34.
Natasha.
—¡Inténtalo!
Traté de confundir a la jugadora del equipo mexicano. Me moví de un costado a otro mientras sus compañeras trataban de animarla. Los penalti son mi parte favorita del día.
Jamás dejaría uno entrar en mi portería.
—Adelante, linda. Tengo toda la tarde. — le guiñé un ojo.
La castaña pateó el balón en una buena dirección, no voy a mentir, pero incluso con un buen manejo de balón, no lo consiguió.
Mis palmas detuvieron el balón y rápidamente lo lancé hasta mis compañeras. No faltó demasiado para verlas alejarse y aprovechando que nuestras rivales se encontraban agotadas, marcaron el tercer gol del encuentro.
Los gritos de la hinchada no se hicieron esperar, podía ver la alegría en los rostros de mucho, incluso vítores con el nombre de algunas de mis compañeras. Aplaudí en lo alto esperando que volvieran a acercarse a nuestro lado, pero lo único que me hizo apartar la mirada de la cancha fueron las cosas que me lanzaban.
Bebestibles, papeles e incluso algunas rocas, todo llegaba a parar al arco, hice una seña a los árbitros quienes intentaron parar el juego. Los abucheos se hicieron presentes por aquél grupo de diez o quince inadaptados que no sabían disfrutar del momento.
—¡Eres un traidora, Romanoff! — gritó el ebrio de turno. — ¡No te mereces al equipo!
Lanzó una cerveza que esquivé. Luego más gritos e insultos por parte del mismo grupo de imbéciles.
El partido continuó, pero podía oír los abucheos aún, no quiero justificarme, pero sé que todo eso influyó en mi concentración cuando permití que marcaran un gol sin poder detenerlo siquiera.
Escupí en el pasto sintético mientras secaba el sudor de mi rostro con mi camiseta.
—¡Romanoff, quedan quince, concéntrate! — gritó Tony. Elevé mis pulgares. Acomodé la coleta que me hice antes del inicio del partido. — ¡Tú puedes!
Atrapé el balón tres veces más en las que quisieron acercarse, logré enfocarme en mantener mi portería vacía, pero era complicado apartar aquellos pensamientos agresivos de quiénes estaban molestos de mi supuesto relación con Wanda.
Al acabar el partido, Tony me felicitó al igual que a todas, dijo que éramos excelentes y que siguiéramos así.
Me metí a la ducha. El agua al fin parecía relajarme y apartarme de todo lo malo que ocurrió en la cancha.
—Hey. Buenas atrapadas, Romanoff. — Jane palméo mi espalda y salió de su puesto en la ducha. Le agradecí mientras el shampoo de mi cabello caía por el resto de mi cuerpo.
—Es cierto, manejaste todo muy bien. — comentó Carol. — ¿Viajarás a Londres en tu semana libre? — preguntó. Me giré para que el agua cayera en mi espalda.
—No lo creo, Wanda está llena de entrenamientos, el sábado tiene un partido.
—Pero vamos, seguro la compañía le hará bien. Además, me comentó mi prima que no jugará. — dijo la rubia señalando mi Shampoo. Se lo entregué.
Sonreí. No dejarían a Wanda fuera.
—¿Por qué no jugaría? Es la mejor delantera, además, ella y Stacy hacen un buen dúo en cancha.
—Ya pero... — Carol observó a los alrededores. Al notar que no había nadie cerca, continuó. — hubieron incidentes hoy, ella y Darcy Lewis. No sé específicamente qué, pero sé que una o ambas están en el hospital.
Detuve el agua.
—¿Qué?
—Sí, sí, planeaba decírtelo, pero pensé que ya sabías.
—Mierda. No he llamado a Wanda. — dije preocupada. — Gracias, Carol.
—No hay de qué, pero si alguien pregunta, no lo supiste de mí.
Le guiñé un ojo, salí de allí envuelta en la toalla. Debo llamar a Wanda. ¿Ella está bien? ¿Por qué ha peleado? ¿Wanda peleando? Algo no encaja con ella.
[•••]
—¿Por qué no me has llamado antes del partido, Wanda? — pregunté. — sabes que...
—No quería preocuparte. Debías estar pendiente del partido y no de encontrar boletos o algo. — me detuvo. — además, mi padre es doctor. Mariah me ayudó con la sangre, no me lastimó demasiado, sólo ha sido un lugar sensible, pero estaré bien.
—¡Tu cabeza sangró, yo no soy doctora, pero no creo que sea lo más sano!
Ella sonrió. Erik apareció delante de la cámara.
—Hola, Nat, querida. — saludó.
—H–hola. — dije avergonzada.
—Te comento, tu novia está muy bien. Debe reposar, lo que la dejará tres o dos semanas fuera de lo que necesite la temporada, pero nada más. No ha sido grave, las resonancias y radiografías nos comprueban una contusión leve, necesita reposar y repetir algún escaneo en una o dos semanas antes del alta, su sangre está bien, su cabeza de igual manera. Te recomiendo venir a acompañarla mientras se recupera, o de lo contrario, te perderás el cumpleaños de mi Irina. — dijo sonriente. — le encantará verte.
—Oh, yo... ahí estaré, lo prometo. — murmuré olvidando mi molestia con Wanda por no avisarme.
Cuando tuve a la castaña frente a la cámara nuevamente, ella sonrió.
—¿Te preocupas por mí? — preguntó Wanda burlona.
—Aunque intentes avergonzarme, me preocupa saber qué ocurrió. — insistí. La castaña se encogió de hombros.
—No tuvimos una idea que hiciera clic de buena forma y ya.
—Wanda, casi todo el tiempo discuto con Yelena, no por eso ella va a golpearme o yo a ella.
—Bueno...
—Y tú eres... ¡Eres inglesa! Tienes más clase en una de tus manos que yo en todo el cuerpo, eres recatada y...
—¿Tú también con eso? No somos tan diferentes y no es que tú no tengas clase.
Giré los ojos.
—Oh, vamos, Wanda. Nací fuera del matrimonio de mis padres, apuesto que los tuyos se casaron por la iglesia.
Ella iba a quejarse, pero no lo hizo.
—No tiene nada que ver. ¿Cuál es tu punto? Estoy bien.
—El punto es que tú no eres así, no sueles golpear, allí no son así, creo que son lo suficientemente grandes y civilizadas como para poder socializar los problemas y comunicarse entre ustedes sin mayor problema, ¿bien?
Ella asintió.
—Tal vez charlaré con Darcy un día de estos, no pueden haber rencores en el equipo, pero no estoy de acuerdo con lo que ha hecho.
—Casi te rompió la cabeza. No es para menos.
—Ya, pero no me refería a eso... — murmuró. Enarqué una ceja.
—¿Entonces qué ocurrió?
—¿Prometes no exagerar la situación? — preguntó y asentí. — ella habló de ti, sé que te puedes defender sola, pero no me gusta la manera en la que todas se refieren a ti.
Tragué saliva.
Últimamente que todo mundo hable a mis espaldas o tenga una idea errónea sobre mí parece querer pasarme la cuenta.
—¿De qué manera hablan sobre mí? Todo el mundo lo hace... — murmuré. — incluso algunos fans... Hoy en el encuentro me han gritado algunas cosas. — he decidido omitir la parte de los objetos, rocas y el alcohol.
—Es diferente. Ha hecho una mención sobre algo que no sé de dónde lo ha sacado... — comenzó ella. Guardé silencio esperando que siguiera. Ella se ve bastante molesta. — hizo mención a lo que me comentaste aquella vez.
Dejé de oír lo que Wanda decía, un chirrido parecía apoderarse de mis oídos. El frío me abrumaba, mi garganta estaba seca.
Demasiado seca.
¿De dónde han sacado aquello? Sólo yo tengo esa información, enterrada en lo más profundo de mi corazón, en lo más recóndito de mi pecho veía los retazos de aquella noche acabando con la paz que había conseguido luego de comentarlo con Wanda.
No hice un trabajo profundo, simplemente traté de aceptar que yo... Tal vez... Y sólo tal vez era la víctima de algo... Un crimen... Un descuido mío o... Un acto que me dejaría expuesta delante de todos... Ahora no tenía cabeza para definirlo...
Wanda me entregó paz. Las pesadillas se detenían en la medida en que una copa de vino me acompañara a dormir, pero dormía tranquila... Podía descansar sin problema, podía sentirme en paz unos minutos cada vez que la castaña estaba cerca, porque ella conocía aquella marca profunda que yo aún no me sentía lista para desenterrar o siquiera abrir, y se quedaba... A mi lado, nunca me juzgó, pero...
Ahora me sentía expuesta, perdida, abrumada y un sin fin de sinónimos que en la medida que aparecían en mi cabeza provocaban que mi bilis subiera más y más.
—Nat... ¿Me estás escuchando? — preguntó. Mi mirada volvió a ella, pero ¿realmente le prestaba atención a lo que decía?
La veía mover la boca y todo acababa allí, porque no podía ni siquiera formular un pensamiento apropiado.
Sentía que me estaban obligando a salir de algo que no estaba asumido en mi interior. No quiero, no quiero que sea real.
No quiero que sea verdad. Quiero regresar el tiempo y arrepentirme de aquella fiesta, de aquél día, quiero estar en casa llorando la muerte de Denzel sin importar que mi padre me culpe y desee no verme allí...
Cerré los ojos. Colgué la llamada de Wanda sin darle una explicación.
Sentía que me hundía en una piscina de alcohol mientras las botellas pasaban dejando su brillo y también su sonido cual cristales rotos al chocar unas con otras.
No me siento preparada para nada.
[•••]
Wanda.
—Te repito que llevo intentando comunicarme con ella todo el maldito día. — me quejé.
Stephen no despegó la mirada de su laptop.
—No es mi problema, Wanda. Déjala descansar, no necesitamos que tengan una entrevista este fin de semana ni...
—¡Me importa una mierda lo que necesiten! — grité golpeando su escritorio con la palma de mi mano.
Él se espantó, levantó la mirada por primera vez en los últimos veinte minutos.
—Wanda. No me...
—¡No, ahora yo hablaré, me metiste en esto!
—¡Wanda, fue para ayudar a Mariah! ¡No es mi problema!
—¡Lo es, así que o encuentras la manera de que me comunique con Mariah o le diré a Steve Rogers que no dejas de acosar a su esposo!
Eso pareció importarle. Se quedó callado. Suspiró peinando uno de sus cabellos canos.
—No veo porque debemos alterarnos. Llamaré a Stark, le preguntaré si él o Rogers pueden verificar el estado de Romanoff.
—Ya mismo.
No dijo nada. Marcó el número de Stark quién rápidamente contestó con un "Hey, querido", enarqué una ceja. Él se puso de pie para hablar cerca de la ventana. Realmente no me importa lo que ocurra entre ellos siempre y cuando Natasha esté bien.
Luego de unos minutos, Stephen colgó y se giró a mí con una sonrisa.
—En estos momentos, Steve le está dando un baño mientras Tony calienta su ropa. Tiene un vuelo para mañana, llegará a las diez, intentan quitarle la borrachera, la encontraron durmiendo en la piscina. Agradece que no se ahogó.
Luego de eso, se sentó en su escritorio para seguir en lo suyo.
Una parte de mi se alegró porque sabía que ya estaba en buenas manos y no la dejarían hasta que esté camino aquí, a casa, conmigo, pero otra parte de mí se aterraba de verla consumirse en sus estúpidos vicios cada vez que siente que la agobia el mundo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top