24.
Natasha.
El café no se veía realmente apetitoso, y es que sinceramente no tengo ganas de probar bocado alguno, estoy mucho más pendiente de que cuando Wanda baje por esas escaleras mi estómago no decida agrietarse como lo hizo toda la madrugada de sólo recordar que la besé y ahora... ¡Todos creen que tengo novia!
Ese maldito miedo a sentirme comprometida y atrapada, no me gusta. Sé que es mentira, pero joder. Simplemente me agobia pensar en que todos creen que yo soy capaz de tener una novia, no estoy lista para algo de ese calibre. Es demasiado para mí.
—Buen día.
Levanté la mirada. Wanda trae la camisa que usó para dormir abierta y logro ver que no trae sujetador alguno.
Ni siquiera soy tan fuerte para vivir esto un día como hoy y tan temprano.
—Buenas te... Tardas, ¡Terdas! —me corregí. Ella me miró extrañada. — ¡Tardes, buenas tardes!
No dijo absolutamente nada.
—¿Cómo has dormido? — pregunté intentando que el silencio abrumador dejara de ser al menos un cinco por ciento de incómodo.
—Mal.
—Ah.
—¿Y tú?
—Regular, bordeando por lo malo... — murmuré. — ¿Vas a comer algo? He preparado tortitas.
—Luego. Muchas gracias, primero debo ducharme.
Asentí lentamente y la vi subir las escaleras. Para mi suerte ya no tendría que fingir que no me incomodaba verla, porque claramente ella no lo disimula ni un poco.
Tomé mi móvil que había comenzado a vibrar indicando la llamada entrante de Rogers.
—Buen día, capitana. Las fotos de tu noviazgo ya están por todos lados, están dando de qué hablar.
Pude notar la emoción en lo que decía. Corté un trozo de tortita y me lo llevé a la boca.
—Grandioso... — comenté llenando de miel mi tortita. — ¿Qué sigue?
—Pues nada, luego de la entrevista nos encargaremos de sus instagrams. — dijo seguro. — ¿Qué tal el ambiente? ¿Estuvo bien la fiesta y los dobles?
—¿Dobles?
—Bueno, la gente que te rodeaba no eran todos fans, Nat. Muchos estaban contratados.
—No sé nada de marketing y sus contratos, Stevie.
—Pues te aseguro que este es un éxito, muchos programas publicaron el vídeo de ambas besándose y Vogue estará encantado de entrevistarlas. Además de que The sun ya ha soltado un par de artículos sobre una fuente cercana que confirman lo felices que son.
—¿Y la fuente cercana?
—Oh, ha sido Tony. — murmuró. — en fin, ¿no hay novedades?
—¿Puedo charlar contigo? No me estoy sintiendo cómoda y...
—Claro, cielo. Acércate en un rato, Tony y yo nos veremos para el almuerzo. Ven con nosotros.
Sonreí.
Mi equipo es mi familia, comenzando desde los cabecillas.
—Gracias, Steve. Nos veremos por allí, envíame la ubicación.
—Por supuesto, cielo. Nos veremos.
Colgué la llamada y mientras meditaba en silencio cómo le explicaría a Steve y Tony lo incómoda que me sentía sobre que el mundo me creyera capaz de tener novia, no noté lo rápido que pasó el tiempo hasta que vi a Wanda delante mío y con el cabello húmedo.
—¿Vas a salir? — preguntó en un susurro.
Asentí.
El silencio volvió a sentirse muy incómodo, nuestro ambiente estaba tenso y aunque no sepa demasiado de esto, sé que Kate diría que nuestras vibraciones estaban extrañas. No estamos vibrando alto, o algo así.
—¿Sabes? — comencé. — las fotografías y vídeos fueron un éxito...
—Lo vi temprano. Mi mejor amiga me las ha enviado. Ya confirmé lo nuestro con toda mi familia. — dijo bastante cortante.
—Deberías contratar a Alex ya mismo. Cítala por negocios, ya tienes la excusa y yo soy el payaso. Estamos en esto juntas, Wanda. — traté de aligerar todo. Ella al fin me miró a los ojos. Asintió. — Bien, ya debo irme. Steve me espera para almorzar. Nos vemos a la noche.
—Nos vemos.
[•••]
Wanda.
El latte estaba bastante tibio, pero no quería decir nada, porque sinceramente no sé si me ponía más de los nervios la temperatura poco adecuada, Alex y su sonrisa increíble o pensar en ver a Natasha por la noche mientras no dejaba de comerme la cabeza en todos los besos que nos dimos en el bar al que fuimos.
Unos cuantos estarían bien en favor de la actuación, pero ella y yo no nos separamos en ningún momento mientras bailamos hasta que nuestros pies dolían y tuve que llevarla hasta el auto, ya que ella conducía y bromeaba con que debía descansar los pies de camino a nuestro transporte.
—¿Entonces, hablaremos de negocios? — dijo una sonriente Alex. Asentí de forma lenta.
—Sí, sí... Como verás... — comencé sin tener ni idea de lo que le diría. — mi relación salió a la luz... Por lo que vendrán muchas cosas, explicaciones a la fifa, a mi director técnico, entrevistas... Acuerdos, muchas cosas que son extremadamente desgastantes, necesitaré una asistente y sé que eres buena en tu trabajo, por lo que no me importaría que... — dije intentando que ella formule la idea.
—¿Te gustaría que fuese yo?
—Te conozco, sé que eres una apasionada en lo que amas... — murmuré. — y sé cómo amas tu trabajo.
—Así es... — comentó con los ojos brillantes. — tanto como tú el tuyo...
Nos observamos en silencio como si nada más importara.
—Es un trato entonces... —traté de cambiar el tema antes de que mi corazón se acelerara demasiado.
—Por supuesto, Wanda. Muchas gracias por la consideración, Kelly me ha dicho que realmente le pareces una buena persona y que agradecía que insistieras en la idea.
Sonreí.
—Sí, sí, por supuesto. — susurré. — es que ya le había mencionado mi idea para contratarte, pero todo dependía de si necesitaba ayuda pronta o no.
Ella pareció comprender y nuevamente nos callamos mientras sonreíamos.
—Que locura... ¿No?
—¿Todo esto? Claro, lo es...
—No, no hablo de Nat y tú... Hablo de nosotras. — me cortó. Nuevamente mis latidos parecían acelerarse. — ambas logramos que nuestras vidas y proyectos laborales encajen, encontramos a la persona correcta... — murmuró. Asentí lentamente, pero algo en su mirada me decía que aún se sentía como yo.
Atrapada en el dolor de no poder alejarnos, porque seguíamos siendo algo para la otra...
—Sí... Kelly es... Especial, ¿eh? — murmuré. Ella asintió. — ¿Qué tal tu hija?
—Mi hija es... Adorable, muy dulce y educada... Además adora a Lena y la llama su tía mágica.
—¿Ya habla?
—Tiene ocho. Se llama Esme. — sonrió.
—Wow. ¿Cuánto lleva contigo? — pregunté sorprendida. — es decir, te casaste hace...
—Oh, sí, pero la adoptamos hace un año.
Mi corazón pareció desgarrarse en ese momento. Kara jamás mencionó esto cuando me hablaba sobre Alex, jamás dijo... Lena tampoco lo mencionó...
—Es mucho tiempo.
—Lo suficiente como para saber que... Este era mi sueño, Wanda... Contigo aprendí que debía luchar por eso... Y lo conseguí después de ti. — murmuró. — Gracias por permitirme entender que era lo que necesitaba realmente.
No supe que decir ante eso. Quería llorar, quería llorar y me sentía ridícula por siquiera aceptar el trato de Natasha.
Alex jamás volvería conmigo. Además... incluso con Kelly siendo una mala persona, ella parecía estar loca por Kelly, parecía realmente enamorada...
—Me alegra mucho verte feliz, Alexandra Danvers. Te lo mereces luego de darme tan buenos años...
Alex se puso de pie y estiró sus brazos a mí, no hice nada, simplemente la recibí en aquél abrazo. Escondí mi rostro en el hueco de su cuello y sentí su aroma unos segundos. Ella besó mi cabello y no me soltó.
La extraño tanto.
[•••]
Natasha.
—¡Me espanta que crean eso de mí!
—Nat, es falso. Todo es falso, las fotografías serán fingidas, por favor. Es un buen negocio.
—Jamás creí que diría esto, pero concuerdo con mi esposo. — murmuró Steve.
Suspiré.
—Ustedes no entienden. Wanda y yo no podemos vernos, se ve incómoda y odio sentir que es mi culpa. No quería incomodarla con los besos, juro que fue únicamente por trabajo.
Tanto Tony como Steve me observaron burlones antes de verse entre ellos y reír.
—¿Qué?
—Jamás besas a una mujer por trabajo. Te conocemos como si fueses nuestra hija. — dijo Steve.
—Además, no te arrepientes de esos besos. Sé que no es un espécimen feo. Máximo realmente es del tipo niña linda y buena. — comentó Tony en su mayor momento bisexual.
—Chicos...
—Nat, por favor. Como Tony dice, Wanda es linda chica. No te juzgaríamos si realmente utilizaras la actuación para acercarte a...
—No me aprovecharía de ella. — dije seca.
Realmente no me aprovecharía de ninguna mujer, no es lo mío, no soy así...
No me parece justo que... No, no soy así.
—Nat, no es aprovecharte. Es entender que Wanda ha de ser difícil. Sus costumbres son más correctas, ella es más directa, más calmada y...
—¿Y qué?
—Tú eres del tipo, mujer tras mujer. No tiene nada de malo, cielo. Vive tu sexualidad como se te plazca, lo que si sabemos es que Wanda es del tipo inalcanzable, y lo comprendemos...
—¿Qué? No, no entienden. Me siento incómoda pensando que ella siente lo mismo que ustedes creen.
Ambos se quedaron callados y borraron su sonrisa.
—Era una broma, cielo. No reacciones así, está bien. Entendemos tu punto, tal vez debas charlar con ella. Son un equipo ahora. — comentó Steve tomando mi mano. Tony asintió. — ¿No ha ocurrido nada más que estés guardándote? — preguntó extrañado.
Dejé ir un suspiro. No he vuelto a recordar a Rachel de la manera en que lo hacía cuando estábamos por casa de Wanda.
—Tal vez mi miedo al compromiso hace que me sienta mal por todo... Ha de ser eso.
—Pues recuerda que esto es falso. No es tu novia real, las entrevistas son para fingir y ya, charlitas, besos, ya está. No es real.
Asentí lentamente.
No es real. No es mi novia.
[•••]
—¿Wanda? ¿Podemos hablar?
Al entrar en su habitación, me encontré a la castaña en posición fetal.
—No me siento bien. — dijo y noté que su voz sonaba algo congestionada.
—¿Te duele algo?
—El corazón... — susurró.
—¡¿Es un infarto?! ¡Llamaré a...!
—¡No, no es eso! — se sentó en la cama. Observé su rostro. ¡Oh, vale! Que ha llorado, ha sido eso.
—¡Wanda, casi me he muerto yo, no hagas eso!
—¡No he hecho nada, tú eres demasiado exagerada!
—La que está llorando es otra.
—Tener emociones y dejarlas fluir no es exagerar, animal.
Bufé.
¿Animal yo?
—En la cama tal vez.
Volvió a recostarse.
—¿Qué ocurre?
—No lo entenderías...
—Déjame hacerlo... — murmuré recordando como Steve me aconsejó charlar con ella.
—Alex jamás volverá a enamorarse de mí, Natasha.
—Hey, no digas eso, Kelly estará fuera en...
—No es sólo eso. Kelly puede irse contigo y ella seguirá creyendo que su vida no será jamás a mi lado. Me ve como... Un peaje antes del destino final... — susurró dolida. — y joder... ¿Sabes todo lo que duele? Me quema por dentro pensar en que ella jamás me amará como ama a Kelly, jamás. Porque yo no soy la madre de su pequeña, ni la esposa que ella soñaba...
Sinceramente sentí lástima de la castaña en ese momento. La vi tan indefensa e insegura que extendí mis brazos, ella rápidamente se escondió en mi pecho y comenzó a sollozar.
—Hey, princesa... No vale la pena. Eres una mujer asombrosa... Dios, mírate. Cualquier otra persona estaría maravillada de tenerte en su vida. Yo lo estoy, eres mi novia falsa... Tengo suerte, soy una maldita suertuda. — solté de pronto. ¿Qué cojones digo? — Y sé que en el momento en el que Alex ya no duela, llegará alguien mejor... Alguien que te hará sentir que eres la única mujer sobre la faz de la tierra que es capaz de elevarla a su mejor versión.
Ella levantó la mirada y sonrió.
—En ocasiones hablas muy bonito.
—Sí, eso pasa cuando no me ignoras... — susurré viéndola a los ojos. Suspiró.
—Lamento eso, no quería que fuese incómodo para ti... Ayer por la noche huíste en cuanto llegamos aquí... Creí que te avergonzaba...
—¡Que va! Si yo creía que me odiaban, y venía con mi súper charla de que somos un equipo y debemos estar unidas, porque al fin y al cabo, debemos cuidarnos el culo por todo un año...
Ella rió levemente.
—Cuidaré tu trasero y tu el mío, ya lo sé. Lo tengo claro, aunque gracias por la súper charla...
—No hay de qué, princesa. — sonreí secando sus lágrimas con mis pulgares.
—Y gracias por secar mis lágrimas por Alex cada que lloro...
—Tenemos un acuerdo, yo cuido tu lindo culo, y tú el mío. Estaré aquí aunque le llores a tu ex la cornuda.
Ella rió y luego cubrió su boca rápidamente.
—No es justo para ella.
—Tampoco ha sido justa contigo. Sus comentarios pasivo agresivos no me agradaron en la cena, se merece un poco lo malo.
—Nat.
Sonreí.
—No volveré a meterme con Kelly si es lo que tratas de pedirme.
—Gracias... No podría vivir tranquila con eso.
—Lo que sí es que... Yo debo pedirte que comencemos a normalizar el besarnos... — murmuré. Ella observó mis labios y yo los suyos. Tragué saliva. — en público, ya sabes, para que nos vean y eso... Y no sea extraño, ya sabes, por... Ya sabes... — susurré.
Ella asintió bajando la mirada.
—Sí... Entiendo.
—Genial... ¿Una película? — dije tratando de apartar la incomodidad. Ella sonrió.
—¿Puedo elegirla?
—Adelante, haré palomitas.
Wanda me besó la mejilla con emoción y salió huyendo en dirección al salón.
Sonreí.
Niñata.
Otro problema solucionado por Natasha Romanoff.
Nota de autor:
¿Les gustan las portadas?
—Codito.
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