Preferí esperarte
[Narra Robin]
Estando en la habitación pecera, mi lugar preferido para leer, entró Nami hecha una furia, gritando.
-¡Que dejes de seguirme! ¡Ya te he dicho que no era yo, maldito pesado!
Tras ella entró Usopp. O mejor dicho, el detective Usopp. Al verme allí, ambos se detuvieron para mirarme.
-Pues si no has sido tú...- Usopp me señaló con el dedo índice, acusador.- ¡Robin, eres culpable!
"Y tan culpable", pensé yo. Pero se suponía que no sabía de que iba todo eso, así que actúe lo mejor que supe.
-¿Eh? ¿De qué se me acusa?- Pregunté dejando mi libro a un lado y mirando a mis nakamas con expresión de no entender nada.
-¡No digas tonterías, Usopp! Robin nunca se acostaría con Sanji, es imposible que fuese ella.- Nami salió en mi defensa. Mejor, más creíble sería todo.
-¿Acostarme con Sanji?- Reí ante mi propio comentario.- ¿De dónde sacas eso?
-Verás, Robin. Ayer por la noche escuché a dos de nuestros nakamas... Ya sabes, haciendo eso. En ese momento pensé que lo estaba imaginando, pero cada vez estoy más convencido de que así era.
-¿Y por qué tenemos que ser una de nosotras? ¡Es absurdo!- A Nami parecía ofenderle la acusación.
-¡Pues porque sois las únicas mujeres de la tripulación, es evidente!- El de la nariz larga, por su parte, parecía desesperado porque Nami le diese la razón.
-¿Y no se te ha ocurrido pensar que podría ser una mujer del pueblo? Si sospechas de Sanji no me extrañaría que fuese así.- Aunque lógico, el razonamiento de Nami era erróneo. En parte me sentía culpable por hacer pasar a mi amiga por esa situación, pero por otra me estaba resultando muy divertido todo aquello.
Usopp se sentó cerca de mí con los ojos cerrados y la desesperación marcada en el rostro.
-¡Ah, maldita sea, no puedo ir interrogando a las mujeres del pueblo!- Al fin se quitó el sombrero, tal vez eso significase que abandonaba la investigación.
-O tal vez fuesen dos de los chicos a quiénes escuchaste.- Intervine yo mientras hojeaba distraídamente mi libro.
Nami me miro con cara de sorpresa y Usopp negaba con la cabeza.
-No, no. Estoy seguro de que eran un hombre y una mujer, no me cabe duda.- En ese momento debió de darse cuenta de lo peculiar de lo que había dicho y me miro extrañado.- ¿Pero en qué clase de cosas estás pensando siempre para salir con esos comentarios?
Nami, ya más calmada, parecía disfrutar ahora del desconcierto de Usopp. Se rió con la situación que había propuesto y decidió marcharse.
-En fin, os dejo con vuestras oscuras sospechas. Hay un par de tiendas en el pueblo que aún no he visitado y me gustaría hacerlo antes de que termine de cargarse el Log pose.- Antes de salir nos advirtió de algo más.- Por cierto chicos, según me han dicho en el pueblo mañana ya estará cargado, así que aprovechad hoy si tenéis que hacer algo.- Salió y cerró la puerta tras ella.
-Aaaah, se me ha escapado esa astuta gata.- Dijo Usopp en un suspiro.
-¿Aún crees que era ella?- Pregunté divertida.
-Claro que sí, eran ellos dos. Es que estoy seguro porque son los candidatos adecuados.- Me dio la impresión de que Usopp se estaba mordiendo la lengua, y decidí darle cuerda a ver si me contaba algo más.
-¿Adecuados por qué? La navegante-san nunca ha mostrado interés por Sanji, puede que realmente sí fuese alguna mujer de la isla.- Cuantas más candidatas hubiese, más fácil sería despistarle.
-¡Aaaah!- Exclamó mi nakama a la desesperada.- Te voy a contar algo porque si no voy a reventar, pero prometeme que no se lo dirás a nadie.
-Puedes confiar en mí.- Le sonreí para reforzar mis palabras.
-Bien. Verás, en la isla anterior a esta, cuando Sanji y Nami se quedaron vigilando el barco, yo volví porque me había dejado el dinero en la habitación de los chicos. Cuando entré, ambos estaban ahí sentados muy juntitos, y además se pusieron muy nerviosos al verme aparecer.- Yo arqueé una ceja, eso sí que no me lo esperaba.
-De todas formas eso tampoco determina que haya pasado nada entre ellos.- Esta vez era yo la que defendía a Nami, le debía el favor.- Además, la navegante-san me habría comentado algo.
Usopp suspiró.
-Ya no sé que pensar.- Usopp también se dirigió a la salida.- Lo mejor será olvidarse del tema, perdona por interrumpirte, Robin, y gracias por tu ayuda.
-No es nada.- Dije sonriente al alicaído Usopp, que se marchó para dejarme de nuevo a solas con mi libro.
[Narra Nami]
Esto iba mal, iba muy mal. Dije que quería visitar más tiendas, pero en realidad a donde iba era a buscar a Sanji, (que sabía que había ido al pueblo) para ponerle al corriente de la situación. No tardé en encontrarle, solo tuve que ir al mercado más grande que había.
-¡¡Nami-chwaaaaan!!- Exclamó él al ver que me acercaba.- ¿Me estabas buscando?
-Así es.- Respondí malhumorada, aunque a él le complacía que fuese así.- ¿Se puede saber qué has ido contando por ahí?
-¿Eh? ¿Contar de qué?- Le había cortado el rollo al cocinero, pero es que la situación me encabronaba.
-No te hagas el loco, sabes de sobra a lo que me refiero.- En vista de que Sanji no colaboraba (o realmente no sabía a lo que me refería) se lo tuve que aclarar, pero en voz más baja.- Lo de nuestro... Accidente.
Sanji comprendió a lo que me refería, pero estaba extrañado.
-Pero Nami-san, yo no le he dicho nada a nadie, te lo juro.- Parecía sincero, pero no le creí.- Además, yo no lo llamaría accidente.
-Accidente, Sanji, un horrible accidente.- Recalqué para matar sus ilusiones.
-A mí me gusta más llamarlo "El mejor día de mi vida".- Dijo él con añoranza. Me estaba poniendo de los nervios, y además me había distraído.
-¡No me líes! El caso es que Usopp sabe algo, me ha acusado de habernos acostado ayer por la noche.- La cara de sorpresa de Sanji me confirmó que no le había dicho nada.
-¿Y en qué se basa para decir eso? No me malinterpretes, preciosa mía, me encantarí- Le interrumpí antes de que pudiese terminar esa frase. Le conté todo lo que Usopp había escuchado y lo que sospechaba, y también la charla con Robin.- ¡¿Qué?! ¿Entonces alguien ha...?- Yo asentí con la cabeza.- ¡¿Quién se ha atrevido a tocar a mi dulce arqueóloga?!
Suspiré. Sanji era demasiado mujeriego, así no había quien le tomase en serio.
-Robin no era. Ella también se sorprendió al oirlo.- Sanji se calmó un poco.- Y la verdad, yo pensaba que sí serías tú uno de los dos.
-¿Yo?- Eso no se lo esperaba.- Nami-chwan, yo nunca haría eso con alguien que no fueses tú, soy un caballero con todas las mujeres pero tú eres la única con la q- Le volví a interrumpir, no quería escuchar sus mentiras.
-Nunca pasará. Aquel beso fue un error, ya te lo he dicho, pero nunca dejaré que se repita ni que vaya a más.- Me apresuré a dejar todo bien claro, notando algo de rubor en mis mejillas.
-¿Por qué me rompes el corazón, Nami-san?- Sanji se llevó una mano al pecho, dónde estaría situado su corazón.
-¡Bah!- Me marché de allí airada, pero por lo menos sabía que Sanji no había soltado prenda.
[Narra Zoro]
Después de la comida, me senté en la cubierta a disfrutar del sol mientras contemplaba a nuestro capitán corretear tras el doctor mientras jugaban a algo. Poco a poco fue venciéndome el sueño y me quedé dormido tal cual estaba, era una buena hora para la siesta.
No sé cuánto rato estuve durmiendo, pero de repente me desperté sobresaltado al sentir que desde atrás me sujetaban por los brazos. "No es posible", pensé al darme cuenta de que tras de mí solo podía estar la barandilla del barco. Pero caí en la cuenta de que había alguien que sí podía hacerlo. "Robin". Y efectivamente, al mirar pude comprobar que de la barandilla salían unos brazos de mujer que estaban sujetando los míos. Miré alrededor, pero no la veía a ella por ninguna parte.
-¿Se puede saber qué haces?- Pregunté a la nada en un tono no muy alto por si alguien nos escuchaba. Luffy y Chopper ya no estaban por allí, pero nunca se sabe.
Viendo que la mujer no aparecía, forcejeé contra su habilidad, pero ella hizo aparecer otros dos brazos que ayudaron a los anteriores a contenerme. "¿A qué demonios juega?". Fue entonces cuando la vi bajando por una de las escaleras de la cubierta. Traía en el rostro esa sonrisa suya de mujer segura, mal asunto.
-Que borde eres recién despertado, espadachín-san.- La arqueóloga se acercó a mí, y sin pensárselo dos veces se sentó en mi regazo. Eso disparó todas mis alarmas e intenté zafarme de mi agarre para escapar de esa situación comprometida.
Robin sujetó mi cara entre sus manos mientras soltaba un siseo para que me calmase.
-No hay nadie en el barco, si es eso lo que te preocupa. -Dejé de forcejear y ella soltó mi rostro, bajando las manos a mi pecho.- Todos se han ido al pueblo para aprovechar el último día, mañana zarpamos.- Me informó.
-¿Y tú no vas con ellos?- Dije mirando hacia otro lado. Seguían poniéndome algo nervioso esas situaciones, pero sobre todo después de lo de esa mañana.
-Preferí esperarte.- Dijo ella con naturalidad.- ¿No quieres volver conmigo a la taberna?
Cerré el ojo sano mientras suspiraba y apoyaba la cabeza contra la barandilla. Cuando volví a abrirlo para mirarla, no pude evitar sonreírle. Me había vuelto a ganar.
-No sé cómo puedo ir a ninguna parte si me tienes aquí prisionero.- Bromeé dando un tirón contra su habilidad. Ella deshizo su agarre, haciendo desaparecer los brazos.
-¿Eso es un sí?- La mujer parecía feliz por mi aceptación.
A modo de respuesta, me puse en pie con ella en brazos y bajé del barco de un salto. La dejé delicadamente sobre tierra firme y eché a andar.
Caminábamos en silencio, pero no era incómodo. Me sentía a gusto en compañía de Robin, y además estábamos volviendo a la taberna donde empezó todo. "¿Puede considerarse esto nuestra primera cita o algo así?". Esas cosas no iban mucho conmigo, pero ir a una taberna tampoco me parecía un mal plan.
Mientras atravesábamos el trecho de bosque que había que cruzar para llegar al pueblo, Robin me dio la mano. Eso me pilló por sorpresa, pero no la aparté. Una vez más, notaba calor en mi cara, así que supongo que me había puesto rojo otra vez. Cuando sentí que el sonrojo desapareció, mire a mi acompañante y ella me devolvió la mirada, con una preciosa sonrisa.
Me dejé llevar. Sujeté a Robin por la cintura y la levanté del suelo con suma facilidad. Una vez en mis brazos, la saqué del camino para apoyar su espalda contra uno de los árboles y besarla suavemente en los labios. Sus ojos azules se clavaban directamente en los míos, y no pude evitar dedicarle otra sonrisa. Esta vez fue ella la que me besó, pero fue un beso largo y lento. Robin había pasado sus manos tras mi cuello, e incluso se había permitido enredar una en mi pelo mientras nos comíamos el uno al otro. Finalmente, fue ella quien lo detuvo mordiéndome el labio inferior momentáneamente mientras me sonreía.
Volví a ponerla en el suelo y retomé la marcha.
-Venga anda, que te entretienes.- Dije mientras me encaminaba hacia el pueblo. Escuché a Robin reírse, pero me di cuenta de que no me seguía. Me giré hacia ella para averiguar el motivo.
-Por ahí es por donde hemos venido.- Rió ella. Era maravilloso verla alegre, pero no tanto que fuese a mi costa.
-¡Ya lo sabía! Te estaba poniendo a prueba.- Me excusé, algo avergonzado.
Ella volvió a reírse, pero no me importó lo más mínimo.
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¡Y fin! Del capítulo, claro. En realidad quería escribir algo más, pero se me ha hecho tardísimo T.T No sé si ha quedado algo soso al no poder terminar como quería, espero que no D: Mañana intentaré seguir, que tengo el último examen y seré libre :')
Quiero que me digáis qué os parece la relación entre Zoro y Robin actual, a mi me encanta >.<
Ah, a las que queríais LuNa, lo siento pero al final me he decidido por Sanji x3 Me parece más creíble una relación con él aunque el personaje de Luffy me guste más
Y no sé, comentadme lo que queráis, pero comentad, que me hace mucha ilusión leer vuestras opiniones <3
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