59.
Natasha.
Podía oír a Wanda caminar por la habitación, sabía que era ella porque también oí su voz un par de veces, pero decidí seguir durmiendo.
Realmente no me importaba la hora o si debía contestar a alguien, quería descansar porque sentía que estaba más cansada que antes y no podía con eso.
Es como si llevara días sin dormir bien pero realmente no llevaba días sin dormir bien.
—Buenos días...
Sentí la voz de Wanda venir desde atrás. Volteé mientras deseaba no tener que levantarme hoy.
—¿Tienes ganas de hacer algo? — preguntó acomodándose a mi lado.
—No. — respondí aspirando el aroma de su cuello. — ¿Por qué hueles tan bien?
—Porque a diferencia de ti, me he levantado a ducharme. Vamos, arriba. — me quejé pero ella no me dejó alejarme. — ven aquí.
—No quiero, Wanda...
—Debes ducharte, por favor... Tu madre se ha ido, y me pidió que te meta a la ducha.
—No es como si no me bañara. — me puse de pie. — Lo que dijera, es mentira.
—Sólo dijo que quería que te des una buena ducha y comas algo. Ya está. — Wanda comenzó a buscar ropa en mi closet mientras yo daba mi mayor esfuerzo para arrastrar mi cuerpo hasta el baño.
Me vi en el espejo. Estoy realmente jodida.
—Me veo...
—Hermosa. — susurró Wanda tomando mi cintura por detrás. Cerré los ojos al sentirla besar mi cuello. — ¿No crees que eres hermosa?
—No lo sé, es decir... sí, pero...
—Me sirve. — susurró apartándose para preparar la ducha.
Toqué mi rostro.
Es como si veinte años hubiesen caído en mí sin más.
—¿No crees que me veo diferente?
—Tu rostro es el rostro de una mujer que ha pasado por mucho y necesita que la cuiden unos minutos al día, ya verás como luego de este baño te sentirás renovada.
Asentí apartando mi camiseta. Wanda la tomó y me señaló el canasto de la ropa sucia.
—Gracias.
—Si me necesitas estaré abajo, preparando tu desayuno.
Luego de que ni siquiera notara cuanto tiempo paso entre que Wanda se fue del baño, decidí que debía entrar en la ducha.
El agua caliente parecía traerme de vuelta a aquella sensación de la que se habla en muchos programas sobre medicina. Aquella paz que tendría un bebé en el vientre, suena ridículo, ya que jamás experimenté eso... Bueno, lo hice, pero no era consciente de aquello... A lo que voy es... la calidez, mis músculos sintiendo que podían tomar un respiro, olvidarme un poco de todo y de lo ahogada que me sentía.
Dejé todos los problemas fuera de la ducha y creo que... Jamás había hecho algo tan inteligente además de darme este momento para poder respirar con calma.
Ni siquiera he llamado a las abogadas, sé que deben estar ocurriendo muchas cosas, pero necesito desconectarme o acabaré consumida totalmente por todo este proceso desgastante.
No sé si debería agradecerle a Wanda estar aquí porque pude sacar todo lo que no sabía que tenía dentro, o... Odiarla por volverme vulnerable.
¿Es vulnerable un sinónimo de débil? Porque las cosas que hago y por las que paso, no son de alguien débil...
No me tomó demasiado arreglarme, bajé y me encontré a Wanda bailando un poco mientras preparaba todo.
—Lindos pasos. — mencioné.
Ella se dio vuelta rápidamente. Creo que le he asustado.
—No te oí. ¿Quieres café?
—No puedo beber café. Nada que pueda generarme una adicción está permitido de momento. — me encogí de hombros. — un té estaría bien.
—Un té será.
Wanda preparó algo rápido, y me lo entregó, luego unos waffles, se sentó delante mío y acercó la miel.
—Cuéntame algo. —pedí. Ella levantó la mirada. — no es necesario comer en un silencio sepulcral.
—Uhm. — asintió. —bien, Kara y Lena, están comenzando un proceso de adopción. — sonrió. — ambas desean expandir su familia.
—Wow. Esas son... ¿Buenas noticias?
—Lo son. — volvió a comer y rió.
En aquella risa suave su nariz se arrugó, compartió su mirada con la mía y luego volvió a llevar un trozo de waffle a su boca.
—¿Te gustan los niños? — pregunté con mi corazón yendo a mil por hora.
Ella asintió.
—Me agrada Theo, y sé que ambas serán excelentes madres.
—No, los niños a ti. Ya sabes... Como... Tenerlos, tuyos...
—Nunca lo he pensado... Es decir, lo pensé hace unos días, aún soy joven, pero claro... Me gustaría tener un pequeñín al que enseñarle a patear el balón.
—O atrapar. — dije yo rápidamente. Wanda levantó la mirada de su comida con una mirada curiosa. Metí un trozo de waffle a mi boca rápidamente intentando disimular.
—¿Me estás proponiendo algo?
Comencé a toser. El waffle se ha ido por otro camino.
—¡Nat! — Wanda se puso de pie comenzando a palmear mi espalda. — ¡Levanta los brazos!
—Estoy... Bien... — susurré escupiendo en mi mano aquél waffle.
Me acerqué al basurero. Wanda aún me veía con preocupación.
—Era una broma. Joder, lo siento.— dijo avergonzada.
Negué rápidamente.
—Lo mío no, Wanda. Sé que somos jóvenes, no hablo de este momento, es sólo que... Mi vida... Está cambiando, y tal vez... Es decir, me refiero a que... — no sé cómo decirlo.
—Hey. Está bien. También me gustaría. Si tu quieres...
—No quiero estar con alguien más, Wanda. No me preguntes cómo lo sé, sólo lo sé. Tú eres la indicada, cada vez que estoy a tu lado lo compruebo un poco más... No quiero dejar esto pasar...
—Si eso significa que quieres ser la linda madre de mis hijos, yo acepto, querida... — susurró acariciando mi mano.
Sonreí.
—Me devuelves la energía... Eres como... Mi amuleto de la suerte... Contigo siento que todo encaja mejor...
—Es porque te amo...
—Yo te amo más...
—Lo sé. — susurró besando mis nudillos. — sé todo lo que estás dispuesta a sacrificar para que yo no salga perjudicada en tu vida y créeme, cuando todo esto acabe, te prometo... Años de felicidad. Te haré la mujer más dichosa del mundo, porque no te mereces nada sino eso.
—Ven aquí, princesa. — pedí bajando la mirada hasta mi regazo mientras sentía algunas lágrimas acumularse en mis ojos.
Ella se sentó en mis piernas, tomé su cintura y compartimos un par de besos mientras intentaba relajarme.
[•••]
Wanda.
—¿Damas o...?
—Una película.
—¿Por qué no quieres ningún juego de mesa? Yelena se ha esmerado.
—Porque tengo playstation. — aclaró. — podríamos jugar fifa.
—¿Madrid?
—Úsalo. No es mi favorito.
—Excelente. — festejé saltando al sofá para que comenzaramos una partida.
—Patearé tu trasero, princesa.
—Eso lo veremos, querida.
La partida comenzó. Rápidamente anoté dos puntos a favor de mi equipo. Natasha metió su mano sobre mi mando para distraerme.
Tomó ventaja con el balón.
—¡Tramposa! Jodida pelirroja.
—Me adoras. — se burló.
Rápidamente su primer gol se transformó en un segundo punto.
—Eres una rata tramposa.
—Y tú una llorona. Sigue jugando.
La empujé hacía el costado, y no tomé en cuenta mi fuerza... Ni el hecho de que se encontraba sentada en el borde del sofá.
Natasha cayó a la alfombra y aunque vi eso, decidí anotar otro gol antes de ayudarla a levantarse.
—¿Te sientes bien?
—Mejor que nunca.
Se levantó y anotó otro punto a su favor.
Ambas llegamos al final del juego con un empate que queríamos solucionar en penales, pero la pelirroja no dejaba de quejarse de lo tramposa que era.
—¡No te empujé para ganar!
—¡Soy mala en penales, no sé patear del todo!
—Debiste jugar mejor.
—¡Wanda! — insistió, pero decidí ignorarla. — ¿si te doy sexo oral me dejarías ganar?
¡¿Qué?! ¿Yo?
—De acuerdo. — contesté impulsivamente.
Mierda. Eso fue fácil.
—Vamos a la habitación.
Salió huyendo y yo la seguí dejando los mandos allí. Al llegar al cuarto, ella me empujó contra la cama subiendo sobre mi cuerpo.
—Nat...
—Sh... — se quitó la camiseta.
Me besó con delicadeza. Tomé su cintura cambiando nuestras posiciones. Ella suspiró pesadamente.
Tomé su pantaloncillo corto y comencé a bajarlo junto a su ropa interior mientras descendía besando su abdomen el cuál subía y bajaba de forma extraña.
Me detuve y volví a su rostro.
—Hey...
—Lo siento... No... No me siento lista. — susurró.
Asentí y tomé su ropa para acomodarla.
—No hay presiones, amor. Veamos algo.
—Lamento...
—Hey... No hay presiones, ya te lo dije. Relájate. Es sólo sexo, amor.
—No quiero que sea incómodo.
—¿Decir que no? — pregunté extrañada. — está todo bien, no es una oración completa, y ya está.
Me acomode a su lado y estiré mis brazos. La pelirroja se recostró contra mi pecho.
—Quiero irme de aquí, Wanda... — susurró. Bajé la mirada. — esto no es para mí, este sitio... Esta casa tan grande... Esta ciudad... No se siente como casa.
—¿Y qué deseas?
—Cuando todo acabe... Quiero irme de aquí...
Sonreí.
—Podemos hablarlo con calma, pero claro, lo que decidas...
—Quiero vivir en Londres. Necesito paz y...
—De acuerdo... Sherlock y tú... Piolín y yo. No necesitamos nada más.
Besé su cabello y la oí suspirar.
—Suena... Realmente ideal.
Nota de autor:
Capítulo dedicado a Maar_WN feliz cumpleaños, cielito, espero que fuese un excelente día
No queda demasiado. A lo mucho 65 caps.
—Codito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top