VI.- Palabras de fuego

Capítulo sexto: Palabras de fuego

No pienso entender lo que es el sentimiento de amar, sin embargo no dejo de pensar que sea uno sumamente contradictorio. No hacía mucho tiempo de cuando Petra me habló de su prometido con tanto amor y cariño por él, y ahora la veía a escondidas llorar desconsolada arrodillada en la puerta cerrada de la oficina del capitán Ackerman implorando de su perdón, afirmando que no era su intención lastimarlo.

No podía evitar tener curiosidad por lo contradictorio que es; razón por estar escondida en el pasillo observándola, era toda una imagen inspiradora, egoísta o no, no tenía ni el más mínimo interés por hacer el papel de amiga en la que confíe de sus penas, sólo deseaba ver más de aquel desesperado llanto por recuperar algo que tontamente perdió, una idea fascinante.

Terminé sentada en el suelo con papel y bolígrafo en mano, con la espalda apoyada en la fría pared rocosa, mirando a detalle toda acción, escuchando cada una de sus palabras. Golpeaba débilmente la puerta de madera y luego arañaba, soltando sollozos diciendo montón de palabras en busca de su añorado perdón.

¿Cuánto pudo haber pasado?

Media hora, cuarenta minutos cuando finalmente el capitán tuvo compasión de ella o simplemente se harto de sus molestos llantos, fuera como fuera, se digno en abrir la puerta; Petra se abrazó a sus pies, besando sus lustrosos zapatos repitiendo una y otra el tan común “lo siento”; él no se inmutó, la invitó a ponerse en pie y que pasara a su oficina. Antes de cerrar la puerta, el capitán me sostuvo la mirada por largos segundos, haciéndome estremecer.

Sin duda estaría en problemas por andar espiando, tomé mis cosas y me levanté saliendo del perímetro rápidamente; quizá con el drama que hacía su ex prometida se le olvidará lo mío. Solo quedaba orar por que se cumpliera ello.

— Mademoiselle — mi superior sonría ampliamente, algo inusual, pero no del todo raro.

— Buen día, capitán Zack — sonreí de vuelta.

Su rojiza cabellera se hallaba desordenada, mechones caía de manera rebelde por su rostro, su camisa a medio abrochar le daba cierto aire de fresco, sus azules ojos brillaban como nunca antes había visto, a pesar de estar desalineado se veía atractivo, su imagen de un chico buen portado había sido arrojada muy lejos a como lucía ahora.

Jamás había negado el hecho de que Zack fuera atractivo, parecía que la milicia se había esforzado por colocar como superiores a hombres atractivos y en cierto jóvenes en esta misma base militar. Y entre todos Zack ciertamente que resaltaba por ser el único pelirrojo en toda la base, sus pecas y el azul de sus ojos lo hacía como un espécimen raro entre la multitud de castaños que en su mayoría componían el cuerpo militar, sin mencionar sus excelentes modales, lo convertían en todo un caballero, de el modo por el que si quisiera ver, ese hombre era una rareza, inclusive su desgraciado nombre, como decía algunos, era peculiar, tenía brillo por ser único.

Claro, también el capitán Levi resaltaba entre todos los hombres en el ejército, a pasar de sus rasgos que podrían ser tomados como comunes tenía algo peculiar que lo llevaba a transcender, el poseer de un lacio cabello negro no era una rareza aquí, sin embargo su cabeza negra destaca entre el montón; su gris mirar podría ser de una anormalidad, pero no solo por ello podría destacar a gran escala; sumando sus hazañas lo hacían de una leyenda viviente. Su atractivo seguía siendo un misterio para mí, es tan común pero tan único a la vez, simplemente no encontré nada para explicar por qué sería alguien tan codiciado.

— ¿Disfruta de su día libre? — preguntó casual, se le veía relajado, lleno de vida.

Desde que obtuvimos la victoria en aquella batalla atacando el fuerte enemigo, la guerra cambió de rumbo, haciéndose presente de una tan anhelada paz

— Por supuesto — respondí con la misma actitud, él miró rápidamente el reloj de bolsillo — ¿Sucede algo, capitán Zack?

— Es temprano, muy temprano — habló con mirada pérdida, permanecimos en silencio por un largo rato, entonces empezó a sonrojarse sin razón aparente — Mademoiselle, ¿Quisiera usted salir conmigo?

— ¿Salir...? — sus orejas se pintaron rápidamente de un rojo tan intenso  sobresaltado sobre sus rizos rojizos.

Se aclaró la garganta, intentando respirar con tranquilidad, causándome gracia. Él también sonrió con cierto nerviosismo, era de lo más cómico, siempre un hombre determinado y firme ante la guerra, y ahora temblaba por una pregunta tan sencilla.

— Ir a tomar un café, aún es temprano — volvió a hablar un poco más tranquilo.

La puerta de la oficina del Ackerman vuelve a abrirse, dejando salir a Petra aún afligida, pero al menos ya no lloraba, sin embargo por su rostro daba a entender que no había solucionado nada en lo absoluto, seguida de él apareció el capitán Ackerman cerrando la puerta tras salir de la oficina. Zack hizo el saludo militar cuando Ral pasó por donde nosotros, rápidamente lo imite.

— Zack, mocosa — el Ackerman se paró junto a nosotros.

— Buen día para usted — respondió el pelirrojo sonriente, había recobrado s color original, los nervios se le habían pasado y ahora se mostraba únicamente como un joven amable. Volvió a girarse a mi — ¿Aceptas?

— ¿Qué cosa? — cuestionó el azabache.

— Me ha invitado por un café a la aldea — expliqué, ambos permanecieron en silencio — Aceptó su invitación.

Zack sonrió ampliamente, tendiendo su brazo para marcharnos, estaba por tomarlo cuando el Ackerman habló, por sus palabras y la expresión del pelirrojo entendí que todo plan hecho por él se venía abajo por la pequeña intromisión del otro capitán.

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— Bien, iré a hacer uso del sanitario, con su permiso — el pelirrojo se levantó dejándome a solas con el azabache quién tomaba calmadamente de su té negro.

Veía con aburrimiento la pequeña cafetería que se había llenado al cabo de quince minutos de nuestra llegada, mayormente por doncellas de entre diecisiete y veinticuatro años, pasando por más de cuatro veces por nuestra mesa riendo de manera excesiva o moviendo las caderas de maneras poco naturales al caminar en intentos por captar la atención de ambos oficiales, obteniendo respuestas nulas por ambos. Lo que realmente me sorprendió fue cuando una chica se acercó directamente a nuestra mesa cuando el pelirrojo se levantó, traía en manos un libro que no me costó en lo absoluto reconocerlo, era un libro de mi autoría, el primero que escribí hace cinco años atrás.

— ¿Podría firmarlo? — pidió con timidez la joven.

— Por supuesto jolie fille.

El Ackerman miró la escena con curiosidad disimulada, fingiendo no importarle en lo absoluto.

— Es una perdida de tiempo — comentó dejando su taza sobre la mesa, haciéndome sonreír.

— Puede ser — respondí mirándolo fijamente — Sin embargo, las palabras, si sabes usarlas puedes transmitir de sensaciones indescriptibles; habilidad que yo poseo — pude haberme detenido ahí, pero no lo hice, quería regresar su malos tratos a mí, por lo que proseguí — Habilidad que tú no eres poseedor, y del que tu ex prometida tampoco tiene, pues si fuera ese el caso nuevamente estarías a sus pies.

— No metas a ella en esto — contestó afilando su mirada.

— Con toda sinceridad, te diré que no entiendo en lo absoluto el amor, pero segura estoy que con ello se puede lastimar — él permaneció callado — Aún te importa ¿O no?

— No es algo que se olvide tan rápido — contestó tomando otro trago de su té.

— Mi mundo son las palabras, si no puedes manejarlo, entonces no eres nadie — chasqueo la lengua apartando la mirada — No es necesario de un cuerpo para excitar al ojo humano, basta con el uso de buenas palabras sin llegar a lo gráfico, y mucho menos a lo morboso.

Él arqueó una ceja mostrando cierto interés en lo dicho.

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— Disculpa la demora, algunas damas me han entretenido al salir del sanitario — tomó asiento frente a mi — ¿Y Ackerman?

Sonreí de lado tomando un sorbo a mi café.

— Aún no está preparado para palabras de fuego — dije con simpleza.







Holis!!
Una semana sin internet,  me hizo escribir dos capítulos enteros y la  mitad de otro.
¿Les está gustando?
Aunque la protagonista cambié seguido la forma de actuar todo tiene su razón de ser xD
Otra cosa, no sé si abran notado que la protagonista no tiene nombre ¿Alguna sugerencia?
Pd: Me gustan los nombres exóticos

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