37.

Natasha.

¿No es extraña la sensación de paz que te abruma el cuerpo cuándo estás con alguien que te hace feliz? Es como si de pronto nada de lo que te molestaba anteriormente existiera. Simplemente no está, no existe, no hay posibilidad de que algo vaya a irrumpir en esa tranquilidad, porque al final de todo... Estás bien, lo estás disfrutando y aparentemente merece la pena...

Claro que sí.

Pues así me siento pegada al pecho de Wanda, porque la quiero mucho, y me hizo olvidarme de todo lo malo. Me hizo sentir protegida, y no me siento obligada a nada cuando estamos juntas en la cama. Ella simplemente me cuida y yo la adoro por eso.

Hago este pequeño monólogo interno, porque me he despertado y ella ya no se encontraba a mi lado, sino en la ducha...

Suspiré.

Tal vez debería acompañarla.

—Buen día. — habló luego de unos minutos en los que sólo se escuchaba  la gotera insistente de la ducha. — ¿Leíste los últimos artículos de Empire? — preguntó. Negué. — Pues aparentemente hemos sido elegidas como la pareja tendencia de este año... — señaló el mueble junto a la cama. Noté un par de revistas y las tomé.

Sonreí. Recuerdo esta sesión.

—¿No es una revista sobre programas de televisión?

—Abrieron un espacio de cotilleos y deportes. Somos parte del mayor cotilleo del mes.

—Pareja del año. — murmuré. Ella sonrió.

—¿No nos vemos lindas? — preguntó señalando la portada. — Un amor fuera del área.

—Yo diría fuera del juego... — comenté levantando la mirada para encontrarme con sus atrapantes ojos verdes. Ella sonrió y puedo jurar que aquellos orbes se iluminaron mucho más.

Me acerqué a besarla. Wanda correspondió el beso tomando mi rostro con total libertad, sonreí pasando mis manos por su cintura y pegándome a ella como si debiesemos llevar a Piolín a su revisión mensual.

—Hey... No es que quiera dejar de besarte, pero debemos ir con la doctora de Piolín, podemos llevarlos... — volvió a besarme. — a un parque. — otro beso. — y estar con ellos...

Comencé a mover mi cabeza aceptando mientras me ponía de rodillas para besarla aplastando las demás revistas con diferentes portadas.

—Bien, tomaré una ducha...

—Te haré el desayuno, vete al baño. — susurró contra mis labios. Jalé un poco su labio inferior, ella sonrió. La dejé ir mientras me quejaba. Wanda salió de la habitación y yo decidí hojearlo un poco.

—Me gusta mucho esa foto... — murmuré acariciando sus facciones. — linda...

Me estiré un poco, caminé hasta el baño tarareando una melodía que alguna vez oí de pequeña. No la recordaba, pero ahora que mi voz vuelve a darle vida, muchos olores de la cocina de mamá vuelven a mi cabeza.

Me vi en el espejo, las marcas de Wanda en mi cuello...

Pasé mi mano sobre ellas y dejé escapar una risa algo atontada, no tenía mucho que decir sobre todo eso... Simplemente me dejé llevar y sólo recordarlo me hace sentir nuevamente en el borde de todo lo feliz que me hizo sentir.

[•••]

—¿Entonces todo bien con Piolín?

—Él está bien, la doctora ha dicho que aunque sus huesos son frágiles, el estado de ánimo es importante en su recuperación y se ve que está feliz, además Sherlock no lo dejó en un sólo momento... Me ha dicho Susan que...

—¿Susan es la rubia? — pregunté yo y ella asintió. — ¿Storm?

—Ajá, ¿la conoces?

—A su esposo. Es amigo de Tony. — murmuré.

—Oh, claro. El doctor.

—Ajá, en fin... ¿Piolín y Sherlock?— retomé la charla en donde lo habíamos dejado para disimular que pensé que tal vez Susan conocía a Wanda por otras cosas...

—Oh, sí. Ella ha dicho que es bueno ver como se quieren tanto, ya que cuando adopté a Piolín fue justamente porque al ser pequeño, su madre lo ignoraba, ya que no creía que sobreviviera, sus hermanos lo mordían y trataban bastante mal.

—Y ahora te tiene a ti... — murmuré. Wanda asintió. — pasó de tener una familia abusiva a una mujer incapaz de lastimar a alguien.

—Tienes una imagen demasiado buena de mi persona. — dijo una Wanda risueña mientras señalaba el auto y quitaba la alarma.

Metimos al cachorro con Sherlock en su lomo.

—Ven aquí, muchacho... Ven aquí. Eso es, ¿quién es un buen chico? — preguntó acariciando su lomo mientras el batía la cola. Sherlock se recostó en la lona del auto. — ¿Quién fue un gran chico en el veterinario hoy, eh? Así es, el chico de mamá.

Sonreí mientras la veía mimar a su cachorro. Claro que tengo una buena percepción de ella, es asombrosa con todos, es dulce, es amable y además de eso tiende a estar preocupada de todo mundo cuando no le corresponde realmente.

—¿Sabes por qué creo que eres una buena persona? — pregunté. Ella levantó la mirada y se acercó hasta su lado del auto.

—¿Mhm?

Iba a hablar, pero el sonido de su móvil irrumpió en nuestras miradas intensas.

—Dame un momento, Nat... Es Alex. — murmuró. — le he dicho que me llame en caso de emergencia y ya. — asentí en silencio y pasé el cinturón de seguridad sobre mi pecho mientras maldecía a Alex. — Hey. ¿Ahora mismo? ¿Hablas en serio? ¿Recibieron mi regalo? Claro, claro... Yo... Sí, estoy feliz de oírlo... Alex eres... — se giró a verme unos segundos y se detuvo. — muchas gracias, Alexandra... Te veo allí.

Colgó.

—¿Ocurrió algo?

Un sabor amargo recorría mi boca, no quería compartir la atención de Wanda con Alex, incluso si no tenía ni la menor idea de lo que ocurría entre nosotras, sé que la pelirroja era importante para ella y de alguna manera eso me volvía celosa.

Jamás había estado celosa. Nunca.

No significaba que me iba a comportar con una imbécil, simplemente estoy descubriendo algo nuevo...

El temor, la incertidumbre y... el gozo mientras la veo sonreírme de manera dulce y encender el auto.

—Vendrás conmigo. Alex consiguió algo que llevaba esperando hace bastante y estoy feliz de que puedas venir.

—Okay, de acuerdo. ¿Algo importante?

Ella asintió.

La cabeza me daba mil y un vueltas pensando en qué era lo importante que ella y Alex habían conseguido...

[•••]

Wanda.

Estreché la mano de Nicholas, Alex sonrió al verme llegar.

—Hey. Hola, Nicholas. ¿Cómo se encuentran el día de hoy? — pregunté sonriente.

—Muy bien, muchas gracias por contestar las llamada y aceptar venir hasta aquí por Tim... — murmuró.

Sonreí.

—Fue un camino largo, pero estoy feliz de poder aportar con un poco de alegría en la vida de Timothy. ¿Él está en su habitación?

Nicholas asintió. Nicholas es irlandés, vive aquí por su esposa, en Leeds. Alex lo investigó por mí, me ha enviado la información necesaria. Ella es buena en su trabajo.

—Sí, yo... Las llevaré hasta su cuarto, pero necesito que usen los trajes especiales y...

—Claro, es sólo que... He traído a mi novia, ¿hay algún problema con que ella venga?

Los ojos de Nicholas se abrieron casi al punto de parecer desorbitados. Abrió levemente su boca y no podía pronunciar palabra alguna.

Alex simplemente apartó la mirada con una mueca que decidí ignorar, de alguna manera me llenaba de gozo saber que le dolía aunque sea un poco pensar que yo ya no suspiraba por ella... Lo cual hasta cierto punto era verdad.

—No creo que sea lo mejor para Tim... —comenzó Alex.

—¡No, no, por favor! Tim estará feliz de verlas a ambas... Oh, Dios... Él estará tan feliz.

Sonreí de forma engreída hacía Alex. Me giré a ver al auto e hice una seña, Natasha bajó del auto y me sonrió.

—Nicholas, ella es Natasha, Natasha ella es Nicholas...

—Nicholas Spencer. — dijo nervioso mientras estiraba su mano para saludarla. Ella la estrechó. — Es un honor estar delante de ambas...

—El honor es nuestro... Gracias por permitirnos estar con su pequeño un rato y acercarnos a la intimidad de su hogar. — contestó ella con una diplomacia que me hacía olvidar que al inicio había pensado que era poco civilizada. — estamos contentas de verlo...

—Entonces... Vamos. Por favor. — comentó Nichola avanzando dentro de casa.

—Después de ustedes. — señalé la entrada al ver como Alex y Natasha parecían esperando a ver quién entraba después de mí. Ambas avanzaron sin apartar la mirada de mi, parecían ignorarse mutuamente.

Natasha y yo charlamos todo el viaje en carretera, antes de ello dejamos a los pequeños en el hotel de cuidados para ir tranquilas, fue agradable, oímos música y además escuchó la historia de Tim.

Su padre me pidió autografiar algo para él en mi último partido, por lo que ella se vio conmovida, y eso fue lindo, ella preguntó si podía ayudar a la familia con los gastos médicos, ni siquiera lo pensó, y luego soltó un "creo que convivir tanto con tu familia está provocando un efecto en mí", ambas reímos sin recordar la desastrosa cena de ayer por la noche... Es lindo que ella no vea a mi familia como el problema.

—Hey... Tim. Dos personas han venido a verte hoy. — comenzó Nicholas y el pequeño apartó a su hermanito quien estaba obstruyendo su vista.

—¡No puede ser! ¡No hay manera! — dijo al verme entrar. Natasha apareció detrás de mí sosteniendo mi mano. — ¡No puede ser! ¡Doble no puede ser!

Sonreí.

—Estamos aquí, porque nos dijeron que hay un pequeño futbolista que está ansioso por volver a las canchas, pero no ha podido salir de su cuarto. — comencé yo.

—Y hemos decidido traer un poco de diversión para él. — siguió Natasha mientras el padre de Tim le enseñaba una consola con la última versión del fifa.

—¡¿Qué?! ¡¿Es para mí?!

—Y claro, doble mando, para que lo uses con Tom. — comenté yo acariciando el cabello de su hermano.

—¡Gracias por esto!

Natasha sonrió.

—¿Te emociona poder jugar?

—Claro, pero me gustaría volver a la cancha. — admitió aún algo triste, pero inocente... Como cualquier niño pequeño que desea jugar...

—Entendemos eso, cariño, pero sabes... Ellas han hecho un gran esfuerzo al venir a verte, debes ser agradecido. — dijo Nicholas.

Vi a Natasha meditar unos segundos y tomar su móvil. La observé en silencio. Oh, oh.

[•••]

—No puedo creer que convencieras a Nicholas de agregar una extensión esterilizada a su casa solamente para que su pequeño pueda jugar con un balón que te costó más de siete mil dólares. — murmuré. — es exagerado... pero lindo.

—Tim es lindo, además, ¿crees que tendrá una oportunidad de regresar? Wanda, vi sus examenes, tiene muy poca información sobre qué es lo que exactamente provoca sus ataques alérgicos.

—Bueno... Es cosa de tiempo para que tengan una respuesta, no te hagas muchos líos con eso... — murmuré. — Pietro es alérgico a las frutas, extraño viendo que es fan del platano. — bromeé.

Ella sonrió.

—Tu broma es patética.

—Ya sé, pero sonreíste.

—Es lástima. — murmuró Natasha y yo sonreí mientras mantenía una mano en el volante y la otra para apoyar mi cabeza.

—Alex no estaba feliz de verme... — murmuró. — no dejaba de repetir que era tu momento de marketing perfecto y que no era en pareja.

—Yo le pedí que no haga público nada. Es algo insistente y no entiende, pero créeme, Tim estaba feliz y yo también... — tomé su mano y ella sonrió. — me gusta tenerte cerca...

—Me gusta estar cerca de ti. — admitió la pelirroja mientras observaba un hotel campestre y lo señalaba. — deberíamos quedarnos aquí... Mañana regresamos.

Sonreí.

—¿Quieres estar aquí?

—Ajá... — murmuró con una sonrisa adorable.

Estacioné el auto fuera de las cabañas.

—Debo ir a pedir una... — dije y ella subió sobre mi regazo comenzando a besarme con desesperación.  — hey... — gemí al sentirla suspirar.

—Dios, que bueno que aceptaste. Llevaba desde la mañana queriendo lanzarme contra ti, Wanda.

Sonreí, tomé su mentón y volví a besarla con intensidad. No quería preguntar qué ocurría entre ambas, el hecho de pensar en que estaba cómoda conmigo, lo volvía suficiente.

Luego de conseguir habitación nos apresuramos a entrar, su ropa y la mía quedó amontonada en una esquina abandonada y húmeda del cuarto. La cama nos vio rodar entre risas sueltas y comentarios estúpidos, los besos eran la única manera de que dejáramos de hablar incoherencias con tal de que la otra sonriera.

Y cuando al fin la sentí descansar contra mi pecho, pude jurar que no había sentido tanta paz en años...

¿Alguna vez sentí esto por Alex?

Nota de autor:

Ya mismo me voy a escribir los capítulos para mañana. 🤣(es llanto)

Btw, tengo más edits y pretendo hacer un archivo con la "entrevista" o "entrevistas" que han hecho de wanda y natasha, subiré los archivos a la carrd en cuanto tenga tiempo para acabarla 🤣 (mas llanto)

—Codito.

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