🍒Capítulo 19🍒 [Editado]

N.
- Omnisciente -


A diferencia de Kiyoko, ella no deseaba quedarse en las bancas, prefería observar desde el balcón.

De vez en cuando las miradas del equipo contrario caían sobre ella, su condición de mujer entre tanta resaltante masculinidad la ponía como un bicho raro, y los del Nekoma lo sabían.

No podía negar que no pasaba desapercibida; a diferencia de su amiga de lentes, no utilizaba equipo deportivo fuera del gimnasio, solo ropa casual, lo cual la hacía resaltar como una espectadora anónima sin querer, mientras estaba junto a Kiyoko y sus compañeros suplentes.

A decir verdad, le resultaba bastante incómodo.

- Esos gatos son astutos, están leyendo al Karasuno...- murmuró para si misma, con tus antebrazos apoyados en el barandal. Con la miopía desenfocando su visión casa tanto, ajustó sus lentes en busca de ver mejor.

El partido transcurría con una tranquilidad anormal, la ventaja del Karasuno sobre el Nekoma producto del ataque rápido de Hinata y Kageyama, no duraría mucho.

Los de chaqueta roja pidieron un tiempo muerto y ella dejó salir un suspiro, en otros momentos hubiera bajado a dar apoyo a sus compañeros pero ahora mismo, no estaba de humor y prefería apoyarlos a la distancia.

Su brote ansioso de la mañana le había pasado factura.

Mientras revisaba su teléfono, unas miradas la buscaron entre las gradas. Los ojos azules de Tobio la enfocaban con un sentimiento extraño; aún deseaba hablar con ella, pero sentía un desagradable cosquilleo en su nuca de pensar en la situación que se presentó antes.

Apretando la botella de agua entre sus dedos, deseó poder golpear al entrometido rubio, aunque ahora ya no tenía ningún sentido comenzar una disputa.

Debería resguardar sus sentimientos para luego y hacer lo posible por suavizarlos para no estallar.


° ° °

- Ellos nos superan, eso está claro - Declaró Ukai con gesto de molestia mientras observaba a los chicos sudar ante Nekoma, estaban siendo superados, y se percataban enormemente de ello.

- Eso no es motivo para dejar de pelear - Ukai se giró viendo como la joven se acercaba a paso seguro hacia ellos - No van a detenerse, al contrario, al ver un enemigo más fuerte, solo deseas vencerlo con más fervor.

Su cabello rojizo se meneó sobre su espalda y varios rizos cayeron sobre sus hombros. En silencio, hundió las manos en sus jeans mientras se paraba junto a Kiyoko, observando el partido con atención.

- Pensé que te quedarías en las gradas - Kiyoko la notó con gesto inquisidor y ella suspiró.

- La verdad es que desde allá se ve increíble todo, pero esfuerzo demasiado la visión aún con esto - Explicó señalando sus lentes - Así que vine a ver lo que quede del partido desde aquí, o de lo contrario mi cabeza me pasará factura más tarde.

- Ya ha pasado un buen tiempo desde la última vez que te hiciste un exámen ocular, deberías ir cuanto antes a revisarte - Ukai se dirigió a ella con tono de represalia, recibiendo un molesto chasquido como respuesta.

- ¿Para qué? ¿Para recibir otra vez más malas noticias sobre que mi vista sigue empeorando?, paso realmente...- Ya que no había más lugar en las bancas, se mantuvo de pie junto a Kiyoko con las manos descansando  en su cadera, no le quedaba de otra que ver lo que quede de pie.

Ukai decidió reservarse su opinión, el mal humor que aún resguardaba en su interior salía a flote por escasos segundos y, para alguien que te conocía tan bien, era fácil de notar.

El bloqueador de Nekoma estaba haciendo su trabajo con creces, bloqueando todos y cada uno de los remates de Hinata. Las gotas de sudor caían por su rostro hasta dar con el suelo y, en los corazones de todos, temían que junto a ellas cayera la voluntad del pequeño.

Este bajó la cabeza por varios segundos y todos los observaron esperando lo peor, el conocido "muro destruye voluntades" no le daba tregua alguna, y para alguien que dejaba todo en la cancha a pesar de tener el mundo entero en contra.

Esto podía resultar brutal.

- ¡Arriba esa cabeza, Shoyo! - Su voz retumbó por todo el gimnasio haciendo que las miradas de ambos equipos fueran hacia ella con curiosidad- ¡Tú puedes, aún no hemos perdido! ¡Aún puedes rematar!

El pequeño levantó súbitamente la vista al escuchar una voz conocida, su rostro lucía una sonrisa sincera mientras tenía las manos a los costados de su boca para hacer más fuertes el eco de sus palabras.

- ¿Es familiar de alguno de ustedes? - preguntó el alto bloqueador gatuno con una sonrisa de lado.

- De hecho, es nuestra animadora - Replicó Hinata sin dejar de observarla y este pareció sorprenderse.

- ¡Vamos equipo, aún pueden darle pelea a estos gatitos de ciudad! ¡Vamos! ¡Con todas sus fuerzas hasta el final! - Su voz se hacía notar por todos los rincones del gimnasio y todos los presentes esbozaron una sonrisa al verla.

Al igual que el jugador de Nekoma, ella también cumplía su función con excelentes resultados.

Era un jugador no registrado, pero que mucho hacia por el equipo.

- ¡¿A-animadora?! - el de cabello rapado parecía retorcerse de envidia en su posición y Tanaka aprovechaba para mofarse de él.

- ¡Así es gatitos nosotros tenemos Animadoras! - Presumió Noya desde su posición- ¡Y a la mejor de todas!

- No sabía que Karasuno tenía el dinero suficiente para pagarle a chicas para ser sus animadoras - Comentó con malicia el alto bloqueador y Hinata soltó una risita.

- De hecho, no lo tiene, ella nos anima por voluntad propia - Respondió limpiándose el sudor de la frente con el dorso de la mano y poniéndose derecho- Mientras ella me apoye, yo seguiré peleando desde el principio hasta el final.

Todos los de Nekoma la observaron con cierta molestia, había frustrado su plan de destruir la voluntad de sus bloqueadores cuando parecían haberlo logrado.

- ¡Bien! ¡Ya la oyeron! ¡A darlo todo hasta el final! - Daichi junto sus manos en un sonoro aplauso y todos replicaron animadamente colocándose en posición con rapidez.

- ¡Uno más! - Gritaron todos al unísono para luego de que el silbato sonara, reanudar el partido.

- ¡Wow! ¡Si que eres mágica! - Takeda observaba asombrado las expresiones de vigor en los chicos, como el resultado de un enorme experimento.

- Eres realmente buena en esto, yo jamás podría hacerlo.. - Kiyoko le dedicó una sonrisa dulce y ella asintió, orgullosa de sus compañeros.

- Aún así estoy segura de que si tú lo hicieras sería el doble de increíble, por qué tu significas mucho para ellos, Yoko.

Esta se sonrojó desviando la mirada sin emitir sonido, Ukai soltó una risita cruzándose de brazos y le dedicó una sonrisa cálida.

- Le devolviste la confianza al equipo, y creo que también hiciste enojar a los chicos de Nekoma - comentó guiando su mirada a la cancha - Me alegro mucho de que estés aquí, Jazmín.

Ella bajó sus manos de su rostro y sus labios se curvaron en una sonrisa dulce hacia Ukai, para luego observar el partido.

Fue en ese instante tan importante, que su pecho se contrajo y sus manos se unieron al encontrar la respuesta a lo que se había estado planteando todo el día.

Esos chicos, con sus falencias y sus individuales personalidades, habían conseguido incluirla, darle un lugar, hacerla sentir querida como en años no lo había sido por ninguno de sus compañeros, sin importar en cuántas aulas entrara y saliera.

Eran sus compañeros, sus amigos, y ahora lo sabía, también eran parte de ella. La necesitaban y la querían tal y como era.

Fue allí, cuando supo que esos muchachos, así como ese equipo y la camiseta que llevaban, era su nuevo hogar.


Donde estaba, donde era feliz.

Justo allí, era donde debía estar.

° ° °

El partido acabó y todos comenzaron a recoger sus cosas con mucha felicidad, cada uno había encontrado algo en su compañero lo cual admiraba o lo hacía sentir acompañado, y muy apesar de iniciar con el pie izquierdo, habían conseguido formar lazos que no se perderían jamás.

Mientras todos charlaban animadamente, ella caminó por los pasillos en busca de Kiyoko. La había perdido de vista, llevaba uno de los bolsos en su hombro derecho y debía de encontrarla para ayudarla con lo que había que hacer.

En el camino, se topó con Ukai y Takeda que charlaban animadamente con el entrenador del Nekoma.

Este la observó al acercarse sin querer y un escalofrío recorrió su espalda, no quería interrumpir pero ya era tarde, todos voltearon hacia su dirección con curiosidad.

- Disculpen, no tenía intenciones de interrumpirlos, estoy buscando a Kiyoko - Explicó alzando sus manos frente a ella y el de chaqueta roja rió, negando con la cabeza.

- No tienes por qué disculparte, dime muchacha, oí que eres animadora del equipo, ¿Cuál es tu nombre? - preguntó de repente y ella buscó a Ukai, en busca de aprobación para responder, este sonrió y asintió.

- Jazmín Atsuki, entrenador Nekomata - Respondió amablemente con una sonrisa, inclinando ligeramente la cabeza.

- Jazmín..¿eres extranjera, verdad? - Dedujo y ella asintió - Bueno, quiero decirte que vi el efecto que causas en tus compañeros, y me parece maravilloso, no se cuales sean tus motivaciones personales para estar en la posición en la que estás, pero realmente espero de corazón que no te separes de tu equipo.

Este dio varios pasos hasta su posición y colocó su mano en el hombro femenino, con una sonrisa cordial.

- Tal y como le dije a Ukai, su equipo tiene potencial, pero les falta conectar, son completos desconocidos aún en términos de equipo, y cuando existe un bloqueo en sus caminos, se atoran por completo - explicó en voz tranquila - con mi experiencia de entrenador, puedo asegurarte que es difícil encontrar un factor que deshaga ese bloqueo, y en la mayoría de los casos, nunca se encuentra, pero con seguridad te digo, que tú podrías ser ese factor que los una cuando se deshacen por completo, como lo hiciste hoy.

La sorpresa ahondó en su pecho y su expresión se desconcertó, sus palabras rebotaron una y otra vez dentro de su cabeza como un balón atrapado y un cosquilleo desagradable asomó por su nuca, recordando el enfado que la había mantenido distante de ellos durante casi todo el día.


- Es difícil encontrar animadoras como tú, nos causaste un buen problema hoy, en otros términos te pediría que vengas a Nekoma sin dudarlo, pero soy un hombre de códigos, y estoy seguro que ellos te necesitan más que nosotros, Jazmín - Concluyó juntando sus manos en su espalda y ella sonrió cálidamente, inclinándose en una rápida reverencia.

- Agradezco mucho todo lo que dice, señor - replicó, incorporándose con expresión tranquila - Pero jamás abandonaría a mi equipo pase lo que pase, son difíciles, pero son buenos chicos, y son mis amigos por sobre todas las cosas, así que estaré con ellos cuando me necesiten.

Este la observó como si la analizara y Ukai rodeó su cuello por sus hombros, atrayendola levemente hacia él.

- ¡Bueno! ¡Es increíble saber que tenemos algo que Nekoma no tiene! - comentó entre risas, presumiendo- Y tenga por seguro que aunque tenga mucho que aprender para ser igual que mi abuelo, vamos a aplastarlos la próxima vez que nos veamos.

Con cierto nerviosismo ante la pasivo agresividad de su maestro, ella bajó la mirada, sintiendo la rivalidad de ambos entrenadores.

- ¡Eso espero, Ukai!, ¡Jugamos mucho pero no ganaste ni un solo encuentro! - Exclamó en tono burlón y Ukai parecía estarse aguantando las ganas de romper algo.

- Jaz, te estaba buscando- La voz de Kiyoko llamó su atención y guió su mirada hacia ella, haciéndole una seña de que la esperara.

- Bueno, si me disculpan, tengo mucho que hacer aún - Acomodandose el cabello a un lado, dió varios pasos hasta llegar al entrenador de Nekoma y saludó dejando un beso en su mejilla, para luego caminar en dirección a Kiyoko - ¡Nos vemos después! ¡Un placer conocerlo en persona, señor Nekomata!

Alzando su mano hacia arriba en gesto de saludo, se retiró de allí rápidamente, desapareciendo de la vista acompañada de Kiyoko.

- Dios..que atolondrada es aveces..- Ukai Suspiró pesadamente, llevándose una mano al rostro - Disculpela, es que aún no se quita esa costumbre de saludar de esa manera a sus mayores.

- No hay problema, es una muchachita muy interesante - Comentó este entre risas, muy lejos de estar molesto- Más vale la resguarden bajo llave, por que estoy seguro que sería muy feliz en Nekoma, y creo que mis muchachos estarán de acuerdo.

Buscándola con la mirada, la observó alejarte con mucha curiosidad y presentimientos.

» Si esa muchacha queda sigue en el equipo, estoy seguro que nuestros rivales volverán a alzar vuelo muy pronto..«


° ° °


- ¡Nos veremos pronto amigo! - lloriquearon ambos chicos tomados de la mano, a pleno desagote sentimental.

- ¿Desde cuándo...? - Sugawara y Yaku los observaron confundidos, antes del partido debían sujetarlos uno de cada punta para que no se mataran.

Las vueltas del deporte.

- La próxima vez no perderemos - Aseguraron ambos capitanes con tranquilidad, aunque su tono sereno solo disfrazaba el hecho de que el enojo y la competitividad se hinchaba con una vena sobre sus pieles, desatando un aura muy oscura a su alrededor que asustaba a sus compañeros.

- Ellos dan aún más miedo..- comentaron los otros con un escalofrío que los dejaba azules.

- Supongo que la competitividad se expresa de modos distintos según quién - Concluyó ella, acercándose donde Suga con una sonrisa tranquila.

- ¿Y la tuya como se expresa, Jazmín? - preguntó este con curiosidad, colocando ambas manos en su cintura.

- No te gustaría saberlo, por qué en ese caso yo sería igual o peor que él entrenador Ukai - Señaló sobre su hombro al mencionado, que tenía una expresión aterradora mientras forcejaba pacíficamente con el sub entrenador de Nekoma.

- ¡Qué miedo..! - Rieron ambos, sin que ella pudiera percatarse que estaba bajo la mirada vigilante de varios chicos, tanto de Nekoma, como de su propio equipo.


- D-disculpa, ¿Tú eres la animadora, verdad?

Siguiendo la voz que le hablaba, giró levemente sobre sus talones con ambas manos en sus caderas observando con curiosidad al chico de cabello rapado que se dirigía a ella.

- Eso parece, ¿necesitas algo? - Replicó sin mucho interés y este pareció dudar si proseguir, pues le temblaba el pulso de una manera abrumadora.

- Qué frialdad...- Se mofó Suga, que se cubrió los labios con sus dedos mientras reía.

- ¿Yamamoto, desde cuando titubeas tanto? - preguntó el rubio junto a Suga, observando la situación con curiosidad y este sudó.

- ¡Y-yo solo quería decir que me pareces impresionante! - Confesó casi gritando y se inclinó en una reverencia para esconder su rostro avergonzado, causando varias risas en sus compañeros.

Sin saber exactamente qué decir, soltó una risita y dió una palmadita en su hombro para tranquilizarlo, causando que este levantara la cabeza.

- Oye oye, calma ya, ¿Cómo te llamas? - preguntó y este se enderezó en un segundo como un soldado.

- ¡T-taketora Yamamoto!

- Bien..pues, muchas gracias, Yamamoto, eres muy amable - Respondió con una sonrisa cálida y este pareció derretirse lentamente para entrar en coma cuatro con su rostro hirviendo a mil grados, causando unas buenas carcajadas en los presentes, tanto de un lado como de otro.

- Vaya efecto tienes en todos..- Su vista se fue al pelinegro de gran estatura que se acercaba caminando con las manos en los bolsillos. Alerta, su expresión se tornó rotundamente fría.

Ese joven, había estado todo el partido causando disturbios en la psiquis de sus compañeros con su aplastante personalidad, había que tener cuidado con él.

- ¿Eres la única animadora del equipo?, debes de tener agallas para hacerlo tú sola.

- Gracias, aunque no soy la única animadora, tengo dos aprendices en proceso..- replicó cruzándose de brazos sin intención de dejarse intimidar por el capitán de Nekoma, frente al cual los otros dos chicos habían dado un paso al costado, dejándolos solos pero sin perderse un solo movimiento.

- ¡Oh!, ¿Además enseñas?, ¿Eres de tercero? - Preguntó este con una aparente sonrisa y ella arqueó una ceja, dando un paso al frente.

- Hago de todo un poco, y de hecho, soy de primero, ¿Y tú, gatito? - preguntó sin que se le moviera un solo cabello y este pareció molestarse por dentro. Sin embargo, se mantuvo firme.

A sus alrededores, sus compañeros entraban en pánico silencioso observando la situación, mientras que del lado del Nekoma, todos se mostraban sorprendidos, pero sumamente atentos.

- ¡Jazmín, e-es el capitán! - Suga le susurraba desde atrás con cierto aire de nerviosismo- ¡Sé más respetuosa!

Ignorando a su amigo detrás de ella, se mantuvo en silencio en su posición, mientras él intimidante azabache la observaba como si buscara algún hueco en su persona desde el cual colarse e intimidarla, tal y como lo hacía con todos sus rivales.

- Eres bastante altanera para ser de primero..- Observó inclinándose levemente para estar a su altura y, sin pudor alguno, tomó uno de sus colorados rizos entre sus largos dedos - Te pareces a nuestro colocador, con el cabello teñido de esa manera tan obvia.

Todos observaron la escena sintiendo como el desastre podía venirse abajo en cualquier momento, sus compañeros de Nekoma lo observaron con curiosidad pues sabían que este, era lo que ellos apodaban como "experto de la provocación"

Sin embargo, a ella no la conocían.

- ¿Estás seguro de poder decir algo de mi cabello con el tuyo peinado de esa manera?, creo que doy en el clavo si digo que así es como te levantas todos los días, Capitán - Su mano empujó la del más alto en un sutil pero sonoro chasquido  haciendo que se alejara de su cabello con un movimiento seco y delicado - Te diré algo, jamás toques el cabello de una mujer sin su consentimiento, grábatelo para la próxima persona con la que te encuentres.

Este se quedó desconcertado observando a la morena como si se hubiera quedado sin opciones, sin nada que decir, estaba completamente estático.

- Ya deja de molestar a la gente, Kuroo, es vergonzoso - El pequeño de cabellos rubios se acercó con una expresión de molestia en su rostro, sacando del coma a su amigo.

El capitán Daichi se acercó rápidamente a calmar las cosas, ofreciendo una reverencia al más alto con expresión nerviosa.

- ¡Por favor, discúlpenla!..ella es...especial - Pidió entre murmullos y este alzó ambas manos hacia arriba restándole importancia.

- No te preocupes, realmente no me molesta, en realidad..- este guió su mirada hacia ella, que ahora se encontraba junto a Kiyoko, observando de vez en cuando al capitán con un gesto no muy agradable - Ella me agrada.

Una vez todos terminaron de despedirse, Nekoma partió por su lado y los chicos comenzaron a caminar, debían ir a tomar el tren bala, así que repartidos en una fila ordenada todos iban caminando.

- Pobre capitán de Nekoma, se metió con la peor de todas..- Comentó ukai entre risas y ella, lejos de sentirse ofendida, se acopló en buen humor- Ay mocosa, eres realmente terrible cuando quieres, estoy seguro que si tu mamá te viera ya te habría regañado.

Imaginando la situación como algo totalmente fidedigno, arrugó la nariz.

- ¡Eso es por qué ella se lleva bien con todo el mundo, sin importar si la tratan mal! - Defendió, frunciendo el ceño - Pero yo no funciono así, y tú lo sabes.

- Lo sé, lo sé, debería de haberte regañado pero la verdad es que, como se trata de esos gatos, voy a hacer la vista gorda por esta vez - Le guiñó el ojo con una dulce sonrisa y ella le devolvió el gesto.

Mientras aún caminaba, algo jaló su camiseta levemente  y detuvo el paso, girando sobre sus talones para observar detrás de si.

Tanto Nishinoya, como tanaka y Hinata, se encontraban detrás de ella con expresión decisiva.

- ¿Qué sucede? - preguntó Ukai acercándose donde ellos y observando a los tres chicos con curiosidad.

Los tres parecieron tomar aire antes de continuar, estaban nerviosos.

- Nosotros... queríamos disculparnos por lo que sucedió - Confesó Tanaka con expresión triste.

- ¡Estamos realmente agradecidos con Jazmín por quedarse, aún a pesar de nuestra torpeza! - continuó Nishinoya con los ojos llorosos pero sin abandonar el vigor que siempre lo caracterizaba.

- Actuamos como unos torpes por querer protegerte, quisimos hacer algo bien y terminamos haciéndote sentir muy mal, e incómoda..- Hinata tenía los puños apretados a sus costados y la mirada baja, se mordía la lengua para contenerse de tocar el tema que sabía no mencionaba en público. Su problema.  - Aún así, no nos abandonaste y estuviste ahí para nosotros.

Sin la capacidad de decir nada, todos observaron la escena en un silencio sepulcral, sobre todo Ella.

- No puedo cambiar el creer que eres muy genial y querer que aceptes tener una cita conmigo algún día, pero ahora se muy bien los límites y prometo no volver a cruzarlos, lo último que quiero es que te sientas mal conmigo- Expresó Noya con honestidad, dedicándole una sonrisa que encogió su pecho profundamente.

- Como tú mejor amigo, siempre trataré de cuidarte de lo que pueda por qué me importas mucho, pero aprendí la lección, y no volveré a cometer los mismos errores.

- Ni yo, realmente te queremos en el equipo, eres increíble y no podríamos perdonarnos si por nuestra culpa te fueras de Karasuno, así que por favor..

Los tres se inclinaron en una reverencia enérgica causando que todos dieran un paso atrás algo asustados.

- ¡¡Por favor perdónanos!! - Pidieron al unísono.

Unos segundos de profundo silencio invadieron el ambiente, volviéndolo muy pesado. Un anhelado suspiro vacío su pecho de la angustia que la había abordado durante el día y sus pasos resonaron en el silencio, alertando a los jóvenes que se pusieron derechos, observándola expectantes a una respuesta.

- Trío de tontos..- murmuró  con una risita nerviosa - ¿Cómo iba a abandonarlos? si son mis amigos, claro que los perdono, me basta con que hayan aprendido la lección.

Estos la observaron sonreír tan cálidamente, que no pudieron evitar que unas lagrimitas asomaran por sus pestañas.

Habían esperado todo el día para verla sonreírles, por qué era lo que más les importaba.

La habían extrañado. 

- ¡Jazmín!

Los tres se abalanzaron hacia ella enérgicamente pero esta vez, no se hizo a un lado y recibió sus abrazos con ternura mientras estos se aferraban a ella lloriqueando como tres niños.

- Que ridículos ..- Tsukishima no dejaba sus comentarios agrios nisiquiera en un momento emotivo, pero a estos parecía no importarles.

Sin darse cuenta, incluso a ella se le humedecieron las pestañas viendo la sinceridad y ternura con la que estos chicos, sin importar el lugar, ni quien los estuviera viendo, abrían su corazón, convirtiendo el muro de acero que siempre la rodeaba en una gelatina.

- Vaya chicos..cuanto me alivia que puedan llevarse bien - suspiró Ukai con una pequeña sonrisa, retomando la caminata- Es hora de irnos, sigamos, o se nos irá el tren.

El abrazo terminó poco después y el grupito se fue caminando charlando animadamente como un par de niños de excursión, cómo si nunca hubiera sucedido nada.

Todo volvía a la tranquilidad, y en su corazón, solo hubo lugar para la felicidad.

Excepto, por una herida que aún se hacía presente y no la dejaba mantener la total tranquilidad.

Sus ojos buscaron al azabache entre la multitud, para su incomodidad, este también la observaba, pero al coincidir este desvió la mirada rápidamente, evitándola a toda costa.

Un sentimiento de desilusión cosquilleo su estómago y cerró su garganta, como quién aún quiere llorar, pero ya no había nada más que esperar de ello.


° ° °

Todos bajaron del tren ya en su localidad y comenzaron a caminar por la acera para tomar sus rumbos inviduales.

- ¡Bueno! Ha sido una concentración dura, vayan y descansen, nos veremos mañana - Finalizó Ukai yéndose en dirección a la carretera con la mano alzada a modo de saludo.

- ¿Qué estas viendo, Jaz? - Hinata asomó por sobre su hombro, espiando mientras ella observaba su teléfono con atención.

- Mi mamá me preguntó si ya había bajado del tren, está preparando pizza - Respondió tecleando una respuesta y el pequeño soltó un chillido de ilusión.

- ¡¿Pizza?!, ¡Yo quiero! - Exclamó dando saltitos a sus costados y ella sonrió.

- Pues ven, con todo esto de los partidos y la escuela, hace bastante no vienes a casa - Este asintió enérgicamente y ella envió un nuevo mensaje, para luego guardar su teléfono en el bolsillo - Anda vamos.

Luego de despedirse, se dispuso a tomar su camino junto con Hinata, cuando Kageyama entró en su campo de visión, acercándose a ella y tomando su mano bruscamente.

- ¿Podemos hablar?, será rápido - Preguntó este con mirada decidida y antes de que pudiera decir algo, añadió - Por favor.

Un tanto aterrada, se sintió presionada por la intercepción, su actitud le dejaba muchas preguntas que necesitaba contestar. Luego de pensarlo por varios segundos, suspiró, buscando al pequeño con la mirada.

- Hinata, ¿Podrías esperarme un minuto? - Su mirada pareció transmitirle su pensamiento, por qué sin hacer preguntas, este asintió con algo de duda para luego irse caminando donde Suga y los demás - ¿Qué es lo que sucede?

Sin soltar su mano y sin previo aviso, este comenzó a caminar con ella a rastras  apartándolos del grupo. Su agarre era doloroso con el jalar repentino, por lo que no pudo evitar dar un quejido que alertó al azabache, aflojando un poco su fuerza.

Su nerviosismo iba en aumento, parecía que su compañero estaba por decirte algo completamente ilegal.

Sin tiempo a mirar atrás, ambos doblaron la esquina hasta quedar solos, más este parecía dispuesto a seguir alejándose quién sabe cuánto más o por qué razón.

Harta, detuvo su paso bruscamente y algo nerviosa, hizo que soltara su mano de un movimiento seco y abrupto, desconcertando al más alto.

- Oye, ya estamos solos, ¿No? - Se quejó en tono frío- Ya nos hemos alejado una cuadra entera, lo que sea que vayas a decirme, dímelo ahora, debo volver a mi casa, se pone muy oscuro y es peligroso.

Este la observó algo sorprendido por su actitud, para luego detenerse también con expresión decidida, tomándose varios segundos de silencio para dictaminar sus palabras con cuidado.

Los segundos se convirtieron en minutos y su corazón comenzó a movilizarse de más, alertándola.

No, no podía permitir que la ansiedad gane terreno, la había tenido controlada por años, no iba a dejarse caer nuevamente ante ella como días atrás.

Sin respuesta, chasqueó la lengua dándose la vuelta, dispuesta a irse cuando el silencioso muchacho se dispuso a hablar. 

- ¡¡Yo quiero disculparme por lo que sucedió!! - Exclamó este derrepente y ella detuvo sus pasos con el alzar de su voz - Se que actué mal..soy un idiota por no percatarme antes de lo que te hirió, pero..-

- No necesito que te disculpes por compromiso o por remordimiento - interrumpió, con expresión adolorida - No cargaré con un peso que no me corresponde, ni sentimientos falsos para que te sientas mejor contigo mismo, ya vi lo que tenía que ver, puedes dejarlo así si quieres.

- ¿De qué estás hablando? - preguntó este, desconcertado y comenzando a alterarse.

- Esta claro que te avergüenza que te hayan visto conmigo - Declaró súbitamente sin mirarlo y este tembló, tragando en seco.

- ¡Eso no es cierto!

- ¿No lo es? - inquirió para girar sobre sus talones, observándolo con una mirada que heló el alma del más alto de una manera directa y cruel, más lo helado de su mirada, solo era consecuencia del dolor de su corazón- Entonces dime, ¿Por qué no dijiste nada en aquel momento?, ¿Por qué tuviste tanto problema de que nos vieran si no estábamos haciendo nada malo?

Rodeado por lo que él aún se debatía, se mordió la lengua pensando en no hablar más de lo que debía. Temía que lo que tenía que decirle, le rompiera aún más el corazón.

- Debí hacerlo, tienes razón. Te pido perdón por ello.. - Murmuró, acongojado - Pero no lo entiendes..yo..es complicado, no es lo crees.

Sin ningún consuelo ni aclaración, ella se mantuvo pendiente a una respuesta. Algo le ocultaba, fuera lo que fuera y por el motivo que tuviera, había algo que no le estaba diciendo.

La verdad le estaba presionando el pecho deseosa de salir, sentía como las palabras subían por el tobogán de su tráquea y empujaban para salir.

Ya no podía más.

Su estómago se revolvió y sintió que quería vomitar, los nervios la estaban descomponiendo y su pecho se estaba cerrando. 

Imaginándose la respuesta, sus puños se apretaron a sus costados y el dolor la sinceró.

- ¿Sabes qué es lo que entiendo? - Murmuró, con su voz sintiéndose desaparecer- que temes lo que puedan decir si te ven en una situación comprometedora conmigo.

Había dado muy cerca, pues mentira no era. Sin embargo, escucharlo se sentía espantoso para ambos.

- Es que no es tiene que ver contigo - Articuló temblorosa mente, y pronto la verdad se escapóCreo que debí ser sincero contigo desde antes, por que..c-creo que tenemos ideas diferentes.

Poco era decir que la expresión femenina se transformó en un triste y melancólico poema, lleno de dolor y verdades desconcertantes que ahora sabía, necesitaba oír.

Sus manos temblaron abrazándose a si misma mientras sentía que iba a vomitar, su pulso se aceleró y su pecho se contrajo en la búsqueda infinita de aire que caracterizaba el más horrible de sus miedos; la venida de un ataque.

- Dime una cosa.. ¿Por qué lo hiciste? - Exclamó, con su voz sintiéndose como un fino hilo a punto de quebrarse- Se siente como..si hubieras jugado conmigo..¿Qué fue todo eso que dijiste?, ¿Que pasó con lo que dije yo?, ¿Eso también te avergüenza?

El azabache sintió que todo lo que había pensando decir durante el día con tanta cautela se desmoronaba en un instante como un vidrio roto.

- No me avergüenzas, es solo que yo...no se lo que siento por ti..- Escupió con la mirada en el suelo, se sentía caer con cada palabra- Perdóname.. debí decírtelo antes..p-pero no quería que te fueras.

Titubeante y congelado, no tuvo la capacidad para decir nada en aquellos momentos a pesar de que lo intentaba.

Cómo si cada cosa que escuchaba se llevara consigo los últimos vestigios de su corazón, sus pestañas revolotearon con finos cristales amenazando con pintar sus mejillas.

- Osea, que todo este tiempo, lo único que hiciste fue ilusionarme por capricho..jugando conmigo..- Concluyó casi para si misma, cómo si no acabara de digerir lo que acaba de oír - para que a la hora de la verdad, me dejaras totalmente a mí suerte frente a todos. Si no nos veían, ¿Cuánto tiempo más pensabas seguir experimentando conmigo sin saber lo que sentías?, ¿Te habías preguntado siquiera lo que yo podía sentir cuando eso sucediera?

Cada palabra se clavaba cual flecha en el atestado ser del azabache. Cuando pensaba que acababa de comprender la gravedad de sus acciones, la realidad lo azotaba como una fuerte bofetada, pesando sobre sus  hombros.

No podía decir nada, estaba herido, asustado, se sentía miserable. ¿Cómo había podido pasar por alto todo aquello?

Ya era muy tarde para pedir perdón.

- Ya me lo imaginaba..- añadió con una expresión débil y decepcionada. Sus manos se escondieron tras su espalda rápidamente, sin embargo, él pudo ver cómo estás temblaban en espasmos aterradores, delatando que aún a pasar de la aparente calma de la joven, por dentro todo un tornado de emociones la estaba destruyendo -  tu silencio dice más cosas de las que quisiera oír..

- Jazmín, Yo-

- No digas nada - interrumpió negando apresuradamente, sin la capacidad de mirarlo - No quiero oír nada más, ya dijiste demasiado y..yo realmente no quiero la compañía de nadie que me utilize como un juguete, o le avergüence estar conmigo, incluso si esa persona.. eres .

Tobio sintió como si algo dentro suyo fuera destruido bruscamente y sin piedad, haciéndolo sentir una tristeza que jamás había sentido antes.

Un dolor florecía en el jardín de sus corazones, la rosa que habían visto en aquellos momentos que su corazón se iluminó al unísono, ahora se marchitaba tomando un color negro y deshaciéndose entre sus dedos, lastimando con las espinas que se hundían en su piel de manera abrupta y cruel en esos momentos.

- Y-yo.. no me avergüenzo de ti - Articuló con dificultad intentando acercarse a ella,  pero esta levantó la cabeza de manera brusca y se giró negándose a mirarlo a la cara.

Su cuerpo tembló deteniéndose en seco, todo su ser se incendiaba al haber podido ver por unos efímeros pero claros segundos su destruida expresión en aquellos momentos.

Su corazón se rompió con un ruido seco al contemplar esos ojos tan indescriptiblemente tristes, ahogados en un dolor agudo como un disparo, como si se rompiera cual débil cristal a cada segundo.

- ¡Todo lo que dije fue sincero!, ¡y lo que sucedió fue un accidente!, ¡Jazmín escúchame por favor!

Su desesperada voz parecía no llegar a ella, el agua en la que daba manotazos desesperados para alcanzarla solo lo ahogaba más y más, junto con sus confusos sentimientos que no lograba comprender a la perfección y que ahora, tal y como unas afiladas agujas, lo atravesaban estrepitosamente en un punzante y persistente dolor que lo destrozaba a cada segundo.

Su cuerpo reaccionó tarde y dió varios pasos en busca de alcanzarla mientras esta se alejaba pero derrepente, todo se volvió tan negro como la noche y tan nublado como una tormenta.

Frente a él, una figura que no deseaba ver ni en el mismísimo infierno se presentó de improvisto.

Su dolor se mezcló con un enojo fugaz y su cuerpo quedó estático observando como sus brazos la rodeaban en un intento de protegerla de lo que no sabía, pero era lo que más temía.

De él mismo.

Todo a su alrededor se volvió confuso y casi inaudible, vio como este se inclinó levemente para decirle algo al oído y ella asintió, para luego marcharse sin mirar atrás, desapareciendo de su vista en un segundo y volviéndose tan lejana como en sus pesadillas.

- ¿Acaso no te basta con haber lastimado a tus compañeros antes que también quieres hacerlo ahora? - su voz le causó un escozor de ira que le quemó la garganta mientras lo observaba imponente ante él.

Sus ojos dorados lo observaron con una frialdad peor que la usual, pudo ver como en la esquina, tanto Yamaguchi como Hinata, observaban preocupados a la muchacha que parecía solo desear irse de allí rápidamente para no volver jamás.

- ¿Quién te crees para meterte en conversaciones que no te corresponden, maldito idiota?..- su voz cambió bruscamente de tono y su expresión se volvió tétrica en un segundo.

La tristeza se cambiaba por ira, cuando se trataba de él.

- ¿Y quién te crees tú para jugar así con ella?, hazle un favor y déjala en paz, siempre supe que juntándose con alguien como tú no iba a conseguir nada bueno - Su voz profunda era aún más estridente que la de él, no tenía intención de dejarlo pasar donde ella se alejaba más y más junto a ambos chicos que la abrazaban - Eres un egoísta, no piensas en nadie más que en ti, siempre lo supe, y aún así, ella confió en ti y te permitió acercarte, ¿Y qué consiguió? , un dolor que ella jamás pidió ni espero, y que ahora la destruye.

Kageyama se hundió en su posición cómo si el abismo se abierta bajo sus pies y quisiera tragarlo; una mezcla de sentimientos flotaban por su ser luchando por salir todos a la vez mientras se encontraba en shock.

Estallando más allá de la compresión, este dió varios pasos hacia su compañero, tomándolo por el cuello de la camiseta dispuesto a golpearlo.

- ¿Qué piensas que conseguirás tomándola conmigo? - Lejos de aferrarse, este le dió un fuerte empujón alejándolo de él - Te lo voy a decir una vez más, maldito egoísta, aléjate de ella, por qué Jazmín no tiene la culpa de que no puedas hacerte cargo de tus jodidos problemas.

- ¿Vas a obligarme, imbécil? - Con un tono aterrador, este apretó sus puños con fuerza a sus costados y sus ojos se opacaron por la furia que hacía hervir su cuerpo ferozmente.

- Si es necesario, si - Afirmó acercándose varios pasos hasta él, de forma imponente y con una expresión de molestia que helaría a cualquier ser humano como ninguna otra cosa en el mundo - Siempre supe que arruinarías la vida de alguien más con tu egoísmo, pero nunca esperé que la tomaras con alguien como ella, te lo voy a repetir una sola vez más, déjala en paz, maldito maniático.

Dicho esto y con una presencia aterradora, este se alejó a paso tranquilo de allí.

Queriendo expulsar todo lo que lo acongojaba contra alguien más, este apretó los dientes con fuerza y le dedicó una mirada de muerte antes de hablar.

- Lo dices como si ella te importara, a ti no te importa nadie - Con una malicia indescriptible, escupió esas palabras haciendo que este detuviera su paso.

- ¿Y quién te crees que eres para hablar sobre mi?, no me conoces en lo más mínimo, ¿Quieres que te diga algo real sobre mi? - Girando levemente para observarlo sobre su hombro y, helando a Tobio, lo observó fijamente a los ojos, ahondando en lo más profundo de su ser antes de sonreir cínicamente y afirmar - Ella me importa, así que deja de estorbar en su vida, o te juro que haré que la pases mal.

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