El banquete

EL BANQUETE – EL RETORNO DEL REY


Gandalf le comunicó al rey Théoden, que los ents habían derrotado a Saruman, por lo que el monarca y el mago decidieron ir a Isengard. Hermione, Gimli, Legolas y Aragorn, decidieron acompañarlos.

―¿Debemos atravesar el bosque de Fangorn? ―preguntó Hermione algo aprensiva.

―No te preocupes, los Ents nos dejarán pasar a Isengard ―le contestó el mago.

Sintió el ambiente opresivo del bosque, y lo que es peor, notaba cómo si estuviese siendo observada, y es que los ents despejaban el camino para dejarlos pasar, pero nadie del grupo pareció darse cuenta.

«El bosque prohibido de Hogwarts es nada comparado a este lugar», pensó nerviosa.

―¿Gandalf, crees que haya acromantulas en el bosque? ―le interrogó, temiendo la respuesta. Harry y Ron fueron muy descriptivos cuando le contaron su aventura con Aragog y su innumerable y hambrienta prole.

―Ahora que Sauron amenaza el mundo, varias criaturas sombrías se extendieron por todas partes, no me extrañaría que hubiesen arañas gigantes en estos lares ―le contestó Gandalf, que sabía de la aventura que tuvieron los dos niños, gracias a que Hermione le había descrito está apenas se internaron en el bosque.

―Si hubiesen centauros estaría más tranquila.

―Me temo que esas criaturas no viven el bosque de Fangorn.

El grupo por fin llegó a Isengard, el lugar estaba inundado debido a que el rio desbordó por el medio, Hermione observaba con atención la alta torre, cuando de repente, unos gritos llamaron su atención, eran Merry y Pipin, quienes daban la bienvenida al grupo, mientras degustaban de comida y tabaco.

―¡Condenados hobbits! ¡Tengo sentimientos encontrados! No sé si abrazarlos o aporrearlos ―decía Gimli preso de la exasperación.

―¡Chicos, que gusto que se encuentren sanos y salvos! ―les dijo Hermione y bajándose del caballo que compartía con Aragorn, fue a abrazar a los hobbits.

Los hobbits le contaron al grupo que Barbol y los ents habían vencido a Saruman, el cual se había recluido en la torre. Gimli y los demás querían arreglar cuentas con Saruman y Grima, pero Gandalf les convenció de dejarles tranquilos ya que no suponían un peligro para nadie.

Barbol se hizo presente y saludó a los viajeros, en eso Pipin sacó algo que se encontraba tirado debajo de unas aguas estancadas.

―Dame eso de inmediato ―le ordenó el mago y Pipin le entregó lo que a Hermione le pareció una esfera de cristal negra.

Théoden se despidió de Barbol deseándole un futuro promisorio.

―Eso es imposible, ya no hay mujeres ent, ya no tenemos hijos ―dijo triste Barbol y se alejó del grupo.

―¿No sabes dónde pueden haber ido las mujeres ent? ―le preguntó Hermione a Gandalf, al enterarse de la triste historia de los pastores de los bosques.

―No tengo idea, fui al bosque viejo en la Comarca a investigar un día en mi juventud, pero sólo encontré ucornos, nadie sabe el destino de las mujeres ent.

―Y si fueron al sur o al lejano este.

―Las distancias son enormes, no veo cómo pudieron llegar tan lejos sin perecer a manos de los orcos o los salvajes humanos de Harad o las estepas orientales ―dijo y Hermione se entristeció por los ents, seres maravillosos cuya extinción ya era algo seguro.

.

.

Hermione y los demás llegaron a la ciudad del rey y fueron recibidos con gran algarabía.

―Y pensar que cuando llegamos por primera vez, pensé que un funeral era más festivo que este sitio ―dijo Gimli.

―Gandalf, ¿qué era esa cosa que te entregó Pipin? ―le preguntó Hermione.

―Ahora no es el momento para hablar de eso ―le dijo el mago, al ver cómo los hobbits estiraban el cuello para escuchar la conversación. Hermione se dio cuenta y conjuró el hechizo Muffliato para que no le escuchasen los dos hobbits.

Gandalf le explicó lo que eran los palantir.

―Algo raro en este mundo, ahora encajan las piezas de por qué Saruman nos traicionó ―dijo Gandalf―, a través de la palantir, Sauron convenció a Saruman de unírsele.

«Comunicación instantánea», pensó Hermione y le describió cómo los magos de su mundo se comunicaban a través de chimeneas, y cómo los muggles habían superado a los magos con adelantos científicos como las videollamadas.

Gandalf estaba asombrado de todo lo que le decía la chica, pero tuvo que despejar su mente debido a que el rey los convocaba a la entrada del castillo de oro para la celebrar el festín de la victoria.

―Luego de cada batalla nos reunimos en este lugar para brindar por nuestros hermanos caídos ―decía el rey al interior del castillo―, pero hoy, celebraremos que pocos perecieron en combate, y todo gracias a la protectora del reino de Rohan, Lady Hermione, la bruja castaña salvadora del abismo de Helm.

Una gran aclamación retumbó en el lugar y Hermione se sorprendió de que el rey Théoden, haya usado el término de Bruja en su discurso, al parecer, todas las dudas respecto a Hermione quedaron aclaradas y todos aceptaban su naturaleza sin caer en tontas supersticiones.

El banquete no era como se imaginaba, no habían juglares ni damas elegantes en el lugar, solo hombres brutales causando gran alboroto y echando su cerveza más en el piso que en sus gargantas.

Al menos la comida era digerible, ya que Théoden ordenó que los cocineros no escatimaran en especias y Hermione pudo disfrutar de carne bien sazonada, aunque se extrañó de la ausencia de carne de res y frutas en el banquete.

―Nadie come res ―le explicaba Aragorn―, ni siquiera los campesinos, las reses son animales de tiro.

―¿Y qué hay de la leche?, al menos toman leche ¿o no?

―¿Leche?, esa es bebida de campesinos, un caballero jamás tomaría algo así ―dijo y Hermione abrió la boca por el shock.

―Entonces la fruta, ¿también es solo para los campesinos? ―le decía la chica.

―Los caballeros también comen fruta, pero es más comida de campesinos ―le decía Aragorn y le explicaba cómo algunas comidas estaban prohibidas para los campesinos por orden del Rey.

―¡Cómo pueden prohibir algo así! ―le contesto indignada―, ¡todos somos personas iguales!... ¡Odio la edad media!

―Pero Hermione, no somos iguales ―insistía Aragorn, algo confundido con la frase de Hermione ya que él estaba bien seguro de que estaba en la tercera edad de la Tierra Media.

―¡Qué demonios, Aragorn!, de seguro Legolas y Gimli no piensan igual, ¿verdad, chicos?

―Hermione ―le decía Legolas con calma―, Aragorn tiene razón, campesinos y caballeros no pueden ser iguales o el orden del mundo colapsaría, lo mismo pasa con los elfos silvanos o los elfos de Rivendel, por lo tanto, es natural que algunas comidas sean sólo para los campesinos y se les prohíba ingerir otras.

Hermione estaba escandalizada, esperaba algo más de los elfos.

―Yo siempre creí que los elfos estaban por encima de toda esa basura del Medioevo..., ¡devuélvanme mi infancia! ¡Odio la edad media!

―Hermione..., estamos en la tercera edad de la....

―¡Sí, ya sé en qué maldita edad estamos, Legolas! ―le gritó con furia al elfo, y Legolas se quedó blanco de la impresión lo mismo que Gimli y Aragorn. Algunos hombres estiraban sus cuellos para saber el motivo del enojo de su salvadora.

»Perdón, Legolas... no quise gritarte, de veras, lo siento ―dijo apenada Hermione y temblando un poco debido a la adrenalina.

―No tienes por qué disculparte ―le dijo Legolas que se veía algo triste.

―Claro que tengo que disculparme contigo ―le dijo una Hermione ruborizada y tomándole de las manos―, no es para nada tu culpa, fui una idiota al pensar que las cosas en este mundo serian diferentes de cómo lo eran en mi mundo en la edad media.

»Pero ¿que hay de ti Gimli? (mi fiel y confiable Gimli), ¿también en los reinos enanos sucede lo mismo?

Gimli se puso incómodo y asintió con la cabeza. Hermione bajó la vista y decidió no insistir en el asunto, pero por desgracia, la bruja vio algo extraño, una sirvienta estaba llorando y siendo consolada por una anciana mujer a cargo de las cocinas, la ropa de la niña (Hermione pensó que tendría doce años) estaba rasgada.

Hermione tuvo un estremecimiento y corrió dónde la joven y verificó sus peores temores. La anciana y la pequeña niña desparecieron por una puerta y Hermione levantó la cabeza, sus ojos estaban encendidos, debía decirle a alguien acerca de este ultraje, pero no divisó al rey, en cambio, pudo ver a Éomer.

―¡Éomer, tienes que hacer algo! ―le gritó Hermione al hombre y procedió a explicarle la situación.

―¿Y? ―dijo Éomer alzando los hombros.

―¡CÓMO QUE "Y", MALDICIÓN!

―El hombre sólo pidió su "diversión" con la campesina, todos lo hacen.

―¡¿Cómo es posible?! ¡Se supone que los caballeros defienden a los débiles y a los pobres!

―Hermione, el deber de todo caballero es proteger al rey y a la gente de bien (nobleza), no entiendo por qué te molestas, solo es una campesina.

¿Así que este era el príncipe?, ¿el caballero en brillante armadura? Solo un bruto iletrado, no mejor que sus pares de otros reinos.

No pudo controlarse, estaba tan furiosa que ni siquiera sacó su varita, sólo dio un puñetazo al guerrero en plena nariz. Éomer no habría caído por la débil fuerza de la bruja, pero pisó en falso para evitar el golpe de la chica por lo que cayó de espaldas. Hermione después puso su pie encima del pecho de Éomer y le apuntó con la varita. Todos los presentes la miraban boca abiertos.

―Todos... ¡TODOS USTEDES SON UNOS MALDITOS! ―gritó Hermione y con el Reducto destruyó el mesón principal.

Se dio cuenta de lo que había hecho y salió deprisa del castillo.

―¡Hermione, espera! ―le gritó Gandalf, detrás de él se escuchaba una refriega, la chica pensó que eran sus amigos peleando con los hombres de Rohan.

―Mejor regreso ―dijo mientras le temblaban las manos.

―Me parece que no sería prudente.

―Lo siento, lo siento, te fallé.

―No lo hiciste, yo creo que actuaste bien, yo tampoco acepto las maneras de los hombres.

― Gandalf...

―Me hubiese gustado enseñar a los hombres otras formas de pensar y actuar, pero desde que vine a este mundo, hace ya tanto tiempo, mi misión fue guiar a los hombres a vencer al gran enemigo Sauron, pero algún día tú lograrás lo que yo no pude.

―Gandalf..., sólo soy una mujer... Una estúpida y sucia mujer

―Tú eres pura, vienes de las estrellas ―le dijo el anciano y la abrazó para consolarla.

―¿Qué voy a hacer ahora?

―Lo mejor será que vayas a Minas Tirith, preséntate ante el senescal Denethor y espera nuestro arribo.

Gandalf la abrazó y entró al castillo. Hermione quería despedirse de sus amigos, pero consideró que lo mejor sería partir de inmediato.

Hermione bajó las escaleras y notó cómo la daga que le entregase la dama Galadriel vibraba con fuerza. La chica sacó la daga de su cinto y desenvaino está. Hermione tocó la hoja y sintió cómo un gancho jalaba de su ombligo, la daga era un traslador.

CONTINUARÁ...

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