🍒Capítulo 23🍒 [Editado]


N.
-Omnisciente-

La vida se estaba tornando muy complicada para Jazmín.

La situación con Kageyama ya la había tomado como una desagradable sorpresa que le causaba suficientes preocupaciones, su mente se preguntó que se le pasó por la cabeza al encariñarse con el brillo de sus orbes oceánicos y de su sonrisa nerviosa.

¿Por qué lo había permitido?

Nisiquiera había tenido tiempo de plantearse los riesgos de volver a querer aunque sea inconscientemente, antes de que la escurridiza presencia de Tobio se plantara como una entrometida hierba en su ataviado corazón.

Personalmente, y quizás también como consecuencia de su problema personal, ella siempre había sido una persona muy cerrada a los demás, a pesar de su alegría y aparente accesibilidad, su constante alerta sobre las personas que entraban en su vida jamás se apagaba, siempre analizando en silencio cada palabra que oía, buscándole la conocida quinta pata al gato.

Ella era lo que se dice una investigadora silenciosa, y cuando descubría algo que no le gustaba, no tardaba en dar la espalda de manera educada pero firme, negándose a cualquier asomo de error en sus selectivas compañías.

Si sacaba la cuenta, su instinto jamás le había fallado, su mente funcionaba de la misma manera que el Gorro seleccionador de Harry Potter, y con la misma efectividad. Se había salvado de muchas malas personas gracias a su tenacidad silenciosa, y agradecia cada día a su madre por dotarla con esa costumbre tan particular que había heredado de ella.

Y por eso es que no entendía como después de tantos años de paz y estabilidad mental, su instinto le había fallado y jugado una mala pasada como esta.

¿Por qué no se había percatado de toda la tristeza que le esperaba si le permitía la entrada a su corazón al prodigioso colocador de Karasuno?, ¿por qué su mente no le había advertido que se estaba encariñado demasiado con ese hosco pero a la vez dulce muchacho pelinegro?

Se sentía estúpida de solo recalcularlo, se había descuidado, había bajado la guardia como no lo hacía en años y de manera desconcertante, y aunque le daba vueltas al asunto una y otra vez buscando la raíz del nudo en su historia, no lo hallaba.

Y es que todo eso que la atosigaba pasó derrepente fuera de su orientación tiempo-espacio, desde el momento en el que se sonrieron mutuamente por primera vez, junto a los recuerdos de sus tímidas pero firmes cercanías con sus corazones saliéndose de sus cavidades torácicas, hasta incluso y tristemente, esa última discusión que habían tenido que colocó el último clavo en el ataúd de Jazmín.

No quería aceptar bajo ningún concepto la posibilidad de haberse encariñado de más con el azabache, pero ¿qué otra opción tenía como respuesta a su falta de voluntad en esos momentos?, por qué eso era lo que había sucedido.

Normalmente y con el fundido mal carácter de la morena, así como siempre rebosaba de alegría y energías, también se picaba y mandaba a todos a volar con la misma rapidez e intensidad.

Su madre siempre le dijo que por el lado bueno a ella podían sacarle hasta la piel, pero por el lado malo, no iba a mover un solo pelo y además, su malhumor iba a conllevar en una cachetada segura. Para Jazmín esas palabras le resultaron confusas y algo exageradas en un principio, pero con el pasar de los años y sobre todo en este momento, comprendía en carne viva a que se refería su sabia progenitora.

Y es que ella funcionó siempre de ese modo exacto, y así como no dudaba en ser amable o tierna con las personas, tampoco titubeaba en perder los estribos y mandar a volar a quien debía.

Entonces, ¿por qué no podía hacerlo de la misma manera con Tobio?, si ella siempre fue igual con toda persona que se cruzó en su camino, incluso con su familia.

Le aterraba pensar en haberse encariñado de forma incorrecta con él, quizás un mes atrás eso no le hubiera preocupado tanto al estar enfrascada en la buena vida llena de amigos increíbles y algo que creyó recíproco de parte de Kageyama. Pero ahora, esa posibilidad le parecía inconcebible, incluso estúpida bajo los presentes actos del mencionado que habían reventado la burbuja cristalina en la que comenzaban a flotar.

Pues, aunque de manera sutil y algo indirecta, el colocador no lograba darse cuenta de que le había dado a entender que se avergonzaba de ella, o mejor dicho, de lo que pudiera haber entre ellos. Tornándose famélico e incluso indiferente para con ella por el solo hecho de que los vieran juntos en una ocasión, que nisiquiera era grave, ¿qué pasaría si entre nerviosismo e impulsos adolescentes los atrapaban besándose?, por qué aunque no había ocurrido, era una posibilidad, el muchacho directamente saldría corriendo y quien sabe por cuánto tiempo sería indiferente con ella, cuando se supone debía estar mínimamente orgulloso de lo que tenía, o creía que iba a tener.

Esa posibilidad era lo que más le había picado a Jazmín, el solo pensar en eso la enfadaba a la par que la decepcionaba completamente.

Y no solo eso, la supuesta vergüenza de Tobio por que los vieran juntos también había brillado por su presencia en cuanto a disculpas, mientras sus amigos se habían plantado de cara frente a ella para pedirle disculpas sinceras por una mala actitud posesiva que la incomodó, Kageyama se había mantenido al margen, invisible entre todos haciendo de cuenta que no tenía motivos para disculparse.

Y eso la hacía rabiar, pero su malhumor iba en creciente mientras más analizaba las cosas, la había arrastrado al menos una manzana entera para cruzar la esquina donde ni Dios pudiera verlos solo para una misera y a su criterio superficial disculpa.

¿Por qué si no se avergonzaba de ella se esmeraba tanto en ocultarla de todos?, la respuesta estaba claro para ella, el mismo le había confirmado que todo lo que hizo y provocó en ella, esa ilusión que le había creado, era un error.

Hubiera deseado al menos ser advertida de ello, por qué cada quien tiene su vida, y es muy respetable siempre y cuando no dañes a nadie.

En este caso claro, ella había sido la dañada, por esa falta de comunicación tan básica de parte del irresponsable Tobio.

Era tan obvio que era patético, y en el caso de Jazmín, hiriente. Esas actitudes habían tocado su trabajada autoestima, hiriéndola de manera inesperada y en su criterio, inconcebible.

Y para coronar al rey de la irresponsabilidad afectiva, como si todo aquello no fuera suficiente, Tobio se había encargado de desaparecer completamente cuando esta se ausentó.

Esta bien, no era nada, solo se concedió a si misma un día de descanso emocional y físico que necesitaba con urgencia para poner sus ideas en orden, pero en esos pequeños momentos donde tu corazón tiembla y tu estado emocional flaquea, es cuando más atención le prestas a los pequeños detalles.

Le ardía el pecho de pensar en que todos se habían encargado de averiguar mínimamente si estaba bien, aún cuando muchos eran inconscientes de lo que había pasado entre ambos, incluso Tsukishima quien era el que menos posibilidades había de que dejara su orgullo y competitividad de lado para con ella, se había molestado en comunicarse.

¿Y él? ¿y él responsable del desestabilizar de sus emociones? ¿Dónde estaba? ¿Por qué no se había presentado o mínimo se había molestado en averiguar si ella se encontraba bien en consecuencia de sus actos?

Quizá podía sonar como demasiado, pero la verdad era así.

A Jazmín le picaba incluso más el hecho de que su mejor amigo se había encargado de decirle que tanto Tadashi, como Suga, Noya y Daichi se habían preocupado y habían acudido a él, quien era su mejor amigo, para obtener una respuesta a la ausencia repentina de su impecable animadora y amiga.

Y entre todos esos nombres, nunca asomó el suyo, el que con un inocente atisbo de esperanza aguardaba oír para poder decir "bueno, al menos se preocupó.."

Nada, jamás existió, y debía asumirlo con la madurez que le correspondía, por qué el hecho había comenzado a afectarle a nivel personal, y lo que era un regular entrenamiento en artes marciales, le había refundido las manos al punto de lastimarla y que tuviera que colocarse vendas, todo por dejarse controlar por sus emociones, esas que tanto había reprimido y que si no les ponía un alto, iban a seguir revoloteando por su cabeza.

Y así fue, ese último intento exterminó lo que quedaba de contemplación para con el colocador, haciendo aquellos momentos que habían compartido y en los cuales, había sido feliz, algo inevitablemente pasajero, un juego para el popular colocador que había visto que conllevaba demasiado esfuerzo conseguir la cercanía que esperaba obtener para con ella, y sin más, se había borrado.

Así lo interpretó ella, y así lo decidió su corazón, que se negaba a quebrarse y doler ante alguien que no lo merecía. Su resistencia emocional le impidió gastar más cariño vano en alguien a quien, aunque le hubiera costado asumirlo, no le importaba como ella creía.

Y con un sabor amargo de decepción que confió desaparecería con el pasar del tiempo, se decidió a proseguir con la mayor madurez posible, sin hacer escándalos de niños, sin gastar su tiempo y valía en el, sin perjudicar al equipo.

Claro que no era como si nada hubiera sucedido, su pecho se retorcía al verlo mirarla desde una esquina en el gimnasio, pero hasta ahí llegaba.

Mantener el respeto pero la distancia era la mejor decisión que había podido tomar, no quería que esto afectara al Karasuno bajo ningún concepto, y más a unos días de las preeliminares.

Y si debía cargar con la responsabilidad afectiva abandonada por el colocador para ello, lo haría, por ella, por sus amigos, y sobre todo, por su propio corazón que no estaba dispuesto a volver a retorcerse por él.

Pero sin embargo, esa última promesa fue rota más pronto de lo que pudo contar.

Puesto que contra todo pronóstico, el azabache se había dignado a aparecerse en medio de su entrenamiento dispuesto a encararla.

Esto en un principio la había sorprendido, si era honesta pensó que jamás volvería a dirigirle la palabra frente a la vergüenza de haberse equivocado con ella, pero ahí estaba, frente a ella, insistiendo en disculparse con palabras que por más que entraban en sus oídos, no lograban llegar donde deberían.

Y es que ella ya no quería oír, no había excusa que salvara la situación, había tenido la oportunidad y la desperdició, todas esas faltas habían bloqueado el paso al corazón de Jazmín, y con un fuerte pitido en sus tímpanos, esta se tornó indiferente para con él.

Cuando sus palabras no le llegaron, supo que su accesibilidad y templanza se había acabado, y aunque mantuviera el mínimo respeto que conllevaba la madurez de tomar las riendas de su situación para con él como una adulta, su paciencia tenía un límite mientras la perseguía sin parar de parlotearle sobre lo que sabía que había hecho mal.

No lo iba a negar, su voluntad flaqueó, y no por que se quisiera arrojar a sus brazos, ya era tarde para eso, si no, por qué esa gruesa pared de concreto que le impedía ser justa y devolverle lo que le hizo en su trato, era alzada y mantenida por el cariño que había inevitablemente aflorado en su corazón.

Y es que no quería aceptarlo, pero en el fondo, lo sabía, cuando sus emociones se desbordaron y lo echó del lugar cerrando la puerta frente a sus narices, un dolor punzante la cortó por la mitad tan rápido como se sumió en el silencio, un ardor tan indescriptiblemente horrible que no podría jamás ponerlo en las palabras correctas. Su cuerpo se movió con torpeza puesto que sus ojos se hallaban nubosos, aún así y con los lentes en la mano, consiguió tomar asiento en una de las bancas y mientras limpiaba los cristales de sus lentes con su camiseta, la lluvia comenzó a caer alrededor de ella manchando más los cristales al igual que sus vendadas manos y el suelo.

Mientras se repetía a sí misma que era lo que tenía que pasar, su cuerpo actuaba por cuenta propia, dejando que mientras su interior se derrumbaba, en su rostro lloviera sin parar.

• • •

Sus dedos se hundieron en el agua que salía de la manguera y sus ojos se cerraron sintiendo el frío del líquido entre sus yemas, deseando profundamente que sus problemas se fueran con el agua de alguna manera mágica y salvadora.

Su cabeza repetía constantemente la interrogante "¿Que voy a hacer?, ¿qué voy a hacer? ", sin llegar a una conclusión.

Su paz había sido perturbada nuevamente mientras apenas estaba recomponiendose de su caída emocional por Kageyama.

Antes de que pudiera seguir asimilando la nueva realidad, compuesta con las nuevas reglas de convivencia que habían sido impuestas por ella misma para con su compañero, todo volvió a derrumbarse.

El dulce sabor de una supuesta paz, no había alcanzado ni a rozar sus labios cuando Tsukishima se adelantó de sorpresa. Nisiquiera había podido sobrepasar del todo lo sucedido con Tobio, cuando su némesis actuó de insólito plantando un dulce beso en sus labios rosados sin explicación alguna, desatando una ola de confusiones y preguntas en su cabeza, "¿Por qué?, ¿Cuándo?, ¿Está jugando conmigo? "

Su fin de semana entero había sido arruinado por esa situación, estaba completamente en Shock. El llegar a su casa ese día significó apagar las luces y acostarse, sin hacer ningún ruido con la boca, solo con su mente, que hacía resonar el eco de sus atosigantes pensamientos.

Tsukishima era un gran amigo, se había hecho bastante apega a él todo este tiempo, aún a pesar del chocante carácter de ambos, que se esforzaban por competir indirectamente para ver quién podía molestar más al otro.

Ella lo veía como quien con su complicada y conflictiva forma de ser, la hacía querer superarse al ser ferozmente criticada por él desde el primer día que se vieron, o viceversa.

Admitía que al conocerlo fue igual de difícil como lo fue con todos, pues una chica latina no pasa desapercibida entre Japoneses y ella era la viva imagen de eso, lamentablemente no para bien, pero lo que había comenzado como algo sin posibilidades de existir en lo cual solo habían peleas, pronto comenzó a ser una bonita amistad en la que ambos estaban cómodos.

Jazmín no juzgaba a Kei por ser introvertido, o por su rechazo hacia la gente, comprendía bien su espacio y sus reglas y respetaba sus decisiones sin rechistar, lo que Kei apreciaba de todo corazón, sabía que si su compañero quería acompañarlos, lo haría por voluntad propia y obligarlo no conseguiría nada.

Ella apreciaba mucho a su amigo aunque fueran tan distintos, a diferencia de Kei, a ella no le costaba expresarse y así como le había cantado las cuarenta muchas veces sin pelos en la lengua y aveces usando sus propias expresiones maliciosas contra él mismo, tambien se había sincerado sobre lo mucho que creía en él sin miedo ni dudas.

A su vez, Kei aceptaba la forma de ser de Jazmín, siendo tan extrovertida, energética y amigable como lo había sido desde el primer día que la conoció, ese día admitía que la había odiado con toda su alma, pero pronto y sin que se percatara, la "rivalidad" entre ellos se había convertido en una linda amistad que si era honesto, jamas pensó que tendría.

Kei siempre fue criticado por ser introvertido y solitario, pero Jazmín jamás lo juzgó por ello y al contrario que los demás, ella se quedó junto a él y aprendió quizás insconcientemente sus límites y su espacio personal. También se amoldó a su agrio carácter, entre peleas y peleas, la risa va y viene y sus personalidades como muros de acero cubiertos por espinas, chocaban convirtiéndolos en sólidos competidores para ver quién era mejor.

Él sabía muy bien los límites de su paciencia y como hacerla enojar, y aunque vivía intentando hacerla perder los estribos para ganar sus infinitas batallas, en el fondo sabía muy bien que ella era una chica maravillosa, y había reconocido su talento en ocasiones, claro que él al contrario que ella jamás diría tan abiertamente todo lo que pensaba, estaba claro que una de las tantas diferencias que los hacían opuestos, era la expresividad, puesto que uno gozaba de ella, y el otro carecía de la misma.

Pero aún a pesar de los choques, tropiezos y peleas, su amistad se había fortalecido del mismo modo del que había nacido, como quien dice "sin querer", y como una ironía tétrica de la vida, de la misma manera había nacido el embrollo, de improvisto, insólito y misterioso.

Muchas posibilidades llegaron a su cabeza en esos momentos en los que trataba de mantener su cabeza en frío una vez más en todos estos días de problemas.

"Aún así, solo es eso, ¿no?

Una amistad, solo amigos.

¿Entonces por qué?.."

Esa incógnita no la dejaba en paz, nisiquiera mientras regaba las plantas del jardín buscando algo de paz en el cielo. Sus ojos cafés recorrieron el azulado espectáculo del mediodía y suspiró.

» Jamás me acostumbraré a la diferencia de temperaturas entre Japón y Latinoamérica.. « pensó entre risas, su vista bajó a las pequeñas plantas que había allí y las observó con desdén, envidiaba la tranquilidad con la que estas se movían y reposaban bajo la tibia luz del sol, como si nada las preocupara.

Y es que ella no podía decir lo mismo, no comprendía para nada la forma de actuar de Kei, y la preocupaba estarse perdiendo de algo.

Pero, una cierta sospecha de algún modo aligeraba un poco el peso sobre sus hombros.

Y era que no era la primera vez que Kei se acercaba de esa manera a ella.

Era la primera vez que la había besado y sin ningún motivo aparente, eso era cierto, pero un pequeño recuerdo de la concentración que casi había pasado por alto la sonrojaba cada vez que pensaba en ello.

En aquel momento tampoco había comprendido que le sucedía a su amigo para acercarse de esa manera, actuar así no era propio de Kei Tsukishima, el chico serio, aparentemente recto y aburrido, y aunque solo fuera un sutil roce en la comisura de sus labios, la manera en la que le sonrió como si le advirtiera de algo más, y el brillo de su intensa mirada sobre sus labios, le habían dejado unos escalofríos persistentes en el recuerdo que ahora rememoraba su cabeza ataviada de incógnitas.

Entonces, y con una cierta angustia, su mente llegó a la severa conclusión de que quizás y solo quizás, el muchacho solo había hecho eso para divertirse y tomarle el pelo, lo cual no sonaba raro, había hecho todo lo posible por fastidiarla y hacerla rabiar desde tiempos inmemorables, pero si ese era el caso, estaba yendo demasiado lejos en su broma, y se estaría ganando un coscorrón.

Podría ser que la confianza entre ellos hubiera crecido, y eso que él hacía con ella tan derrepente, sin explicación ni antes ni después , fuera algo sin importancia para él, algo normal y pasajero entre buenos amigos.

»Bien dicen que hay besos para "reforzar la amistad" , ¿no?«  pensó y una pequeña risa escapó de sus labios, se alegraba de poder reír de la situación, pues era difícil aunque sonara chistoso.

¿Cómo interpretar las intenciones de alguien que tiene cierta actitud repentina contigo sin explicaciones? , la desconcertaba aún más el hecho de que así como ella lo dejó pasar tomándoselo a broma, él hubiera tenido la misma actitud, pues jamás recibió ningún tipo de respuesta a lo sucedido, ni antes ni ahora, o mejor dicho, directamente la relación entre ellos siguió como si nada, haciendo caso omiso a esos acercamientos peligrosos, ese roce, ese abrazo por la espalda, y ahora ese beso, nada tenía sentido.

Lo único que le quedaba asumir era que aunque no lo pareciera, Kei era de esos chicos que piensan en ciertos amigos para tener situaciones especiales, para los cuales un beso no significa nada ni trae ningún tipo de atadura, solo es un juego o algo pasajero, quizás por gusto, quizás para hacerla enfadar, pero si así era, entonces supuso que no tenía que preocuparse tanto por ello.

Y es que si lo pensaba con la cabeza fría y en términos de adolescentes, eso era "normal" , había oído de alguna personas el besar o tener actitudes cariñosas con sus amigos sin ataduras ni significado sentimental, solo por la confianza que existe entre ellos.

» Será como los amigos con beneficios pero suave..« reculó risueña mientras dejaba caer el agua de la manguera sobre sus pies, la verdad es que si se lo tomaba así, hasta gracia le causaba lo groseras y atrevidas que pueden ser algunas personas, más si en este caso, se trataba de su amigo.

Aunque lo estaba viviendo en carne propia, no podía ver a Kei de esa manera, solo podía imaginárselo riéndose de esa situación tan poliamorosa en otras personas junto a ella, burlándose de las cosas que hacen algunas personas como lo hacían aveces, incluso de ellos mismos.

Su cabeza comenzó a pasar imágenes y entre ellas, aquel dulce roce en las comisuras de sus labios le hizo cierta ilusión en una nueva incógnita. ¿Qué sucedería si lo había disfrutado?

Sus mejillas se colorearon de rojo de pensar en ello y se sintió avergonzada de si misma por considerarlo, pero la verdad es que no estaba mal si solo lo pensaba, pues al fin y al cabo, pudo rememorar de forma vívida ese suave y cálido tacto de los tiernos labios de su amigo sobre los suyos como si hubiera sido hace un segundo.

Si era sincera con ella misma, no le era desagradable, para su sorpresa, su manera de besarla fue inesperadamente tierna, no fue brusca ni apresurada, fue lenta y calmada como el agua de estanque, cuidadosa y dulce, como si la idea hubiera surcado sus pensamientos con anterioridad siendo algo premeditado.

Sus dedos rozaron sus labios y sonrió algo avergonzada, quizás la situación era menos conflictiva de lo que creía y se había preocupado por algo que era más fácil de resolver de lo que parecía.

Se preguntó si Kei también pensaría en esto aunque sea por un momento, aunque esa idea fue rápidamente descartada por la razón, estábamos hablando de algo pasajero, una diversión adolescente fruto de la confianza entre amigos, algo sin valor sentimental, o dicho de manera corta, "Algo que pasó por que surgieron las ganas y ya", no debía hacerse pensamientos equivocados, más allá de reírse de la desgracia, la verdad era que no quería meterse en algo que no pudiera manejar, y esto no entraba en la lista de cosas que podía aceptar bajo ninguna circunstancia, su tolerancia tenía sus límites, y ese tipo de libertinajes no eran situaciones en las que aceptara inmiscuirse.

Ella sabía que pocas veces ese tipo de juegos sin responsabilidad afectiva traen buenos resultados, siempre terminan en conflicto, y si le dabas a elegir, prefería mil veces evitarlo, menos con un amigo como Kei, al cual no quería perder por una estupidez así.

De sus labios salió un suspiro de alivio y estos se curvaron en una sonrisa tranquila, su mente se hallaba medianamente en paz con esa respuesta, si era solo un juego adolescente sin importancia como ella creía, solo debía de ponerle un alto si se repetía y caso cerrado, todo estaría bien.

Quería creer firmemente en esa posibilidad como la más sensata, pero...

¿Y si se equivocaba?, ¿Y si estaba siendo prejuiciosa con él?, ¿y si ignoraba algo?

¿Y si..todo aquello que había hecho, en realidad significaba algo más?

Su mente claudicó en querer ir más allá por su propia salud, pero no podía solo dejarlo así, por qué.. quizás y solo quizás..

¿Él..sentía algo por ella?

No, eso no era posible, a pesar de ser amigos, eran completamente opuestos y Kei no era de las personas que les gusta la compañía de las personas.

Kei siempre había sido impredescible, pero eso iba más allá de algo digno de él, tan serio y reservado como era, sonaba irreal pensar algo así, y peor, para con ella que era tan opuesta a él, sonaba ridículo y hasta fantasioso considerarlo siquiera.

¿O no..?

• • •

El fin de semana acabó antes de lo esperado, y ella aún tenía cosas que pensar, pero desgraciadamente no había tiempo para ello.

Su conclusión había tenido que ser apresurada por fuerza mayor, no podía ser una chiquitina pretenciosa, debía enfrentar sus problemas como era debido.

Así que con sus últimos cinco minutos de tranquilidad, se embarcó hacia la escuela montada en su bicicleta con el aire mañanero golpeando sus mejillas, al final, poco podía hacer, debía proseguir con sus responsabilidades, había mucho que hacer, mañana comenzaban las preeliminares y debía poner en orden las cosas para acompañar a su equipo como corresponde, seguía siendo la capitana de las animadoras, y sus asuntos personales no le eran tan importantes como para posponer sus deberes y menos algo que en síntesis, había concluido como un capricho adolescente al cual le pondría un alto si seguía avanzando.

Esa conclusión la había dejado tranquila, pero no podía evitar sentir algo de nervios, no había visto ni sabido de Kei en todo el fin de semana desde ello, y si se sinceraba, tenía que admitir que verlo a la cara después de pensar en todo lo que pensó, la avergonzaba.

- Bien..que sea lo que tenga que ser...- Murmuró soltando un suspiro mientras se dirigía a las instalaciones de la escuela. Sus pasos caminaron rapidez hasta llegar a su salón y tomó asiento rápidamente tras Tadashi, para su sorpresa, Tsukishima brillaba por su ausencia, y aunque en un principio se preocupó, no pudo evitar sentir un alivio en sus hombros, la suerte parecía estar de su lado para que evite mirar a los ojos al rubio al menos un día más en el que tendría el tiempo para pensar mejor las cosas.

Sus dedos se hundieron en el pequeño hueco bajo su mesa donde guardaba las cosas y esta empujó despreocupadamente su cartuchera hasta el fondo.

Un crujido repentino la sorprendió y soltó un gruñido imaginándose que algún gracioso había vuelto a meter los paquetes vacíos de sus golosinas bajo su mesa.

» Que asco, ya me parecía raro que no me hicieran este tipo de bromitas en un tiempo..« pensó llevándose la mano al rostro, apenas llegó a la escuela se habían encargado de día tras día hacer la misma broma mala, pero con el tiempo y para su tranquilidad, este tipo de sucesos se habían hecho escasos.


Al menos hasta ese momento..

Con gesto de desagrado, quitó su cartuchera de un extremo colocándola sobre la mesa y la revisó, aveces los envases plásticos estaban pegajosos y en alguna ocasión habían manchado sus útiles, pero para su alivio, esta parecía estar intacta.

Tomando aire, hundió su mano bajo la mesa estirándose hasta poder alcanzar el origen de dicho ruido, para su sorpresa, no sonaba plástico, más bien, se sentía como papel.

Más confiada, arrastró de un pequeño extremo el objeto hasta sacarlo de allí y poder examinarlo.

Vaya sorpresa se llevó al encontrar que no solo no era basura, si no que acababa de aplastar lo que parecía una bonita carta de un color rosa pastel y que adelante, llevaba su nombre escrito en una letra muy delicada.

» ¿Y ahora qué tipo de bromas se están inventando?« pensó en primera instancia mientras ponía el sobre en la mesa y lo aplanaba lo más que podía con sus manos.

Cuando ya no hubo más caso, lo aplanó con ayuda de uno de sus cuadernos intentando ser lo más cuidadosa posible.

Admirando su obra como un artista que no sabe de qué manera proseguir, dudo si abrirlo o no, no quería amargar más su día con alguna mala broma de los idiotas de sus compañeros, no estaba dispuesta a ello.

Si bien siempre ignoraba las burlas y bromas de mal gusto de los chicos e incluso chicas que la rechazaban por su nacionalidad de origen y sus características físicas, esa pequeña voz en su cabeza proveniente de su mal carácter la tentaba con la idea de partirles una silla en la cabeza de vez en cuando, pero esa idea era rápidamente callada por la voz de la razón que usualmente condensaba sus ideas y actitudes para bien.

Sus ojos recorrieron el sobre pero no había rastro de un nombre alguno exceptuando el suyo, aunque a juzgar por el color y por una pequeña pegatina en forma de unicornio que unía los lados del sobre para que este se mantuviera cerrado, supuso que debía de ser de alguien que la conocía lo suficiente para saber que al ver esos pequeños detalles, iba a conseguir una sonrisa en sus labios rosados, lo cual y antes de que se percatara, sucedió.

Mordiéndose el labio con frustración, le dio vueltas a la idea, si era una mala broma y la carta en el interior estaba llena de insultos probablemente solo la tiraría a la basura, no tenia nada que perder, ¿verdad?

» Supongo que con echar un vistazo nadie saldrá herido, ¿no?«  la voz de la lógica la convenció y por el rabillo del ojo se aseguró de que nadie estuviera mirándola, eso quizás delataría a los dueños de la broma que esperaban alguna reacción de ella, pero para su seguridad, todos estaban sumergidos en su propio mundo.

Ajustándose los lentes, intentó quitar cuidadosamente la pegatina de Unicornio, no quería romperla, de hecho quería conservarla, pero su ansiedad le jugaba una vez más una mala pasada, pues por su nerviosismo usual y más en estos tiempos de presión, el morderse las uñas la había despojado del largo de estas y no podía abrir el sobre sin tener que romperlo.

Con ayuda de un bolígrafo, despegó la punta del sobre con éxito y sonrió tras su victoria, allí pudo visualizar el interior del que a simple vista contenía un papel doblado color blanco, supuso era la dichosa carta.

Deseando con todas sus fuerzas no toparse con insultos que resultaran en un trago amargo, se dispuso a tomar el papel deseando que fuera lo que dios quiera.

- ¿Unicornios?

Su voz le dio un sobresalto y profirió un grito ahogado que acalló rápidamente sintiéndose avergonzada, unas sutiles risas de fondo la hicieron fruncir el ceño y se maldijo a sí misma por dentro » Qué vergüenza « pensó para sus adentros mientras se acomodaba los lentes que habían resbalado por su tabique en el susto.

Al voltear el nerviosismo retornó por varios segundos a su cuerpo observando la expresión burlona del rubio que la observaba con sus auriculares colgando de su cuello, estos aún se encontraban en uso y un fino ritmo alcanzaba a oírse a la cercanía.

Recuperando su habitual carácter, esta infló las mejillas.

- ¿Tienes necesidad de asustarme así, limón agrio?- Masculló recomponiendose y frunciendo el ceño, llevándose una pequeña risa del más alto.

- No es mi culpa que vivas en las nubes..- sus ojos amielados fueron hasta el pequeño objeto que apretaba entre sus manos y su expresión de burla se transformó totalmente tornándose seria y hasta algo oscura - ¿Qué es esa estupidez?

Sus ojos parpadearon por la sorpresa y sus manos estrujaron el pequeño papel quitándolo lentamente de su vista. Dedicándole una mirada burlona y despreocupada, rió - Eso no es asunto tuyo.

Como si adivinara sus expresiones, este frunció el ceño y profirió un gruñido de molestia. Sus mirada perforó sus manos intentando adivinar el contenido del sobre y derrepente, este se inclinó levemente para recoger algo de sus piernas.

- Esto se cayó de tu noñada, idiota.

Sorprendida, observó su mano con desdén, entre sus dedos, una pequeña flor de tonos violetas algo aplastada pero muy bonita, del tamaño de un dedo pulgar aún quería resistir para mostrarse con sus pétalos ante ella.

Confundida, tomó la pequeña flor con cuidado entre sus manos, era tan pequeña que sintió pena por como debió haberse aplastado dentro del sobre que si bien tenia espacio para ella, había tenido la mala suerte de toparse con alguien medio bruto que aplastó el sobre sin querer.

Tsukishima observó la pequeña sonrisa que se formaba en el rostro femenino sin poder interpretarla bien, era hasta algo melancólica y eso lo desconcertaba.

Su mirada retornó al sobre algo aplastado sobre su regazo y este frunció el ceño.

»¿Una carta de amor?, ni siquiera estamos cerca del día de los enamorados o esas estupideces..« pensó mortificado internamente, su vista alcanzó a divisar el blanco papel dentro del sobre.

- ¡Qué bonita flor, Jaz! - La voz de Tadashi lo hizo sobresaltar y observó molesto como este sonreía junto a ella, ambos animados.

»Tch, es solo una tonta y pequeña flor estropeada « eso pensaba, pero para su sorpresa, la molestia que sentía no lo abandonaba a pesar de que deseaba sentarse y olvidar lo que no le incumbe.

Esa extraña impotencia que recorrió su columna vertebral hasta su nuca lo hacía sentir inexplicablemente mal y hasta algo decepcionado.

Aprovechando la charla entre estos dos, tomó asiento tras de ella como regularmente lo hacía sin quitar la vista del sobre que yacía sobre sus piernas, recopilando información mental en cada detalle que notaba en el maltratado sobre rosado.

Se sentía mal, invadido, esas sensaciones eran lo único que llegaba a su cabeza, algo estaba incorrecto y lo tenía incómodo revolviendo sus pensamientos como un torbellino.

Mientras sacaba sus cosas de la mochila, sus ojos iban y volvían del sobre, estaba tan intranquilo que sentía ganas de golpearse a sí mismo.

» ¿Por que diablos alguien le escribiría una carta y le enviaría una flor?, que patético, esas niñerías de enamorados me repugnan..«

Lo hacían, era sincero, pero no le preguntes por qué, la situación le hacia hervir las tripas como un trago amargo o un mal presagio.

Deseaba con todas sus fuerzas exterminar ese sobre, incinerarlo o tirarlo por la ventana, deshacerse de esa horrible sensación que le carcomía el interior era lo único en lo que podía pensar.

- Jazmín, ¡pero esto es muy romántico! - chilló Tadashi apoyando sus codos sobre su mesa con expresión de sorpresa - No me digas.. ¿acaso tienes novio?

Sus ojos se abrieron de golpe y su expresión de tranquilidad se desarmó como si hubiera recibido un fuerte golpe en la cara.

¿Acaso dijo novio?, ¿desde cuando?, ¿y quién?

Con su molestia en creciente, este la observó intentando descifrar su expresión de perfil, sus mejillas se colorearon y una sonrisa nerviosa asomó en sus labios rosados, haciéndolo temblar, ¿enserio tenía novio?, ¿en qué momento?

Bueno, si lo pensaba con la cabeza fría, era algo esperable, Jazmín era una chica excéntrica y así como sabía que había gente que la odiaba y le hacía todo tipo de bromas y maldades, también era consciente de que muchos se morían por acercarse a ella, pero estos claudicaban por qué ella y su intimidante presencia los acobardaba lo suficiente como para que el solo hecho de pararse ante su rostro les hiciera derretirse.

En otros casos más valientes, él había podido apreciar como chicos bastante pesados que le doblaban la altura la acorralaban en busca de conseguir algo de ella, siendo escarmentados rápidamente por su mal carácter o si se ponían densos, la fuerza con la que Jazmín no dudaba en golpearlos para irse de allí sin un solo rasguño o un rizo despeinado.

Era una chica bien formada, alta en promedio femenino y mediana en el masculino, con caderas y cintura marcadas y piernas abultadas. Su estado físico era de lo más sorprendente, pues a pesar de parecer delgada a simple vista, la fuerza en sus brazos podía mandarte al hospital, y eso Kei lo había probado en carne propia lamentablemente.

Ella era en síntesis, una belleza extranjera que impactaba los ojos de los japoneses acostumbrados a cuerpos más pequeños y pálidos.

Sus firmes y abundantes rizos teñidos de un rojo apasionado brillaban en contraste con su suave piel morena, estos eran algo muy hermoso y que a Kei le encantaba observar mientras estaba sentado tras ella.

Largo hasta poco más arriba su cintura y en abundante volumen, muchas veces deseó poder tocarlo, pero eso no era propio de él y prefirió guardarse el sentimiento.

Estaba claro que la posibilidad era más que remota, pero el solo pensarlo, le revolvía las tripas.

Esperando una respuesta que invalidara todo lo anterior, buscó la respuesta en su expresión.

- ¡Claro que no, iluso! - negó ella entre risas nerviosas mientras observaba la flor entre sus dedos - Sinceramente, no tengo ni idea de donde viene esto, cuando la vi pensé que era una broma de mal gusto, y sigo creyendo que lo es, ya sabes, de alguno de los idiotas que les divierte meterse conmigo.

Un suspiro aliviado escapó de sus labios y pasó su mano por su rostro, había sido muy precipitado en su manera de pensar.

»¿Qué diablos me ocurre hoy?«  pensó regañandose a si mismo por actuar tan estúpidamente, en esos momentos se sentía ajeno a su manera de ser, como si se desconociera a sí mismo, una situación que para nada le incumbe o le debería interesar estaba afectandolo, y lo hacía rabiar aún más el no saber el por qué y por ende, no poder controlarlo.

El profesor entró al aula cortando de lleno la conversación y todos se pusieron manos a la obra con su rol de estudiantes sin emitir sonido alguno exceptuando el raspar de sus bolígrafos contra las hojas.

Y aún así, sus mirada iba y venía, le estaba costando trabajo concentrarse en sus deberes, miraba una y otra vez bajo el banco de la morena viendo el sobre que yacía solitario y medio abierto.

Sentia una gran curiosidad por saber que decía y de quien se trataba.

Y encontraría la manera de averiguarlo.

• • •

Hola! Un capítulo un tanto largo no?

Perdón, es que quería dedicar un capítulo a hablar de la perspectiva de Jazmín sobre todo lo que pasó para aclarar un par de dudas que leí en los comentarios.

Y también de paso a avisarles de la presente situación.

¡Pero antes, algo alegre!

Yo personalmente no se dibujar de manera digital, así que una persona me recomendó esta página y entre por casualidad, y ¡Cha chan!

Muchachada! Con ustedes, una foto de nuestra protagonista!

Claro que a pesar de no ser dibujada, logre crear una foto de ella exactamente como quería. Con una de sus expresiones más comunes, que nombro varias veces en la historia.

¡Espero les guste! ¿Que tal se la imaginaban ustedes?

💌Cuentemente en los comentarios💌

Bueno...ahora lo complicado.

Como seguro habrán leído, Wattpad fue comprado por los dueños de la plataforma Webtoon, los cuales tienen una aversión por los fanfics, por lo que se, estamos lxs escritorxs bajo la amenaza de que todas nuestras obras sean borradas de un momento a otro.

Personalmente, no estaba preparada para esta situación, así que no tengo otra plataforma donde tenga mis obras y, si soy honesta estoy un poco asustadx..

Pero bueno!, dejando las frivolidades, vengo a decirles, que si por esas cosas de la vida, se llega a borrar mi obra, voy a resubirla en mi página personal de Facebook, la cual les voy a dejar más abajo. Por ese medio voy a proseguir subiendo los capítulos que sigan de la obra, quizás sea un poco rústico, pero es todo lo que puedo ofrecerles por ahora bajo este atentado de parte de Wattpad, mis más sinceras disculpas si les ocasiona algún tipo de molestia, si no usan Facebook, pueden dejarme abajo alguna otra plataforma que sugieran para poder proseguir con la historia, voy a estar leyendo todo.💛


Si..apenas la estoy creando~ pero ahí voy a estar resubiendo las cosas ante la duda.

Por último, les ofrezco mis más sinceras disculpas por la tardanza, pero la poca frecuencia con la actualizo es por que trabajo y tengo poco tiempo disponible para sentarme a escribir, y no siempre tengo inspiración. Les ruego sepan disculpar.

En fin, lamento robarles su tiempo, pero quiero que sepan que todos sus comentarios me hacen muy feliz cada vez que los Leo, ver lo que sienten y piensan es maravilloso y me inspira a seguir y a corregirme a mí misma.

Un saludo mis bellas criaturas, hasta el próximo capítulo, corté este hasta ahí por qué ya se estaba haciendo demasiado largo y después Wattpad se me bugea hahahah♡

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top