Capítulo 23. Regreso a las oficinas
Atsushi pasaba su día encima del azabache, esté comenzaba a cansarse de esto, pues el menor no se quedaba quieto, movía sus piescitos, golpeaba su cabeza mientras cantaba. - ¡JINKO YA! – se quejó llamando la atención de todos
Atsushi hizo un puchero – Ryunosuke, no me grites
― Te seguiré gritando si no te calmas – se quejo
― No, no me grites y punto
― No te muevas entonces
― Ryu, no uses tu vocesota conmigo
― Y tú no hagas tus berrinches
Ambos menores comenzaron a pelear, jalaban sus mejillas y cabellos, los doce se miraron entre sí, sus padres solo suspiraron. Chuuya miro a Dazai – crecen tan rápido
― Y pensar que cuando lo vio por primera vez se le fue el aire – dijo Dazai bromista
― Es cierto – dijo Chuuya – Atsushi ¿volverás a las oficinas?
Los chicos se calmaron, se miraron entre sí, y luego miraron a los doce - ¿Por qué nos miran? – pregunto Mark
― Solo saluda y sonríeles – dijo Francis
― Que groseros – menciono Michelle – la salud del príncipe se encuentra estable, probablemente la próxima semana pueda ir a las oficinas
― ¡¿en serio?! – grito emocionado Atsushi
― Claro – añadió Alcott – los chicos irán contigo, aun debes ser cuidado
― Ok, pero que no vaya mi papá – se quejó Dazai
― Si sabes que soy el más apto para cuidar de Atsushi ¿no? – le sonrió Fyodor burlón
― También está Francis – dijo Dazai
― A mí no me vean, yo soy la mano izquierda de Abadon
― Y yo la derecha Francis, trabaja en equipo – se quejó Fyodor
― Contigo, ni a la esquina
― No empiecen – pidió Abadon – siglos llevan con esa pelea suya, los dos, son mis más cercanos y fuertes aliados, y si siguen, irán los dos a cuidar de Atsushi
― ¡¿QUÉ?! – gritaron todos viendo a Abadon.
¿Qué les puedo decir? Adora la divina comedia, y ver el mundo arder bajo sus pies.
La semana avanzo con los doce ateniendo a Atsushi y Akutagawa, llegando el lunes, era hora de trabajar.
Atsushi estaba emocionado por volver a trabajar, la noche anterior habían regresado a su hogar ya reparado y limpiado. Al despertar, el menor beso la nariz del mayor sonriente – despierte mi bello durmiente
― Jinko, no el mañanero, no
― Aaay que grosero, no quiero sexo ahorita – se quejó Atsushi y jalo sus cabellos – levántate, vamos al trabajo
El mayor se levantó despeinado – cierto, trabajo. – Miro al menor y sonrió, lo tomo del brazo para abrazarlo y besar – buen día esposo
Atsushi sonrió como un bobo – buen día esposo.
Después de una mañana pacifica, Atsushi se encontraba frente al edificio de oficinas, trago saliva y su esposo a su lado tomo tu mano - ¿vamos?
― Te-tengo miedo Ryu
― ¿Por qué?
― ¿y si descubrieron todo? ¿y si piensan que soy un flojo?
― Atsushi, ¿no recuerdas? Tu jefe sabe por qué faltaste, y todos creen que nos casamos y tuvimos un embarazo fallido. Tranquilo, te entenderán...
― Ni siquiera se... como se siente uno por fallar a un embarazo
― Piensa como te sentías cuando te estaban presionando tu estomago encerrado en la masa de agua
― Iiug, eso dolía mucho y era vizcosa
― Ok, no lo digas, solo concéntrate en ese mal sentimiento
― Ok... - suspiro el albino - ¿vamos?
― Si, vamos.
Akutagawa dejo al albino en su departamento, Atsushi camino por el pasillo hasta entrar a la sala, allí en cuanto lo vieron, sus amigos corrieron a él y lo abrazaron - ¡Atsushi!
― ¿Cómo estás?
― ¿Cómo te sientes?
― ¿todo estuvo bien?
― Aun no podemos creer que estuviste embarazado, siempre fuiste tan débil
― Niño, si te sientes mal, acude a mi
Atsushi se emocionó, comenzó a llorar, estaba alegre por tener amistades como ellos. – mocoso, nos alegra tenerte devuelta, aliméntate mejor, y deseamos que tu y tu esposo pronto tengan un buen fruto. – Atsushi sonrió por sus palabras
― Aun no puedo creer que te casaste con el desalmado del perro silencioso – dijo Tanizaki recibiendo un codazo de su hermana - ¿Qué es verdad?
El albino sonrió – digamos que... Tiene su encanto particular...
― Muy bien, mucha bienvenida – escucharon a Fukuzawa hablar desde fuera de su oficina – vamos – menciono alegre – todos a trabajar
― ¡Si! – exclamo todo el equipo.
A la hora del almuerzo, Atsushi y Akutagawa se sentaron juntos para almorzar, los compañeros de Atsushi estaban intentando no reír viendo al albino poniéndole a Akutagawa cejas con sus algas. El azabache se mantenía serio y a veces empujando sus manos pero aun así, era como si se dejará hacer lo que el albino quisiera, y así era, Akutagawa tenía la última palabra pero Atsushi era quien mandaba todo. – Si están casados – murmuro Naomi
― Creo que se ven lindos – añadió Yosano
― La verdad, ¿no creen que Atsushi está muy cómodo? ¿Será que él fue tras él?
― No sé hermano – Naomi les miro fijo – quizá... Solo es amor
― Quizá – dijeron los demás
Ante ellos apareció Higuchi y Gin, Atsushi trago saliva pero se paró frente a Higuchi, la rubia suspiro y le sonrió – lo comprendí cuando Gin y yo salimos – dijo la rubia – gracias por abrirme los ojos Atsushi – estiro su mano - ¿amigos?
Atsushi sonrió – siempre fuimos amigos Higuchi-san
― ¿deberíamos ir de fiesta?
― No tienes idea como me hace falta una
― No – dijeron los hermanos al mismo tiempo.
La rubia y el albino solo les quedo reír.
Atsushi se adaptó rápidamente y se acomodó, al final, sus amigos le invitaron a cenar, así que tuvieron que ir al departamento de contratos, Atsushi se asomó en la puerta ligeramente, y Mori fue quien lo vio – Elise-chan, puedes hablarle al perro rabioso
― Claro Rintarou...
― Gracias – susurro Atsushi. Mori palmeo su cabeza y acaricio su cabello mientras salía
Akutagawa llego minutos después - ¿Qué haces aquí Jinko? Quedamos de vernos en la salida
― Mis compañeros me invitaron a cenar ¿puedo? ¿puedo? ¿puedo?
― No necesitas pedirme permiso
― Como andas todo sobre protector por mi salud, prefiero preguntarte, además... recuerda que ya no tengo cuidador
― Yo soy tu cuidador idiota
― Ryu no me insultes
― Bien, solo ve. Te iré a buscar en unas horas ¿de acuerdo?
― sipis – tomo sus mejillas y lo beso rápidamente. El mayor se sonrojo mientras el albino se marchaba por el pasillo
― es un loquito – menciono sonriente.
Atsushi llego al final del pasillo con sus compañeros, Kenji y Tanizaki lo tomaron los ambos lados, lo llevarían a cenar y no lo soltarían, Oda los guiaba mientras Kunikida los regañaba, Yosano y Naomi estaban listas para una gran comida. Solo faltaba uno que no llego en todo el día, y tampoco sabían nada de él. Ya estaban acostumbrados a eso pero quizá está vez... Todo sería diferente.
...
¡Gracias por leer!
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