliz de pertenecer a este equipo tan maravilloso. Son chicos muy talentosos y peculiares, y ojalá pueda estar con ustedes para verlos llegar tan lejos como se merecen, y sé que ese camino, solo será una creciente sin final para los Cuervos de Miyagi.
Dando una mirada a sus dos compañeras, ambas tomaron un feroz respiro antes de hablar.
- Sé que no hemos sido tan íntimas como nuestra capitana, pero les deseamos suerte de corazón, son un equipo increíble, con un futuro brillante que enceguerá a los otros.
- ¡Van a llegar muy lejos, chicos!, ¡no tengo dudas de ello!, y cuando lo hagan, nosotras estaremos allí, animándolos con todo nuestro corazón.
- Chicas...- sorbieron Hinata, Noya, Tanaka y Suga, con sus ojos temblando para no estallar en lágrimas.
Con los ojos cristalinos, casi todo el grupete inhalaba desesperadamente, intentando mantener la compostura.
- ¡Muy bien!, es mejor que corte nuestra cháchara ahora, por que creo que si no más uno aquí terminará lagrimeando como una Magdalena - Bromeó, llevando una mano a su propia nariz, donde incluso ella, se contenía para no lagrimear - No hay mucho más que decir, muchachos, en sus manos está la oportunidad que los hará triunfar. ¡Y nosotras estaremos allí, apoyándolos hasta quedarnos sin voz!
Alzando un pompón con una sonrisa, sus dos compañeras la siguieron.
- ¡Ustedes pueden volar, Karasuno! - Canturrearon al unísono y todos sus compañeros levantaron la mano a su par, coreando con felicidad genuina.
Su mirada recorrió a los presentes rápidamente y, soltando un suspiro, ella guiñó un ojo al grupo, con una coqueta sonrisa antes de concluir.
- No necesitan mi suerte, esto está ganado para ustedes - Comentó entre risas y todos asintieron- ¡Nos veremos después, muchachos!, ¡Manténganse firmes y no pierdan la calma!
Gritando al unísono, el grupo se despidió de los chicos entre coros y pompones arriba. Antes de irse, su mirada fue en dirección a Kiyoko, quien la observaba con una genuina ilusión.
- Lo que causan en ellos es..increíble.
Con una sonrisa en sus rojizos labios, ella colocó ambas manos en sus caderas mientras se acercaba a su amiga.
- Pero no tanto como lo que causarías tú, mi niña - Murmuró entonces, acercando sus labios a su oído en gesto confidentes- No temas demostrar tus sentimientos, cariño, es sano y está bien.
Y dicho eso, dejó un cálido beso en su mejilla, haciendo sobresaltar a la mayor, quien se puso del color de los tomates, pero no rechazó el tacto.
- Muy bien, nosotras estaremos allá arriba si te quieres pasar un rato, ¡Será hasta entonces, mi niña!, ¡Cuídamelos bien desde aquí! - Exclamó levantando una mano en gesto de saludo y ella asintió con una diminuta pero existente sonrisa, alzando su mano de igual manera.
• • •
- ¡¡Vamos muchachos!!
Los gritos de la animadora mayor eran el centro de atención de todas las personas en las butacas, quienes la observaban con distintas expresiones, que a ella parecían importarle un soberano pepino.
Con los pompones en alto y una voz que parece jamás acabarsele, sus compañeras la seguían, animando sin cesar al partido que parece estar por llegar a su fin.
Daichi remata y con el golpear de la pelota en el suelo, el timbrazo del fin del partido suena, coronando a Karasuno como el vencedor del partido.
Los gritos y vítores de las tres animadoras hacen eco mientras ellas saltan y agitan sus pompones en el aire, rebosantes de felicidad. Sus compañeros voltean a verlas y les dedican pulgares en alto y saltitos recíprocos.
Una vez el equipo se retiró a sus habitación de descanso, donde se encontraba todo el equipamiento, se dejan caer en el suelo; exhaustos, pero felices.
Cinco minutos después, la puerta se abre de sopetón y por ella entran corriendo las tres muchachas, sonrientes y llenas de energía.
- ¡¿Dónde están mis ganadores?! - Pregunta la mayor y todos sonríen.
- ¡Jazmín!
Casi por instinto, Hinata abandonó su botella de agua en el suelo y salió disparado hacia ella, abrazándola con fuerza.
- ¡Estoy tan orgullosa de ti, Shoyo! - Exclamó mientras lo estrujaba - ¡Todo el mundo está hablando de ti!
- ¡¿Lo dices enserio?! - Con sus pequeños ojos brillando de ilusión, ella asiente y el sonríe dando un saltito.
- ¡Jazminnnn!
Dos voces en coro se acercaron de igual manera y ella los recibió de brazos abiertos mientras ellos la abrazaban con tal fuerza que su respiración se entrecortaba.
- M-muchachos..me asfixian..- Murmuró con un hilo de voz y los tres aflojaron el agarre sin borrar sus sonrisas de ilusión de sus rostros.
- ¡¿Nos viste?! - Preguntó Noya, colocando ambas manos en su cintura y señalándose a sí mismo con su pulgar- ¡Esos chicos se quedaron pasmados con mi recibimiento!
- ¡Y mis remates!, ¡Esta es la habilidad de un sempai! - Añadió Ryu de igual manera, posando como dos dioses griegos con Yuu y ella rió, jamás se terminaría de acostumbrar a su nivel de locura.
- Realmente estuvieron increíbles, estoy muy contenta de su progreso - Exclamó entonces, colocando ambas manos en su cintura- ¿Cansados?
- ¡Nunca! - Exclamaron los tres al unísono y ella sonrió, su energía era realmente contagiosa.
Mientra ellos charlaban, o más bien el grupete de tres parloteaba sin parar sobre el partido y la chica los escuchaba como si aquello fuera lo mas interesante del mundo, una mirada azulada no le perdía detalle, aún desde el rincón.
- ¿Cómo está nuestro colocador prodigio?
La dulce voz que se asentó a su lado le causó tranquilidad y este suspiró.
- No digas eso, Sugawara, no cuando tú eres mejor colocador que yo - Replicó entonces y él hizo un ademán, restándole importancia.
- No vine a debatir eso, polluelo - Dijo entonces y el arqueó una ceja - Vine por que tenemos que hablar, pero no aquí.
Un poco asustado con la expresión tan seria del mayor, este asintió y ambos salieron silenciosamente del cuarto, rumbo al solitario pasillo.
En la soledad asentada fuera de los vestidores, Suga le planteó lo que había logrado averiguar por la mañana, de una manera que este no se alterara y le diera un ataque de nervios de los que su expresión de enojo era tan profunda que abrumaba a los que pasaban alrededor.
Una vez finalizada la explicación, su mirada se mantuvo perdida en un lugar lejano a la compresión del mayor, quien lo observaba con cierta compasión.
Concediéndole un silencio razonable, este jugó con los restos de agua en su botella plástica mientras dejaba al menor digerir la situación a su ritmo.
Aún aturdido, este levantó por fin la cabeza, pero su mirada se mantuvo en la pared de concreto.
- Entiendo.
Fue todo lo que dijo, pero aquella pequeña frase junto con la tranquilidad con la que este decía las cosas, era perturbadora en alguien tan inestable como Tobio, para quien sería más razonable estallar en ira que estar calmado.
- Sé que no fue el mejor momento para decírtelo, solo lo hice por que la manera en la que la miras es dolorosa. Y necesitabas saberlo para poder concentrar tu mente en el partido que sigue, ¿Comprendes, Tobio?
Con un perturbador silencio, este se enderezó despegando su espalda de la pared y metiendo sus manos en sus bolsillos, dispuesto a irse.
- Si, lo comprendo.
Y sin más, este comenzó a caminar en dirección a los vestidores. Aún sin confiar en que esa tranquilidad fuera genuina, este dio varios pasos, deteniendolo por el brazo con expresión severa.
- Tobio, ¿En qué estás pensando? - Preguntó, más como un reproche que como una incógnita y este se mantuvo unos segundos en silencio, para luego observar sobre su hombro en dirección a su superior, quien lo soltó casi instantáneamente y sintió todo su cuerpo temblar de terror al ver que, contra todo pronóstico positivo, este tenía una expresión de rotunda calma en su rostro, junto con una extrañamente sincera sonrisa que perturbaría hasta el más valiente soldado ruso del pelotón.
- No estoy pensando, Sugawara - Exclamó entonces, en un suave murmullo - Desearía que así fuera, por qué de otra manera, podría recular con claridad lo que estoy a punto de hacer.
Y sin más, este se retiró a paso firme y decidido, rumbo a un destino que el mayor estaba seguro.
No terminaría bien para nadie.
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