44. (+)
Natasha.
—Nat, no podemos...
—Sh. — la hice callar mientras empujaba su cuerpo contra la banca. — si podemos.
—Tienes un partido en media hora.
—Pues tenemos media hora...
—¡Todas están entrenando! — Wanda se quejó nuevamente, tomé su rostro, uní nuestros labios y ella dejó ir un gemido en cuanto pegué mi pelvis a la suya.
—No me importa, aquél imbécil no notara que no estoy allí, tiene a May en potería hace media hora. — murmuré mientras me quitaba la camiseta de forma rápida.
—Natasha... — me acerqué a su cuello. — debo ser la razonable esta vez... Es un idiota, lo sabemos, pero...
Sus manos ya estaban en mi espalda, descendí por su pecho, levanté su camiseta mordiendo de forma suave su abdomen.
—Nat...
—Sabes que te encanta que haga esto... — susurré mientras levantaba la mirada. Ella me observó desde allí, tomé su mano y la dejé en mi mentón. — si tú no quieres... me detendré, pero sería una lástima que desperdiciaramos esta ocasión... — ella suspiró.
—Tienes que tenerme tan jodida, ¿verdad, pequeña? — preguntó sonriente. Bajó sus manos hasta su bragueta.
—Es mi trabajo...
[+18 contenido adulto]
En menos de diez minutos, tenía a Wanda pegada a mi cuerpo, totalmente desnuda y suspirando por mí.
He de admitir que aunque el sexo se veía divertido antes, de ninguna manera superaba lo que era acostarse con alguien a quién quieres, no lo hago de forma lujuriosa, simplemente me gusta saber que le doy placer y que besar cada parte de su cuerpo no solamente la excita, sino que la hace sentir querida... ¿Profundo no? Deberían ver mi mano.
—Nat... — suspiró ella mientras sus piernas se enrollaban en mi cuello. Podía sentir la presión de sus muslos a cada lado de mi cara. — Mierda...
—Me encantas... — susurré antes de ralentizar el movimiento de mis dedos en su interior. — ¿Te he dicho lo mucho que me gusta como dices mi nombre con ese acento tuyo?
—No es momento de ponerte fetichista. — soltó otro gemido. — es justo allí, Nat.
—Incluso el Nat suena lindo. — susurré antes de volver a presionar con mi lengua en la zona alta de su sexo.
—Natasha... — gimió llevando su mano hasta mi cabello. — estoy cerca...
Nuevamente el movimiento de mis dedos dando en el lugar exacto que le encantaba, había notado muchas cosas viendo el cuerpo de Wanda reaccionar. Ya no podría decir que no llevo el control de todo.
—Te necesito tanto...
Dejé mi trabajo oral para hablar.
—¿Qué harás sin mí en tu ciudad, eh? — susurré besando la cara interna de su muslo. — princesa... Vas a extrañarme tanto... ¿Pensarás en mí cuando necesites que te acaricie de esta manera?
—N–Nat. — susurró y hundí mis dedos un poco más. — mierda... Claro que sí...
—Lo sé, preciosa... — sonreí con suficiencia y volví a lo mío. Tenía un problema en mis bragas, pero ya vería como solucionarlo antes de salir de aquí.
Aún deberíamos tener unos... Cinco minutos antes de que el partido inicie, o eso creo, no llevo la cuenta realmente.
—Nat... — Wanda jaló mi cabello cuando su orgasmo llegó. — Natasha...
—Silencio, princesa. Nos oirán.
Me alejé de ella y llevé mis dedos hasta mi boca probando su sabor delante de ella, la castaña me observó sonrojada, unió sus labios con los míos.
De pronto la puerta se abrió, nos separamos de golpe mientras la cubría con mi camiseta.
—¡Suficiente! — gritó Dreykov y detrás de él apareció Yelena. — ¡Estás fuera, Romanoff! Estoy cansado de tus insubordinaciones.
—¡¿Qué?! ¡¿De qué habla?! — pregunté.
—¡Dirigir a tus compañeras para desobedecer, insistir en bebidas prohibidas! — señaló la coca cola que Yelena traía en la mano. — ¡Además de culparme del accidente de tu compañera y ahora traes rameras a un partido!
No contesté.
—¡Y déjame decirte algo! ¡No eres tan buena como crees, Romanoff! En lo que a mi concierne no volverás a jugar esta temporada.
Se dio media vuelta y salió de allí llamando a Yelena.
Wanda tomó su ropa y me entregó la camiseta, estaba respirando a duras penas. ¿Él acaba de sacarme del equipo en el que he estado toda mi vida?
—¡Dreykov! — salí de allí siguiéndolo.
El partido estaba por comenzar y May estaba en la portería.
—¡Te he dicho que fuera!
—¡¿Con qué derecho te crees tú para sacarme?!
—¡Soy el jefe, largo!
Dreykov jaló mi camiseta para alejarme de aquél sitio, vi una cámara enfocando aquello.
Natasha, respira, puedes solucionar esto...
—Esto no va a quedarse de esta manera. — dije molesta.
—Mírame temblar. — dijo sarcástico antes de volver a su asiento y que el encuentro comenzara.
Salí de allí con Wanda siguiéndome.
—Nat, ¿qué ha dicho? — preguntó y le lancé las llaves de mi auto. — no manejaré tu deportivo, Natasha.
—No puedo conducirlo ahora, no en este estado. — murmuré subiendo en el lado del copiloto. Luego de algunos segundos de negación acabó por obedecer. — sácame de aquí cuanto antes. — pedí.
Realmente estaba frustrada. ¿Él acaba de sacarme? ¡Ni siquiera...!
—Nat, estás roja hasta las orejas, ¿podrías intentar relajarte? Entiendo que ha de ser frustrante, pero si tan sólo por una vez me escucharas y permitieras que...
—No hablarás con tu tío, Wanda. — la detuve.
De pronto al salir del estadio, notamos a una cantidad estúpida de fanáticos y fotógrafos.
—¡Eh, qué hace! — gritó uno. — ¡Se la están llevando!
—¡Natasha, Natasha!
Las manos comenzaron a golpear las ventanillas del auto, me escondí dentro de la camiseta y dejé ir un suspiro.
—Esto es malo...
—Son sólo fanáticos... — intentó tranquilizarme. Nunca son sólo fanáticos.
—Hay periodistas. Dreykov estaba esperando esto... — me quejé y golpeé la guantera del auto. — mierda.
—Hey... Cuidado con tu mano. — murmuró.
Flashes por todos lados, gritos, los golpes en el auto, más gritos, me siento abrumada y...
—Si vamos a casa nos seguirán. Esto no saldrá como él planea. — dije molesta. —ve en dirección al hospital. No sé de qué diablos hablaba cuando mencionó a Kate, pero iremos a hacerle una visita. Sé que está mejor.
—¿Cómo lo sabes?
—Yelena no jugaría hoy, porque acompañaría a Kate, pero Dreykov envió a dos orangutanes por ella.
—No son prisioneras.
—No éramos. — corregí. — le pediré información a Steve sobre estos periodistas.
Wanda suspiró.
—Lamento ocasionarte esto, Nat...
—Tenías la cabeza fría, yo no. Yo tenía otra parte de mi cuerpo bastante caliente y no permitía que mis neuronas tomaran el control, lo intentaste. No es tu culpa. — dije rápidamente mientras texteaba a Kate.
[•••]
Wanda.
—¿Que Dreykov hizo qué? ¡No puede dejar a la capitana fuera! Debes hablar con los directivos, Stark es uno y Steve tiene gran parte de las acciones del equipo, él no puede simplemente...
—Estoy en eso. — murmuré mientras texteaba a Charles.
Natasha suspiró.
—Wanda tiene un... Contacto. Él podría ayudarme de cierta manera a... Saber. — remarcó aquella palabra. Giré los ojos.
Wanda. Tío Charles, ¿estás disponible para una llamada ahora?
Wanda. Seré breve.
La lectura del mensaje fue rápida y su respuesta también, eso fue genial.
—Ya regreso. — dije saliendo de la habitación mientras Natasha charlaba con Kate.
El llamado de Charles apareció rápidamente en mi móvil, me sorprende como luego de tantos años él sigue tan pendiente de mí.
—Preciosa. ¿Ocurre algo? Estoy en Milán, en una convención de creadores de calzado, ¿acaso alguna vez has oído de algo tan espléndido?
Yo diría; excéntrico. Él y Natasha tienen mucho en común, es una lástima que la pelirroja se cierre a conocerlo y que mi tío sea tan terco...
—Hey, eso es maravilloso, Charles. ¿Llevas mucho tiempo allí?
—Par de horas. Ya tengo un itinerario completo, pero supongo que no llamaste a este anciano por sus viajes, ¿qué ocurre, querida?
Suspiré.
—Quiero saber qué sabes sobre el entrenador de Estados Unidos. Dreykov.
—Sé que no es estadounidense. Sus prioridades estaban en ser el reemplazo de Stephen, pero no pudieron ofrecer nada más que otro equipo y de suplente. También sé que le ofrecieron el empleo, lo rechazó y llamó horas más tarde para aceptarlo. ¿Por qué?
—¿Tiene el poder de desligar a un jugador?
—Mhm. Puede elegir sacarlo del campo por unos minutos del juego, ya sabes, es entrenador, pero no necesariamente puede evitar que juegue o terminar el contrato de un miembro del equipo. Sé que todo depende de los colaboradores que pagan por el sueldo del jugador.
—Es un imbécil. — fui directa. — Me gustaría que Nat y tú charlaran, pero ella es tan terca... No aceptaría tu ayuda por nada del mundo, porque dice que se ha ganado todo a punta de esfuerzos y...
—Es orgullosa. La entiendo. —Mi tío rió. Claro que la entiende, son idénticos. — ¿Dreykov la removió de titular?
—¿Cómo lo sabes?
—No estarías llamando de no ser así de extremo, ya dijiste que es orgullosa y jamás harías algo que ella no autorizó. Te conozco, sé la clase de persona que eres, y por cierto, ¿por qué golpeó la guantera de su auto?
—Olvida eso. — murmuré. — Ya no sé qué hacer para ayudarla, ese sujeto parece tener algo en su contra.
—¿Por qué le ha dicho que ya no puede jugar?
Me sonrojé.
—Tal vez nos ha encontrado en el camerino, tal vez... — susurré. Él rió. — No es gracioso.
—No es un lugar para tener intimidad, mucho menos antes de un partido, pero no creo que sea motivo de expulsión, ni siquiera temporal. Tal vez de advertencia o rebaja de sueldo, más no de expulsión. — oí una voz femenina llamarlo. — escucha, cielo. Te llamaré en cuanto regrese a la ciudad y veremos si tu novia está dispuesta a charlar conmigo, podríamos cuadrar aquello. Te adoro, cariño.
—Yo a ti, tío Charles. Muchas gracias por eso, estaré pendiente. Mucha suerte en tu viaje.
Después de aquello colgué y volví a la habitación en donde me encontré a ambas mujeres observar unos documentos.
—Hey.
—Kate va a demandar a Dreykov. El aerosol que usó para la cancha tiene un componente a lo que está especificado en su hoja que ella es alérgica. No le importó...
—Planea traer jugadoras de otros sitios según lo que entendió Yelena. — murmuró Kate. — lo escuchó hablando por teléfono cuando fue en busca de Natasha, él sabía donde estaban, y Yelena trató de entretenerlo, pero no se lo permitió... Creo que se deshará de más de la mitad del equipo, lo demandé y ahora acusó a Natasha de eso, sólo buscaba motivos para sacarla de allí, tenía periodistas británicos. — murmuró.
—¿Qué significa eso? — pregunté extrañada. Ambas se observaron.
—Dreykov no tiene información pública conocida, excepto por sus dos empresas británicas a nombre de Erika Lewis. Su esposa. — murmuró Natasha. — han enviado la demanda allí, y la señora Lewis contestó que su esposo no estaba a cargo de ese negocio actualmente, ya que estaba trasladando otros negocios a otro continente. No suelen enviar periodistas británicos a eventos de fútbol que no tienen que ver con su equipo, ya que suena absurdo, pero la rivalidad es tan notoria cuando se habla de fútbol que los periodistas son capaces de renunciar.
Abrí mis ojos sorprendida.
—¡Amo mi trabajo, pero por amor a Dios, es sólo un balón!
—No entenderías hasta dónde están dispuestos a llegar los fanáticos.
Suspiré.
—Dreykov aceptó mi descanso, pero también buscó un reemplazo sueco con contrato indefinido. Está pasando por encima de los embajadores del equipo. — susurró Kate aún algo cansada. — todo esto bajo la mesa, Yelena...
—Yelena estaba en el partido. — dije extrañada.
—La sacó quince minutos después porque se quejó.
—¿De qué?
Natasha suspiró.
—De que me sacaran. Dijo que soy la capitana y que no era nada justo. — murmuró Nat.
—En serio lamento todo esto... — observé a Nat. ¿por qué contratarían a Dreykov?— Mi tío ha dicho que él quería ir a mi equipo como entrenador, pero que lo rechazaron, presentaron esta oportunidad y aunque la rechazó, llamó para aceptarla horas después. — murmuré. — ni siquiera hay una conexión real que nos permita determinar algo con lo que podrían joderlo.
Ambas me observaron sonrientes.
—Tienes una gran chica, Nat. — dijo Kate, me sonrojé. Moví mi mirada unos centímetros para ver a Natasha con una sonrisa embobada.
—Ya lo sé.
Sonreí y le lancé un beso.
De todas formas me sigo sintiendo culpable por esto...
Nota de autor:
¡Hey! Tarde pero aquí andamos.
—Codito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top