odiando todo

Estubieron juntos durante muchos meses, viéndose cada que podían.

Aunque durante las vacaciones ninguno se veía pues ninguno quería ser quien pidiera el número del otro, prácticamente solo cedían en ese salón de arte, de otro modo no hablaban de nada y sus pláticas eran gritos donde mostraban que habían superado al otro en algún examen o trabajo.

El ego de ambos era enorme y ninguno quería perder la reputación que tenían.

Pero los meses pasaban y aunque ese salón fue testigo de innumerables encuentros sexuales, no tenían una relación y sabían poco o nada del otro.

Karma había logrado que nadie se acercara a Nagisa y quién lo intentaba se alejaba rápidamente por su constante presencia.

Pero lo más inesperado sucedió en la graduación, que solo era un mero tecnicismos ya que la misma preparatoria tenía un edificio de Universidad a lado, podía seguir estudiando en ese lugar, la ceremonia solo era para saber que pasaban de una etapa a otra.

Karma no tenía de que preocuparse, ya tenía su lugar bien ganado y la ceremonia le parecía absurda, a penas termino y se alejó, no quería ver a todos sus tontos compañeros celebrando con sus padres.

Ya que sus padres no asistían por que se la pasaban viajando y siempre estaba solo.

Camino por la parte trasera tratando de rememorar los buenos momentos con su amante, esos besos húmedos, esas caricias suaves, esos arañazos en su propia espalda, justo un día antes habían hecho un desastre ese salón de tan fuerte que lo hicieron, salvaje, rudo y como no si pasarían todas las vacaciones sin verse.

- no te gustan estas cosas - mostró  un papel enrollado que simulaba ser el certificado.

- tonterías - detuvo su caminata y lo vio por el rabillo de ojo - ¿qué te pasó?

- soy tan popular como tú, no olvides eso, aunque según parece "ellas" no te han encontrado aún.

- dices que las chicas....

- hay una tonta leyenda, que según las chicas es bastante real, en la graduación le piden el segundo botón del uniforme al chico que les gusta y si lo obtienen, lo guardan y un día se reúnen para estar juntos...una completa locura pero no impidió que me atacarán - señaló su ropa desarreglada y sin un par de botones.

- que débil eres para permitir algo así - se burló al fin mirándolo de frente.

- son chicas, no puedo contra algo así, además solo me dejaron en paz cuando ya no tenía el botón mostró el botón en su mano.

- dices que.... - señaló su propio uniforme aún en buen estado.

- solo que quieras ser acosado - le advirtió.

- bien - trato de remover el botón sin éxito.

- déjame - tomo la camisa y con algunos giros al fin el botón salió - listo, toma - le entrego el botón.

- no voy a agradecerte - guardo el botón en algún bolsillo.

- no esperaba que lo hicieras.

- ... - no sabía que decirle ni cómo prolongar esa plática.

- voy a irme a Estados Unidos...

- pues que te diviertas en tus vacaciones...

- no son vacaciones, voy a mudarme...

- ¿qué? ¿como?

- mis padres  - suspiro - no regresaré el siguiente ciclo escolar...

- no es que me importe - se acercó un paso - pero no puedes quedarte.

- no - también dió un paso hacia adelante - viajan mucho por trabajo, lograron un contrato de cuatro años, podré quedarme a estudiar la carrera completa sin tener que mudarme nuevamente.

- lo que siempre has querido, que al fin estén viviendo juntos en un lugar sin tantas mudanzas...

- yo...¿como lo sabes?

- solo... - miro al piso un segundo luego regreso su mirada al chico frente a él - ¿cuando?

- mañana.

No había tiempo, ni para hacer una despedida de dos, ni para gritar todo lo que ocultaban, no tenían tiempo, solo les quedaba ese momento y solo se quedaron a un paso de distancia mirándose.

- Nagisa - llamo una mujer - es hora hijo - siguió llamándolo.

- me tengo que ir - espero alguna respuesta pero esta no llego.

- Nagisa tu padre nos espera - se acercó un poco la mujer al ver que su hijo no termina de despedirse de su amigo.

- adiós - se alejó para reunirse con su madre, en verdad esperaba que lo detuviera, pero no pasó.

- Nagi.... - salió de trance y a punto de correr una horda de chicas llegaron a impedir que avanzará mientras pedían el segundo botón de su camisa - ya lo entregue - grito para safarze de las chicas y salió corriendo a la entrada, pero no vio nada ni a nadie, tampoco sabía hacía donde se había ido para buscarlo.

No sabía nada.

No tenía idea de dónde vivía o cuál era su número, no hablaba con nadie y seguro no había dado su número a ningún compañero, él mismo se encargó de que no tuviera amigos.

No había nadie a quien preguntarle sobre el chico.

Simplemente fue a casa y no supo más del mundo en el siguiente mes, ya que no tenía ánimos de nada, en ese tiempo entendió sus verdaderos sentimientos.

Al inicio del nuevo año se plantó seguro y altanero.

Decidió seguir estudiando y ser el mejor de la clase.

Ese año se presentaron nuevos alumnos, pero entre ellos uno en especial fue que se acercó demaciado a él, Asano era su nombre pero sin ánimos de jugar a los rivales dejo que ese chico ganará popularidad y también que fuese mejor en algunas materias, ya no tenía ánimos de luchar por ser el mejor.

Solo quería terminar sus estudios, ser alguien importante, conseguir trabajo, y aferrarse con fuerza a la estupida leyenda de ese botón que claramente no pertenecía a su camisa.

Con el tiempo y los años demostró su gran capacidad, convirtiendo una pequeña empresa, en una lo suficientemente grande para competir con enormes compañías, levantó de cero su propia empresa y con su liderazgo logro lo que muy pocos.

Un hombre fuerte, inteligente y deseado por muchas y para que negarlo también atraía la mirada de muchos hombres.

Pese a su gran desempeño en el trabajo era un asco en cuanto a relaciones, ya que nunca hubo quien durará más de una noche.

Así que dejando de lado su vida amorosa se concentró en su próximo proyecto, expandir su empresa y buscar inversionistas era un ardua tarea.

Pero una compañía del extranjero estaba interesada en su talento y acordaron una reunión para ver puntos de vista, hablar sobre lo que ganaría cada empresa con esa inversión y los futuros proyectos a realizar unidas.

Karma tenía un talento nato para las negociaciones, había logrado armar una presentación digan para firmar el contrato inmediatamente, estaba preparado para todo.

Exepto para ver a Nagisa entrar a la sala de juntas, representando a la empresa extranjera, dispuesto a escuchar su propuesta.

Afortunadamente su vicepresidente logro tomar el control del asunto y explicar la presentación mientras el presidente se comía con los ojos al peliceleste.

Terminada la reunión los acompañantes de Nagisa se marcharon al igual que los accionistas de Karma, solo dejándolos a ambos en esa oficina.

Se miraron ya sin expectadores, los años habían pasado por los dos y eso que ambos estaban deseando desde la separación al fin sucedía.

Estaban reunidos otra vez.

Y aún así ninguno sabía que decir o como comportarse después de tanto tiempo.

- sigues siendo enano - recargo su mano en su mejilla, no sabía que más decir y valla que intento pensar en decirle algo mucho mejor.

- mmm - hizo un puchero y sus mejillas se tiñeron de rojo.

- ja ja ja ja... - no pudo evitar reírse.

- basta - se levantó indignado.

- ya...ya - se levantó y abrazo al chico, a la mierda lo racional y todo lo quería decirle, a la mierda todo, simplemente lo beso.

- Karma - se separó un poco para verlo a los ojos pero inmediatamente sus labios fueron deborados por el más alto.

Así que mandando al demonio un buen rato a todos, salió en compañía del ojiazul con rumbo a algún bar, tenían mucho de que hablar.

Ignorando su celular que reventaba de llamadas por no avisar que dejaría la empresa, solo se concentró en él chico a su lado.

Hablaron de historias sobre ambos en sus años de universidad, sin tocar temas de la antigua relación que tenían ni mucho menos de los besos que se dieron anteriormente.

Pese a estar en un bar ninguno tomo demaciado pues querían que ese encuentro fuera algo más que solo producto de una borrachera.

Al caer la noche sin preguntarle nada Karma simplemente lo arrastró hasta su departamento, simplemente no podía dejar que todo terminara en eso.

No había duda alguna, la pasión con la que lo hacían en el instituto, seguía presente.

Solo con estar completamente solos fue suficiente para que se lanzarán a los brazos del contrario para besarse, sus inquietas manos no se detuvieron incluso si lograron quitar toda la ropa del contrario, siguieron recorriendo sus cuerpos.

Se habían extrañado tanto que no importaba si estaban en la entrada, ellos se entregaban con desesperación.

Pronto los gemidos de Nagisa resonaron junto a las súplicas por ser penetrado de una buena vez, no le importaba no estar suficientemente dilatado, solo quería sentirse unido al más alto.

El de ojos rojos tampoco tenía demasiada paciencia, quería, nesecitaba ese contacto, volver a probar su piel, saborear sus labios, escuchar esos gemidos que solo él lograba, tenía que marcarlo, hacerlo suyo para siempre.

Con ese pensamiento lo penetro de golpe, sintiendo esas cálidas paredes apretarlo, no se movió de inmediato ya que el grito de dolor que dió Nagisa le dió a entender que no era un lugar muy usado.

Dejo besos y marcas en su cuello y pecho, mientras el menor se acostumbraba a tenerlo dentro.

Luego de largos minutos llenado de caricias y mimos a su pareja, empezó a moverse, lento pero constante haciendo que el chico bajo él se retorciera de placer.

- Karma - grito bien fuerte al sentir ese dulce punto ser golpeado.

- es aquí - dirigió sus embestidas a ese lugar que hacía a peliceleste tocar las estrellas.

- no....no....no....para - suplico ya que no deseaba correrse aún, pero era inevitable ya que el éxtasis sumado a sus años sin pareja y sin algún encuentro sexual, le estaban haciendo perder la cabeza.

- que rápido - a quien engañaba él también estaba en su límite, un par de embestidas más y termino en su interior.

- ca...ca....cállate ahhh - se sintió pleno y feliz al sentir esa sensación llenarlo.

- estás bastante sensible - con cuidado salió de su interior para levantarse, tomar al chico entre sus brazos y llevarlo a la cama.

- de quién es la culpa, que esté así - apenas se recuperaba del reciente orgasmo y dormir no era lo se le antojaba.

- y voy a hacerme cargo - empezó a besar sus dulces labios, tenía tantas ganas de hacerlo de tantas maneras y se le antojaba hacer de todo.

- ahh ahh - empezó a gemir al sentir besos húmedos bajar por su cuello, su pecho, detener un rato en sus pezones para chuparlos, seguir bajando por su estómago, una mordida en su cadera, un beso sonoro en su ombligo, y con sorpresa entendió a donde iba.

- nunca hago esto - murmuró aunque el más bajo igual lo escucho y solo observó cómo el pelirrojo empezaba a chupar su pene.

- ahhhhhhhh ahhhhhhhh - comenzó a gemir aún más fuerte y en pocos segundos estubo otra vez duro y a punto de explotar.

- aún no bebé - dejo su labor, que de echo le encantó pero ya tendía tiempo para degustarlo completo, ahora solo quería penetrarlo - date vuelta, te quiero a cuatro.

- pervertido - sonrió para hacer lo que otro pedía y ofrecer su tracero levantado al chico de sus desvelos.

- que vista - se le antojaba hacer muchas fotos, esa entrada dilatada con rastros de semen, tenía tantas ganas y sin esperar más lo penetró, sintiendo esas cálidas paredes apresar su miembro de un modo delicioso.

Los gemidos resonaron en la habitación toda la noche, algunas posiciones después y muchos fluidos manchando la cama y se durmieron abrazados.

A la mañana siguiente despertó Nagisa con gran dolor en su cadera, fue al baño y limpio los restos de la noche anterior, al salir del baño, noto que Karma no estaba en la cama, algo indignado abrió su armario y busco ropa, solo se puso una camisa blanca que encontró, le quedó grande y solo abotono la parte inferior, mostrando todo su torso con marcas de mordidas y chupetones.

Salió a la cosina donde se escuchaban ruidos.

-- ...jodete Asano que clase de vicepresidente eres...--

Al parecer el pelirrojo estaba al teléfono mientras preparaba algo de desayuno.

-- no voy a ir hoy, haste cargo tú, no me nesecitas para nada ---

Se acercó a .....pues a su ¿amante? y se pegó a su brazo, pidiendo atención.

-- qué mierda...-- apagó la estufa -- inútil, no voy a ir, tú organiza las reuniones para otro día, me vale gorro, adiós --

- ¿problemas?

- solo avisaba que trabajen sin mí hoy - lo miro de arriba a abajo - y yo que quería desayunar primero y resulta que tú quieres el postre - lo subió a la barra y empezo a besarlo, se había puesto duro de verlo con una camisa suya.

- ahh tam....también quierooo desayunar....pri....primero ahhh - a quien engañaba él también quería seguir.

- te jodes - se bajó el pantalón que se puso para ir a preparar el desayuno y  froto su miembro con esa linda entrada, él peliceleste ni se había puesto ropa interior.

- siiii, siii, siiii - araño su espalda al sentirse otra vez llenó.

- como me gusta estar dentro de ti, tan estrecho, tan bueno - siguió embistiendolo con fuerza.

Una mañana bastante agitada, después de otra sesión de sexo decidieron darse un baño juntos y seguirse tocando, luego juntos hicieron el desayuno, comieron juntos.

El resto del día solo se dedicaron a ver películas, abrazados, besándose, tocándose y teniendo aún más sexo.

Y qué decir de la noche, probaron aún más posiciones y casi no durmieron nada.

Pero tenían trabajo por hacer y ninguno podía evitar seguir con su día a día.

Ya en la empresa Karma se enteró de algo realmente malo, Nagisa se iba ese día.

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Dije que serían dos capítulos, pero al parecer serán tres, los invito a seguir está historia hasta el final.

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