35.

Natasha.

-Promete que estarás sin beber una sola gota de alcohol. - dijo Tony mientras me señalaba con su dedo.

Observé la fila y como Steve entregaba mi pasaporte.

-Sólo son unas cuantas horas de viaje. - murmuré. Noté mi reloj.

-Nat, hablo en serio. Nada de alcohol. Le diré a Steve que hable con las aeromosas. - levantó la mano y el rubio se acercó a nosotros. - además, Wanda ya sabe de tu estado. Stephen se lo comentó.

Me sonrojé. No, no, no, no...

Era lo que menos quería. Preocuparla en su estado... O decepcionarla.

-Todo listo. Sólo debes subir, cariño. - Steve acarició mi cabello.

-Hablaré con alguien para que no la dejen beber.

-¡Oh, vamos, Anthony! - me quejé.- Steve dile algo.

-Lo siento, Nat. Debido a las condiciones en las que te encontramos no considero que sea apropiado que bebas. Tony tiene razón esta vez.

-Siempre tengo razón, amor. - murmuró avanzando hasta encontrar una encargada.

Suspiré.

Dudaba en si podría o no dormir sin dos copas de vino. Concuerdo en que ayer he bebido bastante, pero eso no significa que tenga un problema, simplemente necesitaba descansar y despejarme, tal vez sólo quería que las ideas dejaran de joderme la cabeza una vez tras otra. Estaba exhausta.

-Nat, te queremos, por favor. No creas que estamos intentando molestarte o algo.

-Yo sé, Steve. Agradezco que se preocupen de todas nosotras, pero no les corresponde.

-Cielo, lo hacemos con gusto. Sabes que Tony y yo jamás tuvimos hijos, nos dedicamos profundamente a la formación y cuidado de este trabajo, eso implica cuidar de ustedes y además... - se detuvo observando a Tony. - no entiendes todo lo que te apreciamos.

Le dediqué una sonrisa intentando tranquilizarlo, no sé cómo pero conseguiré vino, no me importa nada.

-Ya está. Todo listo, puedes subir. Wanda dijo que irá por ti.

-No puede salir de su casa. - dije rápidamente. - Erik...

-Creo que uno de sus hermanos irá por ti. No hagas caso a Tony, está adormilado. - dijo Steve apoyando su mentón sobre el cabello del más bajito.

Me despedí de ambos no sin antes agradecer su atención. Dentro del avión todo fue fácil, al subir le pregunté a la misma chica sobre el vino, le di un par de miradas que sabía que ayudarían, ella rápidamente me ofreció una carta de vinos, mencioné si le gustaría tomarse una copa conmigo, ella dijo que no podía por el trabajo pero que estaría encantada fuera de eso, le dije que me llame cuando estuviese por Boston o Londres.

No quise abrir los mensajes de Wanda, porque sabía que de alguna manera sentiría culpa por beber.

Supongo que mientras pudiese cerrar los ojos por unas horas y no soñar nada estúpido, estaría bien ignorándola, pero la extraño.

Es un buen trato, olvidar un poco el mal sabor a boca que me dejaban los recuerdos borrosos y reemplazarlo por una buena cosecha de Fortnum and Mason Camel Valley.

Cerré los ojos cuando la botella estuvo medio vacía, y los ruidos de los fanáticos no sonaban tan terribles, ni la idea de que Rachel hubiese dicho algo a alguien me torturaba.

Estaba cansada, a pesar de que el alcohol me hacía dormir como un roble, jamás descansaba.

No es igual dormir a descansar, me ha tomado años entenderlo.

[•••]

-¿Esa es Romanoff? - escuché mientras tomaba mi maleta.

-Oí que tiene un romance con una de las azafatas. Las oí charlar y luego...

Giré los ojos. Planeaba seguir mi camino, pero un hombre robusto me detuvo.

-No sé qué planeen tú y tus estúpidas compañeras americanas, pero créeme. No vas a lograr arrebatarnos a nuestra mejor jugadora, lo juro por Dios quién está oyendome. - se quejó. - No creo en la farsa que intentan montar a un año de la copa del mundo, te advierto que nadie les cree. Nadie.

La molestia en sus palabras era notoria, pero también veía seguridad. No parecía un loco, sólo alguien demasiado prepotente para ordenar sus ideas.

-Viejo, no sé de qué hablas. Necesito ir a la salida.

Lo aparté, estaba dispuesta a seguir mi camino, pero me empujó. Iba a ignorarlo hasta que los gritos e insistencias en no creer en mi relación aumentaron.

-¡No sigan engañando a la gente! ¡La fifa es corrupta!

Claro que lo es. Pero yo no formo parte de esto.

-¡Yo la vi con la azafata!

-¡Mentirosa! ¡Vete a tu país!

Los gritos seguían. Algunos guardias me ayudaron a salir mientras los fanáticos me seguían como una masa de personas.

Peter se acercó para llevarme hasta el auto. El castaño estaba preocupado, pero se aseguró de ponerme en resguardo antes de preguntar. Algo que Wanda haría.

Encontramos la carretera en tranquilidad y decidió preguntar.

-¿Qué cojones acaba de ocurrir allí dentro? Señorita, Romanoff, ¿está usted bien?

-Dime Nat, Peter. - pedí mientras tomaba un poco del vino de mi botella.

-Oh, no quiero sonar grosero, pero no se puede beber dentro del auto, la policía suele estar por estas zonas.

-No te preocupes, yo entiendo. - bebí otro sorbo y lo guardé rápidamente en mi maleta. - lamento...

-¿Qué ocurrió allí dentro? La gente se veía bastante furiosa. Nunca me encontré con algo de esa magnitud en ningún sitio. - comentó mientras tomaba una desviación hacía el sector de Wanda.

-Pues... Supongo que a mucha gente le disgusta mi relación con tu hermana... No es algo que me sorprenda sinceramente.

-Oh, claro. Rivalidad de toda la vida, pero es absurdo, además... ¿Por qué afectaría en algo que sean novias y rivales?

-Jugadas robadas. Mal rendimiento. Poco profesionalismo. La futura copa del mundo.

-Oh, ya veo. - murmuró. - no entiendo demasiado de fútbol. Pietro sí, y Wanda es... Bueno, ya sabe, papá y mamá tampoco son demasiado fanáticos, pero se volvieron muy buenos admiradores por Wanda.

-Claro... Comprendo. - sonreí.

Mi padre no es fan del fútbol. Mamá lo es un poco, sólo porque le gusta estar con Yelena y conmigo todo lo que puede.

Supongo que mamá aprendió a apreciar la vida que la vida es prestada, ¿no? Es decir, un día estamos aquí, luego ya no, y ella no quiere irse sin que sus hijas sepan que las ama o que alguna de nosotras se vaya sin saber lo importante que era para su madre.

-Wanda estará feliz de verla.

Me giré a ver a Peter.

-¿Tu crees?

Él sonrió.

-Quería venir por usted, pero he insistido. Debe descansar.

-Es tan terca.

-Ya lo creo.

[•••]

Wanda.

Vi a Peter bajar las valijas de Natasha. Me puse de pie y abrí la puerta. La pelirroja dirigió su mirada a mí.

Podía notar que se veía avergonzada en la forma en que miraba el suelo evitando cruzarse con mis ojos.

-Wanda, yo...

Salí de casa y la estreché entre mis brazos. Ella no parecía entenderlo, pero me correspondió luego de unos segundos.

-¿Dónde dejo las maletas?

-En la entrada, ya las subo.

-Claro que no, rata. - se quejó mi hermano. - disfruta a tu chica.

Pude sentir la risa de Natasha. Sonreí mientras la sentía esconder su rostro en mi cuello y dejar un beso corto allí.

-Te debo una.

-¡Muchas, eh!

Cerré los ojos volviendo al momento en el que me encontraba. Natasha aferrada a mi cuello, de puntillas y tratando de esconderse allí mismo.

-Te extrañé tanto. - dijimos al unísono. Ambas reímos.

-Yo te extrañé mucho, Wanda.

No me separé y no veía intenciones en ella de querer alejarse, me pegué más a su cuerpo para mantenerla así.

-¿Podemos quedarnos de esta manera? - susurró. Asentí. - ¿Por cuánto?

-Lo que tu quieras... - ella asintió. - debemos hablar, no me parece justo que te pongas en riesgo de esa manera... - ella iba a separarse de mí, pero la detuve volviendo mi agarre más firme. - sobretodo cuando estoy lejos de ti y no puedo cuidar tu estúpido trasero descuidado. - usé sus palabras para hacerla sentir menos atacada.

Natasha con facilidad suele desesperarse cuando siente que la atacan de forma directa.

Ella se relajó un poco.

-Lamento no haber sido cuidadosa. No quería que acabara así, sólo necesitaba descansar y tenía miedo de todo el mundo. Quería estar sola. - admitió.

Acaricié su espalda y me separé de ella un poco para ver su rostro.

-Okay, ¿una semana libre? - Natasha asintió. - voy a cuidar de ti, no te sentirás abrumada si depende de mí.

La pelirroja besó mi mejilla para volver a esconderse en mi cuello unos segundos más. Creo que he descubierto algo que le gusta y eso me anima a acercarme.

Quiero conocerla mejor de lo que ya la conozco, entenderla y acompañarla, incluso si veo una oportunidad de acercarme de forma romántica no quiero que ella piense que me aprovecharé de su vulnerabilidad. Prefiero partir por entender sus motivos para beber cada vez que el mundo la agobia, porque sé qué ocurrió, pero estuvo tantos años sin decir una sola palabra... Debe existir algo en todo el mundo que logró desatar esos recuerdos y necesito entenderlo.

Quiero saber con qué está lidiando para poder ayudarla, ¿de qué serviría intentar cuidar de Natasha si no sé de qué debo hacerlo?

-Está helando. Vamos dentro o Peter comenzará a molestarnos.

-¡Ya bésense y vengan a jugar serpientes y escaleras! - gritó Peter.

-Te dije.

[•••]

-¡Eh, que he subido justamente! - dijo Peter mientras Natasha giraba los ojos.

Ambos son demasiado competitivos.

-Ahora te sacaré del camino. Dalo por hecho.

Lanzó el dado y acabó perdiendo la ruta llegando hasta el final del tablero.

-¡En tu cara, envidiosa!

-¡No es justo!

-Te daré mi lugar. Yo regreso al inicio. - murmuré sabiendo que llevaba la delantera.

-¡¿Harías eso por mí?! - asentí. - ¡Eres la mejor novia del mundo! - festejó Natasha uniendo nuestros labios de forma brusca.

Una sonrisa apareció en mis labios mientras Peter se quejaba de que ambas hacíamos trampa y él no jugaría con tramposas.

-Envidioso. -murmuró Natasha.

-Si Rachel estuviese aquí habría barrido el suelo con ambas. Ella es asombrosa en esto. - murmuró mi hermano.

Natasha comenzó a ordenar el tablero mientras Peter tomaba las cartas de "uno".

Reí suavemente.

-Debemos enfrentar a Rachel y Natasha. - mencioné sabiendo que la española era increíble en los juegos de mesa. - Nat, ¿sabes? Cada vez que Rachel iba a casa hacía una masacre en la noche de juegos.

-Oh, sí. Mi chica es asombrosa, además de que con ese espíritu competitivo se ganó el corazón de todos en casa.

-Tengo mis reservas. - mencioné. - pero no tengo quejas, hace feliz a mi hermano y eso es suficiente para mí.

Natasha nos dio una sonrisa algo extraña y dejó las cartas cerca de Peter luego de que el castaño se las entregara.

-Debo ir al baño, regreso en unos minutos.

-¿Te sientes bien? - pregunté tomando su mano.

-No comiencen sin mí.

No me convenció demasiado, pero la vi marcharse y observé a Peter quién pareció no notar lo extraño en su actitud.

-¿Notaste eso?

-¿Qué eres molesta como un zumbido? Claro. Lo noté. Deja a aquella pobre mujer en paz. No debe besarte cada que respiras. - se burló de mí. Entrecerré los ojos y negué.

-No, no, me refiero a...

-Wanda, ha de estar cansada. Toma um largo camino desde Boston hasta aquí, sólo para verte, estar contigo y cuidar de ti. Podría estar descansando pero viene a cuidar de su chica, tal vez se ha mareado o algo, pero definitivamente no le ocurre nada más.

-A veces olvido que eres tan despistado como papá. ¿Qué más podría esperar de un hombre? - me quejé quitándole las cartas para poder barajarlas mejor.

-¡Hey! Eso era mío. - se quejó. - cuando transicioné no esperaba que cada vez que pudieses me insultarías por ser hombre.

-Es el beneficio de sólo ser dos chicas en la familia. Mamá y yo siempre seremos las listas.

-Díselo a mi cuerpo que no supo nacer como debía... - murmuró él dejando ir un largo suspiro.

-Hey, hey, hey. ¿Qué ocurre contigo? - pregunté extrañada por su comentario. Peter ha sido siempre muy feliz con respecto a quién es y su cuerpo, incluso con papá ofreciéndole la cirugía completa, jamás aceptó. Él estaba feliz con todo en su sitio. Es un chico muy guapo. - ¿Qué fue eso?

-No, nada... lo lamento. - murmuró.

-¿Qué ocurrió, cariño? ¿Alguien te ha dicho algo?

Él negó, pero noté la duda. Tomé su mano.

-Puedes confiar en mí.

-No te preocupes, Wands. Estoy bien. Lo prometo. - besó mi mano.

-¿Ya seguimos? - preguntó Natasha caminando hasta ambos. Levanté el rostro y ella volvió a besarme sin aviso alguno, acarició mi mentón un poco y Peter sonrió.

-Reparto yo. - dijo él.

Ella asintió.

Seguí perpleja unos segundos más mientras meditaba en que si Natasha seguiría así, no volvería a quejarme en la vida.

Nota de autor:

¡Hey! Buenos días/ tardes. ¿Ya comieron? Yo acabo de comer

-Codito.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top