8.
Wanda.
—¡Hey, Wanda! ¿Podemos hablarlo al menos? — preguntó el director técnico del equipo estadounidense.
Tony Stark. He oído cosas buenas sobre él y aún así, sé que no me convencerá de aceptar esto. Es una absoluta y total locura.
—No firmaré eso. No quiero siquiera pensar en rozar la asquerosa boca de esa prepotente, promiscua y estúpida mujer de cabello rojo.
—Anaranjado. — corrigió Stephen. Suspiré mientras me apoyaba en un árbol.
—Escúchame, Wanda. Sé que Natasha suele ser insoportable, sé que suele ser algo imbécil de vez en cuando, y también conozco hasta donde puede hacerte perder la paciencia, pero... — nos observamos fijamente. — Creí que para este punto estarías conmovida, así que realmente no sé si mi amiga tiene cualidades buenas.
—¡Genial, mi novia sería una estúpida!
—Tiene cosas buenas, y malas como cualquier persona... Pero te juro que sólo será una actuación de a ratos, no tendrás que convivir con ella realmente.
—¡Mi familia no sabrá que es una mentira! ¡Jamás le he mentido a ellos o mi mejor amiga! Joder. De pronto estaré comprometida.
—¡A veces las lesbianas comienzan rápido a relacionarse y...!
—¡Es porque no marcan límites, luego de eso viene todo el caos y dolor! — insistí. — ¡No puedo aceptar aquello! ¿Por qué eligieron dañarnos?
—Ambas escaparían de un escándalo, Mariah también. Es ganar, ganar. — insistió Stark. — Además ayudaría a que ambas dejen su estúpida rivalidad.
—¡No veo un rival en Natasha, ella es competitiva y molesta! Jamás me rebajaría a su nivel para discutir sobre algo de eso. Sólo quiero irme a casa.
—Acepta el contrato y convenceré a Steve de que te de una semana para prepararte mentalmente y a tu familia, ¿bien?
Vi sinceridad en la mirada del pelinegro y no tuve alternativa. Es por Mariah... No quiero dañarla, no quiero que pierda todo por mi culpa.
—Necesitaré honestidad en el contrato, quiero una copia en mi correo o algo.
—De acuerdo, pero firmarás ahora.
—Sí, pero necesito que modifiquemos cosas en algún momento.
—Te daré tu semana, dos semanas de contrato y luego modificamos. — dijo él. Estiré mi mano algo insegura, es buen negociante o yo demasiado ingenua. — Es un trato. Necesito que vayas a poner tus iniciales, firma y nombre completo en el contrato, daré las indicaciones y todo estará bien.
Asentí mientras veía a Stephen ver a Stark de forma extraña, el más bajito se dio vuelta para sonreírle, y mi jefe pareció emocionarse de forma ridícula. Jamás lo vi ponerse así.
—¿Todo bien entonces?
—Sí, me mojaré el rostro e iré a firmar.
—Te veré allí. Stephen.
Mi jefe le abrió la puerta al pelinegro. Ambos se fueron, observé el mismo sitio por varios segundos antes de dejar el agua caer. Al sentirla en mis manos traté de centrarme en ello, pero ni siquiera dejándola caer en mi rostro pude apartar los pensamientos absurdos de mi mente.
¿Y si Alex veía algo de eso y jamás regresaba a mí? Sabía que mientras el fútbol esté, ella no lo hará, pero mi esperanza jamás moría...
[•••]
—Okay... Listo. La última firma. — murmuré sin levantar la mirada del contrato.
Se sentía como si... Como si le hubiese vendido mi alma al mismísimo diablo, como si... El diablo fuese yo, por aceptar.
Se siente extraño, bizarro, y me avergüenza siquiera pensar en ver a Romanoff. Puedo imaginar su sonrisa burlesca, puedo sentirla quemándome de tan sólo verme de forma fija, quiero ignorarla... Romanoff no merece que me humille de esta forma, y yo no merezco que Romanoff crea que puede humillarme.
Soy más fuerte que esta situación y es todo por un buen motivo.
—Excelente, es momento de que las novias aprovechen de charlar sin discutir, por lo que mi esposo y yo nos retiramos.
Steve Rogers se puso de pie y extendió su mano a Tony Stark quién la tomó.
—Nos vemos, Nat. Stephen, Wanda. Un placer verlos a todos. Espero que todo esté bien, estaremos en contacto.
Asentí.
Todos comenzaron a despedirse mientras yo veía fijamente a Natasha quien no dejaba de sonreír como una psicópata. Me gustaría clavarle un tenedor en la mano para ver si deja de sonreír como estúpida.
—¿Te sientes bien o prefieres que llame a un psiquiátrico?
—¿Así tratas a tu mujer?
—¡¿Mi mujer?! Antes muerta.
—No te veía tan convencida de eso cuando nos vimos en la fiesta.
—Oh, ¿te refieres al día en que me trataste como verdadera mierda? ¿De ese momento hablas?
—Ni siquiera recuerdo que dije, pero eres tan poco relevante que no haré el mínimo esfuerzo en intentarlo.
—¡Te odio! Eres insoportable.
—Ajá, sí, sí. Ponte de pie. — dijo tomando su bufanda para rodear su cuello. — Hace frío, ¿has traído algo para cubrirte?
—Vete a la mierda.
—Sí, princesa. Contigo. — dijo estirando sus labios hacía mí. Giré los ojos y salí de la sala de juntas con ella siguiéndome el paso. La veía tan cerca, que decidí comenzar a correr. — ¡Hey! ¿A dónde vas?
—¡Aléjate, sociópata!
—¡Ven aquí, amor!
—¡No soy tu amor!
—¡Firmaste un contrato!
Me frené en seco, pero mi corazón latía tan rápido que seguí mi camino hasta el ascensor. Cerré las puertas antes de que ella llegara.
—Excelente. Triunfa el mal. — dije sonriente.
Los pisos comenzaron a bajar y ya me sentía mucho más calmada que antes. Hasta que la vi allí delante de mí cuando las puertas se abrieron en el primer piso.
Mi sonrisa se borró de inmediato.
—Olvidaste que también soy deportista, princesa.
—Deja de llamarme princesa, estúpida.
—Me gusta llamarte princesa. Deja en claro quién es la pasiva aquí. — sonrió. Pasé por su lado ignorando la mano que me extendía.
—Ese comentario es la razón por la que nos extinguiremos antes del 2075.
—Pero será a tu lado. Es lo importante, princesa. — siguió molestando. — Siempre del lado de mi chica, mi dulce y maravillosa...
—No soy la pasiva. Esa eres tú. Que te quede claro, pelirroja.
Ella sonrió burlona.
—Ya quisieras. Pero está claro quien lleva el control de todo.
—Quien te la metió. — dije yo. Ella enarcó una ceja. — Cuatro veces. En tu portería. Fui yo.
Su sonrisa burlona se borró. Ambas nos encontrábamos frente a la puerta de salida.
—Era un amistoso.
—Ahora te interesa el amistoso. Ya veo. — me burlé yo.
No contestó, pero la sentí tomar mi mano y jalarme fuera del lugar. Muchas cámaras parecían oírse, pero realmente no veía flash alguno.
Seguimos avanzando hasta su auto.
—No subiré aquí contigo... — murmuré.
—Contrato... Princesa. — susurró tomando mi rostro.
No es un espécimen feo. Es linda, pero su actitud hace que realmente su atractivo se pierda. No me gusta, sin embargo... Tenerla tan cerca, hacía que mi abdomen de contrajera por sí solo.
Tosí de forma sonora contra su rostro, ella cerró los ojos y pude ver como parte de mi saliva le mojaba un poco el rostro. Ella sonrió, tomó un pañuelo con sus iniciales en el y se secó el rostro.
—Que dulce eres conmigo, amorcito.
—Deja de llamarme amorcito... — murmuré acariciando su rostro de forma delicada mientras ella sonreía aún, pero con incomodidad.—Deja de molestarme, no tengo ganas de seguir con esto. No estamos obligadas a fingir tan pronto...
—Te han dicho que debo llevar al hotel. Acepta que ya firmaste.
Natasha abrió la puerta de su auto. Suspiré, ambas nos observamos.
—Tengo toda la tarde del mundo, primor... — dijo segura.
—Te detesto, y sinceramente espero que al regresar, se den cuenta de que es un error y lo arreglemos de otra manera. — me sinceré.
Natasha sólo volvió a sonreír y observó el interior de su auto. Obedecí, ella pasó sus manos para unir el cinturón, no dije absolutamente nada sobre eso, ella está loca si cree que voy a agradecerle por fingir de tan buena manera. Creo que quien acostumbra a mentir es otra...
—¿Dónde queda tu hotel?
—Déjame una cuadra antes, no quiero que sepas en dónde me hospedo. Eres una psicópata y no pretendo tenerte por allí analizando mis espacios privados.
—Princesa, antes de venir a verte, preferiría comer clavos y masticarlos toda una hora sin parar. — murmuró mientras su sonrisa crecía. — Además, no me interesa lo que hagas dentro de este sitio, fuera de aquí, eres mi novia por contrato. No dejaré que arruines mi oportunidad de arreglar mi imagen.
—¿Desde cuándo te importa? Siempre has sido asquerosa con todo el mundo, de pronto ya no quieres ser la chica "todas mías" — hizo comillas.
—¿Quién te dijo que no quiero serlo? Que me comporte es diferente, pero será sólo un año, me servirá para reposar del maltrato emocional que me genera ser la mujer más solicitada de Estados Unidos.
—Ya veo. Hay escasez de personal romántico y sexual en tu ciudad.
Ella giró los ojos y le subió a la radio, yo aparté mi mirada hacía la ventana sin saber qué demonios debía decir. Se ve molesta, di en el clavo, ya que ya no desea hablarme. Es justamente lo que buscaba, que me ignore y me deteste por ser tal y como soy.
[•••]
Natasha.
Wanda bajó del auto, y ni siquiera se despidió, simplemente un golpe a la puerta y adiós.
Vi a algunos periodistas que la empresa había contratado, por lo que bajé del auto, tomé la mano de la castaña y ella suspiró.
—¿Ahora qué?
—Enviaron fotógrafos. Dame un abrazo antes de irte.
—¿Qué? No, no te daré absolutamente nada, Natasha. Eres una pésima mentirosa y...
—Piensa lo que desees, pero definitivamente necesito un abrazo para que fotografien eso. Abrázame o te besaré.
Aquello la hizo reaccionar de golpe, me abrazó con fuerza antes de hacerme chocar contra mi camioneta.
Apoyé mi rostro en su hombro, ella se sentía bastante tensa.
—Okay, diez segundos, cierra los ojos y sonríe.
—Ya tienes experiencia. — se quejó ella, pero sabía que estaba haciendo lo que le pedí. Wanda no parece del tipo quejumbroso.
No del todo. Se ve del tipo cooperadora, eso es bastante más agradable que cuando está refutando por todo.
—Bien, puedes irte. — murmuré besando su mejilla.
Ella se separó de golpe. Fingió una sonrisa y se metió a su hotel. Encendí un cigarrillo de forma pausada mientras veía a estos malos fotógrafos intentar pasar inadvertidos siendo imposible de forma absoluta.
Acabé mi cigarrillo y dejé el humo escapar de mis pulmones. Lo hice un par de veces hasta apagarlo e irme mientras muchos mensajes de Tony comenzaban a llegarme.
Seguramente ya han mordido el anzuelo con esas fotos. Excelente.
Poco a poco comenzaré a recuperar una buena imagen, ella mantendrá a su amiga con trabajo y todos estaremos verdaderamente felices sobre lo que sea que ocurra. Ha sido una buena idea de marketing, no es que a mi se me de bien lo de comportarme, pero...
Nos beneficiará.
Ignoré los mensajes de Tony, pero vi algunos de Pepper... Con que Pepper otra vez eh...
Tal vez se arrepintió de los errores que cometió. Debería llamarla para saber que ocurre.
Un día de estos lo haré.
No creo que exista un problema real en que yo vea a una ex amiga... Con derechos, muy buenos derechos.
Además, será en privado. Se lo comentaré a Tony para que veamos que hacer con ello y todo lo de Wanda. Sobretodo porque ya sé que es sólo un año, pero... ¿Cómo estaré un año entero sin besar a una chica linda?
¡Es demasiado para mi pobre cuerpecito! No es que yo sea una "todas mías", como dijo Maximoff. Es que yo soy de todas, y así pretendo quedarme...
Necesito entender que hacer para ocultar bien mis salidas extramaritales. Creo que así se le llaman...
Seguí mi camino hasta llegar a mi hotel. También debía quedarme en uno en lo que podía devolverme a mi casa sin la preocupación de que me sigan o me acosen los fanáticos debido a algún mal resultado o lo que fuese.
Me metí al estacionamiento rogando porque alguna de mis muchachas me llamara a una fiesta el día de hoy.
Confiaré en que Okoye dirá algo a mitad de tarde. Ella siempre tiene planes excelentes para una noche divertida.
Nota de autor:
¡La playlist de este fanfic ya está hecha! La publicaré junto a la de her en el perfil :D
—Codito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top