🍒Capítulo 14🍒 [Editado]
N.
-Omnisciente-
- ¡¿Jazmín va a dormir aquí?! - Gritaron Noya y Tanaka al unísono mientras ella armaba su cama con calma sobre el suelo, junto a las demás.
- No hagan tanto escándalo - Pidió ella, algo asustada - no quería causarle molestias a Kiyoko ni a sus padres al recibirme en su casa, así que voy a dormir aquí.
Los ojos de ambos chicos se iluminaron mirándose entre sí, y pronto su expresión se tornó incómoda, pensando que clase de cosas podrían estar imaginando esos dos jóvenes para tener tanta ilusión en algo tan simple como compartir una habitación con una mujer.
- ¡Quiero dormir ahí! - chilló Noya derrepente, lanzándose de lleno a la cama junto a la suya - Nunca volveré a tener la oportunidad de estar tan cerca de ella.
- ¡Oye, ese es mi lugar! - interrumpió Shoyo y Noya se negó a moverse de allí con gesto decidido, aferrándose a la almohada.
- ¡Respeta a tu sempai y cédeme el lugar! - Replicó y Shoyo pareció pensarlo por unos segundos, era difícil para el negarse a esa petición.
- ¡Shoyo! - gritó ella al ver que este parecía considerarlo - Noya, ve a dormir a tu cama.
Este se negó rotundamente y ella se dejó ir en un un suspiro pesado. Acercándose y tomando sus manos con suavidad, mirándolo a los ojos con gesto tierno, un ahogado quejido resbaló por los labios del más pequeño quien la observó con la mirada de un niño en una confitería.
- Por favor, ve a tu cama, ¿Si, Noya? - volvió a pedir con una sonrisa y este pareció desvanecerse lentamente, echando vapor por las orejas y con su rostro a mil grados centígrados, capaz de derretir metal.
- ¡E-esta bien! - Dijo con una sonrisa orgullosa y al alejarse, este observó su mano con un brillo incandescente en sus ojos, como si apreciara lo más valioso de la tierra entre sus dedos - Este pequeño momento de mi vida se llama felicidad.
- ¡Noya no se valeee! - Tanaka lo tomó por los hombros, zarandeandolo de un lado a otro con gesto molesto.
- Déjame, soy feliz - Dijo en un hilo de voz, como si ignorara completamente a Ryu y su presencia se encontrara en otro universo paralelo a el presente.
Shoyo se sentó junto a ella abrazando sus rodillas y viéndola mientras se cepillaba el cabello.
- ¿Estarás bien con todos ellos aquí? - preguntó preocupado y asintió soltando una risita.
- Puedo cuidarme sola dulzura , además tu dormirás justo allí - recordó señalando la cama en la que Noya era zarandeado con insistencia por un celoso Ryu.
- Pero sabes que yo duermo muy profundo y si alguien quiere hacerte algo podría no escucharte - Dijo con gesto preocupado y no pudo evitar sonreír, extendiendo su mano hacia su mejilla y acariciándola suavemente.
- Te preocupas demasiado, pequeño, estaré más que bien no te preocupes.
Shoyo llevo su mano a su mentón pensando con profundidad por unos segundos para luego levantarse de golpe y tomar su almohada colocándola en su cama.
- ¿Qué estás haciendo?
- Dormiré contigo, así si alguno de ellos intenta algo lo sabré y podré ayudarte - sonrió dulcemente y llevó su mano a su frente como un soldado - ¡No te preocupes Jaz! ¡Yo te protegeré, lo prometo!
Sin poder evitar reír al ver la determinación del pelinaranja, intentó persuadirlo, pero este prácticamente pegó su cama a la de ella, formando una sola.
- ¡Turno de los de primero para bañarse! - Anunció Daichi entrando con una toalla en la cabeza.
Todos los chicos de primer año tomaron sus respectivas cosas caminando rumbo al baño y vaciando la mayoría de la habitación.
- Vaya, qué silencioso queda todo cuando se van - Suga rió sentándose en su cama con una almohada sobre sus piernas.
- Sin duda alguna, ellos le dan vida al lugar - Agregó con una sonrisa, para luego quitarse el sweater y el pantalón largo de algodón, dando un pesado suspiro de alivio - Ya era hora que se fueran, estaba muriéndome de calor.
- ¿Te daba pena quedarte en pijama frente a ellos? - preguntó Suga, acercándose a ella y sentándose en el suelo junto a su cama con una sonrisa amable.
- La verdad es que, un poco si - admitió doblando ambas cosas y dejándolas dentro de su mochila, volviendo a su lugar - Noya y Ryu me miran de una manera muy rara..como si estuviera hecha de oro, es algo difícil por qué a diferencia de Kiyoko, no estoy acostumbrada a recibir este tipo de atenciones, me asusta un poco y Shoyo por su lado quiere protegerme a toda costa de ellos.
Disfrutando del alivio que la embargaba al quedar en su fresco pijama, se dejó relajar por unos momentos, aquella ropa era muy calurosa.
- Te entiendo, y espero sepas perdonarlos - Agregó Daichi, sentándose en su colcha no muy lejos - Ellos son..un poco enérgicos.
- Lo sé, no te preocupes - Sonrió con tranquilidad, tranquilizando a ambos sempais, los cuales parecían muy avergonzados de los comportamientos de sus menores - A decir verdad los quiero mucho, llegué a encariñarme con todos ustedes, y ellos son buenos chicos, aunque aveces su intensidad me asuste un poco.
- Ellos asustan a todo el mundo - Agregó Suga riendo y miró sobre su hombro al relajado chico de cabello largo - Asahi aún se asusta de ellos aveces.
- ¡S-suga! - Replicó sobresaltado, encogiéndose en su lugar.
- Es la verdad, aunque a ti todo te da miedo.
- No es cierto..- Murmuró en un hilo de voz sin mirarlos y los tres no pudieron evitar reír.
- Si lo es - infló sus mejillas en forma de puchero para luego guiar su mirada nuevamente a ella, recorriendola rápidamente - Por cierto, es muy lindo, y te queda aún mejor.
- Que amable eres, Sugawara - murmuró algo sonrojada, aplastando una almohada contra su pecho.
- No lo agradezcas, es la verdad, pocas veces se ve a una chica como tú por Japón - Dijo recargando su cabeza en su mano y dedicándole una mirada curiosa- ¿De dónde eres?
- Soy de Argentina, pero vivo en Japón hace ya bastantes años - explicó con una sonrisa y los chicos a su alrededor soltaron un suspiro de asombro.
- ¡Vaaaaya! - Concluyó Suga - Eso si que es lejos.
- Hay que tener un buen motivo para viajar tantos kilómetros - Agregó Daichi observando la conversación desde su colcha- ¿Puedo preguntar por qué viniste aquí?
- Es algo complicado, prefiero obviar el tema - Replicó, moviendo su mano restándole importancia - No es nada importante de todos modos.
- ¡Lo importante, es agradecer que hayas venido! - Suga junto ambas manos frente a si dando un aplauso sonoro - No sabía que de aquel lado del mundo había tan buenas personas.
Sintiéndose un poco pequeña, sus manos jugaron nerviosamente, mientras sus mejillas se dejaban enrojecer.
- No creo ser realmente lo que dices, Suga - Murmuró con una sonrisa un tanto tímida - Pero realmente me alegro de haberlos conocido, todos son muy buenas personas.
- Yo sí creo que lo eres - Interrumpió Daichi con una sonrisa serena - Eres buena amiga, carismática, divertida y talentosa, creo que Suga tiene mucha razón en lo que dice.
Sin la capacidad de mirarlos, sintió que le ardían hasta las orejas, más su felicidad era plena al poder conseguir buenos amigos, era la primera vez que alguien además de Shoyo y Ukai la elogiaba de esa manera.
- ¡Chicos ya basta! - Dejó salir entre risas, cubriéndose la cara con la almohada - ¡Me avergüenzan!
Los tres rieron al compás en un agradable ambiente, mientras la puerta se abría derrepente llamando su atención.
Noya y Ryu entraron a la par riendo como si hubieran hecho alguna maldad, Daichi pareció frustrarse de solo pensar en ello y les prestaba especial atención para averiguar qué era.
Los ojos curiosos de los muchachos coincidieron con ella, y al verla en un bonito pijama con dibujos, ambos se convirtieron en máquinas de vapor con las mejillas hirviendo y los ojos brillando.
- ¡P-pijama de gatitos! - chillaron los dos al mismo tiempo y ella sonrió nerviosamente, ya acostumbrándose a ellos y sus reacciones tan esporádicas.
- C-chicos...enserio que no es para tan-
Sus palabras fueron interrumpidas por el más bajo que, sin previo aviso, se había inclinado en su colcha, viéndola con mucha atención y un color rosado pintando sus tiernas mejillas, las cuales acompañan un gesto casi suplicante.
Sus ojos la observaron como si le pidieran algo, y sin más, deslizándose con lentitud, dejó su cabeza reposar suavemente sobre su regazo con expresión adormilada.
Sin saber muy bien que hacer, se mantuvo expectante. Pronto sus ojos se cerraron pacíficamente y ella sonrió, sus mejillas sonrojadas y su expresión de ternura no podían evitar conmoverte.
- ¿Noya? - Tanaka lo observó por unos segundos, acercándose con gesto confuso- ¿Está vivo?
- Eso parece - Suga colocó su dedo índice bajo su nariz, sintiendo su respiración - Esta respirando, así que todo indica que si.
- Pero no se mueve - Observó ella, con cierta curiosidad, para luego acercar su mano al revuelto cabello del pequeño, dando una caricia que provocó que este sonriera - Él está bien.
- Si, solo lo está disfrutando - Suga rió observando la escena y Tanaka soltó un gruñido de frustración.
Llevando un dedo sobre sus labios, pidió silencio y ambos asintieron, el más pequeño parecía estarse durmiendo mientras le proporcionaban cariñitos en su cabello que ahora se encontraba liso por el baño, haciéndolo ver aún más pequeño.
- Awww, quien pensaría que a pesar de verse tan tierno es una máquina de buscar problemas - Suga soltó una risita y tanto Tanaka como ella lo acompañaron lo más bajo que podían, para no arruinar el sueño ajeno.
- ¿Viste que se achicó diez centímetros con baño? - inquirió el calvo con maldad y el mayor asintió apenas aguantando la risa.
- ¡Se achica como ropa en el agua caliente! - Murmuró entre risas, cubriéndose los labios con su mano.
Su vista fue hacia abajo, donde la expresión de paz y serenidad de Noya se había transformado en una de furia contenida que solía caracterizarlo con más eventualidad en su vida diaria.
Sin dos segundos que perder este se levantó como un rayo de su siesta, comenzando a perseguir a Suga y a Tanaka vociferando insultos y amenazas por toda la habitación.
Si había algo que perturbaba cualquier tipo de paz, era burlarse de la estatura del jovencito.
- Y, ya volvió a la normalidad.
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