XX. Morgue
ADELA
Jueves 15, Septiembre 2016.
El sol se empieza a ocultar entre las nubes grises, sorprende mente el día se había puesto un poco más frío y ventoso de lo que es normal en esta época del año.
Axel está pidiendo unos cafés en la cafetería que se encuentran al frente del hospital. Su bata blanca destacada desde afuera del local entre los demás clientes. Mi hermano converso un poco más con la chica que lo atiende, puedo ver un poco de coqueteo, pero bueno, eso es lo de siempre.
Cuando tienes dos hermanos que son extrovertidos y innecesariamente atractivos para la población femenina, te acostumbras a verlos recibir números de izquierda a derecha. Aunque yo tampoco me quedaba atrás. Para que mentir.
Me subo el cierre de mi campera azul deportiva y sonrío. Él me entrega mi café.
—Aun no puedo creer que seas todo un médico.
—Yo menos —responde riéndose entre dientes. Caminamos uno al lado del otro hasta encontrar un banco desocupado justo contra una de las paredes del hospital.
—Parece como si fuese ayer, que te escuchábamos hablar con Derek sobre medicina y muchas otras cosas que ninguno de los dos comprendía.
—Bueno, ustedes dos, dentro de todo, siguieron carreras entrelazadas. Me sentía un poco desplazado. —Lo codeo suavemente y él hace una mueca de mentira—. ¿Derek te ha mandado algún mensaje?
—No, nada. Supongo que debe estar atascado en la oficina.
—No debe ser fácil trabaja con la tía Belén, aun si es familia y la amamos, no podría trabajar para un familiar.
—Opino lo mismo. Además de que no hay un mejor jefe que Jordan —digo riendo un poco. Axel mira hacia la entrada de la guardia y veo a una chica algo bajita mirándonos—; ¿Mérida?
—Shhhhh, silencio. Te ves más bonita calladita —murmura sin mover sus labios.
Ella se debate mucho en acercarse o no. Quiero sacar la carcajada que tengo atorada en mi garganta, pero mantengo mi cara de curiosidad.
Si nos ven a Axel y a mí, es bastante obvio que estamos relacionados. Digo, somos mellizos. Es bastante cómico que esta chica crea que yo soy una conquista de Axel, y sobre todo porque tengo mejores gustos.
—Hey, ¿Axel? —Su voz es delicada y me hace preguntar si ha hecho canto, sería muy famosa. Desvía su mirada hacia mí—; ¿estás ocupado?
—No, no lo está —contesto parándome de un salto y tendiendo mi mano—. Soy Adela Parker, la hermana.
—Oh, mucho gusto. Soy...
—Mérida, lo sé. —Vuelvo a responder mientras sacudo su mano. Rápidamente la suelto para tomar mi celular de mi bolsillo—. Tengo que hacer una llamada, Axel. Hablen, que vuelvo enseguida.
—Seguro —formula finalmente mi hermano, quien mantenía su boca abierta. Se recompone y asiente hacia mí con una maldad en sus ojos—; no te metas en problemas.
****
DEREK
Mi celular vibra en mi pantalón y cierro los ojos. Si es otro mánager de alguna celebridad, otro publicista o lo que sea, perderé mis estribos.
La reunión de dos horas con los directivos y obviamente mi tía, duro cuatro. A eso súmenle que decidieron a echar a dos chicos de redacción y otro de entrevistas por no sé qué. Lo único que me intereso es saber que debería cubrir sus lugares hasta que encontraran reemplazos, dándome dos horas más para mezclar las cosas que ellos tenían que hacer con las mías. Creo que mi secretaria me odia en estos momentos.
—Buen día, hermano mayor.
Suelto un suspiro dejándome caer en la silla de mi oficina. Ella ríe.
—Eso no suena muy alentador. ¿No te agrada escuchar a tu hermana favorita?
—No es como si tuviera 5000, ¿verdad?
—Podrías, con mamá y papá nunca se sabe. Los 80 fueron años salvajes.
Me río al escucharla. Es verdad que nuestros se aman y muy seguido, pero no creo que tengamos hermanos perdidos por el mundo.
— ¿Todo bien el tour del hospital?
—Si, hasta que nos interrumpieron. Tuve que dejarlo solo unos segundos con su amada.
— ¿Mérida? Interesante. Me había dicho que las cosas no iban muy bien. Algo sobre su ex.
—Sí, me conto algo similar. Sin embargo, a ella no le gusto verlo acompañado.
— ¿Por ti? No entiendo como no unió cabos y se dio cuenta que son mellizos.
—Bueno, a veces los celos ciegan a algunas personas —contesta Ela. Me la imagino encogiendo sus hombros—. ¿Vendrás a buscarnos para ir a cenar?
Observo el reloj en mi muñeca. Son las cinco y ya estoy hambriento, aun cuando una montaña de papeles me mira desde lo lejos.
—Dame media hora más y estaré en camino.
—Okey, le diré a Axel que me muestre la morgue. Es lo único que nos falta.
—Espero que estés bromeando, hermanita.
—Yo no —responde riendo una vez más—; te odio, Derek. Mucho.
—Yo también te amo, caprichosa.
***
AXEL
Mérida me mira con sus mejillas sonrojadas mientras balbucea sobre algo de los horarios. Sus ojos son de color café claro y están decorados con pequeñas pecas que solo notas cuando la miras atentamente. Como yo.
Oh por Dios, me he convertido en un acosador. Lo último que necesitaba.
Se mueve sobre sus pies lo suficiente como para volverme loco. Me acerco un paso y sujeto su brazo deteniéndola. Ella sube su mirada a la mía y traga en seco.
—Deja de ponerte nerviosa, no muerdo.
—No sabía que tenías una hermana melliza.
—Tú dijiste que no querías conocerme mucho porque no querías enamorarte. Pensé que saber si tenía hermanos o no caí en la categoría de conocerme mucho —contesto. Luego tomo todo mi café de un trago—; ¿necesitas algo urgente, Mer, o puedo volver con mi hermana?
—Lo siento —dice despacio. Y sus ojos se llenan de lágrimas, pero rápidamente se van—. Siento haberte lastimado con mis palabras.
—Si, bueno, a nadie le gusta ser al que echan de la cama a las cuatro de la mañana. Tampoco fue lindo que me llamaras un "error".
Hago una mueca al recordar el incidente. Una equivocación como ella nombro varias veces.
Yo realmente esperaba ir lento con ella. No necesitaba que tuviéramos sexo para saber que ella es una persona especial, única e increíblemente delicada. Ella podría destruirme sin intentarlo, como ya lo hizo.
Pero una cosa llevo a otra y acabamos entre sabanas revueltas. Después llego su ex borracho a la puerta de su departamento, ella lo dejo pasar y desmayarse en el baño. Luego solo me despacho. Sin un beso.
—Esa noche, yo...
—No —respondo serio y me muerdo mi labio inferior cuando ella me da esa mirada—. No quiero ser un idiota, o ser un estúpido contigo, pero esto no es algo que me encante. Sentirme como una basura o un pañuelo usado, no es bonito. No se lo deseo a nadie.
≫He tenido mi cuota de chicas, no lo niego. He tenido parejas de una noche y tampoco pienso esconder eso. Pero jamás las eche a la mitad de la noche, ni las trate como muñecas intercambiables. Creo que merezco más que eso, Mérida.
—Lo haces —murmura asintiendo. Veo de reojo a mi hermana hablar por teléfono, ella ríe y también miro a Mérida obsérvala—. Ahora es tan obvio que son hermanos.
—Nueve meses juntos en un útero une a la gente.
—Sí, exacto —responde suspirando. Ella pone los papeles que sostenía debajo de su brazo y los cruza—. Honestamente venia para ver si era verdad el rumor que corría entre las chicas, sobre tú mostrando el hospital con una rubia alta y hermosa. Tenía celos, pero viendo que es tu hermana, melliza y que yo te trate como la mierda la última vez, sé que no era mi lugar. Aun si la mujer de la que todos hablan fuera una amiga tuya.
Asiento pensando en sus palabras. Sé que sus amigas de la estación de enfermeras vieron a mi hermana, sabían que el rumor iba a correr entre los pasillos, pero de nuevo, somos mellizos. Pensé que gente que estudio medicina de algún modo u otro lo notaría.
—Ella se ve como una increíble mujer.
—Lo es, daría mi vida por ella. Mi hermano mayor, su novio y yo daríamos nuestras vidas.
—Bien —dice sin saber muy bien que decirme. Ella muerde su labio y yo solo la observo. Siento una mano en mi hombro y sé que es Adela—. Los dejo entonces.
—Fue un gusto conocerte —contesta Ela sonriendo con la boca cerrada. Ella me conoce y sabe que las cosas no están bien.
Ambos vemos a Mérida irse y yo suelto mi aliento. Ela palmea mi pecho y deja de sonreír.
— ¿Debo ir a patearle el culo?
—No. Creo que ella tiene heridas internas, no necesita más —contesto encogiéndome de hombros. Ella prende su brazo a mi cintura mientras empezamos a caminar hacia adentro del hospital.
Beso su frente.
—Derek dice que vendrá en una hora o algo así a buscarnos. Así que tenemos tiempo para que me muestres la morgue.
—Así que hablabas con él, pensaba que hablabas con Leo.
—Hoy se fue a Londres, ¿recuerdas? Tengo que darnos espacio para poder extrañarlo.
—Seguro. Porque ya no lo extrañas lo suficiente, ¿no?
—Puedo extrañarlo más —dice segura de si misma. Se apoya contra una columna, cuando me detengo al frente del mostrador de emergencias. Las chicas administrativas me saludan—. Eres amigo de todos.
—Se llama ser amable, Ela. —Chasqueo mi lengua y ella voltea sus ojos.
—Así que... los rumores no mentían del todo —contesta una voz desde atrás mío. Pongo los ojos en blanco y Ela me mira divertida—. Hola, Parker.
—Jeff, ¿no deberías estar haciendo tus rondas?
—Venía a ver con mis ojos a tu compañía. Ha estado quitando alientos y corazones por todo el edificio.
—Adela Parker, mucho gusto.
—Jeffrey Grant, amigo de tu hermano.
—Por fin alguien que reconoce nuestro parentesco.
—No es muy difícil, Adela.
—Ela, puedes llamarme Ela. Ya me caes bien —asegura mi hermana tendiéndole la mano.
Aclaro mi garganta cuando Jeff mira a mi hermana por demasiado tiempo.
—Creo que debes ir a dar tus rondas.
—Sí, de acuerdo. Nos veremos por ahí, Ela —accede sonriendo de costado. Asiente hacia Ela y se va.
— ¿Te gusta enamorar a mis amigos?
—No es mi culpa que fuimos hechos con mucho amor. ¿Vamos por mi tour a la morgue?
Cuando estoy por empezar a contestarle algo sarcástico, un escalofrío corre por mi cuerpo. Es como si mis instintos se despertaran gritando en mi cuerpo.
No es raro que en las guardias haya gritos, siempre que hay heridos entrando los hay. Pero esta vez escucho algo debajo de los gritos. Un ruido que esperas oir solo en películas o documentales.
Porque el ruido se asemeja mucho a la de un arma cuando le sacan el seguro. Lo escucho de nuevo y sé que no es una trampa de mi mente.
Adela reacciona antes al agarrar ambos lados de mi bata y arrastrarme contra ella para ir abajo del mostrador. La gente se mueve rápido a nuestro alrededor, pero en el momento que las balas llegan por todos lados, el mundo parece quedarse mudo.
Sujeto la cintura de Ela con fuerza, tratando de cubrirla con mi cuerpo. Mi lado protector sale a la superficie y también piensa en Mérida.
¿Está a salvo? ¿Alguien le cubrirá la espalda?
¿Quedara algo de nosotros después de esto?
El mundo se mueve lento y a la vez deprisa. Los gritos no paran, la sala de emergencia se vuelve un caos y nosotros dos nos tiramos al piso detrás del mostrador.
Antes de sentir el choque en mi cuerpo, siento dolor. Lucho contra Adela, quien no me deja protegerla. Puedo vernos como una tragedia. Dos hermanos que se amaban mucho, lo suficiente para dejar la vida por el otro.
Las balas no paran y de pronto lo hacen. Suelto mi respiración esperando algo. No estoy seguro de que.
Aunque sé que quisiera decir que ambos estamos bien.
Que Adela hizo un comentario irónico y enfurecido. Para luego pararse y ver si están todos bien.
Que me levante y todo fue una ensoñación catastrófica. Que ambos seguidos bromeando sobre el tour por la morgue.
Pero al momento en que mi cuerpo toca el suelo y el suyo se desploma junto al mío, sé que no es así.
*****
Les dejo algo pa que disfruten después de eso
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