VI-Explosion
A̷r̷i̷e̷l̷ ̷F̷i̷s̷h̷e̷r̷
Mi padre se acerca a mi cuidadosamente, y dejando mi diario sobre la cama, maldita sea no es buena señal, toma su bastón y pronuncia tratando de contener toda la ira que lleva en su interior.
—Me considero un padre bastante razonable. —Su voz es suave, pero muy amenazadora, veo que toma con fuerza su bastón y yo busco alejarme lo más que pueda de el, pero la puerta se cierra y no puedo echar a correr, nunca ha visto a mi padre tan molesto. —Establezco ciertas reglas y espero que esas reglas sean obedecidas —Se me hiela la sangre, cada vez está más cerca de mi y cada vez habla más alto.
—Pero papá... —Necesito que entienda que el mar me llama, que no podía dejar que ese jóven muriera, qué que mi madre haya muerto ahogada no significa que mis hermanas y yo lo haremos igual, que ya no soy una niña que puedo tomar mis propias decisiones pero todas las palabras se quedan atoradas en mi garganta al ver su cara de cabreo total.
Sus ojos azules están llenos de ira, su rostro está endurecido. —¡¿Es cierto que fuiste a la playa?! —Asiento volver a mentir sería peor aún, pero eso solo lo enoja más. —¡¿Que arriesgaste tu vida por un extraño que te parecía atractivo?! —Pone los ojos en blanco.
—Papá tenía que hacerlo. —Trato de justificarme. —No podía dejar que muriera.
—Está prohibido que vayas al mar, lo sabes. —Se da la vuelta. —Por dios Ariel, podías haber muerto.
—¡Tengo dieciocho años! —Grito.
—¡Y sigues cometiendo locuras! —Grita de vuelta. —Arriesgas tu vida por un extraño que ni siquiera conoces. —Me mira lleno de odio. —Despierta hija, el amor a primera vista no existe.
—Pero papá, yo... Yo. —Me lleno de valor. —Lo amo.
Mi padre abre mucho los ojos por la sorpresa. —Si es que en vez de castigarte lo que tengo es que mandarte al sanatorio. ¡Estás loca! —Me mira. —Quieras o no voy a hacer que me obedezcas,y voy a comenzar arreglando el primer error. —Tiemblo, no sé que va a hacer, toma su bastón con ambas manos. —Cero contacto con cualquier cosa que tenga que ver con el mar. —Clava el bastón en la pescera haciendo que se rompa en mil pedazos.
—¡No! —Grito al ver mis peces luchar por oxigeno en el suelo.
Lleva su bastón hacia las vitrinas con ostras y corales disecados y sin dudarlo lo estampa contra ellos, yo solo trato de salvar los peces mientras el destruye mi habitación.
—¡Papá! —Grito cuando arranca mis póster de corales y criaturas marinas. —No por favor. —Las lágrimas se me escapan.
Pero el sigue con si destrucción masiva. —¡Papá!
Toma mi diario y lo hace pedazos.—¡No! —Grito cuando toma el dibujo de Erick
Pero ya es tarde, ya no hay quien lo pare, lo destroza.—Te odio. —Grito. —Y tomado los peces que conseguí salvar corro, salgo de mi habitación y los dejo en un cuenco de agua.
Solo quiero alejarme de el, salgo de la casa y me voy al patio, a dónde pueda estar sola. Flounder y Sebastián me siguen mientras yo sin poder soportarlo más me dejo caer en el suelo.
Sebastián trata de pasarme la lengua pero lo aparto. —¡Vayanse! —Le digo entre lágrimas.
Quiero estar sola, así que me pongo de pie y comienzo a caminar salgo de los terrenos de la casa y me encamino hacia el parque las lágrimas corren libres, con algo de suerte no me encontré con nadie conocido.
Me siento en un banco y comienzo a maldecir mi vida, maldita la hora en que escapé cuando era niña, el mar debió llevarme a mi y no a mi madre, seguro que todo sería diferente.
—Pobrecita. —Es la voz de un niño, algo conocida, levanto la vista y me encuentro con la cara de mis primos pequeños tienen cerca de diez años.
—¿Qué hacen aquí? —Pregunto secándome las lágrimas.
—Es que te vimos sufriendo y te seguideseesHabla mi otro primo.
Flotsam y Jetsam son mis primos junto con Vanessa, son hijos de Morgana,hermana de mi madre. Mientras Vanessa tiene los ojos verdes como su padre y el cabello rojo como su madre y la mía, ellos tienen el cabello negro y una extraña conducción que hace que Flotsam tenga el ojo izquierdo verde mientras el otro lo tiene negro y a Jetsam le pasa lo mismo solo que este tiene los colores invertidos, osea el derecho es el verde y digamos que son los nietos favoritos de la abuela.
—Tranquilos. —Le digo acariciando su cabeza, aunque mi relación con mi abuela y tía no sea la mejor, ellos tienen diez años, no los puedo odiar. —No pasa nada.
—Nuestra abuela puede solucionar tu problemas. —Habla Jetsam.
Río con ironía, Úrsula nunca haría nada bueno por mi. —Es un problema del corazón, no creo que la abuela pueda.
—La abuela puede darte lo que sea que desees. —Flotsam me mira a los ojos. —Está dispuesta a retomar la relación contigo y tus hermanas.
Dudo, no estoy segura, crecí con el rechazo de esa mujer, ella me mira a mi y a mi padre y hermanas como la perdición de mi madre, como los causantes de su muerte. Aunque no me sorprende su odio hacia mi, mis hermanas no le hicieron nada.
—Hey. —Jetsem toma mi mano. —La abuela está enferma. —Hay algo en su mirada que no me convence. —Ella solo quiere tener cerca en sus últimos días a lo que queda su hija, Atlanta.
Asiento, estar cerca de mi abuela me alejará de mi padre y? quien sabe? Tal vez me ayude con Erick.
E̫̫r̫̫i̫̫c̫̫k̫̫ ̫̫M̫̫c̫̫P̫̫r̫̫i̫̫n̫̫c̫̫e̫̫ ̫̫
Dioses, me cago en todos los muertos de quien haya inventado el puto sol.
—Carlotta. —Lloriqueo. —Cierra las cortinas.
—Lo siento señor. —Me dice ella profesional. —El señor Grimsby me ha dado ordenes de que lo despierte temprano.
Abro los ojos con todo mi pesar, y con un dolor de cabeza que vale por mil, anoche se me fue un poco la mano con el vodka.
Miro a Carlota mientras recoge la ropa sucia, ella es como una madre para mi, siempre ha estado a mi lado incluso cuando no me merecía amor, bueno no es que ser un gilipollas me haga merecer un poco de amor pero con quince era peor, todo por culpa de la muerte de mi madre.
—¡Erick! —Carlotta me regaña cuando vuelvo a caer en la cama.
—Carlotta, estamos en una isla, no tenemos horario. —Digo cubriéndome con una almohada para tratar de volver a dormir.
Pero mi paz dura poco, gracias a mi grandísmo amigo y mayordomo Grimsby, el muy capullo me acaba de tirar agua fría encima.
—¡Grimsby! —Me quejo poniéndome de pie de un salto. —¡Por Dios!
—¡Por Dios! —Dice molesto. —Por Dios es el guantazos que te voy a dar.
Oh dios, no ahora empieza la canaleta. —Erick, que tienes veinticinco años, no puedes seguir comportandote como un adolescentes de borrachera en borrachera...
Me acerco al armario y me quito la camisa, puedo ver como Carlotta se sonroja y se va.
—Grimsby. —Llevo mis manos a sus hombros. —¿Para que quieres que madure? ¿Para volverme un amargado como mi padre?Eso me tocará cuando sea el dueño de la empresa familiar "The Kingdom "—Pongo los ojos en blanco ante el nombre.
—Erick, yo estoy muy viejo y me encantaría verte sentar cabeza, verte enamorado, no borracho y con una chica diferente cada noche. —Me reprocha.
Una chica, llevo días sin pensar en otra que no sea aquella pelirroja de la playa, mi sirena.
—Vuelveme a hablar de ella. —Digo sentándome en la cama. —De mi sirena.
Grimsby resopla. —Erick ya te he dicho todo lo que sé, pelo escandalosamente rojo, voz bonita... —Rectifico pelo perfectamente rojo y voz divina. —... aunque solo la oí gritar.
—¿Sus ojos? —Pregunto tratando de recordar su imagen borrosa. —¿Cómo eran?
—Sus ojos eran oscuros, pequeños, aunque resaltaban en su piel blanca. —Me explica. —No recuerdo mucho más de ella, su maquillaje estaba corrido y yo estaba muy nervioso. ¡Tú te estabas ahogando! —Su sonrisa se vuelve triste. —Justo como ti madre. —Lo miro. —A ella también trató de rescatarla una pelirroja, pero ambas murieron, juro que cuando vi a esa chica pensé que era la misma que hayamos con tu madre, que había vuelto para terminar el trabajo y salvarte a ti. ¡Menuda tontería!
—Ella es la chica que quiero. —Suspiro. —Es la chica que podría darle sentido a mi vida.
—Te juro que si supera quién es yo mismo, saldría de esta isla a nado y la iría a buscar. —Dice mientras golpea mi hombro. —Pero mientras tanto deberías olvidarte de ella y enfocarte en otra, ya que si esa chica y tu vuelven a verse sería un milagro.
—Un milagro fue que alguien me salvara y mírame aquí vivo u coliando.
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