011
La brisa fría de la montaña hacia a quien sea temblar si bien abrigado no se encontraba en el lugar.
Las luciérnagas y sus dulces luces tintinean por la noche como si fueran estrellas que se resguardan de la fría nieve que caía en todos lados de el pueblito pequeño donde se encontraban.
Ls flores cerradas y cubiertas de nieve están, esperando que el invierno pase junto a el verano, y llegué la tierna primavera para poder volver a ver la luz del amanecer.
Y entre todo esto, un niño en la ventana de su casa, está mirando como los copos de nieve caen en leves tintineos mientras siente el frío en su cuerpo.
Aunque el niño no lo sepa, había alguien mirándolo con interés y confundido al no saber donde se encontraba como si estuviera perdido.
— Tsutako-Neesan ¿Puedo salir a jugar un rato en la nieve? Prometo portarme bien. — La nombrada miro al niño no muy convencida de dejarlo salir a jugar con el clima que hacía afuera. — Me pondré mi ropa de invierno para salir, así no me enfermare.
La chica de cabellos azabaches ladeó un poco la cabeza pensando hasta que luego se acercó y le sonrió.
— Iré a salir a jugar en la nieve contigo, las cosas de mi boda pueden esperar un poco más. — Hablo con una sonrisa maternal y cariñosa viendo a su hermanito menor.
— ¡SIIIIIIII! — Celebro el pequeño con pequeños saltitos y corrió a su habitación para ponerse su ropa de invierno para salir a jugar un rato.
No fueron más de 6 minutos que el menor bajo corriendo hacía donde estaba su hermana mayor para agarrarla de la mano y salir junto a ella a la fría nieve para armar muñecos de nieve y jugar en esta misma.
Mientras tanto el espectador de está escena tan tierna y algo melancólica, solo podía seguirlos como si se tratase de alguna especie de fantasma que no podía comunicarse con los demás, si no solo ver lo que ocurría a su alrededor.
Pasaron horas y horas jugando, hasta que finalmente oscureció y ambos caballo azabache volvieron a la casa para reposar y descansar.
Pero como te en cada escena tierna y llena de amor, viene la tormenta que arrasa con todo esto y se lo lleva para no regresar.
Cómo si fuera el destino, unos ojos envidiosos miraban desde afuera de la casa esperando a tacar a su futura presa.
El menor de los dos, se fue a su habitación a ponerse su pijama, cuando sonidos de vidrios rotos se escuchó en la sala y un grito de parte de su hermana mayor.
Pasos apresurados se escucharon asustando al más pequeño que vio como su hermana se metía a su habitación y le agarraba con cuidado para esconderlo en el armario temiendo que algo le pasará al más pequeño.
Una bestia entro al lugar con hambre y viendo a la joven como si fuera una presa la cual devorar.
El espectador trato de interactuar para matar a esa bestia devora humanos pero fue en vano al ser como un fantasma para aquella realidad tan triste.
Gritos, sangre, huesos rotos, órganos arrancados, una muerte brutal y dolorosa.. eso fue lo que presenció aquel espectador sin poder salvar a aquella mujer que solo trataba de cuidar de su hermano menor.
Cuando el demonio finalmente se fue y el más pequeño salió del armario con los ojos llorosos y temblando de miedo, sintió una presión en el pecho al ver a tan joven ser tan vulnerable luego de ver a su hermana mayor casi que irreconocible, con el estómago abierto, sin extremidades, con la cara desgarrada, manchada de sangre y el reguero de sangre por todas las paredes del lugar.
Una vista que le rompió el corazón al más pequeño haciéndolo llorar de desesperación y salir corriendo de ahí al escuchar como sentía que el demonio volvía, no sin antes llevarse el precioso kimono rojo vino de su hermana mayor, que era lo único que se había salvado de tal agresión.
De ahí fueron largas horas corriendo hasta sentirse mareado, totalmente cansado y tiritando de frío, ¡Era un niño! ¿Qué podía hacer el solo allí afuera?
Finalmente alguien lo encontró, parecía ser un familiar de aquel pequeño e inocente ser.
El menor accedió a ir a casa con el al no querer estar solo, pero pronto se volvió un caos el haber ido con ese señor del diablo.
Aquel señor, le pregunto al menor sobre su hermana mayor, pero el pequeño con lágrimas en los ojos y totalmente paranoico por la experiencia traumante que había vivido, dijo que un demonio había entrado en la casa y la había matado, devorandola en el proceso.
El señor le miro incrédulo sobre lo que el pequeño decía para luego reírse y tomar del brazo con fuerza al más pequeño, prometiendo ir a un lugar donde le curarían todas aquellas "locuras" y lo sanarian completamente.
Varios esfuerzos de tratar de safarse de aquel sujeto se llevaron acabó por parte del menor, hasta por un descuido, lograr safarse y salir corriendo del pueblo lo más rápido que sus piernas adoloridas y pequeñas, daban para correr.
Solo, sin tener ya nada y nadie a su alrededor más que árboles de la montaña, nieve y rocas, se desplomó por el cansancio y el frio pensando que así, ya no había nada que hacer y moriría en aquel lugar.
El espectador, una vez más se acercó al menor desplomado en el suelo y lo tocó, pero todo rápidamente se torno negro y todo desapareció dejándolo en un visible vacío donde no parecía haber algún tipo de ser vivo o alguna cosa u objeto más que la dulce oscuridad y negredad que invadía el lugar.
— Shinazugawa.. ¿Qué es lo que haces aquí? — Se escuchó una voz detrás del nombrado, haciendo que este tenga un tipo de escalofrío y gire a mirar a el responsable de esto.
— Tomioka.. ¿Cómo es que tú..?— El azabache lo interrumpió.
— Me fragmente en dos. Por eso puedes verme en este momento aquí, pero el que está allí afuera, no es nada más que otro fragmento de mi el cual busca resguardarse en recuerdos del pasado como si nada de lo que viví hubiera pasado. — Explicó mientras se acercaba a Sanemi con cuidado de no querer ganarse un regaño. — Es algo raro y complicado de explicar, pero básicamente mi versión "Infantil" está tomando el control de mi para defenderse de lo que está allí afuera, eso fue lo que provocó el arte demoníaco del demonio.
Sanemi trato de procesar la información y luego gruño un poco mientras miraba a Giyuu con el ceño fruncido.
— Entonces ¿Ese mal nacido los fragmento a los dos y tú otro yo decidió tomar el mando para no volver a sufrir algo cruel y malo? — Miro como el otro asintió. — ¡Maldita sea!...
Un pequeño silencio se formó entre los dos mientras pensaban en como resolver este problema raro que se había formado.
— Yo te regresaré a la normalidad, no sé cómo pero lo haré de alguna forma.
Esta "promesa" llamó la atención de Giyuu pero luego negó en modo de rechazo sobre aquella oferta sobre regresarlo a la normalidad.
— Yo ya no quiero salir.. prefiero estar aquí.
Sanemi gruño ante semejante comentario para luego darle una mirada llena de enojo.
— ¡Ni mierda! ¡Vas a volver y punto, coño!
Antes de poder gritarle más, Sanemi vio una luz y..
Despertó.
Un dolor de cabeza parecida a la migraña empezó a darle sin parar a Sanemi en la cabeza mientras trataba de procesar lo que había pasado hace unos minutos.
Sanemi no perdió el tiempo y se levantó casi que saltando del futón al suelo de tatami, para caminar a la habitación donde el Giyuu pequeño se estaba quedando.
Tal vez no era la mejor idea el poder hablar con el directamente, pero seamos realistas, ¿Acaso hay otra opción?
— Hey, mocoso, levántate.
Sanemi se dirigió al pequeño que seguía acurrucado en su futón, descansando plácidamente din preocupación alguna.
— ¡Te dije que te levantaras!
Un pequeño brinco por el susto fue como reaccionó el menor quien miro a Sanemi con miedo por el grito, y luego frotó sus ojitos bostezando.
— ¡Buenos días, señor Sanemi! — Saludo con animo el más pequeño, pero al ver que el mayor lo miraba como si hubiera hecho algo malo, lo hizo querer retroceder y llorar.
— Tenemos que hablar seriamente tu y yo.
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