58.

Wanda.

—¿Necesitas que le lleve una taza de té a Natasha? Ha estado tomando bastante té, aunque siempre se queja de la forma en que lo hago.

—Yo se la prepararé... Si me lo permite, Melina. — dije avanzando dentro de la cocina.

—¿Estás segura? — preguntó. Asentí. — Bien, iré a recostarme..  Alexei sigue con su lumbago.

—¿Le duele demasiado? Puedo darle un número de un fisioterapeuta muy bueno al que llevé a Natasha dos veces. — comencé a preparar el té para Nat mientras Melina se acercaba al mesón.

—Lo agradecería. Alexei ha tenido dos consultas con el doctor y sus problemas no mejoran. — murmuró Melina.

Acabé de preparar todo y me di media vuelta esperando que el agua se calentara.

—¿Puedo preguntar algo sin ser indiscreta?

Asentí mientras acariciaba la encimera siempre tan brillante que Natasha tenía en su cocina.

—Adelante, por favor.

—¿Qué ocurre entre mi hija y tú, Wanda? — preguntó Melina observando el ventanal que daba al jardín. — veo algunas luces extrañas, espero que no sean periodistas.

Tomó su móvil.

—¿Entre Natasha y yo? Pues... Nada, ella.. Dejó claro aquello en el comunicado que dio... No tenemos nada.

—¿Por qué estás aquí? — insistió. — no me malentiendas, me agrada tenerte para cuidar de mi pequeña, pero... ¿No las confunde un poco?

—Amo a tu hija, Melina. Mis intenciones con ella son claras... No entiendo realmente las de tu hija conmigo, pero es algo que espero se esclarezca con una buena charla.

El agua estaba lista. La puse en la taza de Natasha y tomé todo en una bandeja. Salí de la cocina pero la voz de Melina me hizo detenerme.

—Gracias por quererla.

—Gracias por crearla. — dije sin voltear.

Subí las escaleras y llegué a su habitación. Natasha se dio una ducha al llegar, ahora se encontraba viendo caricaturas en la cama, aferrada a una almohada.

Mi almohada.

—Te he traído un té. Dice tu madre que extrañabas mi manera de hacerlo...

Ella sonrió de costado y yo entrecerré los ojos.

—El té, Natalia.

—También.

Me senté delante de ella luego de dejar la bandeja en la mesita de noche que tenía a su lado. Acomodé su cabello húmedo tras su oreja y nos dedicamos una mirada en silencio.

Sus ojos irritados y con el brillo natural de haber llorado por tanto... Se ve agotada.

—¿Quieres charlar sobre lo que sientes ahora mismo? — susurré. No quería que mi voz la molestara.

—No quiero...

—¿Y qué deseas? — pregunté bajando mi mano por su mejilla. Ella cerró los ojos unos segundos.

Se acercó hasta mí abrazándome con delicadeza. La dejé acomodarse sobre mi regazo y ver caricaturas con las piernas rodeandome el cuerpo. Pegué mi rostro a su cuello y cerré los ojos.

La necesitaba tanto que en estos momentos siento la calma que no sentía hace años.

—¿Qué estás viendo? — susurré luego de unos minutos en los que me había dedicado únicamente a acariciar su espalda para calmarla.

—Las locuras del emperador. A Yelena le gustan mucho. Las veíamos de pequeños. — suspiró y sonreí. — ¿Por qué sonríes? ¿He contado un chiste?

—Me gusta que seas tan adorable. — susurré separándome un poco.

Natasha se acomodó en la cama, yo me recosté a su lado. Ambas algo separadas, la veía respirar profundamente cada tanto, aún intenta obtener la mayor parte de oxígeno que encuentra como si le costara...

Y pensar que antes parecíamos estar en una cacería estilo Tom y Jerry que no acababa... y ahora veo el aire escapar por su boca.

Sentí sus manos acercarse a las mías de manera disimulada, entrelazamos nuestros dedos fingiendo que la otra no lo notaba, me llevó hasta su cintura y me pegué de forma suave.

La abracé por detrás. Natasha es una linda cuchara pequeña...

Giró lentamente el rostro y levantó el mentón rozando sus labios con los míos.

—¿Vas a besarme? — pregunté en un susurro. Ella asintió. Unimos nuestros labios unos segundos en silencio.

Nuestras manos volvieron a entrelazarse con más fuerza que antes.

Podía oír el ruido de sus caricaturas mientras sentía su calor.

Natasha acercó su lengua hasta la mía con delicadeza, ambas nos manteníamos en un juego simple.

Me alejé un poco dejando escapar un suspiro. Ella volvió a tomar ventaja.

La puerta se abrió. Yelena estaba allí observando.

—Oh. — cerró la puerta.

Me sonrojé y Natasha también. Noté su rostro tomar el color de su cabello.

Abrió la puerta otra vez.

—Hola. Mamá dice que los periodistas se han ido porque activó los aspersores.

Natasha asintió.

Yelena se fue.

Noté que la respiración de la pelirroja se había desestabilizado.

—¿Ocurre algo?

—Ya no soporto que me invadan de esta manera... — admitió poniéndose de pie y caminando de manera nerviosa por la habitación. — no puedo ir a ningún sitio sin que estén sobre mí, quiero descansar y ellos... No... Yo... Renuncié, ya no... Ellos... — se tocó el pecho y me puse de pie lentamente.

—Hey. Está bien... Inhala... Conmigo. — inicié el ejercicio de respiración bajo su mirada atenta. — Exhala.

Natasha me imitó algunas veces pero aún así seguía ansiosa, logré ayudarla a controlar lo más difícil, su respiración.

—¿Puedo acercarme? — pregunté elevando las manos. Ella asintió. Fui a paso lento hasta llegar delante de ella. — Te estás abrumando demasiado con todo esto, es comprensible, porque estás pasando por demasiado, pero... Debemos intentar centrarnos. Nadie te hará daño dentro de casa o fuera, no pueden... ¿Bien? Estaré contigo.

Ella negó.

—No, Wanda... No, es justamente lo que no quería. No quiero depender de ti, y no quiero arrastrarte a todo esto...

—¿Qué? Nat, no... — intenté detenerla. ¿Dijo que ella no quería? — ¿Esto tiene algo que ver con lo que me dijiste?

—Wanda, entiéndeme. Necesitaba que te alejaras... — comenzó ella. — yo... No quiero manchar tu puesto en el equipo o tu carrera. Te mereces lo que tienes, no quiero que...

—Nat, el hecho de que esté contigo no hará que mi carrera se manche o algo, y en el caso de que eso pasara, no es tu elección.

—No quiero que...

—Déjame terminar. —pedí. Ella guardó silencio. — si necesitas tiempo para sanar, lo entenderé, y guardaré mi distancia de forma romántica, pero no me apartaré de ti, porque eres importante para mí, antes de ser la chica de la que estoy profundamente enamorada... — tomé su rostro. — fuiste mi amiga, lo sigues siendo y... Te amo, no puedo dejarte y ya. Somos un equipo.

Ella suspiró.

—No se me hace justo...

—La vida no es justa, amor...

Natasha cerró los ojos.

—Me acosté con Rachel, porque me dijo que se alejaría de Peter y de mí, dijo que me dejaría en paz, pero también a tu familia... — susurró mientras tomaba su pecho.

Eso realmente la oprimía.

Con que era cierto... Sin embargo no como ella lo planteaba... Es muy diferente a todo lo que ella creyó que realmente significaba acostarse con ella. La estaban manipulando...

—Podemos charlar de esto mañana, querida... No es necesario que lo hagamos ahora. — mencioné.

—Necesito... Necesito decírtelo... — insistió aún agitada.

—Respira...

—Darcy me amenazó con el vídeo. Ella y Dreykov estaban... Involucrados en eso... Rachel le dio el vídeo... Ambas me amenazaron y... No pude más... Llevaba demasiadas mentiras en un sólo año... La relación, Rachel... Luego Darcy... Necesitaba descansar, pero sabía que pasaría esto... — su voz se quebró, respiró profundamente y continuó como si fuese una carrera. — y necesitaba tenerte lejos para que no te afectara, no era justo, tu me haces bien, y no puedo pagarte así... Pero me acosté con ella y te lo oculté... Pero te prometo que no he sentido nada más que asco... Y culpa... Porque te amo. — sollozó dejándose caer en el suelo. Me senté a su lado para cobijarla con mis brazos

—No fue tu culpa, Nat... Nada de esto... Creo que cada una de tus palabras, ya no te tortures más... — supliqué. — sé que quieres avanzar en esto tú sola, pero... No puedo dejarte, será tu proceso, no te pido que dependas de mí, te pido que me permitas acompañarte... Sólo eso...

Natasha me abrazó mientras asentía en silencio.

—Te amo tanto... — susurró contra mi pecho.

—Yo también te amo. Quiero que estés bien, juro que... No me entrometeré, estaré a tu lado. Seré tu compañera...

—Estoy de acuerdo... — levantó la mirada. —muy de acuerdo... Siempre quise eso...

—¿El qué?

—Una compañera. Yelena es muy feliz con Kate... Incluso aunque me costaba entenderlo... Siempre quise... Saber que se sentía, y cuando estoy contigo... Siento que debo ser mejor... Porque... Quiero estar a tu altura...

Sonreí.

—Una vez mencionaste que alguna vez encontraría a alguien que me mereciera, que quisiera ser su mejor versión por mí... — ella asintió. — ya eras tu mejor versión, Nat... Siempre lo has sido...

La besé nuevamente y ella sonrió en medio del beso.

Ni siquiera sé en que momento la convencí de recostarnos, pero ella aceptó.

Dormí a su lado despertando cada tanto para verificar su respiración, y verla... Simplemente existir.

Quiero cuidar de ella.

Merece que alguien la ame sin ninguna limitación.

Nos merecemos.

[•••]

Natasha.

—¿Y cuál es el motivo? He estado muy bien y de pronto siento que todo se desmorona al punto de que estamos teniendo esta sesión por zoom.

Banner sonrió.

—¿Te han llegado los caramelos?

Asentí desenvolviendo otro.

—Muchas gracias.

—No hay de qué. Sé que los extrañarás, y me parece excelente si deseas que las sesiones se den de manera online. — comentó acomodando la laptop.

—No es que quiera, es que intenté poner un pie fuera de casa y no pude. Me congelé y comencé a desesperarme, porque...

—Porque estás dejando que el trauma huya de tu cuerpo, Natasha. Bienvenida a la sanación. — contestó abriendo una botella que sonó demasiado alto.

—¿Estás bebiendo delante de una alcohólica?

—Es jugo de manzana. Te envié uno también.

—Oh...

Nadie me dijo.

—Seguro creyeron que era alcohol.

—Ajá... Ahora, explícame. ¿Por qué ahora y no antes?

—¿Te sientes más segura?

—Es decir...

—¿Algo cambió?

—Ayer vino Wanda.

—Te expliqué que todos necesitamos a alguien que nos cuide cuando estamos vulnerables, porque no se trata de cargar nuestros problemas a quienes amamos, sino de sentirnos amados incluso trayendo problemas encima... Te sientes segura cuando Wanda está contigo, por eso consigues dejar escapar todo lo que antes tenías dentro.

—No me sentía así.

—Estabas acostumbrada a mantenerlo dentro. Te liberaste estando cerca de ella... Confías en ella.

—Lo sé...

—Pues ya está, es importante tenerla cerca, ella te hará bien... Si debes llorar, hazlo. Grita, rompe algo, maneja tus emociones dejándolas fluir, pero siempre acompañada de una persona en la que confíes para evitar que te excedas.

Asentí lentamente.

Tiene sentido. He despertado llorando hoy, abracé a Wanda por dos horas en la cama y luego me quedé con ella hasta que faltaba una hora para la sesión, me duché mientras ella esperaba con una toalla y el secador para ayudarme...

—Creo que tienes razón. Tal vez me está bien dejarlo ir...

Banner sonrió.

—Es necesario que descanses lo suficiente. El juicio será en poco tiempo, y debes saber que todo estará bien. Lo importante aquí es que te mantengas sana. Intenta despejarte.

—No puedo salir de casa... ¿y si aquello ocurre el día del juicio?

—Trabajaremos en todo esto antes de que sea el momento, Natasha. Lo prometo. Sólo necesito que por ahora te permitas pasar por la etapa dolorosa...

—Aún más...

—Debes dejarlo sanar... No queremos que arrastres esto para siempre... Las heridas que más tardan en sanar son las emocionales, pero posees una red de apoyo importante y una persona de confianza. Sé que puedes con esto.

Asentí con una sonrisa.

—¿Sabe, doc? Nunca me había enamorado. — mencioné desviando el tema. Lo oí reír. — hablo en serio, todo esto es tan nuevo... Pero me gusta que sea Wanda. Siento que es la indicada para mí, es como si la conociera... De algún sitio, o de toda la vida... ¿Entiende? Ella me hace sentir como si mi vida tuviese todo el sentido, y desde ella hacía atrás... No entiendo qué hacía con mi vida...

—Cuéntame de ustedes.

Nota de autor:

¡Hey!

Me tardé un poco más, lamento eso. Tengan un excelente sábado <3

Codito.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top