23. Venganza

N. Guillermo

Nada de esto se quedará así, nada de esto evitará que cumpla mi venganza, Samuel podrá haberse llevado al hijo que con tanto amor engendramos pero yo también puedo llevarme al suelo, haya nacido o no, y si debo matar a Rubén lo haré.

N. Yo

El mencionado estaba durmiendo como si jamás lo hubiese hecho, a su lado estaba un azabache de ojos morados y pecho descubierto, este lo admiraba como un dios mientras acariciaba con suavidad sus sedosos cabellos castaños sonriendo.

Era imprecionante que alguna vez quiso matarle por hacerlo viajar tanto por un núcleo que al final terminó sin usar, se levantó a ver a un pequeño de cabellos negros que lloraba en su habitación debido a su hambre, Samuel lo tomó en brazos con delicadeza y lo llevó a la cocina donde estaba preparado su biberon, Akira podía ser buena madre y eso Vege lo admitió desde antes de comprometerse, Mangel se había dormido allí pues Lolito había estado ocupado en unas cosas, Nieves, bueno...esta estaba siendo acosada por Akira quien la hacía poner nerviosa. Samuel solo rio ante dicha escena y le dio de comer a Willyam.

Entró a la habitación donde dormía Rubén, quien estaba en el baño vomitando lo que aún no había desayunado.

—¿Todo bien chaval?— Pregunto el azabache preocupado.

—Si, solo las malditas náuseas matu— Fue interrumpido por el vómito por lo que ya se hace su rostro hundido en el inodoro.

—Si quieres podemos ir al laboratorio a que te den algo para esos malestares— Decía dejando el biberon vacío en un mueble.

—No, estoy bien...con un poco de— De nuevo vómito.

—Arreglate y  vámonos, no te dejaré vivir esa tortura— Dijo mientras daba golpecitos para sacarle el aire a Willyam.

—Brk!— Eructo el menor.

Una vez que Samuel había logrado dormir a Willyam fue donde su castaño embarazado y lo encontró en una vestimenta sencilla pero cómoda, una sudadera grande negra con rojo, unos pantalones negros y unos tenis rojos. El oji-morado se preparo de igual manera solo poniéndose una playera ajustada sin mangas negra y un pantalón negro igual, sus tenis de sayayin blancos y una pequeña mochila morada, encargaron al bebé con la única persona madura y responsable de ese mino hogar, Akira.

Salieron cuidadosamente y caminaron hacia el pueblo, era un camino un tanto largo pero Samuel decidió romper el hielo entre ambos, tomó la mano pálida y algo fría de Rubius con cariño, este debido al acto lo miró sorprendió pero solo se limitó a sonreír y disfrutar el momento. Se apego mas al mayor haciendo que terminarán en un abrazo cálido y lleno de afecto, ambos sentían una paz infinita que se vio interrumpida por más náuseas y vómitos por parte del oso castaño.

Al llegar al pueblo miraban de manera extraña a Rubén, era normal pues llevaba casi 6 meses sin ser visto que incluso lo consideraban muerto, pero notaron algo diferente, estaba más en fachas que de costumbre y un poco más gordo que de costumbre, comenzaron a murmurar a sus espaldas por lo que Samuel perdió la paciencia.

—¡Bueno ya esta bien!, ¡callaros todos la boca!, si esta vivo y si esta gordo ¿y eso a vosotros qué os importa?— Pregunto molesto mientras alegaba más a Rubén a él.

—No necesito que me defiendas— Susurro Rubén.

Todos los aldeanos volvieron a sus asuntos dejando de lado la novedad, ambos novios entraron al laboratorio donde Rubén fue atendido con mucho cuidado y atención, hicieron su chequeo habitual y le dieron ácido folico junto a unas pastillas inofensivas para el embarazo. Salieron contentos y más el castaño pues ya no tendría esas molestas náuseas, al llegar a casa se sentaron a ver un rato la televisión, Rubén miraba revistas con ropita y adornos de bebés, Willyam estaba dormido y Akira tejiendo, Nieves estaba siendo regalada por Mangel quien estaba a cargo de enseñarle a ser una humana normal, esa paz y tranquilidad se vio muy afectada por una explosión de la parte de fuera, Samuel salió corriendo con armas y noto a un hombre albino de ojos verdes muy molesto encendiendo una dinamita que lanzó a los pies del mayor, este entró rápidamente antes de que dicha bomba exportará. Tomó a Rubén y lo llevó donde Willyam, los demás se refugiaron allí mismo para protegerlos de cualquier cosa, entre Mangel y Akira sería fácil.

El azabache de ojos morados salió a enfrentar a su aún marido, este solo tenía odio y rencor en sus bellos ojos.

—¿Pero qué buscas tío?— Grito una pregunta hacia el atacante.

—Mi Venganza...— Hablo con frialdad en su voz.

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Cómo prometí, más largo y más de uno
—u—
Gracias por esperar y no matarme. 💖✨

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