Moria

Nota del Autor: ya sé que el Patronum de Hermione es una nutria, pero primero, ella se traumatizó al saber que no vería más a sus amigos y a su gato; y dos, ¡a mí me gustan los gatos!, sino vean mis otros fanfics.

.

.

MORIA - LA COMUNIDAD DEL ANILLO


Como lo sospechaba Hermione, atravesar la montaña era un desafío colosal, en un principio Gandalf encabezaba la marcha, pero luego ella se puso delante y con el hechizo de Aire Caliente, despejó todo el sendero que estaba cubierto de nieve.

―Gracias ―le decía Frodo.

―Sí, viniste del cielo para ayudarnos ―le agradecía Sam

Los amigos celebraban a una ruborizada Hermione, cuando una tormenta se precipitó en todo el lugar.

―¡Escucho un encantamiento! ―gritó Legolas, y Hermione le dio la razón, la voz de Saruman se escuchaba en la tormenta.

Gandalf intentó contrarrestar el maleficio, pero no lo consiguió.

―¿No puedes hacer nada, Hermione? ―suplicaba Merry.

―No lo sé ―decía la chica quien no creía que ella lograse algo puesto que Gandalf no pudo.

―Inténtalo por favor ―rogaba Pipin.

―¡Luctus Soleado! ―gritó Hermione, y la tormenta desapareció, todos miraban a Hermione con la boca abierta, incluido Gandalf.

»No lo puedo creer, ¡funciono! ―decía incrédula Hermione.

Los hobbits y los otros vitorearon a Hermione, Gandalf seguía sin salir de su asombro.

Llegaron a un abismo insondable, al parecer, causado por la tormenta.

―Vamos Hermione, haznos pasar el abismo ―le decía Pipin.

―Sí, tú todo lo puedes ―le animaba Merry. Gandalf les miraba ceñudo.

―Este, lo siento, pero esta vez no hay nada que pueda hacer, el abismo es muy profundo y ancho ―les dijo apenada.

―¿Seguro que no puedes hacer nada? ―preguntó Boromir. Hermione negó con la cabeza.

―Si no podemos ir encima de la montaña, vayamos por debajo ―sugirió Gimli.

Al final dejaron la decisión del camino a tomar a Frodo y fueron a encontrar la puerta secreta de Moria.

.

.

Descendieron toda la montaña y llegaron a las puertas de Moria, runas mágicas brillaban a la luz de luna, Hermione quedó impresionada.

―"Di amigo y entra" ―traducía Gandalf y procedió a recitar palabras mágicas para abrir la puerta pero no logró nada.

Revelio, Specialis Revelio ―dijo Hermione y unas runas brillaron con más intensidad en la puerta.

»"Amigo" ―dijo Hermione al traducir esas runas específicas y las puertas se abrieron.

Gimli corrió dónde Hermione y la abrazó con más fuerza de la debida.

―Y pensar que tenía mis dudas cuando te uniste a la comunidad, ¡que enano más tonto fui! Me alegro que hayas venido con nosotros.

Uf, gracias ―le decía Hermione que tenía dificultades para respirar.

Todos entraron a Moria, y Gandalf y Hermione iluminaron el camino.

―Ya verás, Hermione, mi primo Balin nos recibirá cómo reyes, y la comida... ―continuaba hablando feliz el enano, Hermione no le prestó mucha atención debido a la sensación de opresión de entrar a un lugar tan silencioso y nada iluminado, pero la palabra "especias" llamaron su atención.

«¡Por fin!», pensó la chica. «Ya no más comidas insípidas o agridulces».

Gimli seguía hablando de comida y a Hermione se le hacía agua la boca, cuando algo crujió bajo sus pies... los restos de un enano a medio comer.

Hermione pegó un gritó al ver el cadáver y ahogó otro más al contemplar que todo el lugar estaba lleno de cadáveres de enanos a medio devorar por los orcos.

Por si esto fuera poco, un ruido hizo que Hermione se diese la vuelta y pudo ver con horror que una especie de pulpo había atrapado a Frodo y lo estaba sacando afuera.

Los hombres trataban de liberar a Frodo que estaba siendo elevado por uno de los tentáculos del monstruo, el cual emergió su horrible cabeza nada parecida a un cefalópodo ya que está tenía un par de ojos y unas fauces enormes llenas de colmillos, a Hermione se le congeló la sangre del cuerpo.

―¡Diffindo! ―gritó la bruja y el tentáculo soltó a Frodo.

»¡Aresto Momentum! ―volvió a gritar y Frodo cayó suave al piso.

»¡Inmobilus! ―quiso embrujar Hermione al monstruo, pero este era demasiado grande y todos tuvieron que correr atravesando las puertas. El monstruo con sus tentáculos provocó un derrumbe llenando todo de polvo.

»Ventus ―dijo Hermione y el viento alejó el polvo del lugar.

―Hermione, ¿puedes sacarnos de aquí? ―preguntó Legolas.

―Podría usar Bombarda Máxima, pero causaría un mayor derrumbe. ―Negó con la cabeza.

―Frodo, ¿crees que los orcos estén cerca? ―preguntó Merry, y Frodo sacó a "Dardo" su espada-abrecartas, pero está no brillo con ninguna luz azul, los hobbits respiraron aliviados.

―Eso no significa que no estén en Moria ―dijo Boromir.

Orcum Revelio ―dijo Hermione y su varita vibró con fuerza.

»Boromir tiene razón, hay orcos en este lugar.

―¿Puedes decirnos cuantos? ―preguntó Aragorn.

―No lo sé, pero son muchos.

El grupo no tenía alternativa, tendrían que atravesar Moria, un viaje que según Gandalf, les llevaría tres días enteros.

Moria era cómo un gigantesco laberinto, por fortuna, Gandalf ya había estado en ese lugar hacía mucho tiempo y esforzaba su memoria para guiarlos fuera. Hermione ayudaba mucho al mago con su hechizo de Oriéntame, y siempre podían saber dónde se hallaba el norte.

Repelo Orcum ―decía Hermione cada vez que el grupo se detenía para esperar que Gandalf recordase el camino.

En las noches el grupo armaba un campamento y Hermione ponía distintos hechizos de ocultamiento cómo el Protego Totalum. Hermione no podía dormir, debido a los cadáveres de enanos esparcidos en todo el lugar, algunos con muestras visibles de haber sido abandonados a medio comer, a medio cocinar, e incluso a medio torturar.

.

.

En la tarde del tercer día, llegaron a una bifurcación con tres pasajes a elegir, Gandalf no recordaba cual camino tomar.

―¿No puedes hacer algo, Hermione? ―preguntó Sam.

―Creo que puedo intentar algo ―dijo y se dirigió al frente de la bifurcación cuidando de no caer por un enorme hueco que se hallaba al medio.

«¿Por qué no ponen barandas en este lugar? Odio la edad media», pensó.

Expecto Patronum ―dijo Hermione, pero no pasó nada.

―¿Qué sucede? ―preguntó Pipin.

―Necesito hallar un recuerdo feliz, pero no me viene nada a la mente.

―Inténtalo de nuevo ―dijo Frodo. Hermione se concentró y volvió a intentarlo, pero una débil voluta de humo plateado salió en lugar del Patronum para desaparecer a los pocos segundos.

―¿Qué sucede, eras infeliz en tu mundo? ―preguntó preocupado Sam

―¿Qué?, no, no lo era, lo que pasa es que para este hechizo en particular no basta cualquier recuerdo alegre, necesito uno en verdad feliz.

―Inténtalo de nuevo ―le dijo Aragorn, colocándole la mano en el hombro a modo de animarla.

La bruja se sentó en el suelo y adoptando una posición de flor de loto trató de concentrarse. Varias imágenes llegaron a su mente, y decidió que le sería útil la memoria cuando limpiaron el nombre de Hagrid a final de curso, ella lloraba de la alegría por su amigo el semi-gigante.

―¡EXPECTO PATRONUM! ―conjuró la chica y está vez un Patronum corpóreo hizo aparición, tenía la forma de un gato.

Hermione le pidió a su Patronum ir por el camino de la izquierda, pero al regresar el gato, este negó con la cabeza. Luego Hermione le indicó ir por el medio y al regresar el gato, rozó feliz los tobillos de su bruja.

―Muy bien hecho ―le dijo Gandalf, haciendo una genuina reverencia que hizo que Hermione se sonrojara.

Llegaron a un lugar lleno de pilares enormes y muy altos que hicieron que Hermione perdiera la respiración por el asombro.

«Podría caber aquí la catedral de la Sagrada Familia de Barcelona», pensó asombrada, cuando Gimli corrió raudo a una habitación.

Los demás le siguieron y al entrar Hermione vio a Gimli hincado en el suelo y llorando delante de una estructura de mármol. Hermione se acercó, limpió con su mano la lápida de mármol y leyó:

Aquí yace Balin, señor de Moria.

A Hermione se le cayó el alma a los pies y junto a Gimli, se arrodilló y lloró por el anciano enano. Gimli se sorprendió al ver llorar a Hermione y tratando de confortarlo, se suponía que él era un varón y su labor era confortar a las mujeres, no al revés, por lo que se tranquilizó y abrazó a la chica.

Gandalf leía un viejo libro tirado en el suelo cuando un estruendoso ruido reverberó en el lugar haciendo que Hermione y Gimli se pusieran de pie de un salto y con el corazón latiendo a cien por hora.

Gandalf reñía a Pipin por su falta de buen juicio cuando él y los demás decían haber escuchado algo. Hermione quien se había criado en la ciudad muggle y en el ruidoso colegio, no había desarrollado sus sentidos, pero al cabo de pocos segundos, ella también pudo escuchar el ruido de tambores orcos aproximándose.

Boromir corrió hacia la puerta y su cabeza casi fue blanco de dos flechas.

―Traen a un trol de las montañas ―dijo Boromir tratando de conservar la calma.

―¿Qué?, ¿un trol? ¡Otra vez no! ―gritó Hermione.

―¿Otra vez? ―preguntó Legolas.

―A mis once años me enfrente a un trol, casi no la cuento, desde entonces le tengo fobia a esas criaturas ―dijo y Legolas le miró con ojos desorbitados por la admiración.

―Hermione, ¿no puedes ocultarnos con tus hechizos? ―preguntó Merry.

―Sería inútil, ya saben que estamos aquí ―dijo temblando.

―¡Vengan pieles verdes, aún hay un enano vivo en Moria y de la sangre de Balin! ―rugió con furia Gimli, haciendo que el miedo de Hermione se esfumara. Gimli era tan pequeño pero en ese momento se veía tan enorme.

―¡MOBILIARBUS! ―gritó Hermione colocando varias bancas delante de la puerta trancando esta de manera más efectiva de la que la estaban haciendo los hombres.

Los orcos hicieron unos agujeros en la puerta y Legolas disparó sus flechas, Hermione no se quedó atrás y lanzó varios hechizos no letales. Los orcos entraron, pero Hermione los repelía con el Aqua Eructo, el cual lanzaba un potente chorro de agua y sus amigos remataban a los orcos caídos. Entonces, el trol entró y Hermione vio que tenía un aspecto más brutal que aquel con el que se enfrentó tiempo atrás y se quedó inmóvil del miedo.

El trol quiso aplastar a Gimli, pero este esquivó el golpe, sin embargo, la lápida de Balin quedó destruida, estas dos cosas hicieron reaccionar a Hermione.

―¡Conjuntivitis! ―gritó y el trol quedó ciego dando traspiés.

»¡Wingardium Leviosa! ―gritó, y derribó al trol de la misma manera que sucedió cuando tenía once años.

Los orcos ante el poder de Hermione corrieron despavoridos a llamar refuerzos.

―¡Vayámonos deprisa! ―ordenó Aragorn.

―¡Espera un momento! ―reclamó Hermione y se dirigió a la lápida de Balin.

»Reparo, Fregoteo ―dijo y la lápida quedó cómo nueva sobre los restos de Balin.

»Orchideous ―dijo solemne Hermione, mientras depositaba un ramo de flores sobre la lápida―. Descansa en paz, Balin―dijo con lágrimas que se asomaban, Gimli la miraba con respeto y enternecido, lo mismo que Legolas quien pensaba en lo gentil y sensible que era la bruja.

―¡Vámonos! ―ordenó de nuevo Aragorn y todos salieron corriendo.

En el salón de los pilares, Hermione vio con horror que los orcos les pisaban los talones, eran cientos y, lo peor de todo, es que también salían de grietas debajo del suelo y por aberturas por el techo, parecía que los orcos fuesen una especie de gekos ya que podían reptar fácil y veloz hasta abajo.

«Esto es el infierno», pensó Hermione azul del miedo.

Todo el grupo fue rodeado por orcos. Hermione creyó que sería su fin, cuando un golpe sordo y lejano seguido de un gruñido sobrenatural reverberó en el lugar. Fuera lo que fuera, hizo que todos los orcos huyeran despavoridos.

―Gandalf... ―gemía Hermione, no atreviéndose a preguntar la naturaleza del horror que se acercaba a ellos.

―Es un balrog, un demonio del mundo antiguo. ¡Corran!

Hermione corrió presurosa sin saber que la aterraba más, si la huida de los orcos o el rostro descompuesto por el miedo de Legolas. Legolas, que siempre conservaba un semblante sereno que le recordaba a Dumbledore, ahora ya no se veía hermoso. Hermione se estremeció hasta la médula.

El grupo fue cercado por una pared de fuego y el balrog se acercaba más y más. Por fortuna, Hermione conjuró un hechizo de congelar las llamas, al acordarse de sus clases de historia, en específico sobre Wendelin la rara, y todos pasaron por entre las llamas sin quemarse.

―¡Deprisa, ya estamos cerca! ¡Sólo debemos atravesar el puente! ―gritó Gandalf y todos corrieron hacia la salida.

El puente de piedra era estrecho, largo, sin baranda alguna y con un abismo negro e insondable debajo de él.

―¡¿Esto es un puente?! ¡ODIO LA EDAD MEDIA! ―gritó con todas sus fuerzas mientras atravesaba este.

Gandalf, quien era el último del grupo, estaba atravesando el puente cuando el balrog se hizo presente. Hermione dio un grito al ver la infernal forma flameante del demonio, el cual empezó a atacar al mago, quien con su poder destruyó el puente haciendo que el balrog cayese al abismo. Por desgracia, con la ayuda de su látigo arrastró al anciano junto a él.

Hermione y los hobbits quisieron ayudar a Gandalf, pero los demás les arrastraban fuera de ese lugar.

CONTINUARÁ...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top