01
Lunes por la mañana, un cartón con dos cafés y una bolsa con dos panes dulces batallando para mantenerse en una misma mano, porque Kim Seokjin con la otra se iba peinando el flequillo para mantenerlo en su lugar, incluso si se había puesto la laca suficiente para que éste le durara todo el día. Agradecía que las puertas de cristal se abrieran a su paso porque entró a las instalaciones sin ningún problema, subió al ascensor ignorando a los demás empleados a quienes ni les conocía la cara, porque si no eran de su sección no se iba a molestar en siquiera mirarlos. Cuando se bajó en su piso fue directo a hacer su registro de todos los días, la misma rutina, por eso sonrió levemente a quienes le saludaban y a quienes iban llegando a sus puestos del diario.
—Buenos días, Jiminnie. —Se inclinó dejando un beso en la cabellera rubia de éste y colocó la cajita con los cafés en el escritorio del mencionado para recargarse ahí mismo.
—¡Hyung, buenos días! No debió molestarse. —El menor abultó sus labios pero aún así comenzó a abrir la bolsa que el de cabello castaño le entregaba.
—Estoy seguro que no has desayunado nada y muy posiblemente esperarás hasta el almuerzo para comer algo. —Regañó tomando su propio café.
Park Jimin era su primo menor y el único que tenía, siendo hijos únicos de ambas familias, habían crecido como hermanos y por esa misma razón su vínculo era muy especial.
—Buen día, Kim. —Uno de sus compañeros se acercaba con una sonrisa de lado a lado sacando un suspiro del mayor quien miro a Jimin.
—Come bien y suerte hoy. —Acarició el cabello de su primo para levantarse del escritorio, caminando al suyo que estaba al otro lado.
—¿Qué te pasa, hombre? —Su compañero Choi le había alcanzado palmeando su hombro. —¿Por qué no saludas?
—Eres al último que quiero ver hoy, Choi. Así que no tengo ganas de saludarte y menos de hablarte hoy.
—¿Y ahora que hice?
—¿Qué hiciste? Hacer mal el único trabajo que tenías la semana pasada. —Se detuvo para mirarlo. —¿Y sabes a quien se lo designaron? Sí, a mí. Sin pagos extras, ni bonos y con el maldito fin de semana ocupado.
—Lo siento, hombre. No sabía...
—Disculparte es lo mínimo que puedes hacer, sí. Así que intenta hacer las cosas bien de ahora en adelante, si no es mucho pedir. —Su voz se había dulcificado con un poco de empatía en lo último porque de verdad esperaba que el desempeño en la oficina mejorara. Aunque su manera de ser sincero siempre era doloroso para algunos.
—Oye, Kim. Pero sé más suave con él. —Su compañero más odioso se acercaba con aquella sonrisa amable que le daba a todos. —¿De malas y en lunes?
El de cabello castaño estiró su mano tomando la corbata de Hoseok para jalarlo hacia él con fuerza.
—Tú cierra la boca. —Le gruñó al oído antes de soltarlo y caminar a su escritorio poniéndose cómodo.
Jung Hoseok era la muestra perfecta de una persona doble cara e hipócrita para Seokjin. El primer mes después de que el pelinegro entró a trabajar en las oficinas fue bastante normal, ganándose a todos de inmediato; Kim se incluía entre los pobres ilusos, sin embargo, algo comenzó a no cuadrarle y es que una persona no podía estar feliz todo el tiempo. Seokjin se consideraba una persona divertida y fácil de llevar, su sinceridad no le era impedimento para llevarse bien con los de su piso de trabajo y es que ellos conocían su honestidad y sabían que no trataba de hacerse el malo, simplemente no le gustaba fingir, no estaba en dispuesto a complacer a nadie para encajar. Por eso, cuando pudo ver una vez a Jung tapándose para dejar de sonreír haciendo caras de desagrado, pensó que debía ser difícil tratar de llevarse bien con todos incluso si te desagradaban, no lo juzgo esa vez. Pero dado a que era muy observador comenzó a captar todas las muestras de incomodidad de parte de su compañero, de cómo no era nada de paciente cómo se mostraba y de lo mucho que parecía aborrecer a los demás.
¡Pero seguía fingiendo!
Y a Seokjin con el tiempo eso comenzó a molestarle cada vez más, porque eran muy opuestos. Dejó de sonreírle a Jung, dejó de hacer equipo con él, comenzó a contestarle mal e incluso lo enfrentó, pero lo único que logró fue una rivalidad silenciosa entre ambos. Dónde cuando estaban solos Jung Hoseok le soltaba comentarios ácidos y Seokjin pensaba que al menos así podía dejar de fingir un rato.
Por eso no se sorprendió cuando volteó al otro extremo y el pelinegro lo miraba con ganas de matarlo, lo único que él mayor hizo fue levantarle una ceja burlón.
Para la hora de la comida Jimin se enganchó de su brazo para ir juntos a la cafetería y mentiría si dijera que trabajar en el mismo lugar que él no lo hacía feliz. No es que le costara trabajo hablar con los demás, todo lo contrario, tenía la fortuna de que sus compañeros lo buscaban, pero estar con Jimin era otra cosa, podían llevar sus conversaciones a temas que sólo ellos dos iban a entender y tener la complicidad que sólo dos mejores amigos tenían.
—Entonces me invitó a una cita. —Contaba el rubio después de tomar algo de agua. —Pero no estoy seguro, tú sabes que mis ojos ahorita están puestos en el chico del piso 12.
—Del cual tienes enamorado más de medio año y al cual no le dirás nada pero por él seguirás rechazando todas las propuestas que te lleguen. —Resumió lo de siempre el mayor.
—¡Hyung! —Se quejaba el bajito. —Él es muy guapo y yo...
—Y tú eres demasiado hermoso, Jimin. Pero muy tímido para ser verdad.
—Sabes que lo he pensado, pero siempre me entra el terror. ¿Viste que ha estado ejercitándose? ¡Sus playeras casi explotan!
—Es verdad, justo estoy viendo como sus brazos se marcan. —Seokjin sonrió apuntando con la cabeza hacia él área de comida.
—¡Oh mi dios! Quiero que sea mi novio y no desmayarme en el intento.
—Mira esos hoyuelos le hacen una sonrisa adorable, se ve bastante agradable, así que si te declaras y te rechaza, al menos sabremos que lo hará sin ser muy duro.
—Eso no me da ánimos, Jin Hyung. —Se volvía a quejar el rubio. —¿Pero cuéntame a ti como te fue este fin de semana?
—Quitando las horas gastadas en el trabajo, pues le pedí a ya sabes quién que fuera al departamento.
—¿Y si fue? ¿Lo van a intentar?
—No, solo somos sexo. Pero no quiero solo eso, así que le pedí que lo dejáramos.
—¿Pero como puedes ser tan claro con tus decisiones?
—El punto está en no enamorarte cuando vez que no es seguro, así nadie sufre y se disfruta.
Los ojitos de Jimin brillaban viendo al mayor como si fuera su ídolo y esto hizo reír a Seokjin quien estiró su mano para revolverle el cabello. Pero cerró sus ojos con fuerza cuando un brazo se pasó por sus hombros y una colonia bastante conocida le inundó la nariz.
—¿Así que me saliste niña? —Le susurró Hoseok en el oído con más burla de la que Seokjin estaba dispuesto a soportar.
—Quita tus asquerosas manos de mi antes de que piensen que estás saliendo con esta "niña". —El castaño murmuró sobre la mejilla de Hoseok. —Porque no voy gritándole a todos mis preferencias pero la mayoría de aquí lo sabe, guapo.
Y le dió un beso ruidoso en la mejilla disfrutando la cara de asco del contrario mientras se limpiaba como si su beso le quemara yéndose de inmediato.
—¿Ustedes dos se traen algo? —Preguntó Jimin bastante confundido.
—Ganas, pero de matarnos.
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