PRÓLOGO
Nunca me han gustado las historias clichés, pero a pesar de eso, siempre he disfrutado del cliché de Disney y su vivieron felices por siempre, aunque eso es algo que no admitiré frente a cualquiera. Pero creo que es entendible que me guste ese cliché, porque ¿quién no quiere vivir feliz por siempre? A veces pienso que ese gusto empezó a los cuatro años cuando vi Peter pan, por primera vez y se convirtió en una de mis historias favoritas y soñaba con ir al país de Nunca Jamás y dejar a un lado las peleas de mis padres, los problemas de mi madre, y todo lo que ser parte de mi familia conlleva, porque sentía que en Nunca Jamás, yo no necesitaba ser perfecta o intentar ser siempre la mejor.
Pero, por más que yo intenté volar hasta lo más alto del cielo y girar en la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer, no logré llegar al país de nunca jamás y mi sueño de ir ahí, se quedó en eso, un sueño. Igual a muchas otras cosas en mi vida.
Y ese es el único cliché que me gusta, el de Disney, el resto de clichés, los detesto y es por eso que no entiendo como estoy camino a realizar un cliché romántico como es el impedir una boda, porque sí, yo, Paulina Montenegro, estoy a punto de impedir la boda de mi exnovio, con el que terminé hace mucho tiempo atrás. Si cuando terminé con Milo, alguien me hubiera dicho que estaría impidiendo su boda, cuando justamente él y yo terminamos porque yo le dije que no soy de las que se casa y tiene hijos, bueno, yo me hubiera reído fuerte y le diría que busque terapia, porque eso no va a suceder. Pero la lengua castiga y aquí estoy.
No debería estar aquí, pienso conforme voy avanzando hacia donde se está celebrando la boda.
—¿Era la puerta izquierda o la derecha? —me pregunto mientras me paro en mitad del pasillo, en medio de ambas puertas.
De Tin Marin de Do Pingüé... esta es.
Señalo la puerta izquierda y tomo aire antes de abrir las gruesas puertas de roble. Cuando lo hago, varios rostros se giran a verme, pero yo no miro a nadie, ni quiera al hombre que está en el altar porque creo que, si lo hago, perdería el valor para hacer esto, porque estar aquí ahora va a en contra de mis principios y valores.
El sacerdote no ha preguntado ¿quién se opone a esta ceremonia? Que hable ahora o que calle para siempre, porque eso sería rayar en lo cliché y esta es la vida real, no podemos exagerar, de todas formas, siento que es correcto decir yo me opongo, y así lo hago.
—¡Yo me opongo! —digo con voz fuerte y clara, manteniendo la barbilla en alto, porque a pesar de estar haciendo esto, que estoy segura mi familia me va a reprochar, yo sigo siendo una Montenegro y no nos deben ver derrotadas—. Sé que cometí un error, y lo siento por eso, realmente me arrepiento, por todo, en especial por no darte la respuesta que querías hace dos semanas, pero estoy aquí ahora y sé que podría ser un poco tarde y... Nada de eso importa, solo importa que te amo, y sé que me amas, porque me lo dijiste y no está bien que te cases con ella cuando es a mí a quien quieres.
Los murmullos aumentan y estoy segura de que esto será un gran escándalo en mi familia y que mi padre estará enojado cuando se entere de que yo, su hija, estaba "mendigando amor" como él me dijo hace tiempo, cuando me vio triste por Milo y su inminente boda. Pero como a mí nunca me ha importado lo que él o el resto de mi familia piensan, me da igual. Ellos me pueden condenar al infierno si quieren, de todas formas, yo he aprendido a bailar con el diablo y a dominar las llamas, así que no me preocupo.
—¿Lo que ella dice es cierto? ¿Es a ella a quien amas?
Veo el ramo de rosas caer al suelo y como varias personas se levantan de sus asientos, pero yo sigo sin mirar a Milo.
—Siempre supe la verdadera razón de porque te casabas conmigo, pero saber esto es bueno porque puedo dejar de ser una buena persona y decirte que está bien que ames a otra, porque yo tampoco te amo.
—No, no, espera Cecilia, esto es un error... ¿Cómo yo podría estar enamorado de ella? No, ella está loca, no tengo idea que está haciendo aquí.
Esa voz, yo conozco esa voz y no es la de Milo. Mierda.
Oh, Paulina, ¿qué has hecho?
Levanto mi mirada hacia el hombre que está en el altar y no, no es Milo. Mierda, entré en la boda equivocada y para mi mala suerte, la boda que acabo de interrumpir es la de nada más y nada menos que mi Némesis, Jordán Rhodes. El hombre que ha sido mi enemigo por tres años. Aunque ninguno de los dos sabe exactamente por qué empezamos a odiar al otro, solo sé que un día, Andrea, mi gemela me contó sobre el abogado que trabaja para corporaciones que explotan a sus trabajadores y lo frustrada que estaba porque él había ganado su último caso, y yo, como buena hermana que soy, fui y hablé con él. Los dos tenemos diferentes versiones de la conversación, pero ambos estamos de acuerdo en que fue odio a primera vista y la relación de odio con Jordán Rhodes ha sido la relación más estable que he tenido desde que terminé con Milo.
Seguro por la mirada que él me está dando, piensa que hice esto a propósito y bueno, sí, suena como algo que yo haría, pero no lo hice, al menos no de forma intencional.
—Vaya, parece que ustedes tienen mucho de qué hablar... suerte en eso, y pueden seguir con la ceremonia, no los interrumpo más.
Retrocedo mientras le sostengo la mirada a Jordán y si las miradas mataran... yo ya estaría seis metros bajo tierra.
Cierro la puerta y me apresuro abrir la otra puerta, pero cuando lo hago, encuentro un salón vacío, la boda ya sucedió y yo llegué tarde para impedir que el hombre que yo amo, se case con alguien más.
No soy de las que se casa y tiene hijos, le dije a Milo cuando terminamos. También le dije que esperaba que encuentre alguien que le dé aquello que yo no puedo, y él lo hizo, y yo debería estar feliz por él y una pequeña parte de mí lo está, pero otra parte más grande siente tanto dolor en este momento. Es un dolor asfixiante y algo sofocante, más aún al ver el lugar donde él se casó.
—En un mundo diferente, esta pudo ser mi boda.
Y lo hubiera sido, si yo no hubiera rechazado la propuesta de matrimonio de Milo, pero es que no lo entiendo, nunca entendí la importancia de este tipo de eventos. Las personas se aman y están juntas, ¿por qué es necesaria una ceremonia para probar eso? Yo lo amaba, ¿no era eso suficiente? Al parecer no y realmente, ya no importa.
—Oye, ladrona, debes estar feliz de saber que mi boda se canceló.
¿Por qué ese imbécil insiste en llamarme de esa manera? Le robé un pastel de chocolate hace años, ya debería superarlo y, además, después pagué por ese pastel.
Giro mi cara hacia la voz de Jordán y lo veo de pie en mitad del pasillo. Luce muy molesto y se quita la pajarita del cuello para guardarla en su bolsillo antes de desprender los primeros botones de su camisa. Lo veo pasar una mano por su cabello negro y bajar sus dedos hasta su barba.
—Técnicamente, te acabo de salvar de un matrimonio sin amor. Tú la escuchaste, ella no te amaba. Y te he dicho miles de veces que no soy una ladrona, deja de llamarme así.
—¿Se supone que debo darte las gracias por arruinar mi boda?
Yo me encojo de hombros y no le digo nada, aunque tal vez, él espera una disculpa de mi parte... y se va a quedar esperando.
—Por años hemos mantenido una rivalidad silenciosa, Paulina, pero eso se acabó.
—Uy mira qué miedo tengo.
Sus ojos lucen casi negros y me miran con tanta intensidad que me encuentro intrigada por lo que puede estar pasando por su cabeza.
—Deberías.
—¿Eso es una amenaza, Jordán? Porque si es así, deberías hacerlo bien, esperaba más de ti.
Él da un paso hacia mí y yo doy otro hacia él, provocando que nuestras narices casi se rocen por lo cerca que estamos.
—Esto es guerra, Paulina.
Le dedico una sonrisa algo sórdida.
—Bien, Jordán, sí es así... que gane el mejor, y un spoiler sobre la historia, al final voy a ganar yo.
Nunca me han gustado los clichés, entonces, ¿por qué siento que me estoy sumergiendo en mi propio cliché romántico?
Twitter: @EmmaMon67682533
Instagram: @emma.montgomery07
Tik tok: @emma.montgomery07
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top