42.

Natasha.

—¿Por qué nos reunieron? — pregunté mientras me acomodaba en un asiento y le acercaba una coca cola a Carol.

—¿Qué tal todo con Wanda? Vi que se aclaró lo de las imágenes que aparecieron hace días. — murmuró. — ya todas están al tanto de que no eran actuales. — sonrió bebiendo de su coca cola.

Sonreí.

—Oh, sí, eso. No estábamos enteradas. Estuvimos juntas toda la semana y fue extraño cuando hoy vimos que lo desmintieron. — mentí. Carol asintió mientras susurraba un "que bien".

Ayer por la noche he llamado a Tony, se encuentra mejor y agradece el intento de Wanda por ayudarlo. Se ha fracturado un par de huesos, pero Steve se encargará de cuidarlo, le he enviado flores de parte de Wanda y mía.

Sé que el rubio ya se había encargado de las fotografías, me lo dijo ayer. No sé que sería de mí sin ellos, y sobretodo... No habría llegado a Wanda.

De pronto la puerta fue abierta. Un hombre de aspecto grotesco entró por ella, su rostro molesto, gafas y gran altura me hizo callarme de inmediato. Los murmullos se detuvieron al ver como las mujeres morenas que llegaron con él en trajes negros nos pedían silencio.

¿Qué es ésto y por qué Tony no lo mencionó?

—Gracias por el silencio absoluto. — murmuró aquél hombre. — Mi apellido es Dreykov, mi nombre no les incumbe. Seré su nuevo director técnico, ya que Anthony Stark está desligado hasta nuevo aviso por sus lesiones. — dijo avanzando detrás de nosotras. — espero ver el mejor grado de habilidad en todas, no lo mínimo. Tenemos una temporada que liderar, y se supone que... — sus ojos se cruzaron con los míos. — tenemos estrellas... Quiero que lo demuestren con hechos. No confío en el fanatismo ciego, no creo que alguien sea demasiado bueno hasta que mis ojos lo comprueben. Las he citado aquí para ordenar los horarios de entrenamiento.

—Ya tenemos horarios, los acomodaron en base a nuestros tiempos libres. Algunas somos madre. — dijo May.

—Sí, o tenemos otras obligaciones fuera de... — continuó Carol.

—Este es su trabajo, señoritas. — habló de forma dura y todas se quedaron en silencio. Él es grosero. — y deben comprometerse como tal. No es el mundo rosa de Anthony, yo vine a trabajar con profesionales que merecen un espacio dentro del equipo que representa a su nación. No estoy aquí para niñerías, y quién no esté de acuerdo, puede irse.

Bebí de mi coca–cola y él me observó. Sonrió por primera vez y se puso serio de golpe.

—Mis jugadoras no beberán gaseosas que no patrocinan a mi equipo. — tomó mi gaseosa y la lanzó al suelo.

Imitó la acción con la gaseosa de Carol. Nadie dijo una sola palabra.

¿Tony sabía de ésto? ¿Por qué no lo ha dicho?

—¿En qué estaba? Oh, sí. Horarios. — lanzó unas hojas a la mesa. — uno para cada una, están divididas. No las necesito a todas en el mismo día, tenemos un partido la próxima semana, y veré quién es digna de estar allí. Volverán a saber de mí mañana. Nos vemos, grupo uno, no lleguen tarde.

Salió del lugar con sus secretarias tras él.

—¡Ese hijo de puta! — se quejó Okoye.

—¿Qué haremos? — preguntó May.

—¡Nos va a oír! — Carol se quejó. Kate  golpeó la mesa.

—¡No puede tratarnos así! ¿Por qué dividir el equipo? ¡Somos un grupo que funciona bien así!

—Quiere moldearnos a su manera. No es tan difícil. — murmuró Yelena y luego me observó. — ¿Qué haremos, Nat?

Todas las miradas se clavaron en mí y no supe que decir.

—Te seguiremos, lo sabes. — Thena sonrió. — eres nuestra líder.

Suspiré, pero no dejé que notaran que no tenía idea de lo que ocurría.

—Charlaré con Tony al salir de aquí, iré a verlo y... Hablaremos en mi casa hoy por la noche. ¿Pueden a las ocho?

—¿Fiesta en la mansión Romanoff? Me apunto. — Christine elevó sus pulgares y mis compañeras festejaron.

—¡Esa es la Natasha que conocíamos! — festejó Ajak. Giré los ojos sonriente.

—Dejen a mi hermana en paz. Ella es una mujer comprometida ahora, mas fiestas están junto a su chica.

—Romanoff tiene novia, es verdad. — se burlaron algunas. Me sonrojé mientras salía de allí.

—No falten.

[•••]

—¡¿Qué?! — me quejé mientras Tony me veía en silencio. — ¡¿Por qué?!

—No lo sé, simplemente me avisaron que no podría hacer nada hasta dentro de seis meses o más, me fracturé la pierna, Nat.

—¡Oh, vamos! ¡Estás bien!

—¿Más té, cariño? — Steve preguntó a Wanda.

—Por favor.

—¡Steve!

—Cariño, me encantaría ayudar, pero la fifa ha dicho que no podemos hacer nada mientras Tony no sea dado de alta.

—¡No es justo, es un ogro! ¡No es como tú y ahora todas esperan un plan que no tengo! — me quejé.

Wanda bebía de su té en silencio.

—Nat, me encantaría poder beber un par de cervezas contigo o fumarnos un porro antes de entrenar, pero... Tendrán que adaptarse. Es lo que debemos hacer todos, ¿crees que me gusta estar aquí con un sexy rubio musculoso que dice todo lo que me ama a cada minuto y prepara cuatro comidas diarias mientras le veo el trasero esponjoso que tiene? — preguntó mientras acercaba su mano a la retaguardia del mencionado.

—Sin tocar. Hay visitas. — se quejó Steve. Wanda rió y yo me giré a verla molesta.

—¿De qué es el té? No tenemos de estos.

—Es mi receta especial. Mi madre solía prepararlo, te daré los ingredientes en un...

—¡Ya basta, necesito una solución que  no sea obedecer a ese tirano!

—Sirve para el estrés. — dijo Steve.

—Vamos por la receta.

Wanda y él se pusieron de pie. Suspiré dejándome caer sobre el sofá de forma dramática.

—Los odio. — me quejé. Tony sonrió.

—Ahora que las señoritas se fueron... — comenzó. —no sería ético de mi parte decirte que la única forma de combatir un sistema es evadiendo sus reglas, por eso no te lo diré. — sonreí. — es tu decisión lo que decidas, pero no dejes que toquen tu libertad. Los Estados Unidos de América son libres.

—Gracias por el patriotismo absurdo.

[•••]

Wanda.

—¿Entonces qué haremos?

—Seguiremos tal y cómo siempre. — dijo segura la pelirroja.

Tenía a todo un equipo rodeandome.

—¿Entonces eso qué significa? ¿Mañana iremos todas a entrenar?

—Claro que sí. Carol llevará la coca cola de mañana y... May llevará a su hijo. Porque mañana es el día en que May estaría con él.

—Entonces... ¿No seguiremos las reglas?

—Es exactamente eso. Elegiremos nuestra libertad, porque le entregamos alegría al país, entrenamos de sol a luna sin descansos, merecemos elegir los momentos en que nos encargamos de prepararnos para esto.

—Estoy de acuerdo con la capitana. — dijo Carol. Todas asintieron.

Sonreí.

Natasha es realmente una buena líder. ¿Alguna vez yo podría llegar a ser así de buena? Mariah ya no está considerada como capitana y luego de lo ocurrido con Darcy, ella tampoco... Stephen tiene los ojos puestos en mí, siempre lo repite. ¿Estoy a la altura de Nat en esto?

Ella tiene tanta experiencia y parece tan confiada mientras todas parecen estar de acuerdo con lo que dice. Mis compañeras jamás estarían de acuerdo conmigo, excepto por Mariah, Gwen y tal vez Sharon...

—Concuerdo. Gracias, Natasha. — dijo Kate. — creo que hablo en nombre de todas cuando digo que te seguiríamos a dónde fuese, y que agradecemos que le hagas frente a estas injusticias.

Natasha simplemente sonrió. Todas comenzaron a despedirse, incluso Yelena abrazó a Natasha con fuerza antes de irse y eso la tomó por sorpresa pero vi que la hizo sonreír.

La rubia besó la mejilla de su hermana y se fue seguida de la otra muchachita pelinegra.

Cuando todas se fueron, Natasha se giró a verme con la mirada dibujada en preocupación.

—¿Hay algún problema? — pregunté y ella suspiró.

—Todos son problemas si Tony no nos cuida la espalda. — dijo insegura. — ha dicho que este señor no sabe nada sobre nuestro contrato... Debemos evitar los errores como con Alex. — susurró dejando caer su cuerpo sobre el mío.

Acaricié su espalda y besé su mejilla mientras la oía relajarse, tal y como Sherlock cuando Piolín lo acicala.

—Me encantan tus besos... — susurró levantando el rostro. Uní nuestros labios y ella subió sus manos por mi camiseta. — me encanta tu cuerpo... — susurró presionando mis senos. Sonreí contra sus labios. — me encantas por completo...

—¿Ah, sí? — susurré dejando que acariciara mi torso. — demuéstralo.

Ella sonrió. Quitó sus manos de mi cuerpo y besó mi mejilla.

—¿Quieres ver una película? — aquello me sorprendió, pero no me negué.— elige alguna, haré palomitas. Te quiero.

Se levantó rápidamente dejándome con la palabra en la boca, sonreí.

Natasha Romanoff es toda una caja de sorpresas... Parecía la caja de Pandora al inicio y acabó siendo... Una linda piñata de sorpresas.

[•••]

—¿Debo venir? — pregunté mientras Natasha estacionaba su deportivo. Sonrió. — podría ordenar tu casa.

—Tengo a alguien para eso, aunque agradezco la intención, princesa. Te quiero gritando mi nombre en otros lugares además de la cama. — me guiñó el ojo, me puse nerviosa con eso.

Es rápida.

—Lo gritaré en la cama también. — insistí. — pero estoy de acuerdo en que puedo alentarte aquí en otras tareas difíciles.

—Buena chica.

Bajamos del auto y nos encontramos con una fila de todas las jugadoras siendo regañadas por un señor bastante feo.

—¿Y él quién es?

—Dreykov.

—¡Ustedes creen que son capaces de desafiarme, pero yo tengo el control! ¡Yo llevo años entrenando grupos masculinos! ¡Cuando el fútbol femenino ni siquiera estaba pensado, yo entrenaba equipos de grandes jugadores! ¡Esto no es una revolución, es una desobediencia!

Reí levemente y se giró a nosotras.

—Deduzco que usted tiene algo que ver con todo esto. — se quejó. — ¿A quién ha traído? No es un paseo de rameras.

¿Ramera yo?

Abrí los ojos sorprendida.

—¡No se atreva a hablarle así! — Natasha iba tras de él y jalé su camiseta.

—Quieta. Es tu jefe. — murmuré. Natasha bufó como si fuese un toro enfadado.

—Así me gusta. — dijo él riendo. — grupo uno dentro, grupo dos nos vemos mañana. No se tarden.

Ingresó al recinto y dos guardias gigantes se quedaron allí pidiendo las identificaciones.

Natasha estaba frustrada.

—Hey, querida, lo intentaste al menos. Relájate.

—No es justo.

—Gracias de todas formas, Nat. — una muchacha palmeó su espalda.

—Sí, gracias.

Todas pasaron a despedirse.

—Te esperaré en algún café por aquí cerca, ¿te parece bien? — pregunté y ella se puso de puntillas para besarme. — suerte.

—Gracias, princesa.

—Hey, Wanda. Iremos a un café, ¿quieres ir? — preguntó May Parker. Me giré a ver a Natasha, pero ya se había alejado.

—Claro, me gustaría.

—Genial, ven conmigo. Te llevaré en mi auto. Nat conoce el café, sólo dile que nosotras te hemos llevado. — señaló a Carol y Thena.

Asentí.

Subí a su auto, y en menos de diez minutos estuvimos en un café bastante lindo y colorido, subieron hasta la terraza en donde charlamos bastante sobre diferentes cosas.

En ningún momento sacaron a Natasha a la charla, lo cual fue bastante agradable. Bromearon conmigo e incluso me hicieron sentir una más dentro de todo.

No fue nada incómodo, de hecho, creo que jamás había tenido una charla tan cómoda si descontamos mis charlas con Natasha o mi familia y amigos.

Cuando todas menos May se habían ido, yo decidí preguntar algo.

—¿Nat suele venir aquí?

—Es el único café bar. — se burló. — aunque noté que ya no bebe, la ayudas mucho.

Sonreí.

—Ella me ayuda a mí. — May sonrió apartando la mirada. — ¿Tú y ella salían?

Negó rápidamente.

—No de la manera en que lo haces. Yo soy nueva aquí, y como varias... Pasamos por su cama, pero no de la manera en que... — se quedó callada. — no provocamos lo que tú, nadie hizo que Natasha se quedara hasta la mañana siguiente.

Sonreí.

—Oh...

—Pero tu sí, y en serio, todas estamos muy felices con su relación. Natasha es una gran chica y... Merece ser feliz, tú la haces feliz, y si una es feliz, todas lo somos.

Sonreí.

—Me agrada saber que mi chica es querida.

—Entonces... — May estiró su mano.— Bienvenida a la familia americana, Wanda.

La estreché.

—Gracias.

Nota de autor:

¡Hey! Algo tarde, pero aquí andamos. ¿Ya leyeron el one shot de beyond?

Codito.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top