56.

Wanda.

—¿Un muñeco de nieve?

—¡Dos! — suplicó el pequeño.

—No sé si podremos hacer dos, cariño. — hizo un puchero. —pero intentaremos...

Theo se sentó en la nieve tomando un poco de ella para reunirla en una cubeta que Lena le ha traído.

—¿Quieres comenzar tu? — asintió. — ¿Usaremos la pala para...?

—Ajá.

La tomó de mis manos y siguió en lo suyo mientras yo sólo lo veía trabajar. Mis mejores amigas se veían felices viéndonos desde dentro de la cabaña.

—¿Te gustaría tener hermanitos? — pregunté a Theo mientras lo veía construir su pequeño muñeco de nieve.

—Ajá, no "ahoba". — aclaró él. Sonreí.

—¿Entonces cuándo?

—No sabo.

—Okay...

Siempre me había preguntado de qué manera completó la vida de mis amigas este pequeñín. Ambas parecían tenerlo todo, siempre.

Lena es exitosa, Kara también, ambas estudiaron y trabajaron de la mejor manera mientras pudieron, de pronto un día la rubia nos confesó que Lena estaba en cinta. Simplemente pasó y ya. No lo planearon por tanto, sólo tomaron la decisión.

¿Acaso es esto lo que me falta para poder sentirme tranquila?

Aún no tengo treinta años y siento que no he vivido lo suficiente, pasé toda mi vida en medio de los entrenamientos y esperando por jugar, cuando lo logré no entendía en toda la mierda en la que me estaba metiendo.

¿Una relación falsa? ¿Un equipo donde la competencia comienza dentro?

No es que desee dejar el fútbol, es lo que amo, pero... En ocasiones simplemente me gustaría que lo bueno en mi vida no acabara por irse.

—¿Y tu novia? — preguntó Theo mientras juntaba más nieve.

—No tuve una... — susurré mientras bajaba las manos a la nieve.

—¿Y la señorita Nat? — insistió.

¿Realmente quiero seguir manteniendo esta mentira fresca? Ella y yo no fuimos novias.

No encuentro sentido a seguir con esto, tengo a la gente que amo aquí, creyendo que deben cuidar de mí, porque acabé una relación que no existía.

—Ella... No era mi novia, ¿podrías guardar ese secreto? — Theo asintió sin prestarme demasiada atención. La nieve lo entretiene. — pero estoy enamorada de ella... La amo demasiado.

—¿Y por qué no es tu novia?

Sonreí ayudándole a construir la base del nuevo muñeco más grande.

—¡Yo solito! — insistió y me retiré volviendo al suelo.

Se me congela el trasero.

—Porque ambas estábamos en etapas muy distintas, supongo... Ella... No me amaba como yo a ella, y ya, es todo... de todas formas no éramos nada...

Theo no contestó, pero me dio tiempo para reflexionar. No había pensado en todo esto jamás... Nat no fue mi novia, pero la arrastro como si me hubiesen arrancado una parte del corazón, aún así he evitado pasar por un duelo post relación... Porque siento que no puedo llorar por algo que no fuimos.

Lo fuimos todo y no fuimos nada. Absolutamente nada.

Pero... ¿Cuál es el punto de tener ese duelo? ¿Que las personas que amo sigan creyendo en esta farsa que sólo me hará creer que estoy destinada a no enamorarme y ser correspondida de buena manera?

Incluso si la historia de Natasha me parecía poco convincente... ¿Por qué debo cargar con todo ese dolor que acumulo?

[•••]

Natasha.

—Amor, te buscan.

Mamá entró en mi habitación. Sherlock reposaba sobre mi abdomen mientras acariciaba su linda cabeza.

—No estoy de ánimo para reporteros y entrevistas, mamá... Le he dicho a Kelly que desconecte el servicio antes de irse de vacaciones con su familia.

Mamá negó.

—Es una señorita... Es doctora, dice que tiene una propuesta para ti.

—A no ser que sea la eutanasia no la quiero, dile que se vaya. — mencioné y recibí una palmada en el muslo por parte de mamá.

—Natasha. Es una señorita muy dulce y amable. Se apellida Rogue.

¿Rogue?

Rogue... Rogue...

—No puedo embarazar a nadie. ¿Por qué seguimos discutiendo esto? Tengo a mi hijo dormido.

—Porque...

—Disculpe la intromisión. La pequeña me ha hecho subir. — oí detrás de mamá.

Mi madre empujó mi puerta por completo, me encontré con la mirada de... ¡Oh!

—Ya, ya le recuerdo. —dije levantándome con cuidado para no despertar a Sherlock. — ¿Qué hace aquí?

—¡Nat!

—¿Qué? — pregunté espantada ante el regaño de mamá. ¡No he dicho nada!

La señorita sonrió.

—Soy Anna Marie. Nos conocimos en el hospital por Kate Bishop. — asentí estrechando su mano. — vi su entrevista hace unos días, me parecía adecuado charlar esto en persona con usted.

—¿Uh? — pregunté extrañada.

—Las dejaré a solas. Nat, se amable con la señorita. ¿Gusta algo?

—Oh, me encantaría un café. — dijo ella.

—Gaseosa. —pedí yo.

Mamá salió de la habitación y yo tomé mi bata de boxeo para cubrirme.

—Venga conmigo a la terraza. —mencioné señalando el final del pasillo. —le diría que fuésemos a la del jardín, pero en ocasiones helicópteros aparecen y no quiero otro escándalo o que la metan en algo extraño.

—Oh, de acuerdo... Déjeme decirle que el hospital está muy feliz con las donaciones que hizo a pediatría. El dinero realmente ayudó a las instalaciones y personal.

—¿Necesitan más? Puedo subir un poco la cuota, lo que requieran, es sólo que no tan pronto... No he hablado con mi contadora aún, renuncié hace poco, mis acciones bajaron, quizá tenga problemas para estabilizar las cuentas pero...

—No vengo por dinero, señorita Romanoff. Vengo por usted.

—¿Va a quitarme los órganos? Adelante, no creo que mi hígado o riñones funcionen de lo mejor. De cualquier manera estoy pasando por exámenes y desintoxicación. — mencioné.

—Oí lo de su problema de alcoholismo... Lo lamento mucho.

—Tengo la actitud para no depender de estar ebria, eso es lo importante. — mencioné mientras le señalaba su asiento.

Ambas nos sentamos.

—Es un paso importante, ¿cómo lo lleva?

—Tuve fiebre tres noches seguidas. Llevaba demasiados meses sin beber, pero... Las últimas semanas de mi descenso... Bebía poco, y mi cuerpo volvió a acostumbrarse... Con todo lo que ha estado ocurriendo... No tengo un refugio definitivo y eso me trae de esta manera. — enseñé mis manos temblorosas. — mi gato lo agradece, es masaje gratis.

Ella suspiró.

—Lamento demasiado todo lo que has estado pasando, Natasha, pero agradezco enormemente tu valentía... — mencionó tomando mi mano. — tengo unas inyecciones que podrían ayudarte a controlar la fiebre post abstinencia. Mejorará tu circulación también.

—G–gracias. — ella sonrió. — señorita, ¿qué se le ofrece además de ser una buena samaritana conmigo?

—Vine por algo particular... Quería agradecerle, gracias a lo que usted dijo... Hablé con mi esposo sobre algo muy personal y doloroso para mí. — comentó. — nunca se lo había dicho, mi madre me pidió que guardara silencio sobre aquello, fue un secreto a voces familiar y...

—Lo lamento tanto... — comenté tomando yo su mano esta vez.  — en serio lamento que tuvieses que pasar por eso...

—Tomé años de terapia y aún así... Nunca tomé el valor para decírselo al hombre al que amaba, creía que necesitaba huir de lo que había superado, pero sólo me encontraba... Perdiendo mi progreso y no valorando aquello... Te escuché, y llegué a casa... Le dije a mi esposo, él me cobijó, sentí que todo estaba bien... Quería agradecerte por eso... Me permitiste soltar el último hilo de la tela más pesada que he tenido que mantener entre mis ropajes. — sonrió y yo también.

Mamá tosió levemente y nos observó, alejé mis manos de la mujer castaña.

—Sus cosas... Nat, a todo esto, la madre de tu novia... — mencionó. — llamó. Dijo que agradecía tus donativos y que le encantaría verte pronto.

—Pues tendrá que esperar, porque su hija ya no es mi novia.

Mamá me observó en silencio y se retiró de allí.

¿Acaso ella intentaba marcar territorio por Wanda? ¡Soy grande!

—Lamento eso...

—Ella sólo te cuida.  Permítelo, es tu madre. — intentó justificarla. — en el hospital comenzamos un taller de acompañamiento a mujeres que han sufrido de algún tipo de vulneración, sé que dije que no hablaríamos de dinero, pero... Nos encantaría tenerte allí. Estamos recaudando fondos y planeamos encontrar a alguien que de algunas charlas... Fuiste la primera en mi mente.

Suspiré observando mis manos.

—No lo sé, Anna... He intentado librarme de las pesadillas y hablar sobre esto...

—No te pido que aceptes de inmediato, sólo piénsalo. Tú me ayudaste a dar mi último paso... Sé que es difícil, pero... Cuando logré ir a terapia, quería hacer algo importante para ayudar... Estudié medicina, y no sentía que me llenaba, hoy siento que poco a poco va encajando todo en mi vida... Al fin me siento lista para tener un bebé después de años negandome a la idea con pretextos que no encajaban conmigo...

Mis ojos se abrieron completamente después de oír eso.

—¿Y esperas que yo también tenga un feto o que estudie medicina? Porque ninguna idea me parece rentable en este momento de mi vida. — dije rápidamente. — y en serio, una alcohólica embarazada o tomando un bisturí, no siento que...

Ella comenzó a reírse en mi cara. ¡Hablo en serio!

—Eres graciosa. Ya veo porque todo mundo te ama. — sonrió y yo también. No entiendo. — sé que debes sentir que quieres hacer algo importante de tu experiencia... Porque en ocasiones tenemos aquél sentimiento de vacío que parece no llenarse... Y lo mejor que podemos hacer es ayudar...

Ayudar...

[•••]

Wanda.

—¿Te sientes bien? — preguntó Kara mientras Lena me acercaba una copa de vino.

—¿Recuerdan la primera vez que vinimos aquí?  Alex acababa de cumplir los veinti...

Lo recuerdo...

—Veintitrés. — dije yo.

Alex me observó mientras bebía de su cerveza.

—Al día siguiente nos dijeron que eran novias. — murmuró Kara.

Sonreí.

Es verdad. Mi primera vez con alguien fue aquí con ella...

—¿Quién lo diría? Alex ya tiene veintinueve años y Wanda veintiséis. ¿No es grandioso? Alex casada, una pequeña y...

Lena se quedó callada. Bebió toda su copa de vino y Kara saludó a Kelly quién venía bajando la escalera, sin embargo Esme volvió a llamarla y se vio obligada a devolverse.

—Tengo algo que confesar. — mencioné mientras me levantaba delante de la chimenea y todas llevaban sus ojos hacía mí.

Lena se sentó en el sofá encendiendo el televisor.

—Lena, apaga eso. — regañó Kara.

—No veo el control remoto. —dijo revisando bajo sus piernas.

—Lo haré yo, estoy cerca.

Me acerqué a la pantalla plana y noté el rostro de Natasha.

—Nat... — murmuré.

—Wanda, no sé si sea bueno que... — comenzó Lena.

El volumen comenzó a aumentar y pude oír. Me giré y vi a Kara con el control remoto.

No se lo dije, pero en realidad agradecía eso...

"No creía que algo así ocurriría conmigo... Me avergonzaba, pero..."

Leí el pequeño marcador del televisor. Mencionaban un vídeo filtrado, a Natasha y su renuncia...

—Ella... — comenzó Alex.

—Silencio. — pedí.

Escuché todo su discurso. Absolutamente todo su discurso.

Mi corazón comenzó a latir más rápido... No sabía como reaccionar a toda esa información que me fue entregada por azar del destino.

—Debo volver. — dije rápidamente.

—Wanda... ¿Estás segura? — preguntó Kara quién era la única que sabía del supuesto engaño de Natasha.

Asentí.

—Debo regresar. — insistí. — Alex. — me acerqué a ella y suspiró.

—Tomaré mi abrigo. — mencionó dejando su cerveza.

—¡¿Ahora?! — Lena chilló y Kara tomó su cintura.

—Jamás creí que diría esto, pero... Prefiero verla equivocarse mil veces antes de verla así de acabada.

—¿Acabada? — pregunté burlona. — no he pasado por ningún duelo, Kara. Estoy bien, yo...

—Cielo, la parte importante de tu duelo... es que duela. Debe doler. Estas evitando tus emociones... Sé que con... —observó a Alex quién al verse envuelta en el ejemplo salió huyendo de la casa. — Mi hermanita... No te reprimiste y no resultó como querías, pero créeme... Ahora será diferente. Deja que duela... Sanarás. Di lo que sientes... — insistió avanzando hasta tomar mis manos.

—Sólo quiero ir con ella y abrazarla, pero... No sé si sea la mejor opción... — susurré dejando mi abrigo sobre el sofá. — porque... Es importante para mi, pero... Yo no... Para ella...

—¿Entonces qué harás?

Suspiré viendo nuevamente mis manos.

Ella confió en mí. No funcionamos como pareja, pero... Lo hicimos como compañeras... Ella confió en mí.

—Debo apoyarla. — susurré. Besé la mejilla de Kara y salí de la casa.

Espero no estar cometiendo un error.

Nota de autor:

Heyyy. ¿qué tal estuvo su día? ¿Ya se van a dormir?

Codito.

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