65. [EPÍLOGO]

Cinco años más tarde.

Natasha.

—A la cuenta de tres, lanzaré el balón y tu lo atrapas, ¿de acuerdo?

—Sólo tiene dos años. — se quejó Wanda pasando detrás de mí.

Decidí ignorarla.

—¿De acuerdo, Mislav?

Mi pequeño castaño se acercó hasta el arco. Grandioso.

—Okay, ya voy, Mislav. — pateé la pelota.

Él la dejó pasar a través de sus pies, pero no alcanzó la línea, por lo que con sus manos acabó por empujarla.

—Es delantero. — me quejé avanzando hasta Wanda. Ella sonrió.

—Es un bebé. No un futbolista. — besó mi cabello. —¿Luka, una galleta?

El pequeño corrió hasta ambas tropezando en el camino.

—¿Ya ves? Un delantero no tendría pies tan torpes. Me recuerda a ti. - dijo Wanda tomando mi cintura.

—Eres injusta con los arqueros. Además, deja de llamarle Luka, lo confundes, Wanda.

La oí reír.

—Asha, Asha, Asha. — habló el pequeño avanzando hasta la mesa del jardín.

Suspiré.

—¿Por qué dejamos que me diga Natasha? — me quejé al oír la manera en que me llamaba. — soy su mami.

—Mamá. Yo soy su mami. — murmuró Wanda.

Eso es sexy.

—Dilo otra vez... —pedí.

Ella giró los ojos y avanzó hasta el pequeño para entregarle algunas galletas.

Aburrida.

—¿Hoy irás a alguna charla? Quiero saber si cuento contigo para ir a la casa hogar de mis padres.

—¿Hoy?

—Jugaremos un pequeño partido, les leeremos un par de historias y Peter les dará un show de títeres con Ashley.

Sonreí.

Peter tiene nueva novia, y parecen ir bien.

—¿Ashley está aquí?

—Creo que Peter tiene un buen ojo en las neoyorquinas. — Wanda sonrió.

—Pitel. — dijo Mislav y aplaudió dos veces. — Pitel feo.

Reí. Wanda me observó molesta.

—No le he enseñado eso, ha sido Pietro. —me encogí de hombros. — y sobre el partido y todo lo demás, cuenta conmigo. Me encantaría acompañarte.

Mi esposa sonrió.

—Gracias por eso. Desayuna, luego un baño.

—Ya me he bañado.

—Yo me levanté y comencé a cocinar, así que tomaremos un baño... — susurró contra mis labios.

Sonreí.

—¿Juntas?

—Juntas...

—¡Asha! — gritó Mislav y señaló el asiento junto a él. — aquí.

—Ve, cumple con tu labor de sexy madre. —sonrió la castaña. — Ya va mamá, Luka.

—Se llama Mislav.

—Luka Mislav. — me corrigió.

Me crucé de brazos. Estúpido Modrić. Si no fuese por él, probablemente no estaría junto a mi esposa y mi hijo, lo admito, pero... ¡Obligarme a que mi pequeño lleve su nombre!

—Mislav. —insistí sentándome junto a él.

—¡Uka!

—Grandioso. — me quejé.

Vi a Wanda irse mientras se burlaba de mí. ¿Qué más da? Ya le he puesto el nombre. Además, para mi suerte lo he elegido yo, y no es algo así como Frederic tercero.

—Hablaremos con el tío Modrić y le diremos que es un imbécil, ¿de acuerdo Mislav?

Él asintió mientras le daba otra mordida a su galleta pero tomando parte de sus dedos en eso.

—¡Auch, Asha, auch! —insistió enseñando su mano.

—Estarás bien. Dame eso. — tomé su mano dejando un beso en ella. — ya está.

—Beso, Asha. Beso. — me entregó su manita nuevamente.

Sonreí.

Es un mimoso.

[•••]

—¡Bruce!

Extendí mis brazos a mi ahora ex psicólogo quién se encontraba trabajando junto a los padres de Wanda este verano.

—¡Natasha! Que gusto verte por aquí.

—Es la casa de mis suegros. — comenté dejando en el suelo a mi pequeño mientras veía a su madre desprender la correa de nuestros otros hijos animales. — ve en busca de Peter, Mislav.

—Guau, guau, guau. — comenzó a imitar a Piolín mientras se alejaba de mí.

—Lindo. —comentó él.

—No es el más listo del rebaño, pero seguramente será buen delantero.

—Te oí. —se quejó mi esposa. — Hola, Bruce. ¿Papá y mamá?

—Están con los especialistas que presenté para el proyecto que quieren que dirija. —se giró a mí. — nuevamente gracias por recomendarme para un trabajo tan grande.

—Me curaste.

—Tú hiciste todo eso sola. Yo sólo te guié... Es tu esfuerzo, Nat.

—Me curaste. —insistí.

Él sonrió.

—Sólo dile que sí o no dejaré de molestarte. Eso hice yo y míranos, casadas. — murmuró mi chica avanzando dentro de la casa de sus padres.

—¡No es cierto! — me quejé.

Tuve que pedirle ayuda a su tío Charles para que en el momento en que Wanda fue premiada por sus goles, yo pudiese ir y pedirle matrimonio a la salida.

Claramente no dentro del evento, ya que era algo importante para ella.

—Me gusta ver cómo te va. He sabido que visitaste a tu familia hace poco y que próximamente vendrán por aquí.

—¿The Sun? —pregunté sabiendo que aquella revista absurda estaba siempre detrás de mí buscando algo mínimamente comprometedor.

Y realmente no me importa. He aprendido a tomarme con calma lo de la interacción con los medios y lo demás.

—Justamente. Además la revista People.

—Sí, he comprado una casa para ellos, ya sabes, me gustaría que vengan más seguido y nuestra casa no de abasto. — me encogí de hombros.

Banner asintió mientras palmeaba mi espalda.

—Me parece encantador. ¿Qué tal está tu padre?

—Feliz, porque Yelena adoptó a un pequeño hace un mes. Justo aquí. — sonreí. — se llama Denzel.

Él me observó sorprendido.

Papá pensó que Luka podría llegar a llamarse Denzel, sin embargo decidí optar por Mislav.

Se suponía que significa que sería un buen analizador, pero al verlo ladrar para imitar a Piolín, creo que realmente debí ponerle Denzel... O tal vez Clint.

Clint es un gran amigo. Somos muy cercanos, además de que Pietro y él viven en la misma calle que nosotras, los viernes son momentos de familia en donde van a casa, bebemos y jugamos naipes un poco. Les he enseñado a apostar.

—¿Nat, vienes? Los niños quieren jugar un partido.

Avancé hasta el jardín con una sonrisa en el rostro.

Llegué allí, las canchas que instalamos con Erik en el verano son realmente lindas.

—¡Hola, muchachos! — saludé y muchos corrieron a darme un abrazo.

Wanda sonreía desde lejos mientras preparaba el espacio y nuestro hijo se sentaba en las piernas de su abuela.

Realmente no tengo mucho más por contar.

Estoy feliz. Sé que Wanda es feliz.

Sigue consiguiendo el mérito que desea. De hecho, debemos prepararle otra sorpresa... He conseguido que la fichen para el real Madrid. Lo han reconsiderado al verla.

Aunque no es mi equipo favorito, sé que le hacía ilusión... Y luego de conseguir tanto por su patria, es tiempo de dejarla explorar posibilidades...

Yo disfruto entrenando a este equipo, nunca serán tan especiales para mí como mis chicas, pero claro que se han ganado un sitio en mi corazón.

Pasé delante de Wanda. Ella estaría en el otro equipo.

—Romanoff. — estiró su mano y la tomé.

—Maximoff.

—Que gane la mejor. — murmuró ella.

—Así será. — contesté sonriente. — tal y como siempre.

—Ganaré yo. — se burló ella.

Sonreí.

¿Debía aceptarlo? Tal vez.

¿Lo haría? Claro que no.

—Sigue soñando, princesa. — dije para luego unir nuestros labios de forma corta.

—Idiota. — contestó al separarse.

—Si estás fuera de la línea no te dejaremos jugar otra vez, Wanda. — dije avanzando hasta la portería.

—¿Yo fuera de línea? Te confundiste. Esa es Natasha Romanoff.

—Ajá.

Vi al grupo de niños emocionados por esto, no es como que no lo hiciéramos antes.

Me emociona estar aquí y a ellos parece emocionarles de la misma manera. O eso creo.

—La que pierde cocinará toda la semana.

—Tengo una mejor idea, pero te la daré luego.

Ella sonrió.

He comprado un lindo juguete que podría ayudarnos a definir quién realmente da en esta relación y eso acabaría con el absurdo ego de Wanda basado en falsos testimonios.

Soy una genio.

La castaña marcó dos goles en lo que yo explicaba esto.

Mierda.

Tal vez aún puedo devolverlo.

—Tu idea me parece más amable.

Ella negó sonriente.

—Ya he visto la caja en el baño. Acepto.

Más mierda.

Ese strap no vale tanto la pena. Prefiero conservar la duda.

Nota de autor:

Y hasta aquí llegamos, fue un largo recorrido. Muchas gracias a quienes leyeron offside love, y me apoyaron tanto en este fanfic.

Lamento la tardanza. Gracias por el apoyo <3

Seguiremos en once upon a time y si gustan seguir leyendo cosas que escribo, próximamente sacaré otro fanfic si no dejo wattpad esta semana (broma) (o no)

Gracias infinitas siempre <3

—Codito.

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