Capitulo 13
-¿La verdad? –Volvió a sonreír, dejando de acariciarse el labio-. Es la primera vez que recurro a tal memez –Confesó un tanto abatido-. Esto lo hace un amigo mío, que no es Sandro... -Aclaró veloz, al ver como ella fruncía el ceño-. Yo no soy así de... -Alzó una mano con cierta vanidad-. Siempre va por ahí fanfarroneando, que es el dios de las mujeres y sabe que es lo que necesitan verdaderamente... -Se cruzó de brazos para evitar el alargar una mano y acariciarle el suave cabello-. Pero estoy desesperado, me tienes desesperado... No entiendo que hice, para que me rechazaras desde un principio.
-¿Acosarme, besarme sin mí consentimiento? –Señaló con remordimientos escondidos, sabiendo que ella había sido la causante de aquello. Le estaba negando al hombre, una verdad que te aseguraba el destino dorado.
-No te estoy acosando –Mostró una sonrisa por un momento-. Hoy sí, que vine a buscarte. Pero los demás días, has sido tú quien te has cruzado en mi camino.
¡Vaya, ahí tenía razón el hombre! Pensó con cierto fastidio y mirando por un momento hacia la salida, sin ver señales de Sergei. Quería que apareciera ya. Lo necesitaba como escudo para sí misma. Como Santino siguiera hablando, sabía que iba a caer ante su magnetismo y todo iría de mal en peor.
-Respecto al primer beso y segundo intento, pido disculpas –Alzó sus dos manos para juntarlas y pedir clemencia-. No debí anticiparme.
-Supongo que estas acostumbrado a ir repartiendo besos por ahí –Interrumpió en un resoplo sin mostrarle que eran celos cada vez que lo veía besar a una chica en la televisión-. Pero ésta vez, no has ganado aún ninguna carrera para que me beses.
-¿Qué? –Frunció el entrecejo por un segundo al no captar el significado de sus palabras-. ¡Ah! –Sonrió-. Mi patrocinador me obliga hacerlo al estar soltero –Se alzó de hombros-. Pero contigo no estaba obligado, lo deseaba de verdad... Supongo que si ya te caía mal antes, tras saber que me siento atraído hacía ti, deberás aborrecerme –Dijo con un brillo de esperanza en la mirada.
Lo miró por un segundo, para voltear los ojos al techo y suspirar con fuerza.
-Nunca dije que me cayeras mal. No te conozco –Se alzó de hombros-. Te lo eh dicho un par de veces.
-Pues sin embargo, yo siento como si te conociera de toda la vida –Confesó sincero-. Verás, no se trata de ningún juego idiota que utilice para ligar.
Volvió a mirar un poco impaciente hacia la salida de allí, pero no acudía nadie. ¿Dónde estaba Sergei? ¿Tanto se tardaba en una llamada de teléfono? Tenía que escapar de allí ¿Pero cómo? Sabía que es lo que Santino quería confesarle, pero no quería oírlo. No aún...
-Pero lo más chocante, es que en teoría yo no debería de sentir esa fuerte atracción hacía ti... Por ello te besé el otro día –Exhaló aire con cierta profundidad-. Lo más curioso, es que no paro de darle vueltas a la cabeza. Puede que simplemente me halle en un error, confuso por haber tenido en tiempos atrás simples relaciones. En las que comprendo, que no fueran nada importantes. Que simplemente creía que aquello era verdaderamente una atracción pasajera. Pero ahora veo, que simplemente se trataba de simples encuentros sexuales de varios días. Sin embargo, contigo eh sentido lo que nunca eh sentido... ¿Y sabes una cosa? Me asusta –Sonrió con pesar-. A la vez que también estoy triste. No entiendo porque no puedes ser tú, quiero que seas tú. No sabes lo mucho que lo deseo.
¡No, no! ¡Cállate! Gritaba mentalmente, sin quitarle los ojos de encima. Aquello se estaba complicando cada vez más, por ser una mentirosa. ¡Una maldita cobarde y mentirosa! Tragó saliva, esperando no tartamudear.
-No comprendo lo que me quieres decir muy bien –Se llevó una mano al cabello en un movimiento estudiado para no darle una patada en la espinilla y salir de allí huyendo tras gritarle perdón. Si su madre estuviera allí, tendría su mirada de asesina clavada en la nuca pro ser tan mezquina. Pero lo admitía, era una cobarde que no creía mucho en el amor a primera vista como él le había confesado.
-No pasa nada, solo quería disculparme –Dijo con voz calmada-. No tienes porque comprender lo que dije. Pero me gustaría mucho ser tu amigo –Sonrió con un cálido brillo en los ojos-. Prometo que sin besos.
-¿Sin besos? –Achicó un poco los ojos, respirando con un poco de más tranquilidad.
-Sin besos –Prometió el hombre riéndose y alargando el brazo para cerrar el trato. Probemos a ser amigos...
-¿Cómo qué probar? –Retiró veloz la mano que le ofrecía al hombre, causando que éste soltara una carcajada.
-Tranquila mujer –Rió limpiándose las lágrimas-. Me refería que si no te acabo de cuajar como amigo, puedes posicionarme en la categoría de simple conocido.
-Ah vale... -Sonrió un poco volviendo a ofrecer su mano, que Santino estrechó veloz con gran calor y mirada fija a los ojos.
-Bien amiga –Suspiró un tanto animado-, será mejor que vuelva a las pistas. Ya nos veremos por aquí –Dijo guiñándole un ojo y alejándose de allí con paso apresurado y silbando una melodía legre, que interrumpió para despedirse de Sergei que entraba en aquel momento.
-Lo siento mucho, pero me entretuvo mi hermana al teléfono –Se disculpó cuando llegó a su lado.
-¡Me abandonaste! –Le reprochó simulando enfado y pegándole con un trapo que había por allí lleno de grasa-. Mucho apoyarme, y luego nada...
-Lo siento mucho Jaimie –Volvía a disculparse avergonzado-. Prometo que no volverá a suceder ¿Fue todo bien? Vi que salía muy animado.
-Es broma tonto –Le guiñó un ojo-. Y en referencia a Santino, no se si hice bien... -Se encogió de hombros-. Acepté ser su amiga en fase de pruebas. No volverá acosarme, eso me prometió.
-¿Y podrá cumplirlo? –Preguntó dudoso.
-Más le vale –suspiró-. Y espero que sea así.
-No es por llevarte la contraria –comenzó hablar mientras ella cogía el escondido mono y se lo volvía a poner.
-Pues no lo hagas –Soltó con cierto sarcasmo subiéndose la cremallera del mono azul.
-Solo digo, que los hombres pensamos un poco diferente a vosotras –Jaimie se hacía nuevamente el moño, no sin echarle una mirada irónica ante aquella indicación-. Santino va a por ti, no puede evitarlo por mucho que te prometa –Sonrió con una mueca-. Se siente atraído, enamorado por ti... Coge el calificativo que mejor te vaya en éste momento.
-Sergei... -Le reprendió dándole un suave pellizco en el ante brazo-. No et pases de listo y deja de fastidiarme mi tranquilidad.
-¡Hay! –Se quejó frotándose en el lugar-. Pero si simplemente digo, que siendo tu amigo estará más cerca de ti... Ganando terreno. Creo que aún es peor la cosa –Se quedó pensativo por un momento, viendo como ella también pensaba en ello.
-Dios –Soltó un suspiro-. Cometí un error –Se rascó la barbilla-. Anda, acabemos esto que ya me cansé de tanta cháchara... Quiero terminarlo eh ir a darme un baño a la piscina.
-Me apunto –Se animó buscando en la caja de herramientas lo necesario para continuar.
Una hora y poco más después de que Santino se fuera, terminaban con el Aston Martin. Quedando los dos satisfechos con el resultado. Le gustaría bajarlo en aquel momento a una de las pistas para probarlo, pero era tentar mucho a su mala suerte de que alguien atara cavos y casualmente se enterara Santino de todo. De modo, que lo dejarían para el siguiente día que lo probara el mismo dueño. Ahora mismo, eran las siete y media pasadas de la tarde. En aquel momento la piscina del hotel se hallaría solitaria... Sería un baño súper relajante el poder nadar un par de largos. Pero antes, sería mejor consultar con su tío si le hacía falta que le echara una mano con alguna cosa.
Estirando un poco el cuello, se acercó en donde había dejado su móvil. Para cogerlo y darle al numero cuatro de marcación rápida. A los tres tonos le respondió Henrí.
-¡Hola, por aquí lo tenemos finalizado todo! –Saludó con voz cantarina-. ¿Entonces hoy no te hago falta? Pues me vuelvo al hotel a darme un baño en la piscina... -Rió-. Dile a Jeremy, que lo oí... -Miró a Sergei, mientras su tío le preguntaba-. Ha sido un magnifico ayudante, me lo pido para todo lo que vea que puede echarme una mano –Rió, al ver como el joven se acercaba y le daba un cariñoso beso en la mejilla-. Vale, espero tu llamada por si quieres cenar en el restaurante.
-¿Por hoy se ha terminado el día? –Preguntó obteniendo una afirmación de cabeza de ella-. ¿Qué te parece ir a tomar una cerveza bien fresca? ¿OH prefieres darte el baño?
-Mejor nos damos el baño en la piscina con la compañía de esa cerveza ¿Qué me dices?
-Que me acerco en un periquete a mí casa a buscar mi traje de baño –Le guiñó un ojo.- Quedamos en el agua... -Miró su reloj de pulsera-. ¿En media hora?
-Hecho –Aceptó Jaimie sonriendo y sacándose el mono de mecánico.
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