18.

Natasha.

—Quiero agradecer por el día de hoy. Noche vieja nos tiene reunidos y esperamos recibir la noche buena en familia, con nuevas invitadas...— dijo Irina observando a Rachel y después a mí. — y con mis niños especiales...

Le dedicó una mirada a todo mundo, incluso a Kara y Lena. Al parecer son una gran familia.

—¿Y qué tal? Tenemos una gran familia por la que agradecer. — mencionó Erik. — además de que Kara y Lena nos horan con su presencia, y la del pequeño Theo.

—Saben que son como unos padres para mí, Erik. — murmuró Kara.

Wanda sonreía de forma honesta. Ella realmente quiere demasiado a su familia. A su familia y a sus amigas.

—Oh, cielo, ustedes...

—Y para Theo son sus abuelos. — dijo Lena sonriente. 

El hecho de verlos tan unidos y felices, sólo me hacía pensar en mi familia, en lo mucho que deseaba estar compartiendo una cena con ellos, en lo mucho que extrañaba a mamá, y charlar sobre Denzel.

—También me gustaría agradecer la compañía de Natasha... Y Rachel. — la española me dedicó una mirada coqueta que me hizo sentir un escalofrío. — gracias por acompañar a nuestros hijos en fechas tan importantes donde seguro su familia siente la ausencia.

—Oh, suegra, mi familia está feliz de verme con Peter. Él es increíble, es un ángel, un novio considerado y yo una mujer afortunada.

Irina tomó la mano de la rubia, yo observé en silencio mi plato, el estómago se me revolvió y nada de lo que veía me parecía apetecible.

—Yo quiero agradecer por algo. — habló el más pequeño de los Maximoff. — quiero agradecer porque Wanda al fin tiene novia.

Todos rieron, Wanda intentó aclarar que no, pero la pateé bajo la mesa y simplemente le dediqué una sonrisa. Ella se quedó callada. No dijo nada más, pero sé que no comprendió por qué la he hecho callar.

Joder. ¿Ahora qué le diré?

—Gracias por dejarme cenar con ustedes, es realmente un ambiente grato. — comenté. — y la cena se ve deliciosa.

—Oh, Nat, cariño. Te he preparado algo especial, deja que vaya por ello a la cocina. — dijo Irina sonriente. — gracias a todos por estar aquí, les agradezco...

—Mi esposa es maravillosa. — comentó Erik levantando su copa. — quiero que brindemos por ella y por más cenas llenas de felicidad y amor...

—¡Salud! — dijo Wanda.

Irina dejó el plato delante de mí, y chocó su copa con la de la castaña antes de correr a besar a su esposo.

Eso es estabilidad familiar.

[•••]

—Sí, mamá. Te prometo que llegaré para el cumpleaños de papá. Además sé lo sensible que se pone. ¿A quién se le ocurre cumplir años el uno de enero? Es una locura.

Sabes que odia que hablen del nuevo año y no de su cumpleaños, así que por favor...

Ya sé, mamá. Estaré allí y todo saldrá bien. Le llevaré algo bonito. Mi vuelo sale en la mañana, estaré para la cena.

Excelente, amor. Te estaremos esperando. Feliz navidad.

—Feliz navidad para ustedes también. Los extraño mucho. Un beso a Lena.

Mamá se despidió con mucho afecto y colgué. Aún tenía el nudo en la garganta. La cena fue asombrosa y el ambiente también. Los hermanos de Wanda son geniales, incluso me hacían olvidar que tenía a Rachel metida en la cabeza en todo momento, además de que extrañaba las galletas de mi madre.

El intercambio de regalos se estaba dando mientras comían el pastel que hice, pedí salir un momento en el instante en que Piolín decidió que debía salir de la sala, y yo dije que debía hacer una llamada a mi familia.

Hey. ¿Estás ocupada?

Me di media vuelta y me encontré con la sonrisa de Wanda.

—No, no... Adelante. ¿Qué ocurre?

Extendió un paquete mal envuelto y me sonrió.

—No soy la mejor envolviendo regalos y mamá no tenía tiempo para ayudarme con todo lo de la cena, pero feliz navidad.

—¿Qué? No debiste molestarte, Wanda. — dije sorprendida. La castaña se encogió de hombros. — no puedo aceptarlo, no te he comprado absolutamente nada, por lo que no creo que deba...

—No, vamos. Acéptalo. Yo no te he pedido un regalo a cambio. Sólo que disfrutes este.

Lo tomé con desconfianza, ella giró los ojos.

—¿De verdad?

—Natasha, ya. Te lo estoy entregando, ¿por qué eres tan desconfiada?

—¡Porque...!

—Porque, porque, porque... — me imitó. — simplemente es tuyo. No todo es un negocio del tío Sam.

—Ya vas a odiar mi país. Debería irme de aquí, eh.

Ella se sentó a mi lado.

—Sólo deja de quejarte y poner excusas, Romanoff. Espero que te guste.

Lo abrí, y me encontré con una camiseta con mi rostro, mi número en la selección y en ella el estampado decía "soy su mayor fan".

Comencé a reír de forma ruidosa. Me hizo bastante gracia.

—Eres una tonta. Muchas gracias.

—Ya, es que yo sabía que te quedaría bien. Eres tu mayor fan y la única.

Enarqué una ceja y la castaña sonrió.

—Okay, que crueldad.

—Nah, eres demasiado débil.

—¡Okay, otra vez atacándome! Ya veo de qué se trata esto.

Wanda comenzó a reír y Piolín se recostó sobre su regazo.

—Podemos llevarnos bien si te lo propones. — susurró. — pero eres tan insoportable que buscas la manera de lastimarme.

Agaché la mirada.

—No te tengo envidia, Wanda. Tengo una carrera impecable, he tenido uno que otro escándalo, pero...

—Y es allí en dónde soy mejor que tú. Yo no tengo escándalos en mi lista, sólo goles y premiaciones, sé que me hace falta todo el recorrido que tu ya tienes, pero espero alguna vez llegar a ser el diez por ciento de todo lo buena que tú eres, y no lo digo como una adoradora, lo digo en serio. — me observó fijamente.— te admiro, admiro tu trabajo futbolístico, pero no tu vida privada. Lo que quiero decir es que, espero llegar a tener todo el recorrido que tienes, porque al menos yo sé separar las cosas, y lejos de envidiarte, respeto tu trabajo y mucho.

Vimos pasar una estrella fugaz. Wanda observó de forma rápida y yo también.

—Buenos reflejos. — comenté.

—Pide un deseo.

—No, yo no hago esas cosas.

—Anda, pídelo. Sólo uno.

Observé el cielo, cerré los ojos y pedí que lo que sea que hubiese ocurrido aquella noche, fuese sólo producto de mi imaginación, incluso cuando sabía que pequeños flashes sin sentido querían cegarme.

—¿Qué pediste?

—Sí lo digo no se cumple.

—Yo pedí que nos llevemos bien y que sea menos difícil convivir contigo. — dijo Wanda.

La observé en silencio por unos segundos. No parece una mentira.

—No se va a cumplir...

—Tengo la fe en que sí. Feliz navidad, Natasha. — se puso de pie y sonrió.

Me puse de pie y estiré mi mano, ella la tomó.

—Feliz navidad, Wanda.

[•••]

Wanda.

—Buenos días, Wanda.

Me di media vuelta y me encontré con Peter sentado a mi lado.

—¿Qué haces aquí, pequeño? ¿Por qué entraste sin tocar?

—Toqué la puerta. Natasha estaba despierta y me dejó entrar. ¿Son novias?

Negué levemente y mi hermano me observó en silencio.

—¿Por qué asumes aquello? Sólo la viste ayer.

—Porque es linda y creo que se verían lindas juntas, Wanda.

Sonreí.

—¿Has venido a decirme esto y ya?

—Es que Natasha se ha ido a duchar, luego regresó para llevarse a Piolín al parque.

—¡¿Qué?! ¡¿Sola?!

—Hey, cálmate. Mamá está cuidando de ella. Mamá debía ir a comprar y decidieron ir a pasear, además papá la llevaría.

Suspiré.

—¿Y Piolín?

—Él no dejaba de llorar, por eso se lo ha llevado.

—¿Piolín llorando con Natasha?

—Ajá. Creo que le gusta. ¿Se quedarán para año nuevo?

—No, bueno, no lo sé. Creo que debe irse la noche anterior, se lo preguntaré, ¿por qué?

—Papá ha dicho que iremos a la nieve de las montañas, ha rentado una cabaña familiar y...

—Okay, entiendo. Estaría increíble. Hablaré con Natasha.

—Genial, sí.

Peter bajó de la cama y antes de salir me observó como si quisiera decirme algo.

—¿Mhm?

—¿Sabes por qué papá y mamá siguen insistiendo tanto en adoptarme? Ya soy grandecito.

—Porque te aman, y eres su hijo. Además, todos queríamos un hermanito pequeño.

—¿Qué se siente ser la única niña de casa?

—Mamá también es niña.

—Pero es una señora.

Sonreí. Peter siempre tiene la manía de preguntar por absolutamente cada cosa que cruza su cabeza.

—¿Sabes cómo se hacen los bebés? — insistió. 

—Sí, ¿y tú?

—No, por eso pregunto.

—Papá es doctor. Pregúntale.

Él asintió y comenzó a sonreír.

—¿Tú quieres bebés?

—No lo sé. Jamás lo he pensado.

—¿Con Natasha?

—¿Qué es este interrogatorio?

—Quiero un sobrino.

—Pietro o Peter también están disponibles.

—¡Nadie puede embarazar en esta familia! — se quejó saliendo del cuarto.

Comencé a reír. Es adorable.

Nota de autor:

Capítulo corto, pero porque no quería dejarlxs sin cap otro día más.

Necesitaba descansar unos días :D, ya ando pilas

—Codex.

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