XV. Tatuado
DEREK
Sábado 13, Agosto 2016.
—Eres un tonto, ¿lo sabes, no?
Brisa me regala una sonrisa enloquecedora que me tiene mirándola por más tiempo. Ella se acerca a mí y cierra la canilla de agua aun cuando tengo mis manos llenas de detergente y un plato más por limpiar. Su nariz roza con la mía y sus manos se apoyan en mi brazo, su cuerpo apoyado contra mi costado.
—Cuidemos el planeta, no puedes derrochar agua solo porque te quito el aliento —susurra como si eso fuera un secreto. Sus ojos brillan divertidos—. ¿Te comió la lengua un ratón? Con lo que me gustaba tu lengua.
Sin poder evitarlo, dejo salir una risa baja. Ella puede ser toda directa e impulsiva con sus palabras pero veo sus mejillas ponerse coloradas y cómo su cuerpo responde al mío.
Vuelvo a mi trabajo tratando de tener la cocina limpia... para poder ensuciarla de nuevo.
Brisa se aleja de mí lentamente. Siento su incertidumbre y la timidez ganando en su mente pero me encargo de que no vaya muy lejos cuando engancho su mirada. Ella detiene su andar y se apoya en la heladera.
Con los platos limpios, paso un último trato por la mesada de la cocina y me dirijo a ella. Sus pupilas se dilatan y siento que mis labios se estiran en una sonrisa.
—Dijiste que cuidara del planeta, así que eso hice —digo mirando alternativamente entre sus labios y sus ojos—; ahora voy a cuidar de ti, Brisa.
Mis manos no esperan para sostener su cintura y acomodarla en la encimera. Un suave jadeo escapa de su boca, sus piernas atrapan mi cadera y nuestros cuerpos se encuentran en sintonía.
—Acabas de limpiar la cocina.
— ¿Y? —Me encargo de distraerla dejando besos por su cuello, barbilla y mejillas. Sus labios se abren pero no voy a ellos de inmediato—. No quería que ensuciaras este lindo par de jeans que me vuelven loco de una buena manera.
Sus manos aprietan mis hombros cuando retiro uno de los breteles de su top, beso todo el camino a su escote. Sonrío contra su piel, huelo su perfume floral y trato de memorizarlo,
Grabarlo en mis sentidos.
Ella ajusta el agarre de sus piernas, me apuro y a la vez me hace ir lento con sus dedos enredados en mi pelo cuando logro sacarle la parte de arriba completamente. Murmuro suave palabras antes de juntar nuestras bocas.
—Eres tan... intenso, Derek —dice casi sin aliento. Veo como muerde su labio cuando la acerco aún más a mi cuerpo—; no quiero tener que rogarte.
—Nunca querría que ruegues, novia —contesto mientras mis manos y boca atacan su piel sin dejar marcas o lastimarla. Jamás haría eso—; pero hoy me dejarás amarte.
—Pensé que tú no decías amar, sino odiar...
Por un momento sus palabras me descolocan. Brisa aprovecha para adueñarse de mi camisa y sacarla de su camino.
Dos de mis neuronas conectan los que dijo con el dicho entre mis hermanos. Los "te odio" que disfrazan un te amo, hermano o hermana. Sonrío de costado, agarro su nuca antes de que baje su boca a mi cuello.
Ella arruga su entrecejo y su lo aliso con el pulgar de mi otra mano.
—Brisa Ayana. Jamás oirás un te odio de mis labios, porque los dos sabemos que ninguna palabra describirá lo que siento por ti. Ni siquiera esa.
≫Pero quiero amarte para demostrarte en acciones lo que eres para mí.
Ella abre sus ojos y veo que la tome por sorpresa. Yo sonrío y la beso despacio.
Tomo impulso al agarrarla entre mis brazos y encaminarnos a su habitación. Ella sale de su aturdimiento y deja besos en mi piel expuesta. Reímos cuando uno de sus besos casi desencadena que nos caigamos.
—Pones a juego mi paciencia, novia.
—Tal vez quiero que vayas más rápido, novio.
—Lástima que esta vez vaya a adorarte, lento y constante. Quiero marcarte sin hacerlo. Quiero que me recuerdes en tus sueños —digo dejándola en la cama. Me coloco encima suyo, beso el centro de su garganta—; de una buena manera.
—No creo que seas fácil de olvidar, Derek Parker.
—Ni tú, Brisa Ayana —respondo mientras saco sus jeans, botas y toda la ropa que encuentro en mi camino. Ella ayuda con mi cinturón y pantalón.
—Siento que podrías quedar tatuado en mi piel...
—Quiero eso —digo mordiendo su labio inferior, sus uñas arañan suavemente mi espalda—; quiero quedar tatuado en tu corazón.
***
Domingo 14, Agosto 2016.
Bostezo. Lo más silencioso que puedo al ver como Brisa se encuentra recostada contra mi cuerpo.
Las sábanas están por todos lados menos encima de nosotros. Niego con la cabeza. De todos modos, están a mediados de agosto, no es algo que me moleste.
Salgo de la cama sin dejar de verla. Por un lado porque no quiero despertarla, por otro me gusta verla tan en paz. Libre.
Me pongo mis bóxer y pantalón. Recuerdo que la camisa se encuentra en el piso de la cocina, así que me dirijo allá.
Luego de pensar y ver lo que sus alacenas tienen, decido hacer el clásico desayuno de huevos revueltos con tostadas y café. A penas termino de cocinar estoy debatiendo en sí debería llevarlo a la cama o ir a buscarla pero escucho unos pasos en el pasillo que eliminan mi discusión interna.
—Buen día, novia —digo al verla entrar con una remera grande de los Rolling Stone. Su pelo revuelto me saluda también cuando se pone de puntas para darme un beso—. Eres todo un espectáculo.
—Sí. Mi pelo inflado, mi probablemente maquillaje corrido y mi ropa gritan espectáculo... de circo —murmura todavía algo dormida. Se sienta en el comedor y suspira con placer cuando pongo el café enfrente de ella—. Gracias.
—Te recuerdo que te has sacado el maquillaje luego de la segunda ronda —contesto sonriéndole. Acomodo todas las cosas y me siento al lado suyo—. Y me gusta que tu pelo se vea salvaje, quiero verlo así todas las mañanas.
—Más te vale que lo ames. —Brisa decide darnos de comer, con dos tenedores diferentes, pero de un mismo plato—. Tus dedos se divirtieron con él toda la noche.
—No es con lo único con lo que se divirtieron —susurro en su cuello, dejo un beso superficial y ella pone los ojos en blanco—; eres mi espectáculo, Brisa. El principal y el único.
—Eso es bueno porque luego de anoche, puedo decir que me gusta mucho la clase de show que das tú.
— ¿Mejores que los que da Leo Prince en un escenario? —Ella ríe y niega con la cabeza—. Me siento ofendido.
—Él canta, sabe tocar la guitarra y cocina de los dioses. Pero tú... también cocinas de los dioses —dice acercando su cara a la mía—; y das la clase de shows privados que me gustan.
—Esa es la respuesta que buscaba, novia —Beso sus labios dulcemente.
—Tatuado en mi corazón, novio.
—Tatuado en mi alma, novia.
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