La cita.
Estaba tan cansada, ayer cocinamos como ochenta sándwiches, doscientas galletas, y de noche hicimos treinta y cuatro pizzas. Sarten tenía razón cuando dijo que esos larchos eran unos muertos de hambre. Cuando llegué a mi cabaña fui directo a dormir, ni siquiera recordé ponerme mi pijama.
Estaba tan cómoda, completamente tapada, hasta que escucho unos ruidos y me despierto. ¡Ay, no, me quedé dormida!
Corro a lavarme los dientes y cepillarme el cabello, Alby me sacó el castigo y no puedo llegar tarde. De cualquier forma me delineé y me arqueé las pestañas, porque no pensaba salir sin hacerlo, ellos pueden comer cinco minutos después, no es tanto drama.
Cuando salgo no veo a nadie, parece que aún todos están dormidos. ¿Entonces qué fue lo que escuché? ¿O ya me volví loca? Me pongo a buscar de dónde provino el ruido, y a lo lejos veo a un grupo de chicos corriendo. Vuelvo a mí cabaña y me pongo a espiar por la ventana.
Estaban los corredores, pero también algunos otros chicos, como unos diez, al parecer se habían despertado temprano para hacer ejercicio, con razón tienen los cuerpos que tienen.
Obviamente me pongo a buscar a Gally, y lo encuentro. Está usando una remera blanca y un pantalón militar.
Estaba un poco sudado. Luego comenzó a hacer abdominales, es todo un espectáculo de ver. Ay, en realidad no debería estar espiando...
Salgo de la ventana y me siento en mi cama, pero de inmediato vuelvo a la ventana. Ahora Gally está haciendo pesas, parecen muy pesadas, su cara se pone roja.
Bueno, suficiente, ya debo dejar de fisgonear. Me siento a ordenar mi ropa, no sé por qué razón a mi me dieron más ropa que a los demás, tal vez subirán más chicas, si es así que ni piensen que les voy a compartir mis cosas. Ya que tengo tiempo me pongo un lindo vestido y me hago dos trenzas, pongo perfume, labial, un saquito, pero todavía seguía siendo temprano, faltaban treinta minutos para que el trabajo comience.
(Ese sería el vestido pero pueden imaginar el que quieran)
Luego escucho algunas voces, parece que ya terminaron, y no sé por qué demonios se me ocurre salir. Los chicos se callan y me quedan mirando.
—Ho-hola... —digo tímidamente.
—Hola... —responde Gally.
—Novata, ¿qué haces despierta? —pregunta Minho.
—Eh... Quería adelantar el trabajo... —mentí.
—Espero que no te hayamos despertado con nuestros gritos, no nos dimos cuenta de que tú estabas durmiendo y fuimos muy escandalosos—dice un constructor que no conozco.
—No, no, descuida. Me desperté yo sola —volví a mentir.
—Genial, por cierto, tu comida es riquísima, novata. Vuelvo a decírtelo. Ayer se lucieron con Sarten.
—Gracias, Minho —digo tímidamente.
—De nada. Bien, yo voy a bañarme —contesta él.
—Ni lo sueñes, yo iré primero —dice uno de los chicos.
—No, yo iré —responde otro, y sale corriendo.
Los demás lo siguen corriendo a ver quién entra primero al baño. Hombres, siempre tan infantiles.
—ADIÓS, NOVATA. NOS VEMOS EN EL DESAYUNO —me grita Minho alejándose. Obviamente él es quien gana la carrera, por algo es el encargado de los corredores.
Pero Gally se quedó, él no salió corriendo.
—Novata.
—Galileo, no sabía que entrenaras.
—Sí, de hecho lo hago todos los días, es para mantenerme en forma y también para ayudar a mi mente y no volverme loco con el encierro.
—Entiendo —digo moviendo la cabeza lentamente.
—Te ves muy bonita. Ese vestido, tu peinado, te queda muy bien.
Al instante me pongo roja, nunca pensé que me dijera eso.
—Oh, gracias. Tú también te ves lindo —. Y no miento, de verdad se ve tan lindo.
Él me sonríe y se pone pone un poco rojo.
—Deberías venir a correr conmigo algún día.
—Bien, lo pensaré. Aunque soy muy mala corriendo, ¿Recuerdas cuando Minho me hizo la prueba? Casi me desmayo.
El ríe.
—Tienes razón. Pues entonces tal vez podríamos hacer otra cosa, ¿Comer juntos? O ir a dar un paseo. No sé, solo si quieres...
Mi corazón late con demasiada intensidad, ¡me está invitando a pasar tiempo con él!
—Me encantaría. Yo podría cocinar tu comida favorita, a Sarten no le molesta. Y podríamos hacer como un picnic. Pero eso sí, cuando no nos vea nadie.
—¿Por qué cuando no nos vea nadie? —dice con el seño fruncido.
—Es que estos larchos mierteros no nos dejarán de molestar, tú sabes cómo son, empezarán a decir cosas, a reírse, hacen que me de vergüenza.
—Bien, sí te doy tanta vergüenza entonces mejor no hacemos nada —dice enojado, y comienza a caminar para irse.
Yo corro y lo tomo del brazo. Por cierto, un un brazo muy musculoso.
—No, no. Gally, eso no es lo que quise decir. Tú nunca me darías vergüenza. ¿Cómo vas a pensar eso?
Él me mira, estamos muy cerca.
—¿Y entonces qué es? ¿O no quieres que Zart te vea conmigo? ¿Es eso? Sé que le gustas, y ustedes hablan, y...
—No, él no tiene nada que ver. Ya te dije que solo somos amigos, él no es el que me gusta.
Él me mira, parece que esa última frase despertó mucho su curiosidad.
—¿Y quién es el que te gusta?
—N... No, nadie me gusta...
—Ah, está bien —dice asintiendo, pero sin creerme.
—Gally, por favor, no te enojes. Yo solo no quería soportar a los chicos burlándose con sus boberías como siempre, peor sí quiero comer contigo. ¿Nos vemos en la noche luego del trabajo?
Él parece pensarlo.
—Bien, nos veremos esta noche.
Yo asiento con una gran sonrisa. Luego miro hacia su cuello, tenía un collar con la letra "J".
—¿Y esto?
Él se mira y lo toma.
—Es un collar. Lo tenía cuando subí a la caja.
—Ah, ¿y por qué la letra "J"? Tú eres Gally, la "J" no tiene nada que ver ¿Qué significa?
—No lo sé, no recuerdo. Pero siento que es muy importante —dice escondiéndolo debajo de su remera.
—Ah... —contesto pensativa.
¿Y si "J" es otra chica? ¿Tal vez una novia o la persona que le gustaba?
—Novata, ¿Estás bien?
—Sí... — miento —. Creo que ya debería ir al trabajo y tú a bañarte.
—Sí, tienes razón. Entonces, ¿Nos vemos esta noche?
—Claro, hasta esta noche, Galileo. De hecho, hasta un rato, porque iré a hacerte el desayuno —digo riendo.
Él sonríe.
—Bien, entonces nos vemos en la noche, en un rato, mañana y todos los días.
—Suena bien.
—Sí, suena perfecto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top