Jane.
Pov Novata:
—¡No! Dime de una miertera vez, ¿Qué hacía ella contigo?
—Ya te lo he dicho, Minho. Y no corría peligro estando conmigo, yo puedo cuidarla —grita Gally enojado.
—A eso ya lo sé, idiota, pero ella no de podía acercar a tí, Newt y yo la estábamos cuidando.
Newt revolea los ojos harto de la discusión.
—Pues ya no más, puedes irte, y si quieres no vuelvas a acercarte a ella que no te necesita, está bien conmigo —contesta Gally.
—A eso no lo decides tú, lo decide Alby. Además ¿Quién demonios te crees para decirme que no le hable más? Eres un maldito tóxico.
—Cierra la boca.
—No, no lo haré, y no dejaré de hablarle. Ella es increíble, y tú no la valoras, tuve que verla llorar casi todos los días por tu culpa, no voy a dejar que vuelva a acercarse a tí, shank.
—Pues pierdes tu tiempo, porque nos amamos, y no vamos a alejarnos por nada en el mundo. No podrás hacer nada.
—Silencio, está despertando —dice Newt.
Yo estaba acostada, bastante adolorida y confundida. Pero lo único que me importa es lo que acabo de escuchar, ¿Acaso dijo que me ama? Por Dios.
Me muevo un poco en la cama, y abro los ojos lentamente. La luz entra por la ventana, el clima es cálido pero no sofocante, yo estoy en la enfermería, acostada en una cama.
Newt, Minho y Gally están parados en una esquina de la habitación, pero cuando me ven de acercan de inmediato.
—Te lo dije, si no comías te ibas a desmayar. ¿Cómo estás, novata? —dice Newt preocupado, pero luego me da una sonrisa cálida.
Gally está observándome atentamente.
—Creo que bien, aunque no recuerdo qué pasó.
—Te desmayaste, ayer en la noche —dice Gally.
Luego se sienta en la cama, muy cerca mío, y me acaricia la mano tan suavemente. Newt y Minho estaban en la orilla de la cama, este último tenía una expresión seria.
—Me preocupé mucho por tí... —susurra, como para que solo lo escuchemos nosotros.
—Nos, todos nos preocupamos mucho por tí —dice Minho.
—Creo que llamaré a Clint, vamos, Minho —habla el rubio.
—Ve tú, yo me quedo.
Gally lo mira serio.
—Mejor vé, Minho. Mi novia y yo queremos tener algo de tranquilidad.
Yo miro a Gally estupefacta. Novia, acabó de decir novia. No sé qué demonios está pasando pero dijo que soy su novia.
Luego volteo a ver a Minho. La cara del asiático se puso completamente roja.
—Ja —rie sarcásticamente —.Mira, no quiero pelear con ella aquí presente, pero no me provoques, Gally.
—No te provoco, solo te digo la verdad. Sobras aquí, shank.
—Bueno, se acabó. Los haré salir a los dos. Ella todavía está mal, respétenla —exclamó Newt enojado.
—¿Qué pasó aquí? ¿Qué son esos gritos? —dice Clint que acababa de llegar.
Newt suspira frustrado.
—Estos mierteros que no paran de pelear. La novata despertó.
—Genial, la revisaré. Y ustedes, chicos, no quiero gritos en este lugar, ella debe descansar, no estresarse, mejor salgan así puedo atenderla.
Con la poca fuerza que tengo toco el brazo de Clint para llamar su atención.
—¿Puede quedarse Gally conmigo?
Al escuchar eso Minho se va y da un portazo. No entiendo su actitud, ni siquiera pude saber por qué peleaban.
Clint y Newt se miran luego del portazo.
—Bien, puede quedarse, algo me dice que es mejor mantenerlo alejado de Minho.
—Concuerdo, yo me iré a ver qué pasa con él. Cuídala, Gally. Ah, novata, no trabajarás hasta que estés mejor, así que descansa. Vendré a verte luego —dice Newt con su encantadora sonrisa, y se va.
Entonces Clint comienza a revisarme. Primero toma mi presión, luego anota algo.
—Tengo que sacarte sangre, para estar seguro de que no sea algo grave.
Dice y va a buscar una aguja.
Miro a Gally preocupada.
—¿Qué pasa? ¿Tienes miedo?
—Sí, no permitas que lo haga. Sácame por la ventana, vamos.
Él ríe, y es tan placentero verlo así. Todo el odio con el que me miraba antes se esfumó, ahora, en cambio, su mirada es tranquila, cálida, de ternura, de felicidad.
—Si te saco por la ventana él va a encontrarte. ¿Qué te parece si me agarras la mano? Yo estaré aquí todo el tiempo. Además no duele, ya me ha sacado sangre antes y ni te das cuenta.
—Tal vez tú no te das cuenta porque tienes unos brazos enormes, muy musculosos —dije tocando las venas que sobresalían de él.
(Por favor no mal piensen)
El rió pícaramente.
—¿Te gustan mis brazos?
—Todo de tí me gusta. Extrañaba tus pecas.
Digo paso mi dedo por ellas. Luego lo bajo hacia sus labios.
—Extrañaba todo de tí. ¿Tú también me extrañaste?
Él asiente.
—Tú sabes que te extrañe. Siempre estabas tan linda, con tus trencitas despeinadas, tus minifaldas, ese color rosa chillón que siempre usas. Eres hermosa. Demasiado hermosa... ¿Cómo no iba a extrañarte?
Sonrío, y nos quedamos mirando. Estoy completamente hipnotizada, lo tengo tan cerca.
Él comienza a acercarse más. Entonces saco mi dedo de sus labios, y pongo en mi mano en su cuello, para atraerlo más a mí.
Y ahí es cuando me da un beso, pero fue tan rápido, ni habrá pasado los tres segundos, solo sus labios se rozaron con los míos. Fue como una prueba a ver si quería besarlo. Luego se acerca de nuevo, pero ahora para que sus labios se quemaran con los míos, en algo tan apasionado e intenso, se sentía demasiado bien volver a tenerlo cerca, es como si todas mis preocupaciones se esfumaran. Un golpe eléctrico se deslizó por todo mi cuerpo, no puedo explicar la felicidad que me da este chico.
El beso fue largo, y cuando nos separamos, él me sonrió.
—No volveremos a separarnos, nunca, no lo permitiré. No quiero vivir sin tí.
—Yo tampoco quiero vivir sin tí.
—Te amo —me dice acariciando mi cabello.
Sentí como si mi corazón se detuviera. Es el chico más lindo del mundo, y lo estoy besando en este preciso momento.
—Te amo, Galileo.
—No me digas as-
Dice pero lo interrumpo volviéndolo a besar. Todo su cabello, tiene un corte bien al raz, y desde aquí puedo ver que no es castaño, sino rubio oscuro. Detalles que puedes ver si besas a Galileo.
—¿Entonces... le dijiste a Minho que somos novios?
—Eh... s-sí. Lo siento. Si tú no quieres...
—Sí, claro que quiero. Me sorprendió, pero me encanta como suena eso.
El suspira aliviado.
—Antes de que todo esto pasara, había planeado algo para proponértelo. Pero no pude porque luego nos peleamos.
—Lo entiendo. ¿Ya no estás enojado, verdad?
—No. Ya no. De cualquier forma iba a perdonarte, no aguantaba más que no hablemos. Y tratarte mal era horrible, soy un idiota —dice triste.
—Bueno, no voy a negar que sí fuiste algo idiota. Pero ya dejemos todo eso, olvidemos los últimos días, hagamos como que nunca pasó.
—¿Me perdonas?
—Sí, porque serás un idiota, pero eres mí idiota, y claro que voy a perdonarte y ser tu novia.
Él sonríe entusiasmado.
—De acuerdo, pero eso, todavía no somos novios, o sea, sí somos, pero no puede ser así, déjame proponértelo bien, ¿quieres? Planearé algo y-
—No es necesario, está bien así.
—Pues no, quiero que sea perfecto, llevarte a comer al bosque bajo las estrellas, que estemos solos, que te lo pregunte y me digas que sí. Quiero que sea especial, así luego se lo cuentas a nuestros hijos.
Yo sonrío y lo miro con ternura. No puede ser más lindo.
—De acuerdo, para contárselo a los niños.
Él me roba un pequeño beso.
Luego abro los ojos muy grandes, ya recordé.
—¿Qué pasa? ¿No te gustó? —pregunta preocupado.
—No, no es eso. Ayer te oí gritarme. Me llamaste... ¿Jane?
Sus ojos se iluminan.
—Jane. Sí, Dios, novata, lo había olvidado. Novata no, Jane. Te llamas Jane. No sé cómo, pero lo sé. Mi princesa se llama Jane.
Sonrío al escuchar eso.
—Jane —digo pensando —. Jane... ¿te gusta mi nombre, cariño?
—Me encanta. Es el nombre más bonito que he escuchado.
Comienzo a reír.
—Mentiroso.
—Es verdad, tonta. Tu nombre es precioso, como tú.
Dice y me da otro pequeño beso.
—Tu collar, entonces, la "J" es por mí, ¿no?
—Supongo que sí. O de otra de mis novias.
Abro la boca ofendida y él comienza a reír. Intenta darme un beso pero corro la cara.
—Es por tí, claro que es por tí, si me tienes completamente loco. ¿Por quién más sería? No hay otras, princesa, te lo juro.
—Como digas —digo y le corro la cara fingiendo enojo.
—Dame un beso.
—No.
—Por favor, uno.
Dice y yo sigo sin mirarlo.
—Jane...
—De acuerdo, pero cállate de una miertera vez.
Antes de que pueda contestar agarro su cara con mis dos manos y le doy un gran beso. Luego pequeños besitos por toda la cara.
Él ríe y deja que lo bese.
—Y pensar que Zart iba a salirse con la suya, y ahora estamos a los besos aquí.
—Sí, siendo novios, besándonos, y hablando de nuestros futuros hijos. Por favor, no vuelvas a dejarme.
—No lo haré, Jane. Nunca.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top