VIII
ODI ET AMO.
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel, AU, ABO.
Parejas: Am... ¿muchas? Harem.
Derechos: a suspirar.
Advertencias: ésta es una historia que he escrito solamente para darme gusto, es una completa paja mental llena de clichés con smut involuntario muy consciente de mi parte. Siendo un ABO encontraremos lo que debemos encontrar en un Omegaverse, así que sobre aviso no hay engaño, esto no es la Divina Comedia ni Cien Años de Soledad.
Pero gracias por leerme.
***
VIII
-¡ALFAAA!
Buck se estremeció, relajando su cuerpo acto seguido luego de tener su orgasmo, jadeando aprisa con la mirada perdida que recorrió su estudio. Libros tirados y algunas ciruelas rodando por el fino tapete que decoraba el suelo. Lord Stark le abrazó, besando su Marca que le hizo estremecerse con ese Nudo haciéndole gemir de forma suave al enterrarse bien en él con esa semilla que su señor insistía en poner en su interior. El joven Omega tumbado en la mesa de su estudio con su Alfa sobre él, entre sus piernas que aflojaron su agarre, con las túnicas todas estropeadas, revueltas. Las farolas rojas se encendían con mayor regularidad en su Nido después de que regresaran de visitar la Provincia del Este y Buck no estaba muy seguro de la razón, no que se quejara de ello. Parecía que ambos tenían necesidad uno del otro, sobre todo Lord Stark de anudarle.
-Mi hermoso Omega...
-Alfa.
-¿Qué era lo que tratabas de decirme hace unos momentos?
-... creo que lo olvidé, Mi Señor.
Lord Stark rió, levantando su rostro de su cuello para besarle sin prisas, acariciando sus mejillas sonrojadas con algunas gotas de sudor. Buck abrió sus ojos, recordando.
-Alfa, hay algo que quisiera pedirte.
-Nómbralo.
-Siempre dices eso, un día te pediré una estrella para ver si eres capaz de conseguirla.
-¿Eso es una amenaza o advertencia?
-Alfa...
-Dime qué es lo que deseas.
-Quisiera... un favor especial, no es para mí. Es para Quill.
-¿No destruyeron nada, verdad?
-¡Alfa!
-Solo estaba asegurándome. Te escucho.
-¿Puedes prometerme que nunca lo darás como regalo o intercambio?
-Bucky, ¿qué clase de...?
-Por favor.
Lord Stark arqueó una ceja, mirándole confundido. -¿Sucedió algo de lo que deba enterarme?
-No -Buck negó, acariciando sus cabellos sueltos- Pero no quiero verlo ser tratado como un trofeo que alguien reclame por capricho.
-Cariño, jamás en este Dominio alguien es tratado de semejante forma.
-Alfa, dame tu palabra.
-Los Dioses tengan piedad de mí.
-Por favor.
-No me gusta ver a mi hermoso Omega rogar. Está bien. Tienes mi palabra de honor que Quill no es ni será trofeo de nadie. ¿Satisfecho?
-Mucho.
-¿Una vez más? -sonrió depredador Lord Stark.
-¿Qué sucede contigo, Alfa?
Quill había regresado inquieto y asustado luego de conseguir las hierbas medicinales que aliviaron el malestar de Buck, el cual no pudo sacarle palabra alguna de la razón para estar así. Sospechó de Lord Odinson por dos cosas: su aroma en su amigo y la manera en que le veía a hurtadillas, enviando a Quill a mandados con diferentes pretextos para que no estuviera en la misma habitación que aquel Alfa mientras duró su estancia en el Dominio de los Odinson. Ahora su amigo estaba distante, como si esperase algo malo que no llegaba, incluso ese Celo que esperaba no llegó, producto de alguna preocupación. Estando de vuelta en casa, Buck confió que el ambiente familiar le devolviera esas bromas y risas que le sacaban de quicio, mientras estaba muy a gusto recibiendo mayores atenciones de Lord Stark, dejándolo cansado. Dormía más por eso, comiendo muy poco a menos que fuese algo dulce como los postres o golosinas de los cachorros.
Esos malestares no pasaron de largo para An, quien mandó llamar al curandero del Dominio para que examinara al Omega Quinto. Ya había pasado más de un mes desde el Celo de Lord Stark, su cuerpo ya debía haberse recuperado para entonces. Buck no creyó lo que el curandero dijo a su Alfa cuando habló con éste después de sus revisiones. Un hijo de Lord Stark venía en camino. Quill no pudo contener su risa, cosa que alegró al otro Omega, aunque luego se indignó. Resultaba que ese famoso té había resultado y ahora el Dominio se llenó de farolas rojas para celebrar la concepción de un nuevo cachorro. Aquel anciano ya experto en los nacimientos de tantos Stark, le dio otra noticia que dejó boquiabierto a Buck, sino es que a todos que ya estaban asombrados del milagro. Por los síntomas y estado del Omega Quinto, el cachorro por nacer tenía altas probabilidades de ser un Alfa Pura Sangre.
-Y decías que no servías para nada -le bromeó Stev cuando su conmoción pasó.
-No creí... es decir...
-Deja eso ya, ¿no lo sientes? Anthony morirá de felicidad.
-¿No estás enojado, verdad?
-¿Enojado?
-Si es un Alfa Pura Sangre, como Pet...
-Buck, deja de leer tantos libros porque te estás llenando de ideas muy extrañas.
-Hm.
-Felicidades, mamá.
-Argh.
-Qué bueno que sea un Pura Sangre, así pagarás todos los destrozos que tú y Quill han hecho.
-¿No se supone que el Omega de mayor jerarquía los educa?
-Anthony no sigue esa tradición. Tú vas a lidiar con tu cachorro y yo me divertiré.
-Ojalá nuestro Alfa te preñe también para que yo me divierta.
-Mamá, mamá, mamá...
-¡STEV!
A mitad de primavera, en la Capital, el Rey dio formalmente el título a Lord Odinson como el Señor del Trueno, obsequiándole una medalla de oro como símbolo de su gracia y ordenando la celebración en el Reino por ello. Sentado a la derecha del Rey, el agasajado Alfa fue escuchando las felicitaciones de toda la corte como de los señores de las Provincias, mismas que venían acompañadas de la tradicional pregunta sobre lo que el bendecido por el Rey gustaría de quien estaba felicitándole. Una mera formalidad que casi siempre era respondida con alguna petición de salud o más victorias, a veces un barco o un caballo semental. Todos estaban presentes haciendo una línea para hablar, escuchando hasta el último de los nobles. Lord Stark hizo su reverencia con una sonrisa, pronunciando su pregunta a su buen amigo.
-¿Qué puede ofrecer la Casa Tercera del Norte al Señor del Trueno?
La Corte rió, porque todos conocían esa inquebrantable amistad entre los dos Alfas, así que no dudaron en que escucharían algo tan tonto como el beso de una sirena o algo así.
-Al Omega que lleva por nombre Quill.
Hubo risas porque nadie en la Capital conocía al sirviente del Omega Quinto del Dominio Stark, otros se quedaron callados con expresión inquieta, aunque no tan preocupada. Sin duda aquella petición podría ser bien complacida por el Campeón del Norte. Lord Stark se quedó mortalmente serio.
-Temo que no he prestado atención a la respuesta.
-Con gusto puedo repetirla. Quiero a Quill.
Lord Stark miró al Rey, quien pareció desconcertado de que no hubiera una respuesta afirmativa de su parte. Se volvió a Lord Odinson, haciendo una reverencia.
-Pide otra cosa, Señor del Trueno, pues lo que has solicitado no está en mi poder.
-Lo está y lo demando. ¿No eres acaso Lord Stark?
-Lo soy. Pero con pesar debo rehusarme. Nombra otra cosa, Señor del Trueno.
-Anthony -le llamó el Rey- ¿Acaso ese Omega es tuyo?
Los ojos azules de Lord Stark se posaron en su amigo. -Sí.
-¡Eso es mentira! -rugió Lord Odinson, poniéndose de pie, los murmullos no se hicieron esperar- Tu Clan está completo, tú mismo me lo aseguraste bajo mi techo. ¿Es que eres ahora un mentiroso?
-No te daré a Quill.
-No es tuyo, solo sirve en tu casa.
-No te daré a Quill.
-¡Anthony! -el Rey se levantó y el resto de la Corte con él- ¿Qué está sucediendo aquí?
-Quill se queda dónde está, Su Majestad, es decir, conmigo.
Todos se alejaron cuando Lord Odinson bajó de golpe, encarando a Lord Stark con un rugido de desafío claro y contundente que fue respondido de la misma manera. Si había algo que fuese tan peligroso como un Celo de Alfa, eran dos Alfa Pura Sangre desafiándose. El silencio cayó en la sala del Rey, nadie se atrevió a moverse mientras esos dos estaban mirándose fijamente como dos fieras a punto de lanzar el primer ataque. Lord Stark sabía que estaba insultando el honor de su Rey al negarse a obsequiar a Quill a su recién nombrado Señor del Trueno, quien además era su sobrino, por si fuera poco. Romper una tradición era cosa seria, pero el señor del Norte había dado su promesa a su Omega, y para él, una deuda de honor como ésa estaba por encima de una tradición vieja que se prestaba a esa clase de maldades.
-Nombra tus términos, Campeón del Este.
-En la Próxima Luna Llena, en el Coliseo de la Capital. Sin armas.
-Que los Dioses sean testigos.
Para cuando Lord Stark arribara a su palacio, la noticia ya se había adelantado a él. Todos sus Omegas fueron a recibirle, angustiados por aquella pelea que bien podría terminar con la muerte de alguno de los dos. Pelear de esa manera cegaba a los Alfas hasta desconocer lazos. Quill no pudo resistir las lágrimas que Buck trató de esconder en su recámara. La próxima Luna llena estaba a dos semanas de distancia. Lord Stark era fuerte, había ganado muchas batallas, pero Lord Odinson era el único que podía vencerle y eso significaría dejar al Clan Stark sin su líder, obligando al joven Pet a tomar su lugar como nuevo Lord del Dominio. Todo por defenderlo. Todo por una estúpida promesa que el idiota Omega amigo suyo había pedido a su señor mientras retozaba con él. No podía dejar a un cachorro huérfano de un padre que no iba a conocer, es que ni siquiera podía siquiera permitir que alguien como Lord Stark fuese a arriesgarse de esa manera.
-Buck, quiero hablar con Lord Stark. Cállate y hazme ese favor.
Ambos fueron con Stev, contándole sobre la petición de Quill. El Omega Segundo accedió algo inquieto, llamando a su Nido al Alfa.
-Lord Stark -Quill hizo una reverencia, tragando saliva- Estoy al tanto de las razones por las que aceptó el desafío de Lord Odinson... y estoy en contra. Le pido de la manera más humilde, si acaso mi servicio ha significado algo para usted, que desista de ese combate.
-Quill...
-No, no, no, déjeme terminar o me enredaré con mis ideas -quiso bromear, aunque sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas- Yo... yo me he sentido muy bien aquí, es decir, usted es el Alfa más inaudito que un Omega puede conocer. Nunca ha levantado un látigo para azotarme por mis hurtos de comida o las bromas que he realizado con sus cachorros. Me ha hecho sentir como en casa, Lord Stark y eso es decir ya mucho, muchísimo. Por eso no puedo permitir que se arriesgue así por mí. Amo esta familia, en verdad que lo hago, aunque sea un simple sirviente. Tan solo imaginar que usted... Buck lleva un cachorro suyo, ese muchacho necio le va a necesitar, si muere por mi culpa... no, no, no, no, no...
-Puedo ganar ese combate, Quill.
-Ahí está mi inquietud, puede... o puede que no. Ni siquiera quiero que ponga a prueba esa idea, Lord Stark. Escuche, ambos sabemos de Lord Odinson, ¿no?
Stev frunció su ceño, mirando a su señor. -¿Anthony?
-Lord Odinson está a punto de comenzar su Celo -respondió éste con un murmullo.
-Seamos sinceros, ¿quieren? -Quill temblaba- Ese Alfa a punto de ponerse necesitado, se ha cegado por esas cosas de ustedes Pura Sangre, no es que esté prendado de mí. Solo está encaprichado...
-No, Quill.
-Sssh, Buck, déjame terminar. Lo único que quiere es usarme, disfrutar de mí. Cuando haya pasado su Celo, volverá a ser el buen amigo de Lord Stark y yo... yo podré volver a casa. Nadie morirá, el mini Bucky tendrá un padre por largo tiempo, las Provincias estarán a salvo gracias a sus dos mejores Campeones y todos felices y contentos.
-El sacrificio que deseas hacer va en contra de mis principios, Quill.
-Por eso quiero hacerlo, Lord Stark -el rubio Omega se limpió una lágrima- Este Dominio vale todos los sacrificios del mundo, joder.
-Alfa -Buck contuvo su aliento- ¿Vas a...?
-Es mi decisión, Buck. YO quiero hacerlo. Si eres mi amigo vas a respetarme. ¿Lord Stark, señor?
-Con una condición, si él llega a lastimarte de gravedad, habrá combate.
-Supongo que es razonable. Gracias por cuidarme.
-Has honrado al Clan Stark, Quill, eso nunca lo olvidaré.
-Bueno, ya saben, se me da muy bien eso de honrar cadáveres.
Hubo risas tristes con abrazos apretados de los otros Omegas, conmovidos por aquellas palabras y lo que Quill estaba por hacer. Lord Stark ordenó que vistieran a Quill con las ropas de la casa, siendo él mismo quien lo escoltara hasta la Provincia del Este una vez que envió el mensaje a Lord Odinson sobre la disolución de la pelea en el Coliseo al aceptar la petición del Señor del Trueno. Quill no dijo nada en todo el camino y Lord Stark respetó ese silencio. Con el verano los campos del Este se tornaban color dorado, un aroma a seco recorría las praderas. Las pesadas trancas estaban siendo colocadas en la casa de Lord Odinson, con telares rojos cubriendo los ventanales. Su Celo estaba por comenzar. Debido a eso, fueron recibidos por Loki, quien barrió con su mirada al apagado Quill, llamando a sirvientes para que lo llevaran a donde su Alfa.
-Lady Loki -saludó Lord Stark, aunque no sonreía.
-No era necesario que viniera, Lord Stark. Un viaje de ida y vuelta es agotador incluso para alguien como usted. No queremos que pierda más de lo que ya ha perdido, o baje de rango. Sería toda una desgracia para el Clan Stark.
-¿Debe doler, no es así?
El ojiverde le miró extrañado. -¿Señor?
-Que ya no seas suficiente para Dzor.
Lord Stark se giró, dejando a un airado Omega tras él. Loki gruñó, casi aventando a un sirviente antes de pedir vino y perderse en el palacio. Quill miró el pesado portón de hierro que se abrió para él, dejándole pasar a un jardín de manzanos que llevaba a los aposentos de Lord Odinson. Ni siquiera supo de dónde sacó las fuerzas para caminar tranquilamente hasta el recibidor y luego a la recámara en la parte alta. El Alfa ya le esperaba, sentado en la orilla de su amplia cama cubierta de pieles con otras más en el suelo a modo de alfombra. Solo tenía un manto apenas cubriéndole la cadera, dejando entrever ya una erección. Su aroma volvió a marear al Omega, pero no se movió bajo el arco de la puerta. Por los Dioses que no iba a hacerle las cosas fáciles al idiota ése. Si lo quería que al menos hiciera el esfuerzo por recibirlo.
Lord Odinson pareció leerle la mente, porque arrojó al suelo la copa que bebía, rugiendo al ponerse de pie y caminar hacia él. Quill no le quitó la vista de encima, evitando bajar la mirada. No había miedo en sus ojos, al contrario, desafío que solamente avivaron esos rugidos. Las manos del Alfa arrancaron en dos partes sus túnicas tan lindas, sujetándole por su cintura para cargarle, volviendo a la cama. El Omega le lanzó un par de puñetazos, terminando sujeto por ambas muñecas por unas manos más fuertes que las suyas, sus piernas separadas de golpe y esa mirada rojiza dominando sobre los usuales ojos azules. Quill trató de morderle, en respuesta solamente recibió un beso, quejándose al sentir el peso de Lord Odinson sobre el suyo, no queriendo reaccionar a su aroma intoxicante. Su cuerpo tuvo otras ideas, percatándose de que estaba ya húmedo como lo comprobó un par de dedos del Alfa, ronroneando con una sonrisa torva al lamerlos.
-Vete al carajo -masculló Quill.
Fueron sus últimas palabras, un miembro le hizo pensar en otras cosas y una boca calló cualquier otra queja de su parte. El Omega se estremeció al sentirle dentro, gimiendo adolorido con sus piernas tratando de patear rebeldes al Alfa, a quien escuchó ronronear al apretarle en acto reflejo. Había tenido amantes ocasionales, uno que otro Alfa al que había dominado, pero Lord Odinson era otra clase, una algo grande que le recordó su primera vez. Una mano gruesa limpió la lágrima que corrió por la mejilla rojiza de Quill, ahogando sus quejidos en otro beso más, pasando su brazo por debajo de su cadera para levantarle apenas, comenzando a embestirle. Las piernas del Omega temblaron, era imposible mantener alguna dignidad con aquel espécimen poseyéndole de la manera en que lo hizo. Lord Odinson se irguió, sentándose sobre sus pantorrillas, atrayendo a Quill hacia su cadera, dejándole sobre su regazo. Una posición que le dio el poder de escuchar los gritos del Omega al dar con su próstata.
Con sus piernas sobre los brazos del Alfa, le fue imposible a Quill poder guardarse algo, su propio miembro ya endurecido, a punto de correrse. Ese vaivén fue demasiado para él, arañando las manos que le sujetaban las caderas sin piedad al terminar sin tocarse siquiera. Apenas estaba recuperando el aire cuando se sintió de nuevo excitado, enrojeciendo hasta las orejas al ver la mirada lasciva de Lord Odinson sobre él, sonriendo malicioso. El Omega tuvo dos orgasmos más, quedando con el cuerpo flojo para entonces y que seguía recibiendo ese incesante martilleo con una mano del Alfa tomando el semen de su vientre para probarlo ante la mirada atónita de Quill, quien respingó, tensándose al sentir el Nudo comenzar a formarse. Se había hecho a la idea de aquello, pero en la práctica el terror le invadió al haber olvidado algo de suma importancia. No había tenido su Celo y ese Nudo bien podía provocarlo ahí, en ese instante, lo cual era la peor de las ideas.
Lord Odinson lo atrajo hacia sí, sintiendo como aquella erección se enterraba profundo en él con un beso posesivo. Su cuerpo tembló una vez más, pero esta vez por placer y dolor mezclados cuando el Nudo entró de golpe en su cuerpo, gritando contra los labios del Alfa que le llenó con su semilla. Todo se sintió como si de pronto tuviera fiebre y supo que el aroma, la saliva, el sudor, todo lo de Lord Odinson había disparado su Celo que aquel olfateó, dilatando sus pupilas. Esta vez fue el Omega quien insistió en sentirle de nuevo duro y penetrándole con esa misma ferocidad con la que peleaba, olvidándose hasta de su propio nombre, mordiendo, arañando, incluso rugiendo a su Alfa, tirando de sus cabellos al tener un nuevo Nudo, su vientre recibiendo más semen. Quill terminó gritando el nombre de Lord Odinson mientras éste le estampaba contra la pared, la mesa que no resistió, una de las ventanas donde quedaron marcadas sus manos.
Mordiéndose un puño para no llorar al escuchar a su Alfa decirle que lo amaba, sabiendo que era tan solo el Celo el que hablaba por él.
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