04

Mantenía su mirada fija en el azul mar, perdiendo sus pensamientos en este, habían muchos temas, demasiados quizás, de vez en cuando miraba de reojo a su derecha, apoyado en el barandal del barco se encontraba el, Aioros, hace un par de horas atrás había vuelto con el, hasta ese momento ninguno de los dos se había dirigido palabra alguna más allá de informarle que ya debía volver, Athena ya había despertado y ya era hora de que se mostrará una vez más, a eso se resumía sus pensamientos, todo lo que ocurrió y está por ocurrir desde ese momento.

Por su lado Aioros se mantenía expectante, deseaba hablarle a ella, claro, pero que podía hacer, no era momento para aquello, tal vez se ilusiono de más al esperar cada día que la mujer regresará, sin embargo pasaron cinco años y cuando al fin regresó, solo fue para darle un breve informe de lo que ocurría y al fin regresar a Atenas, ciertamente se imagino su regreso de otra forma, demasiado fantasioso, tal vez, no podían culparlo estuvo esperando por cinco años sin perder la esperanza y al final solo se desilusiono a sí mismo.

Aunque quizás sólo se sorprendió por el gran cambio que había tenido la menor en ese tiempo, ya no era esa niña que había cuidado, ya no era aquella adolescente que molestaba sus pensamientos con su sola presencia, ahora era toda una mujer, una amazona, sentía un cosmos fuerte en ella, y no dudaba de su intelecto, era toda una guerrera a la par de su título, quizás más, pronto de tomaría la libertad de hablarle, quería saber que había ocurrido con ella, puesto que después de aquella tonta pelea simplemente se fue y no regresó más, claro tan pronto la vio se disculpo por eso, aunque ella le resto importancia, su presencia y cosmos se le hacia muy gentil, incluso relajante.

Nuevamente se sentía como un niño frente a ella, su sola presencia lo mantenía embobado, esos cinco años estuvo pensando, meditando lo que ocurría, tal vez al principio la conclusión no le agrado, quizás por lo que pudiera pensar ella, lo que los demás pensarían, pero meditando más aquello, no le importaba en lo más mínimo la opinión de los demás sólo necesitaba la suya, y así fue como se planteo una pequeña meta fuera de sus planes como caballero, le quitaría la mascara frente a la orden Dorada, Frente a Athena, daría a entender que quería a aquella amazona, frente a los más altos mandos.

<…>

Y ahora mismo simplemente no sabía que hacer, solo estaba allí sin moverse, mirando fijamente el techo de aquel cuarto, con solo dos días más fue suficiente para llagar a la costa de Atenas y claro el aún no debía mostrarse, al llegar a mitad de la noche decidieron descansar de momento en una pequeña posada, lo malo?, ahora mismo se encontraban en la misma cama, ella completamente dormida tomando su pecho como almohada, o eso parecía no podía notar nada con esa máscara sobre su rostro, y luego estaba el, gracias a que solo había una habitación cuando llegaron, no tuvieron de otra que aceptarla, el pensaba dejar que ella tomase la única cama, pero eso fue completamente en vano cuando ella lo llevó consigo a la misma, y así terminaron como estaban, el estaba completamente avergonzado, aunque en indefinidas ocasiones pensó algo así, aun le era relativamente nuevo convivir de esa forma con una mujer, con ella, así que al final simplemente se quedó mirando al techo perdido en sus pensamientos un largo rato, como no, el sueño le llegó y terminó durmiendo junto a la fémina.

Despertaba por la luz del sol entrando por la pequeña ventana, de no ser por su máscara hubiese despertado mucho antes, por lo que pudo ver ya era medio día, trato de levantarse pero simplemente le fue imposible, divisó a sus espaldas a Aioros completamente dormido, no quiso despertarlo, pero el la estaba sujetando por la cintura, evitando que se pusiese levantar, a diferencia de él, ella comenzaba a estar incomoda, como pudo se soltó y al fin pudo levantarse inspeccionó su alrededor, era un cuarto pequeño, suficiente para una persona, se acercó a la Pandora Box de su armadura, esta estaba cubierta por una fina tela negra, la cual tomó y de nueva cuenta se acercó al mayor, extrañamente seguía dormido, se hacía tarde debían darse prisa, así que no tuvo de otra mas que despertarlo, con solo tocar su hombro fue más que suficiente, el de Sagitario se levantó sobresaltado pero se relajo en cuanto vio la dichosa máscara frete a él.

–por ahora no deben verte, cúbrete con esto hasta que recuperemos tu armadura –explicó tendiéndole la tela, que fue recibida por el quien se la coloco de una forma en la que ocultara su rostro, ella tomó su Pandora box y ambos salieron de aquel lugar, están a las faldas del santuario en la villa de Rodorio, pronto empezó su subida al Santuario, a ella se le hacía extraño que no hubiese soldados rasos cuidado de la entrada del mismo, por otro lado a él, simplemente le daba mucha nostalgia, habían pasado trece años desde la última vez que estuvo allí.

Continuaron su subida hasta llegar a los peldaños de Aries, allí donde ella porto su armadura dorada, ambos comenzaron su ascenso hacia el templo principal, corrían lo más rápido que podía, al pasar por los templos sólo podía observar los resultados de batallas y rasgos de cosmos, en parte era de ella, había mantenido a sus camaradas cubiertos por su cosmos por años, evitando que llegarán a morir, empezó eso cuando aprendió sobre la curación cósmica en los libros de Asclepio, pronto llegaron al templo de Sagitario donde el mayor tomo la armadura, ella lo estaba esperando, solo la volvió a su Pandora box, continuaron con su camino entre más cerca estaban más podían sentir los cosmos chocando, pronto estuvieron frente a la escena, sus compañeros de armas luchando contra Saga sin poder hacerle mucho, la pequeña Diosa junto a varios caballeros de bronce protegiendo a uno de ellos.

Aioros observó todo, sus camaradas no podrían mucho más tiempo, tomó el borde de la tela y se la quito, dio un llamado a su armadura dorada que cubrió su cuerpo en segundos, tomó la posición correcta, en sus manos apareció su arco y flecha, apuntaba a Saga, no pensaba matarlo, solo debilitarlo, y así fue, lanzó la flecha y está se incrustó en el costado derecho de Saga, callo y rápidamente se incorporó y fijo su vista en el, al igual que todos los presentes allí.

Todos lo observaban sorprendidos, a él no podía importarle menos en ese momento, bajo su arco, Kaia estaba exaltada, no se supone que el hiciera eso, pero ahora solo podía observar al igual que los demás como el comenzaba un combate con Saga, o Arles como se hacía llamar, ella lo vio entrenar por más de trece años, sabía que ahora estaba entre los más fuertes, y así era, estaban viendo el comienzo de una guerra de mil días, salió se su ensimismamiento y se acercó a la pequeña Diosa y sus caballeros de bronce, a diferencia de los Dorados ella no mantenía su cosmos sobre ellos, bajo la atenta mirada de ellos se dio la tarea de curar sus heridas, el más grave de ellos era el santo de Pegaso.

Dirigió su vista a la pelea cuando escucho un fuerte golpe de cosmos, a lo lejos observó a Saga tratando de incorporarse, y frente suya Aioros tomando su casco en sus manos luego de ser arrebatado por un golpe de Saga, sabía lo que haría, le había dicho que la única forma de acabar con aquel ser que controlaba a su compañero, siguió a la pequeña Diosa cuando Aioros no tuvo de otra mas que atravesar su corazón, eso no lo mataría, no si usaba su sangre pero si le dolería bastante, el platinado cabello de saga volvió a su hermoso Azul ciruela, Aioros fue alcanzado por los demás, ellos estaban sorprendidos de su aparición, le llenaban de preguntas, Su diosa conversaba con Saga, ella se arrodilló a su lado tomando su atención, corto su muñeca y dejó escurrir la sangre en la herida del mayor.

–que haces? –cuestionó dudoso el hombre, poco a poco se sentía mejor, más vivo, al fin libre, ya no estaba más bajo el control de Ares.

–te estoy curando, por favor no hables, aun no es momento para eso –declaró y apartó su mano cuando la herida sano por completo, devolvió su vista a su espalda cuando sintió una presencia, era Aioros, se veía realmente estresado con sus compañeros acosándolo con preguntas, realmente estaba suplicando por su ayuda, no tuvo de otra mas que hacerlo, el no sabía mucho luego de lo que ocurrió hace trece años– Aioros –este la miró como si fuera su total salvación, le hizo una pequeña seña hacia la chica de cabellos lilas que hablaba con un Saga arrodillado y haciendo una reverencia, el pedía su perdón.

El mayor entendió de inmediato y se dirigió hacia ellos, ahora era ella quien estaba bajo la atenta mirada de sus camaradas, tenían preguntas y no serían resueltas aún, las cosas no estaban lo suficientemente calmadas para hacerlo, claro que ella estaría en grandes problemas, juzgada por sus compañeros al mantener algo así en silencio por mucho tiempo, pero que podía hacer?, le dijo a Aioros que mantendría silencio hasta el día que el se hiciera presente ante todos.

Al fin se incorporó y sólo se quedó observando a los pequeños caballeros de bronce más bien uno en especial, Pegaso, podía verlo fácilmente, esa pequeña aura divina que lo rodeaba casi imperceptible, pero allí se encontraba presente, salió de su ensimismamiento con el menor cuando alguien posó su mano en su hombro, con su mirada en este se relajo un poco al ver que era Aioros, muchas cosas pasarían de allí en adelante, todo cambiaría.

(…)

Ya estaba aburrida, más de cuatro meses y Aioria seguía con lo mismo, molestando porque ella nunca dijo nada con lo de su hermano mayor, y por otro lados estaba que a veces, por no decir siempre llegaba a su templo junto a su hermano, y se quedaban allí durante horas!, la razón de todo?, luego de que se supo la verdad las personas del santuario llegaban y pedían perdón a ambos cosa que empezó a incomodarlos luego de un par de días, no podían realizar ninguna actividad sin ser molestados con aquello, así que no tuvieron mejor idea que ir al único lugar donde nadie se atreve a ingresar, el templo de Ofiuco.

Bueno esos les sirvió de mucho, no sólo para ocultarse, también habían estado conviviendo con la mujer guardiana del mismo, dándose cuenta de lo que su otro compañero de armas decía, a ella le encantaban los libros, o como Milo le decía “era una come libros”, irónico ella alejaba a todos menos a ese insecto fastidioso, como ella lo llamaba, pero supusieron que sólo se acostumbro a su presencia, restándole importancia a eso, podían ver que incluso manteniendo uno de los rangos más altos ella se lo tomaba enserió, mantenía un entrenamiento bastante riguroso, y también pasaba tarde esteras entrenando su capacidad de curar, aunque está ya era excelente según sus puntos de vista, hasta que ella misma les informó cual era su objetivo con seguir entrenando la, ser capaz de traer a los muertos a la vida, les mostró todo lo necesario y no se opusieron a que continuará su entrenamiento, no era imposible de lograr, pero si difícil.

Pero nada de eso era importante ahora mismo, Aioros se encontraba en el templo de Ofiuco, si, pero solo estaba buscando a su guardián, aunque parecía no estar allí, la razón de que la buscara?, simple no tenía nada más que hacer, estaba tomando la mala costumbre de Milo, buscar a alguno de sus camaradas para perder un poco el tiempo, y sinceramente también porque quería hablar con ella, lo había estado ignorando luego de la tontería que hizo días atrás, se preguntaran que fue?, es simple y estúpido para algunos.

Después de todo, tal y como dijo que haría, le quito la mascara frente a toda la Orden Dorada y la misma Athena, realmente nadie supo cómo reaccionar antes eso, después de todo tan pronto le arrebato la mascara fue atacado por ella y fue seguida por Milo quien después de detenerlos le reclamo por más de media hora, claramente no podrá asesinarlo, solo sería una guerra de mil días, luego de eso Athena habló en privado con ellos, llegaron a un acuerdo, así que su tiempo ahora sí valía oro, le dieron tan solo un año para lograr que la fémina dejara su idea de asesinarlo y como no ella no lo haría si hubiese sido en otras condiciones, pero el se atrevió a quitarle la mascara frente a los altos mandos del santuario, algo que le molesto de sobremanera.

<…>

Dos meses, llevaba dos meses encerrada en la biblioteca de su templo, denegando la entra de cualquiera al susodicho, había encontrado más libros importantes escritos por Asclepio, hablaba más sobre la habilidad de curar y su capacidad de traer a los muertos a la vida, como fue traicionado por los suyos al tenerle miedo.

También encontró libros que deberían estar en la biblioteca privada de Athena, relata todos y cada uno de los actos de la misma, y de diversos dioses del Olimpo, encontró textos sobre la serpiente que descansaba en su brazo, su nombre era Samael, siempre acompañaría a la persona elegida para llevar la armadura de Ofiuco… y el alma de Asclepio, era una reencarnación, una diosa!, aunque eso poco le importaba, le llamó más la atención sobre cómo decía que cada reencarnación siempre sería un semidiós hijo de Apolo, aunque se volvería un completo Dios en cuanto pisara el Olimpo, pero eso jamás pasaba ya que son asesinados por los mismísimos Dioses antes de que lleguen a hacerlo, todo cuando cumpla cierta edad… edad que ella había pasado hace muchos años, por que seguía viva entonces?, se supone que ella debía morir con la maldición que les fue impuesta hace una era atrás.

Con sus nuevos conocimientos entrenó durante esos dos meses y sus habilidades se desarrollaron para bien, al menos podía devolverle la vida a sus pequeñas serpientes, aquellas que rondaban por el templo, no se creía capaz de hacerlo con un humano o algo más grande, tal habilidad le desgasta a de sobremanera su cosmos  incluso llegó a desmayarse en varias ocasiones, pero al final logró controlarlo como era debido, después de cuatro meses desde que empezó ese entrenamiento.

Realmente era un logro para ella, así que decidió salir al fin, ya había aprendido demasiado, quizás más de lo que debía, pero eso no la detendría, parece que eso de ser curiosos que menciono Oddyseus en uno de sus libros no era mentira, ella era curiosa aunque no lo pareciese, y mencionando al mismo, según los registros que logró recopilar, el existió hace tan solo doscientos años, dos siglos para ver exactos, si llegará a tener la oportunidad de hablar con el, probablemente lo llenaría de preguntas.

Perdida en sus pensamientos, con paso tranquilo caminando por los largos pasillos de su templo, si aunque pareciera pequeño por fuera, por dentro era inmenso, al menos desde que cruzaba ciertas puertas se volvía un gigantesco laberinto, uno del cual solo su protector sería capaz de recorrer, y allí se dio cuenta de algo muy extraño, acercándose a una de los grandes ventanales logro observar la inmensa lluvia, eso era casi imposible no estaban en una época muy lluviosa en Grecia, fijo su vista en el templo de Athena, ella no se encontraba allí pero podía sentir el cosmos de los caballeros de bronce, justo a dos muy fuertes, Supuso que Saga y Aioros, nadie comparaba sus cosmos, ellos era demasiado fuertes, aunque eso no le importo en ese momento, solo podía fijarse en la fuerte lluvia.

Salió de su templo elevando un poco su cosmos y de inmediato la dorada armadura se acoplo a su cuerpo, aunque está la llamó más la atención, tenía algo diferente en su apariencia, quizás el echo de que su armadura ahora tenía una forma mucho más femenina, eso era extraño pues siempre había tenido un acople más masculino, movió un poco sus extremidades, se le facilitó mucho más moverse, continuó con algunos estiramientos, se sentía más ligera, paro sus estiramientos y nuevamente se fijo en el lluvioso cielo, algo no le agradaba en esa lluvia, como si no fuera natural.

Bajo su mirada al sentir una presencia frente a ella, grande fue su sorpresa ver a una pequeña niña de cabellos negros y ojos aguamarina sentada bajo la lluvia en el último peldaño a su templo, ella miraba al cielo tarareando una pequeña melodía, muy dulce a su parecer, se acercó a ella cuando noto un detalle muy bonito, en sus manos descansaba un hermoso ramo de rosas, de diferentes colores, rojas, blancas, negras.

La menor fijó su vista en ella cuando fue cubierta de la lluvia, posada de cuclillas a su lado la mayor extendía su capa cubriéndola.

–como alguien tan pequeño logró llegar hasta este lugar tan peligroso –acotó en un susurro, no quería asustar a la niña después de todo no cualquiera se acerca a su templo a no ser que fuera alguna de sus alumnas.

–sólo estoy observando la belleza de la naturaleza –declaró y señalo hacia el extenso cielo– la lluvia cae sobre la tierra, le da vida a las plantas, con ella llegará la nueva primavera –escuchaba atentamente como la pequeña seguía explicando sobre cómo esa lluvia daría nueva vida a las plantas, eso le pareció realmente curioso.

Levantó su vista hasta el cielo, esa pequeña tenía razón, de algo que parecía tan devastador podría salir algo bueno, ese era el ciclo que mantenían el cielo y la tierra, ayudándose mutuamente, volvió su vista a la pequeña quedando con sus palabras en la boca al ver que ya no se encontraba allí, se incorporó mirando en todas las direcciones, no había rastro de ella, como si solo hubiera desaparecido, puso su atención a los peldaños de su templo cuando sus compañeros de templos menores aparecieron, debían ir al templo principal.

<…>

Que era lo que sentía, impotencia tal vez?, lo que le informaron esos pequeños caballeros de bronce, de no ser por el mismo Aioros los hubiera golpeado o quizás sólo por sus heridas, Tauro herido de gravedad, y Asgard atacando a Athena y por ende al santuario, por supuesto que ellos irían a Asgard y ellos, la orden dorada?, simple se quedaría en el Santuario, por lo que en se preciso momento tanto Aioros como Saga podían observar como esta demostraba levemente su aura de cosmos, una muy aterradora en su opinión después de todo ella estaba molesta y si era precedido, no debían hacer enojar a una mujer jamás.

Ella no hacía más que mover su pie impaciente, cruzando sus brazos observando como la lluvia continuaba cayendo a cántaros, claramente tenía ganas de ir a Asgard con Athena, era su misión protegerla, sin importar cuánto leyó en esos libros, jamás dejaría de ser fiel a su Diosa.

De no ser porque se los prohíben ella misma hubiera ido a Asgard, pero ahora no tenía de otra más que esperar, ellos partirán ese mismo día, se calmo un poco luego de un rato y comenzó su descenso a su templo, realmente le era fastidioso todo aquello, entendida que muchos dioses consideraban a Athena su enemiga luego de lo que leyó en los libros, bueno no la culpaba el Olimpo la tenía como su perfecta muñeca de Guerra, por algo era la favorita de Zeus, aunque ella no era quien para juzgar a las personas, mucho menos a los dioses.

Detuvo su caminata cuando estuvo en el hermoso jardín de Piscis, algo en ese lugar le llamaba mucho la atención, quizás era la tumba a mitad de este o solo el embriagante aroma a rosas que poseía, realmente no tenía una respuesta para eso, tuvo que continuar su descenso, no podía quedarse allí por mucho tiempo, aunque le gustaría hacerlo.

Se despojo de su armadura tan pronto ingreso a su templo, debía tomar un baño, estaba completamente empapada, en días no había dejado de llover, realmente esa lluvia ya no le parecía nada normal.

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3431 palabras!, esta corto esta vez xd, como sea ya conocen como es esto :v

1:Kaia se mantiene la mayor parte de su día en la biblioteca secreta de su templo, le encantan los libros!, y el único que conoce sobre la biblioteca es Milo aunque nunca a tocado un libro de allí, es demasiado aburrido para el

2:se preguntaran quien es la niña con la que hablaba Kaia?,no? Ok, es importante mas adelante!

3:aioros lleva 6 meses tratando de "enamorar" a Kaia para que no tome la ruta de asesinarlo, pero lo que no sabe es que ella realmente nunca tuvo tal idea, pero se le hace lindo como el trata de coquetearle ya que no sabe como hacerlo

4:a Kaia le encantan las serpientes, para ella son hermosas, dice que su veneno letal es lo que las hace tan hermosas, y por esa razón Milo empezó a evitar a estar cerca suyo cuando está con serpientes a su alrededor

5:Kaia sabe lo que hizo Athena en el pasado, y realmente no le importa, ella es fiel a su diosa sin importar que, o solo es esa pequeña admiración que siente por ella

Spoiler!: en el próximo capítulo prido discreción ya que se empezará con una escena +18... Un poquito, y tal vez porque como son se me tiran encima por eso ;^; solo disfruten que tardó en escribir por andar en el colegio y con muchas otras cosas

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