Seokjin ingenuamente pensó que esos comentarios pararían, pero no. Jung encontraba la manera de insultar a su persona cada que se quedaban escasos segundos solos, le miraba con desprecio y hacía muecas de querer vomitar, las ganas de pedirle disculpas por lo ocurrido se habían esfumado en cuanto recibió aquellos mensajes. Pero había algo que más le molestaba y era escuchar que era una vergüenza para su familia, sobre todo porque no era así, sus abuelos lo amaban, sus padres lo amaban, sus tíos lo amaban, su primo lo amaba y eso forjó su personalidad segura con el pasar de lo años, eso lo hacía sentirse orgulloso y defenderse del mundo exterior, de personas como Jung.

—Ya entiendo porque a veces te ves tan demacrado, seguro se te pasa tomarte el medicamento para tus its. —Seokjin apretó el lápiz en su mano con tanta fuerza que lo trozo a la mitad, su mirada fija en la computadora frente a él. Lo peor es que el pelirrojo soltaba eso cuando nadie lo podía escuchar, solo que esta vez no tuvo suerte.

Jimin volteó la silla de Jung -que era giratoria- y con rapidez puso una mano en lo alto del respaldo, al lado de la cabellera roja de su compañero inclinándose muy cerca de él.

—Cierra la maldita boca de una vez. —Le gruñó con ojos fieros y olvidando su amabilidad de siempre.

—Jimin, déjalo así. Sabes que Jung no va a cambiar la mentalidad de mierda que tiene. —Seokjin se levantó de inmediato para apartarlo, no quería a su primo en problemas.

—¿Tú que te metes? —Al parecer el pelirrojo había olvidado su falsa amabilidad cuando se dirigió a Jimin. —Lo defiendes porque son igual de enfermos.

A Kim le palpito una vena en el rostro tomando el brazo de Jimin para apartarlo dejándolo a su espalda.

—Con mi familia, no. —Exclamó más que molesto. —Levántate. —Ordenó a su compañero con desprecio.

—No quiero. —Jung se cruzó de brazos dispuesto a girar su silla para seguir con su trabajo, comenzaban a levantar miradas de sus demás compañeros.

—Tu y yo vamos a arreglar esto. —Murmuró entre dientes tomándolo del brazo para levantarlo con la facilidad que su fuerza le permitía.

Kim no podía concebir que días atrás haya estado vuelto loco por el tipo que arrastraba fuera de las oficinas buscando un lugar alejado para discutir.

—Que me sueltes, maldita sea. —Hoseok forcejeó logrando que Kim lo empujara dentro de la sala de snacks donde semanas atrás le había tirado el té encima.

—Me iré, hoy mismo hablaré con el jefe para cambiar de área. Pero si tu actitud de mierda la pasas a Jimin, no sabes donde te estarás metiendo. —Habló el mayor cerrando la puerta tras de él.

—Que alivio ya no verte nunca más. —Hoseok se rió con burla. —No puedo odiarte más en estos momentos, te detesto con mi alma.

Seokjin lo miró, recordando como lo besó de forma bestial aquel día, recordando como lo tuvo contra la puerta de la sala de reuniones, recordando la erección del pelirrojo contra su muslo y su boca se secó, ojos oscuros mirando al dueño de todo su desprecio y de todos sus deseos los últimos días. Jung se removió incómodo bajo la mirada del mayor, sintiéndose pequeño.

—Te gustaba ¿No es así? —Seokjin exhaló recargándose en la puerta, como si estuviera derrotado después de decir aquello. Jung negó con rapidez confundido con las palabras ajenas. —¿Por qué entonces decidiste odiarme de la nada?

—Eras mi amigo y solo te fuiste. —Jung no sabía porque estaba dando explicaciones.

—Antes dijiste que solo conmigo eras amable, me alejé y me aborreciste. Te dolió, te lo tomaste tan personal porque te gustaba. —Seokjin decía aquello pero estaba perdido, en sus pensamientos, en los acontecimientos de los últimos días.

—No eres una chica para que me gustes, Kim. Estás hablando tonterías.

—Tu cuerpo te traiciona, Jung. —El mayor lo miró y Jung se quedó quieto, totalmente anclado al suelo. —Cuando el té, justo en este lugar, tus manos fueron a mi cuerpo como si no pudieras detenerlas, actuando antes que tú. —El menor negó, alejándose lo más que podía de Seokjin. —En el restaurante tu boca te traicionó cuando dijiste que conmigo no actuabas, parecía que querías llorar. En los baños de la empresa disfrutaste teniéndome sobre ti, yo pude oír tu respiración, estabas afectado y...

—Cállate, te estás inventando cosas para dejarme en ridiculo. Yo no soy como tú.

—El beso ¿Te gustó? —Seokjin ignoró sus palabras.

—Deja de meterme en tus asuntos, maricon de mierda, eres un enfermo que se aprovechó de mí.

—Deja caer tus barreras, por favor. —Seokjin pidió casi en súplica. —Soy yo, soy el Seokjin que alguna vez estuvo riendo a tu lado, no quiero hacerte daño, solo quiero hablar bien contigo.

—Déjame salir de aquí. —Pidió molesto el pelirrojo.

—No quiero más insultos de tu parte, no sé qué fue lo qué pasó contigo y yo ya no quiero seguir así. ¿Sería diferente si yo fuera una mujer? —No sabe porqué preguntó aquello, pero ya estaba dicho.

—Abre la puerta, necesito... necesito irme de aquí. —Los dos se miraron unos segundos y algo se removió en el interior de Seokjin.

—Quisiera tanto que pudieras hablar conmigo de verdad, sin máscaras, solo deseo que seas tú Hoseok. —El menor volvió sus labios una línea fina cuando Kim dijo su nombre después de tanto, tanto, tanto tiempo. El más alto se quitó de la puerta para que el otro pudiera salir pero cuando estuvo a cerca, lo tomó del brazo y tiro de él en un abrazo cálido que hizo ambos corazones bombear con fuerza, Seokjin pudo sentir las manos de Hoseok haciéndose puños en su espalda con fuerza, como si aferrarse de él fuera su consuelo. —Quiero besarte. —Kim externó sin negar que lo necesitaba en ese momento. —Desde ese día quiero besarte tantas veces como sea posible, necesito tener tu cuerpo cerca de mi y me estoy volviendo loco, me estás jodiendo la cabeza.

Y otra vez Seokjin había hecho algo mal porque Hoseok forcejeó entre sus brazos soltándose de inmediato, lo miraba con tanto odio que el pecho del mayor dolió.

—Eres un enfermo, un jodido sucio de mierda. —Hoseok parecía un disco rayado, repitiéndole lo mismo de días pasados. Su mano se alzó en el aire pero antes de golpear al mayor se detuvo el mismo y salió del lugar a toda prisa.