10. Un anhelo del corazón
━━━⊱ Un anhelo del corazón ⊰━━━
«Las personas que están
destinadas a encontrarse
lo harán bajo las estrellas »
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La siguiente ocasión en la que Alyssa y el capitán Levi se reunieron fue la noche siguiente.
Habían gastado horas para acondicionar el lugar donde mantendrían cautivos a sus futuros huéspedes. Además, Alyssa también había ayudado a acomodar el lugar donde se harían los interrogatorios. La semidiosa no pensó mucho en eso mientras acomodó las herramientas necesarias. La tortura definitivamente no era algo con lo que estuviera de acuerdo, así que rezó por que el hombre hablara en cuanto pusiera un pie dentro de la cabaña.
— ¿Está seguro de que esto es necesario? —cuestionó por segunda vez a su superior.
— Si queremos obtener información, sí. Con suerte lo asustaremos tanto cuando vea este lugar que hablara sin necesidad de recurrir a la violencia.
— Por su bien espero que lo haga —dijo Alyssa suspirando.
Levi chasqueó la lengua.
— No tendrías porqué estar sintiendo lástima por ellos. Recuerda lo que le hicieron al pastor Nick.
Alyssa frunció los labios, definitivamente le enojaba que aquel hombre hubiera muerto. El pastor Nick figuraba haber sido la única persona que conocía a su hermano y que, dada su situación, pudiera haber interrogado. Reiner también había mencionado conocer a Alabaster, pero para su desgracia estaba escondido junto con su amigo quien sabe dónde.
— Iré a hacer un poco de té —anunció Alyssa una vez hubo terminado. Levi solo asintió y ella subió a la cocina para preparar una bebida caliente. Necesitaba relajarse, últimamente se sentía más ansiosa debido a los incontables tés que había estado consumiendo, todos hechizados con su magia para poder dormir tranquila.
Pero que no hubiera pesadillas de por medio tampoco la hacían sentir cómoda, pues el pensar que podría estar perdiéndose de algo por interrumpir las premoniciones que los semidioses solían tener la carcomía por dentro.
Frotó con cansancio sus ojos, las cosas se estaban complicando aun más. A este paso, nunca lograría encontrar a su hermano. Saco su collar y tomó entre las manos el reloj de arena, unos cuantos granos apenas visibles conformaban la parte opuesta, aun le quedaba tiempo.
Podía hacerlo.
Salvo a Eren e Historia y mi siguiente objetivo será Alabaster¸ pensó Alyssa, decidida a continuar con su misión. Muy en el fondo ella creía que Eren era la clave de todo este asunto, que el chico titán podría guiarla hacia su hermano, es por ello por lo que no se le había separado ni un segundo. ¿Será cosa de Alabaster el que él este perdido? ¿Pero para qué necesitaba a la otra chica? Sabía lo importante que era Eren, cada que se transformaba en titán lograba percibir la magia de su hermano. Sin embargo, por más que le daba vuelta al asunto no entendía por qué Alabaster había depositado magia en aquel mortal tan obstinado.
Por otra parte, Eren también le había dicho a Alyssa que no conocía a nadie llamado Alabaster.
¿Qué está sucediendo en este lugar? Era la pregunta con la que despertaba día con día, pero que en ningún momento logró darle una respuesta con sentido.
— Eh, mocosa. ¿Estás bien?
La pregunta del capitán Levi la regresó a la realidad, parpadeó un par de veces para salir del trance y miró al azabache.
— Si —sonrió—. Aquí está su té.
Levi frunció el ceño e ignorando la taza de té que tenía en la mesa observó el singular objeto que Alyssa traía en las manos.
— Es un reloj de arena —explicó Alyssa cuando se dio cuenta que la estaba mirando—. Marca el plazo de un año, supongo. No entiendo qué otra cosa podría marcar, ya que la duración de un día definitivamente no la da.
— ¿Y el otro collar?
Alyssa sacó el segundo dije que traía en el cuello. Lo miró fijamente, luego lo tapó enseguida con su mano para después guardarlo debajo de su camisa. El collar estaba hecho de magia pura, dentro del dije se encontraban grabadas dos antorchas cruzadas que parecían emerger de una constante bruma que se arremolinaba a su alrededor.
— He perdido la memoria, capitán. No lo recuerdo —contestó de manera breve y se llevó un sorbo de té a sus labios y antes de que él hiciera otra pregunta Alyssa lo interrumpió—. He escuchado que lo llaman el soldado más fuerte de la humanidad. Un gran título ¿no cree?
Levi chasqueó la lengua, algo que Alyssa comenzaba a notar como un gesto bastante frecuente en ese hombre. Él se sentó y por fin tomó un trago de té.
— No lo he visto pelear, pero algo me dice que eso es bastante cierto —continúo hablando—. Además, todos aquí lo admiran demasiado.
— Erwin dice que también peleas bastante bien —dijo Levi, tratando de quitar la atención hacia su persona—. Pero francamente, no he podido comprobarlo.
— ¿Me está llamando debilucha? —cuestionó Alyssa perpleja—. Que no me guste pelear, no significa que no pueda patearle el trasero a mis superiores.
Levi alzo la ceja, eso definitivamente sonaba como un reto. Alyssa lo miró desafiante comprobando lo que el capitán suponía, pero antes de que ella hablara de nuevo la voz de una de sus subordinadas llamó la atención de ambos.
— Un té hará que te relajes, Armin.
Vin junto con el mencionado dieron unos pasos adentrándose a la pequeña cocina. Ambos venían inmersos en su conversación que no notaron la presencia de las otras dos personas que se encontraban en el comedor hasta que estuvieron a mitad del camino.
— ¿Te sientes mal, Armin? —Alyssa cuestionó, poniendo toda su atención en el rubio.
— No... yo... No sabía que estaba ocupado este lugar. Será mejor que nos vayamos —se tropezó con las palabras, pero antes de que diera media vuelta Alyssa lo detuvo.
— El té está listo, siéntense les serviré un poco —pidió con dulzura y tranquilidad. Sin embargo, Armin se negó a dar un solo paso.
Se sentía demasiado nervioso, no deseaba que alguien más lo viera así de frágil. Así de débil. Aun después de varios días la culpa seguía carcomiéndolo por dentro a pesar de sus incontables esfuerzos por tratar de quitarse esa horrible sensación en el pecho. Y también estaba el hecho de que no quería dejar ver lo débil que era ante dos personas que él consideraba demasiado fuertes e invencibles.
Se sentía como un niño pequeño, una hormiga que podría ser fácilmente pisoteada por Alyssa y Levi. Quizás, en el pasado Armin no hubiera considerado a aquella azabache de ojos sumamente preciosos como alguien de cuidado, pero luego de ver lo que era capaz de hacer Armin simplemente sintió como alguien más pasaba por encima de él.
— Aún está un poco mal luego de lo que hizo hace unos días —explicó Vin—. Por eso le dije que viniéramos por una bebida caliente para bajarle un poco esos nervios.
— ¡Vin! —susurro Armin apenado.
— No puedes cambiar lo que pasó, Armin —le recordó Levi, su voz neutra le llegó a los oídos al rubio—. No serás el mismo, pero te agradezco que no hayas dejado morir a nadie más de nuestro escuadrón.
Vin miro de mala gana a su superior, no le agradaba nada que le dijera esas palabras tan cortantes y sin tacto a su compañero. Ella en verdad se preocupaba por Armin. El capitán Levi definitivamente era un hombre muy directo. No era que quisiera hacer algún mal, pero Levi sabía que lo mejor era hablar con la verdad. Al final, te acostumbrarías, la vida era una mierda y mientras más rápido lo entendieras mejor. De esa manera, podrías tomar decisiones con la cabeza fría.
Alyssa, sin embargo, se levantó de su asiento. No era que no estuviera de acuerdo con las palabras de Levi, pero prefería hacer las cosas de otra manera. Después de todo, si de algo se podía diferenciar a Alyssa de los demás era que era una persona muy empática. Pero quizás los trataba de esa manera porque le recordaban a su hermano. Alabaster fácilmente podría tener la edad de ellos.
Se acercó al chico y lo abrazó con fuerza, cosa que sorprendió a todos, en especial a Armin. No obstante, luego de unos segundos él se aferró al cuerpo de la semidiosa, ocultando su rostro y dejando salir unas pequeñas lágrimas.
— Nadie se recupera de un día para otro, Armin. Y todos manejamos el dolor de diferente manera. Somos humanos. Mortales que sienten con tanta intensidad que incluso eso puede llegar a matarnos, pero también somos fuertes y resilientes. El capitán Levi tiene razón, no serás el mismo, pero eso no significa que cambies radicalmente. Eres una buena persona a la cual, desafortunadamente, le tocó vivir una horrible experiencia. Pero te prometo que pronto esta horrible pesadilla acabara y harás lo que siempre has anhelado.
— Conocer el mar —susurró aún escondido en el cuello de Alyssa.
La semidiosa parpadeó sorprendida, al darse cuenta de que lo que ella consideraba algo insignificante para alguien más era un tesoro. Un anhelo que el corazón rogaba por que se hiciera realidad. Y es que ella había visto el mar tantas veces que comenzaba a hacerse una rutina.
Trago con fuerza, le dolía saber lo que su arrogancia les había causado a estas personas.
— Lo conocerás —sentenció con decisión—. He escuchado que es tan azul como tus ojos —dijo separándose de él y limpiando sus lágrimas—. Y tan enérgico como tu corazón.
Armin sonrió, la calidez de las palabras de Alyssa le subieron un poco el ánimo. Ya no se sentía apenado frente a ella. Le agradeció una vez más antes de que él y Vin desaparecieran por la puerta. Alyssa se quedó mirando la dirección en que ambos se habían ido, esas acciones se sintieron tan familiares que le dolió no tener a su hermano a su lado. Esos chicos le recordaban demasiado a Alabaster.
— Eres muy buena con las personas, en especial con ellos —dijo Levi de pronto, trayéndola a la realidad. Recordando que este no era su mundo y que ellos no eran Alabaster ni sus amigos.
— Simplemente le hice saber que no está solo. Es duro tener que pasar por cosas horribles en soledad, sin tener a nadie que te apoye o te levante cuando ya no puedes más.
— Eso puede hacerte más fuerte. Saber cómo levantarte tú solo puede salvarte.
— Entiendo que uno debe aprender a estar solo, pero una pequeña ayuda de los demás siempre será bienvenida —Alyssa lo miró inspeccionándolo, ¿en verdad a ese hombre le gustaba estar completamente solo? Ella aborrecía la soledad aun cuando fue su compañera por muchos años—. ¿No lo cree, capitán?
Levi parpadeo anonadado, lo habían dejado sin palabras. Reflexionando sus palabras y a sincerándose consigo mismo, la verdad era que a él también le habría gustado tener un apoyo en el cual pudiera haberse sostenido en la infancia, cuando su madre murió y cuando su tío lo abandonó. Incluso ahora deseaba que alguien lo ayudará en esta horrible vida que le había tocado vivir.
— Sigo creyendo que lo mejor es aprender a no depender de nadie —concluyó, terminó su té y se encaminó hacia la salida. Y es que de no haber aprendido eso, él probablemente estaría muerto, llorando o anhelando una compañía que nunca tendría. Además, justo eso le ayudaba a seguir adelante. No depender de nadie era lo mejor que uno podría hacer porque en este mundo cruel nadie estaba asegurado con vivir por muchos años.
— En ese caso, me falta mucho que aprender —dijo Alyssa a sus espaldas—. Descanse, capitán. Lo veré mañana. Esto de las pláticas nocturnas comienza a agradarme.
Levi volteo su rostro para mirarla, su ceño se frunció aún más al escucharla. Ella, en cambio, le regaló una sonrisa.
— No me mire de esa forma —le pidió—. No es una mala compañía como usted se cree. Además, puedo aprender mucho de usted.
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Levi nunca creyó que estaría esperando por alguien.
Habiendo terminado sus responsabilidades, había bajado a la cocina para beber su habitual taza de té. Y se le hacía raro que aquella mujer de ojos verdes no hubiera aparecido desde hace unas horas, pero no le había dado importancia hasta ese momento donde se dio cuenta de que no solo bajo por té, sino para encontrarla a ella.
Sacudió su cabeza, ese no era su problema. Seguramente Alyssa se había dado cuenta de que hablar con él era algo muy aburrido y decidió buscar algo más entretenido. Suspiró luego de unos minutos, mirando la taza de té vacía. Odiaba admitirlo, pero sus ojos se habían posado en más de una ocasión en la puerta esperando a que ella entrara.
¿Dónde demonios se metió esa mocosa? Pensó. Si bien Levi trataba de convencerse de que le importaba poco el paradero de la azabache lo cierto era que muy en el fondo él deseaba que ella cruzara por esa puerta, que se sentara y comenzara a platicar sobre una infinidad de cosas. Además, la noche pasaba ella misma dijo que se verían para conversar un rato. No lo diría en voz alta, pero le agradaba platicar con Alyssa. Aunque la mayoría de las veces ella era la única que hablaba.
Esa mujer tan carismática y amable se estaba volviendo cercana a él, tal y como Hange y Erwin lo eran. Y eso le causaba cierto temor, ya de por si le dolía ver morir a sus soldados, no quería ni imaginar lo horrible que se sentiría si perdiera a las tres personas que consideraba sus amigos.
Pero no había podido evitarlo. Alyssa era la culpable de que él comenzara a tomarle cariño. Su actitud serena y amigable pronto hicieron que a Levi le agradara pasar tiempo con ella. Además, su aura lo relajaba mucho, estar cerca de ella lo hacía sentir tranquilo.
— No tengo tiempo para esto —susurro levantándose de su asiento y saliendo de la cocina para ir directo a su habitación.
— Buenas noches, capitán Levi.
Tanto Kazuto como Blyana lo saludaron con respeto. Levi simplemente les dio un asentimiento de cabeza y siguió su camino. Sin embargo, antes de alejarse demasiado escuchó a Blyana decirle algo a su hermano.
— Va a dolerme la espalda mañana por estar tanto tiempo acostada en el pasto. No sé como Alyssa aun aguanta estar ahí.
— Es una vista preciosa, Blyana —le dijo su hermano—. Si no fuera porque tengo guardia me hubiera quedado con rato más con ella.
— Muero de sueño —anunció Blyana—. No quería dejarla sola, pero mis horas de descanso son demasiado preciadas para mí.
Levi dejó de escuchar la conversación y antes de que se diera cuenta sus pies ya se encaminaban a la salida. La oscuridad de la noche le dio la bienvenida en cuanto puso un pie afuera, sus ojos inspeccionaron el lugar hasta que por fin pudo localizarla. Habría sido difícil si no fuera porque su mano jugueteaba en el aire, como si estuviera realizando trazos a la nada. Estaba a unos metros de la cabaña, acostada entre el pasto y mirando hacia el cielo nocturno.
Alyssa se sorprendió cuando una figura tapó su campo de visión, cubriendo el bello paisaje que ella estaba contemplado.
— Buenas noches, capitán —saludo—. ¿Se le ofrece algo?
Levi abrió los labios para decir algo, pero no tenía nada que pedir ni decir. Simplemente se había encaminado hacia ella, sin saber muy bien qué excusa daría cuando estuviera a su lado. ¿Qué le diría? ¿Qué no apareció para su habitual plática nocturna y que por eso él la fue a buscar? Levi no era de las personas que dependía de alguien, él mismo lo había dicho, pero entonces, ¿Por qué estaba ahí realmente?
— Oh, lamento no haber llegado a nuestra plática —dijo Alyssa realmente apenada cuando se dio cuenta de lo que pasaba—. Pero perdí la noción del tiempo en cuanto contemple el cielo.
— Tsk ¡No he venido por eso, mocosa! —refunfuño el capitán, causando que Alyssa soltara una carcajada—. Estoy aquí para avisarte que mañana temprano trabajaremos en la trampa. El comerciante ha mandado una carta, dice que mañana al anochecer traerá a quiénes buscamos. Así que descansa lo suficiente porque mañana será un largo día.
Eso salió mejor de lo que esperaba, pensó Levi. Su habilidad de cambiar las cosas lo sorprendía y es que definitivamente no estaba ahí por eso.
— Ya veo —dijo Alyssa—. ¿Por qué no me acompaña un rato? La vista es preciosa.
Levi levantó la ceja y Alyssa señaló al cielo. El capitán miró hacia arriba, la luna brillaba con fuerza y miles de estrellas adornaban el cielo. La azabache palmeo el suelo y Levi suspiró resignado para luego acostarse a su lado. ¿En qué momento se había vuelto alguien fácil de convencer?
— ¿Por qué no se relaja un minuto? El panorama es demasiado precioso como para usted aun siga con ese ceño fruncido.
Levi la miró de reojo, sabía que Alyssa lo estaba observando.
— Eren e Historia siguen perdidos, a la legión la están acusando de traición y nosotros nos escondemos por nuestras vidas. Yo creo que no es momento para relajarnos.
— Tiene razón, pero no puede hacer nada por ahora —le recordó con suavidad—. Así que, o disfruta de las pequeñas cosas, o jamás se dará un tiempo para usted.
— No le veo gran cosa a las estrellas, Alyssa. ¿Por qué eso debería de relajarme? —Levi comenzaba a desesperarse. ¿Cómo ella podía sentirse tan despreocupada luego todas las cosas por las que estaban pasando?
— Vaya, eso si que ha sido un golpe bajo —le dijo—. Pero supongo que debo de aprender a que no todos tienen los mismos gustos que yo.
— ¿Por qué te gusta tanto mirar las estrellas? Isabel también... —se calló de pronto, no era un tema que deseara compartir.
Sin embargo, miró instintivamente hacia el cielo. Las estrellas le hicieron viajar al pasado cuando Isabel y Furlan aún vivía. Cuando por primera y única vez había contemplado en realidad las estrellas y la luna, viendo la belleza que el cielo nocturno trasmitía, pues Isabel había hecho hincapié de lo mucho que se diferenciaba estar arriba que en la ciudad subterránea. Levi había estado de acuerdo muy en el fondo, pero luego de varios años ya no sabía qué lugar era el mejor.
Aun le dolía recordarlos y pensar que su incompetencia le había costado la vida a sus amigos. Quizás, de haber presionado más en que se quedaran, ellos seguirían con vida. Se rió para sus adentros, nada le aseguraba eso. Levi no solo se sentía en deuda con sus amigos sino con todos los soldados que estuvieron bajo su mando y que habían perecido en batalla. Sus muertes le pesaban demasiado en los hombros y hacían que no pudiera dormir, que no se sintiera tranquilo y que se sintiera culpable cuando se relajaba por un segundo. Tenía un deber con ellos, y debía de cumplirlo.
Alyssa miro a Levi, su ceño fruncido se había relajado un poco y su vista se había perdido en las estrellas, seguramente estaba demasiado absorto en sus propios pensamientos. Pensó en todas las personas que probablemente había perdido a causa de todo esto. A pesar de que el capitán Levi no era alguien que demostrara sus sentimientos, pues siempre tenía esa expresión neutral adornándole el rostro, ella entendía que solamente se estaba protegiendo y que, además, como líder no debía de darse el lujo de desmoronarse frente a sus hombres. Se debía mantener fuerte para transmitir aquello.
— Lamento mucho que la haya perdido —dijo Alyssa de pronto, ganándose que Levi la mirara.
— Esta vida es horrible e Isabel era demasiado gentil e inocente para este lugar. Aun así...
— desearía que estuviera aquí —termino Alyssa por él —. Capitán, se que todo esto es abrumador, que los problemas que se presentaron son de prioridad y que todas esas muertes le pesan demasiado en los hombros. Su mirada cansada y su actitud lo confirman, pero no tiene por qué cargar con una culpa que no es suya.
Levi desvió la mirada, no tenía el valor de contradecirla.
— Se los debo —fue todo lo que dijo.
— Entiendo que quiera darles valor a sus muertes, pero eso es muy diferente a culparse por ello. Por que estoy segura de que ellos no querrían eso. Quiero decir, quizás esto suene muy cruel, pero ellos tomaron sus propias decisiones que, desafortunadamente, los orilló a ese horrible destino. Cada uno es dueño de sus propias decisiones. Aun cuando te rueguen o supliquen al final la decisión es solo tuya. Solo piénselo de esta manera, si hubiera sido al revés y ellos hubieran sobrevivido y no usted, ¿querría que se le pasarán culpándose de su muerte? No quiero decir que deje atrás su lucha o que no pelee por ellos, si no que no se culpe.
Levi la miro, tan intensamente como no lo había hecho antes con una persona. Y por primera vez, vio los irises verde jade de Alyssa mirarlo con dulzura y compasión. Después de unos segundos, ella desvió la mirada y apuntó hacia el cielo.
— La luna está preciosa esta noche y las estrellas nos susurran el camino.
— ¿Las estrellas? —preguntó incrédulo.
Pronto escucho su suave risa.
— Forman constelaciones, capitán. Y, si las sabes interpretar, pueden guiarte y señalarte el camino.
Ella señaló en el cielo una vez más y trazo en el aire la figura que estaba viendo, ayudándolo a interpretar la forma. Y esta vez Levi sí que pudo distinguir a la perfección una flecha, pero se encontraba recta y sin lo que parecía ser la punta.
— Dicen que cada uno lo ve de manera distinta —explicó Alyssa—. Te muestra la dirección hacia el camino que más anhela tu corazón.
— ¿Y tú qué ves? —preguntó curioso.
— La veo apuntando hacia el este —contestó en voz baja. Esa figura se la mostró su abuela Asteria, la diosa de las estrellas y la adivinación, hace ya varios años en un sueño. Diciéndole que las estrellas la guiarían y que esa flecha le mostraría lo que su corazón más anhelaba.
Tenía una pista, siempre lo había sabido, pero aún se negaba a marcharse.
— ¿De dónde sabes todo esto?
— Ojalá tuviera una respuesta que darle, capitán.
Levi observó de nuevo el cielo y se perdió en las estrellas, buscando formas en aquellas pequeñas luces lejanas. Sin duda, eso era algo que jamás se hubiera imaginado que haría.
Para cuando Levi volvió a la realidad habían pasado horas, incluso Alyssa se había quedado dormida a su lado. Las nubes comenzaban a tapar las estrellas y la luna y fue entonces que él despertó de su ensoñación. No quería despertar a la azabache, parecía estar descansando perfectamente, pero tampoco la podía dejar ahí.
— Eh, mocosa —la llamó, moviéndola un poco de los hombros—. Despierta, hay que entrar.
Alyssa soltó un quejido de molestia, pero se despertó luego de unos segundos. Ambos se encaminaron hacia la entrada en silencio. No había nada más que decir. Antes de que la semidiosa se perdiera por los pasillos para ir a su habitación se volteo a verlo.
— Gracias por acompañarme. Contemplar las estrellas no es algo que me guste hacer sola.
Y es que anteriormente las contemplaba con su hermano. El hecho por el cual había estado tan inmersa en aquellas constelaciones por horas era porque recordó los viejos tiempos con Alabaster.
Levi asintió con suavidad, la verdad es que él también había disfrutado el momento. Se había relajado sin sentirse culpable, no obstante, era hora de seguir trabajando.
— Descansa, mocosa.
— Y, capitán, —Alyssa lo llamó antes de que él desapareciera por completo. Levi giró su rostro para obsérvala—, es mejor ser feliz en esta vida que aspirar a serlo en la venidera.
Alyssa sonrió y luego dio media vuelta, dejando a Levi con mucho en que pensar.
Alyssa dando consejos que ella misma no cumple 🤡se parece a alguien, pero no les voy a decir quien soy.
Amo mucho la interacción de estos dos, si bien aún se mantiene como el comienzo de una amistad, me encanta que platiquen e intercambien sus muy diferentes puntos de vista que tienen acerca de la vida. Levi aprende de Alyssa , pero también ella de él. Y seguirán haciéndolo❤️
¡Nos leemos luego!
—B.
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