La batalla del abismo de Helm
LA BATALLA DEL ABISMO DE HELM – LAS DOS TORRES
Hermione subió al torreón del portalón de la fortaleza, desde allí tenía una vista total del portalón y la muralla lateral, el lugar era tan alto, que ella estaría segura de no recibir alguna flecha, mientras, por el contrario, el enemigo caería ante sus hechizos.
Una lluvia torrencial empezó a caer y empezó a realizar su plan.
―Sonorus ―dijo apuntándose la garganta con su varita.
»¡YO SOY HERMIONE JEAN GRANGER, BRUJA DE HOWARTS Y DE LA CASA DE GRYFFINDOR, RETÍRENSE O MUERAN!
»¡MORSMORDRE! ―gritó y conjuró la marca tenebrosa de Voldemort, esperaba que fuese intimidante para hacer retroceder a los orcos.
»Quietus, Pericullum ―conjuró y lanzó docenas de chispas rojas al firmamento
Los orcos se detuvieron asombrados y temerosos, pero los capataces fustigaron a sus tropas con dolorosos latigazos y la horda empezó a avanzar.
Realizó varios hechizos no letales y los orcos empezaron a mover sus pies de forma incontrolada, vomitaban, estaban tiesos, confundidos y demás, pero los orcos pasaban por las armas a los hechizados.
«¡Matan a sus propios compañeros!», pensó Hermione y cerrando los ojos apuntó su varita a uno de los costados de la entrada.
―Bombarda Máxima ―gritó y rocas enormes desprendidas de la pared lateral, cayeron sobre los orcos, algunos se espantaron y trataron de huir, pero los capataces tiraron sus látigos y empezaron a decapitar a cualquiera que intentó huir de la batalla.
La horda orca apresuró sus pasos para dejar la estrecha entrada y no ser aplastada por la avalancha que provocaba la bruja.
Hermione cerró los ojos y se preparó para causar cuantas bajas pudiese.
―Bombarda máxima, bombarda máxima... Bombarda máxima ―conjuraba una y otra vez. El efecto del embrujo era letal, con la misma potencia de un cañón, eliminaba varios orcos a la vez.
En la muralla lateral, Aragorn ordenaba disparar a los arqueros, los cuales dieron cuenta de varios enemigos. Los ballesteros orcos trataban de matar al enemigo, pero los hechizos de Hermione funcionaron a la perfección y pocos fueron abatidos. Más que una batalla fue una carnicería con los orcos como la mayoría de las bajas. Pronto los orcos trataron de subir la muralla por medio de escaleras.
―Bombarda máxima, Reducto ―conjuraba una y otra vez Hermione, y pocos pudieron subir la muralla.
Un grupo de orcos trató de subir por el camino elevado que conducía al portalón, estaban cubiertos por escudos tanto arriba cómo por los costados, a Hermione le recordó la formación tortuga del ejército romano.
―Aqua Eructo, Glacius, Gliseo ―conjuró y derribó a los orcos con un chorro potente de agua, al mismo tiempo que el piso se congeló y todo el camino se convirtió en un tobogán.
»Bien, este lugar ya es impenetrable ―se dijo a sí misma.
Los orcos apuntaron ballestas gigantes contra la fortaleza y trataron de levantar escaleras gigantes para así asaltar el torreón, pero la ventajosa posición de Hermione le permitió divisar estos y destruirlos.
Ocultos a la vista de Hermione, unos orcos introducían al desagüe del muro unas bombas enormes llenas de pólvora, sin embargo, el orco encargado de encender la pólvora era muy visible y Hermione le abatió apenas le divisó.
―¿Me pregunto que pretendía al dirigirse al desagüe?―se decía Hermione.
»Accio Artefacto ―conjuró y las bombas se dirigieron dónde Hermione, la chica dio un rápido vistazo y quedo horrorizada.
»Expulso ―gritó contra cada una de las bombas y estas cayeron sobre los orcos.
»Bombarda Máxima ―conjuró sobre las caídas bombas y estas estallaron matando a muchos enemigos.
Era demasiado para los orcos y estos atacando a sus capataces, emprendieron la huida.
Tanto hombres como elfos vitorearon con fuerza, Hermione no entendió lo que dijeron ya que cayó inconsciente debido al esfuerzo.
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.
Despertó a la mañana siguiente, se hallaba en una enorme cama improvisada y cubierta de finas pieles, salió de la habitación y llegó a una esquina donde transformó la piel en un vestido (rosa chillón), encontró a una mujer y le pidió que le diese ropa más adecuada.
Salió hacia la fortaleza y se encontró con sus amigos que corrieron rápido a abrazarla.
―¡Ya estás bien! ―le dijo Gimli quien la sostuvo por la cintura y le hizo dar vueltas.
―Nos tenías preocupados ―le dijo Legolas, abrazándola, algo que sorprendió a la chica ya que los elfos eran muy flemáticos.
―Veo que por fin ha despertado ―le dijo el rey mientras se acercaba a la chica.
Hermione le hizo una reverencia.
―Lamento haberme desmayado, espero que nada haya salido mal en mi ausencia ―se excusaba la chica, nerviosa ahora de darse cuenta de no saber si los orcos regresaron.
―Los orcos no regresaron y está mañana Éomer, junto con sus jinetes y Gandalf, arribaron a la fortaleza, Lady Hermione.
―¿Lady? Disculpe, mi señor, pero no es necesario decirme así, yo no poseo ningún título nobiliario.
―¿Ah no? Eso se puede remediar, arrodíllese ―ordenó el monarca.
Hermione miró a Aragorn y este asintió con la cabeza, apenas se arrodilló, el rey desenvainó su espada y la colocó sobre los dos hombros de Hermione mientras decía formulas caballerescas.
―Levántese, Lady Hermione, defensora del abismo de Helm y protectora del reino de Rohan ―declaró de manera solemne el monarca.
―¡Hurra por Lady Hermione! ―gritaron los hombres.
Al final todos los presentes vitoreaban a Hermione mientras los cuernos del abismo de Helm resonaban a kilómetros a la redonda.
Hermione no sabía que pensar, sólo una vez en su primer año en Hogwarts la vitorearon, pero eso no podía compararse con los estruendosos vítores que le daban en ese momento, hombres, mujeres y niños, incluidos los soldados y jinetes, así también el mismísimo rey y Gandalf.
―Lo hiciste muy bien ―le dijo Gandalf
―Muchas gracias, pero sólo hice lo que nos pediste.
―Al final no fue necesaria la intervención de los jinetes de Éomer, pero de todos modos, él está feliz de que su rey haya vuelto a tomar el mando de su reino.
―¿Ahora adonde iremos, Gandalf?
―Iremos de vuelta al castillo del rey, allí decidiremos qué hacer, pero antes iremos a ver cómo están Merry y Pipin.
―¿Cómo crees que estarán Frodo y Sam?
―Esperemos que bien, ellos tienen su propio camino que recorrer, lo mismo que nosotros. Ya terminó la batalla por el abismo de Helm, y pronto comenzara la batalla por la Tierra Media ―le dijo el mago con un rostro surcado por la preocupación. La bruja se sorprendió de ver el rostro de Gandalf que se hallaba tan cansado y envejecido.
―Lo sé, sólo me queda lo mismo que a todos: el cumplir lo mejor que podamos en esta guerra y rezar por nuestros amigos para que lleguen sanos y salvos a la montaña del destino.
CONTINUARÁ...
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