40.
Wanda.
—Okay, de acuerdo, ¿entonces Pietro cuidará de Piolín esta semana? — pregunté y Wanda asintió. — ¿Pueden cuidar bien de Sherlock, no? — insistí.
—Nat, es una semana y luego viene la boda de Pietro. Volverás por él y lo verás con tus propios ojos. — la empujé fuera de la cama
—De acuerdo, de acuerdo. — se quejó mientras buscaba su ropa interior en el suelo. — ¡Wanda!
—¿Qué?
—¡Estiraste mis calzones! — se quejó enseñando algo que verdaderamente parecía una bandera de color negro. — ¡Esto no le entra a mi carrocería!
—Tienes un lindo trasero que entraría perfectamente bien allí, yo no he hecho nada, Nat.
La pelirroja los dejó en el suelo, tomó mi camiseta del equipo y se la puso. Sonreí.
—Que linda te ves apoyando a Inglaterra. — murmuré.
—Ni lo pienses, preferiría clavarme un lapiz en el pie que apoyar a tu país. — se quejó. Sonreí. — además, seguimos siendo mejor equipo. Tenemos más triunfos.
—Veremos en esta temporada. — susurré. Ella no contestó, simplemente se dejó caer sobre mi cuerpo y unió sus labios con los míos.
—Me gusta más cuando no me provocas de esta forma sino de otra. — insistió.
—Creí que también te excitaba de esta manera.
—Creíste mal. — susurró.
Se puso de pie nuevamente y fue hasta el baño. Tomé mi móvil y observé los mensajes de Kara. No había contestado nada desde hace dos días, y me lamentaba tardar tanto, pero tenía más cosas que hacer estando con Natasha.
Kara. ¡¿Por qué estás besando a mi hermana en unas fotografías?!
Kara. [Foto]
Kara. ¡Wanda! ¡Quizá nadie sepa que es Alex, pero yo reconocería ese ridículo corte mal peinado!
Luego varios mensajes disculpándose por la reacción, y leyendo partes del artículo... Dónde me exponían por infiel.
Oh, mierda.
—Mierda...
Me puse de pie tropezando en el camino con varias cosas, salí de la habitación de Natasha y marqué el número de Lena.
Sólo ella podría explicarme con calma.
—Kara. — dijo en cuánto contestó.
—¿Qué tan mal?
—Furiosa. Humo y rayos desde sus ojos. — exageró. — ¿Qué diablos pasó con Natasha?
—Estamos en lo mejor de nuestra relación. Lo juro. — murmuré tomando uno de los adornos de Nat para observarlo. Era una mujer con senos pero sin cabeza o brazos... Exótico. — Lo de Alex fue una estupidez, no quería besarla, ella me besó...
—¿Correspondiste?
—Sí.
—¡Wanda!
—¡Fue el amor de mi vida por mucho! — me justifiqué y pude oírla suspirar. — ya está, no volverá a ocurrir. No aclaramos nada, pero marqué la línea, y ella sabe que estoy con Nat. Sólo fue una estupidez.
—¿Qué tal está Nat? — preguntó preocupada. Sonreí.
Es lindo saber que se preocupan por ella...
—Mejor que nunca. Estamos en su casa, la acompañaré esta semana. Insisto, estamos bien, nada ha pasado entre nosotras. Fue culpa de la borrachera de Alex y de mi poco desligamiento.
—¿Ella ya sabe?
—Se lo dije en cuanto llegué a casa. Ella lo tomó con calma, sabe que me hace perder la cabeza. — insistí y pude oír la risa de Kara. — ¿Rubia?
—Me alegra saber que realmente te tomas en serio los sentimientos de Natasha. Hablaré con Alex en cuanto la vea, no me agrada la forma en que no se toma en serio su matrimonio, ella sabe todo lo que sufrimos por culpa de papá.
Suspiré.
—Yo sé, Kara. Lamento que pensaras que yo sería capaz de hacer algo así... Te prometo que no es mi intención. — susurré.
Sabía que mi mejor amiga y su hermana fueron separadas, ambas nacieron bajo la unión de un americano y una inglesa. Su padre engañó a su madre, Alex se quedó allí por años con su padre, por otro lado Kara regresó con su madre a su lugar de origen.
Incluso es irónico que en las fechas en que Kara se mudó a Cheshire, Lena había dejado irlanda para ir a refugiarse en casa de una tía americana suya debido al despido de sus padres, sino ambas podrían haber sido amigas, como Lena y Alex, lo que acabó por unirnos años más tarde, y unirme a mi ex prometida.
—Esto es obra de Alex. No aprendió nada bueno de nuestro padre, debí suponerlo.
—No te estreses, cielo... — susurró Lena y oí como besaba a mi mejor amiga.
—¿Wanda? — la voz de Nat hizo que girara de forma rápida soltando su estatua. Ella la tomó con unos reflejos muy buenos. — se nota quién es la portera.
Reí.
—Las dejamos, tortolitas. Soluciona lo de las fotos.
—Un beso. Las quiero, beso a Theo.
Colgué. Natasha tomó mi cintura sin dejarme rechistar.
—Tony ha llamado. Tengo entrenamiento a las seis y una fiesta a las diez, ¿te unes? — preguntó tomando mi cintura. — debo llevar pareja...
—Estás de suerte... — susurré pasando mis brazos por su cuello. La pelirroja sonrió.
—¿Y eso por qué, princesa?
—Puedo ser tu pareja esta noche.
—¿Me dejarás llegar a tercera base?
—A las que quieras. — sonreí. Ella también sonrió.
El timbre de su casa sonó, nos apartamos lentamente y se alejó avanzando hasta su entrada.
—¡Modrić! — saludó.
Me sonrojé y comencé a exaltarme. ¡¿Ella acaba de saludar a Luka Modrić en ropa interior?!
—Estoy con mi chica, ¿no te molesta si me tardo unos minutos en regresar? — preguntó y no oí respuesta. — grandioso, hermano. Ya regreso. ¡Princesa!— oí como me llamaba.
Huí escaleras arriba a buscar ropa que fuese lo suficientemente ancha para cubrir mi vergüenza.
¡Luka Modrić sabrá que estábamos follando!
¡Oh, Dios, oh, Dios!
—Hey, ¿por qué te veo tan alterada? Vino un amigo...
—¡Luka Modrić! — chillé. Ella abrió los ojos sorprendida. — ¡Él te vio así! — la señalé. Ella bajó la mirada y notó su camiseta.
—¡Mierda, me ha visto usando esta porquería!
Solté un gruñido al verla lanzar mi camiseta.
—¡Hey, no lo es!
Ella sonrió acercándose a mí.
—Claro que no, princesa. Pero no te alteres, Luka y yo somos grandes amigos desde hace bastante tiempo. Está en la ciudad y me debe un favor, es momento de que se lo cobre. Es todo.
—Ponte ropa. No quiero no poder centrarme en tu rostro. — dije sin poder despegar la vista de sus senos.
—A eso vine. Baja en cuanto puedas.
[•••]
Natasha.
—Está muy grande. — dije observando la imagen de su hijo. — aún recuerdo cuando lo conocí, tenía... ¿Qué? ¿Dos años? —estiré una cerveza hacía el rubio.
—Recién cumplidos. — sonrió. — gracias, sabes que adoraba venir por cervezas a tu casa cuando tenía tiempo y juventud.
—Oh, vamos. No estamos tan viejos como para rendirnos en ser amigos. — me quejé.
—Pero te he invitado a los cumpleaños de mis pequeños, ¿has ido a alguno?
—He enviado buenos regalos. Sabes que no soy la mejor con los niños. — dije rápidamente. Él asintió lentamente.
—Hey... — oí la voz de Wanda y giramos al mismo tiempo para ver a mi castaña de pie en la escalera.— S–soy Wanda Maximoff.
—Luka. Modrić. — estiró su mano y mi chica la tomó. — te conozco. Eres delantera, he oído maravillas de lo que haces, y también sé que... — me señaló. — eres una rival digna de manos de fuego.
Me sonrojé ante aquél estúpido apodo. Odiaba mi juventud por haberme permitido obtener ese nombre sin sentido alguno.
—¿Manos de fuego? — preguntó burlona avanzando hasta quedar a mi lado.
—Luka. Ella es mi chica, ya conoces lo increíble que es... Pues, necesito cobrarte un favor. — dije antes de que Wanda deseara desentrañar en el apodo. — el hermano, mellizo de hecho, de mi chica... — Wanda se acomodó en mi regazo. — va a casarse, su esposo es un gran fan del fútbol y me encantaría poder invitar a algunos de ustedes al evento, ya sabes, como sorpresa.
—¿Fecha?
—Falta poco, si aceptas, te enviaré los detalles por WhatsApp.
—Irás a casa a dejarme la invitación y verás a tu ahijado. — se quejó. Giré los ojos. — Romanoff.
—¡Luka, nunca lo bautizaste! —insistí
—Es por el significado. Además, mi esposa cree que nos odias.
—¡¿Por qué los odiaría?! — me quejé. Luka sonrió. — Bien, joder. Iré, les llevaremos la invitación en persona. — mencioné a Wanda. Ella se giró sorprendida y sonreí. — pero, deben ir, y conseguirás que Lionel hable con él.
—Leo no contesta. Está ocupado casi siempre.
—Lo harás. — insistí. — por los viejos tiempos.
Suspiró.
—De acuerdo, lo haré, pero te prometo que si vuelves a faltar al cumpleaños de uno de mis hijos, me encargaré de patear tu trasero americano hasta una galaxia lejana.
—Tenemos un trato, Luka. — mencioné estirando mi mano.
Él la tomó. Wanda me observó en silencio, pero sonrió.
Sé que es importante para Pietro darle un gran regalo a su esposo, lo mencionó varias veces y no quiero dejar una mala impresión, además ayudarlo me hace sentir increíble. Creo que el altruismo de Wanda está comenzando a tener un efecto positivo en mí... Tal y como con todo lo de Tim.
—¿Me has hecho venir hasta aquí por todo eso?
—Estabas de paso. Tu lo has dicho.
—Retrasé mi vuelo dos horas.
—Pues... Las gastaste bebiendo con tu gran amiga Natasha. — palmeé su pierna. Él sonrió.
—Por los viejos tiempos. — alzó su cerveza y la chocó con mi coca cola.
[•••]
—Gracias.
Me giré a ver a la castaña quién estaba acabando de acomodar su abrigo.
—¿Por?
—Por preocuparte de ayudar a mi hermano. Le agradas y mucho. — murmuró. — a toda mi familia de hecho.
Sonreí.
—Ellos me agradan. Son mucho mejor que mi propia familia...
—Tu madre es increíble, Nat... Lo que crea o no tu padre no te define como persona, no le debes absolutamente nada a él o a quiénes piensen que les debes algo...
Bajé la mirada mientras la última cena con sus padres venía a mi mente. Ella pareció notarlo.
—Lamento haber arruinado el cumpleaños de tu madre, entiendo si no me lo perdona... Yo tampoco podría sinceramente, no soy nadie dentro de su círculo y de pronto llegué a alterar toda la paz de tu familia y...
—¡Nat! ¿Bromeas? Mil y un veces lograste ayudar a mi familia, en un inicio era demasiado molesto que les agradaras, porque sólo eras una maldita suertuda, pero luego... ¿Por qué no ibas a encantarles? — dijo incrédula. Suspiré. — a mi me encantas.
—¿Por qué? — pregunté intentando buscar una explicación al hecho de que alguien como Wanda pareciera realmente interesada en mí. — por qué tú... siendo de la forma en que eres, podrías siquiera llegar a interesarte en alguien que parece estar perdida todo el tiempo.
Aquello me había hecho salir de mi zona de confort. Me exponía y me hacía sentir vulnerable, pero con Wanda podría sentirme así siempre que quisiera, ella jamás me había juzgado o hecho sentir extraña. Incluso si ella no sabía lo que yo pasaba, me hacía sentir entendida y eso era extraño. Confiaba demasiado en ella para haber sido una odiosa mujer con la que firmé un estúpido contrato sin sentido.
—Porque me haces sentir diferente. — dijo rápidamente pero insegura. — no eres similar a mí, todo lo que representas me parece un reto y siempre pareces querer sacarme de mi zona cómoda, y cuestionarme... Una vez tras otra, y aparecen esos sentimientos salvajes que no entiendo pero cada que te tengo de frente necesito de ti. Necesito más de ti, y aunque me pareces la persona más insoportable del mundo... Me gustas, me fascina la forma en que te comportas y... No lo sé, Nat. Es tanto que no puedo explicarlo sin dudar de cada palabra que digo, ¿entiendes eso?
—Lo entiendo... — sonreí. —eso creo.
—¿Yo por qué te gusto?
—Eres linda, muy linda con el mundo, amable... Carismática, tienes un aura dulce y encantadora, te preocupan los animales, el planeta, las personas, tus fans... Eres asombrosa y pareces querer enseñarme algo cada vez que entro en contacto contigo, Wanda. He aprendido tanto de ti que ni siquiera sé que parte era la Natasha vieja y cuál es la nueva, porque sólo me haces querer ser lo mejor de mí, y eso aparece únicamente contigo.
Ella sonrió. Mi corazón latía aceleradamente y no podía pensar con claridad luego de eso.
—Okay... — susurró antes de unir nuestros labios con delicadeza.
Me gusta tanto...
Nota de autor:
¡Hey! ¿Les gusta la portada? ¿Ya comieron? ¡Feliz san Valentín!
—Codito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top