004
A veces los pensamientos suelen atormentar a quien sea que traiga penas por detrás, y en el caso de Giyuu, tenía miles de arrepentimientos en esta vida los cuales lo atormentaban a diario y ni siquiera lo dejaban descansar.
La voz de su hermana y su primer amor resuenan en su cabeza sin dejarlo en paz, culpandose y lamentándose por la muerte de estos dos como si hubiese sido el quien los hubiera matado con sus propias manos.
Dos arrepentimientos que lo siguen hasta en sueños dándole pesadillas constantes mientras la culpa lo carcomia.
Esa noche no era una excepción de esto.
Era de noche y Giyuu no podía conciliar en sueño a pesar de haber dormido casi que toda la tarde sin preocupación.
Trataba de no hacer mucho ruido, pues hace poco noto que estaba en ese preciso momento, compartiendo la habitación con Sanemi quien dormía tranquilo en su camilla.
Tratando de desviar sus pensamientos y ese sentimiento de pesadez de el, inconscientemente se había quedado mirando las facciones de Sanemi las cuales le parecían lindas al este estar relajado.
Tal vez debería estar así más tiempo.
Aunque no podía negar que el comportamiento y facciones de Sanemi se le hacían tan melancólicas que le dolía en parte su corazón, cada que sus ojos se detenían a verle detalladamente.
Le recordaba a Sabito, a aquel que amo desde un principio y le mostró que podía seguir en este mundo a pesar de haber perdido a su hermana.
Simplemente le dolía, porque si, perdió a los dos amores más importantes de su vida.
Su primer amor que le enseñó a como estar preparado para enfrentar la vida.
Y su segundo amor, quién le enseño a enfrentar la vida sin estar preparado.
Pese a esto, era difícil continuar sin ellos, pues el recuerdo de ambos era como un eco en su cabeza que le recordaba que los había perdido para siempre y no los volvería a ver.
Sanemi se parecía tanto a Sabito que le aterraba socializar con el y volver a estar vulnerable recordando que la persona quién amo, ya no está a su lado.
Aún así, un creciente deseo de querer hablar con el albino era presente en el. Pues quería llevarse bien con el pero no sabía por donde debía empezar.
Tal vez si no fuera tan débil, hubiera podido proteger a Sabito y a su hermana.
Tal vez si no fuera tan tan inútil, podría hablar con los demás pilares sin problema alguno.
Tal vez si no fuera un estorbo, no sentiría que no pertenece en aquel lugar al lado de los demás pilares y podría estar bien.
Tal vez si su vida estuviera bien..
El también hubiera estado bien.
El día comenzó y los rayos del sol, comenzaron a colarse por las ventanas del lugar.
Giyuu noto esto, pues no había podido dormir absolutamente nada y solo se había perdido tanto en sus pensamientos que ni cuenta se había dado de que ya amaneció.
Hubiera seguido perdido en sus pensamientos si no hubiera sido por el albino que comenzaba a despertar junto a los rayos del sol que le había dado en la cara.
Sanemi una vez despierto, noto una mirada sobre el y miró con enojo a Giyuu quien no paraba de mirarlo.
— ¡¿Tu que carajos me estás viendo?! ¡¿Quieres problemas acaso?! — Dijo en un tono agresivo mientras el Azabache desviaba la mirada sintiéndose apenado de haberse quedado mirándolo.
Sin embargo, Giyuu no contesto nada, ni siquiera emitió un sonido ante esas palabras. Pues no creía que fuera necesario a no ser que quieras hacer enojar más al albino.
Pero parece que hasta su silencio lo hace enojar.
— ¡¿No vas a responder?! ¡Claro que no ibas a responder! ¡Solo eres un egoísta egocéntrico después de todo! — Los ojos azules volvieron a posarse en el. — ¡¿Pues sabes que?! ¡Seguro que si murieses a nadie le importaría una mierda tu muerte! ¡¿A quien mierdas le importaría alguien que se cree mejor que los demás?!
Esas palabras..
Quería aclararle tanto a Sanemi y decirle que no es como lo está pensando, que él no se creía mejor que ellos si no que al contrario, se creía inferior.
Quería decirle tanto pero de sus labios no salía nada.
Sus ojos vacíos solo voltearon a mirar a otra parte reteniendo dolor y las lágrimas que amenazaban con salir.
Tal vez Kocho tiene razón, todos lo odian y no podía evitarlo.
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