30. El diagnóstico y las cartas
No creía que los fríos eran tan repudiables y sanguinarios, hasta que vi que despedazaban a sus imperfectos.
Diario de un visitante.
—¡¿Cómo pudiste delatar a Marcus?! —grita Erick totalmente furioso.
Kay, a quien van dirigidos los reproches, se mantiene erguido y con la cabeza en alto.
—Era lo que tenía que hacer —sentencia.
—¿Y ahora qué ocurrirá? ¡Estas loco! Los Élite destruirán a Marcus —réplica Erick con una expresión severa.
—Erick, mi deber era reportar la existencia de un posible frío defectuoso —alega Kay Solluna —. Si no lo hacía, rompería una ley del mundo oscuro.
—¡A quién le importa! —grita Erick —¿En qué estás pensando? ¡Es tu hijo!
—¡Sí! Es mi hijo. Y debo hacer lo correcto. La pena para todo ser frío que oculte la existencia de un frío defectuoso, es la muerte.
—¿Y vas entregar a tu hijo para salvar tu pellejo? ¡Eres un imbécil, Kay!
Kay no se ofende ni réplica ante las acusaciones impulsivas de Erick. Al contrario, mantiene una tranquilidad irritante en el rostro y los labios apretados mientras medita durante unos cuantos segundos, que se perciben eternos para el enojado Erick Anderson.
—No estoy entregando a mi hijo —contesta —. Le estoy dando una oportunidad.
Erick ríe con amargura y se cruza de brazos con impaciencia.
—¡Una oportunidad! —se admira —¿Una oportunidad de que?
Kay continúa mirándolo con calma y así mismo se oye su voz al expresar:
—Ante la posible existencia de un frío defectuoso, los Elite siguen un protocolo: el cual consiste en mandar un Inspector Experto en Desequilibrios de Especies Sobrenaturales. Ese profesional es el encargado de determinar si se lidia con un ser defectuoso o no. Su análisis se basará en dos visitas:
»En la primera: Hará un examen físico.
»En la segunda: Un examen psicológico. Y así determinará la sentencia.
—Esto no va a funcionar —lamenta Erick sin disminuir su ira contra Kay —. No debiste reportar a Marcus en el Ministerio Oscuro.
—¡Erick! —replica —El hecho de que yo, como creador de seres fríos, haya reportado la posible existencia de un frío defectuoso, le da a Marcus una oportunidad de verse absuelto de una posible condena. Ya que si no lo hacía, y alguien más lo descubre, no solamente Marcus será destruido, sino todo aquel que haya ocultado su existencia: Gabriel, Lía, Bel, Tú y yo con más razón.
—¿Y Nahomi por qué no? —vacila Erick.
—Los oráculos son una excepción.
—Si ya terminaron de discutir sin sentido —interrumpo y dejó caer un libro y varias páginas con apuntes sobre el escritorio de Kay —. Les hablaré de lo que estuve buscando para salvar a Marcus.
—Adelante —accede Kay.
Erick ojea los apuntes con expresión de confusión, como si mi letra estuviera en Mandarín.
—Pase la noche analizando la Constitución Universal de derechos humanoides. Específicamente la parte dedicada a los seres fríos —informó señalando el abultado libro de tapas marrones —. El artículo 456 inciso segundo habla sobre los procesos a seguir en caso de la aparición de un ser frío defectuoso. Como dijo Kay: comienza con la irrupción del Departamento de Regulación Sobrenatural, los cuales enviaran a un Inspector Experto en Desequilibrios de Especies Sobrenaturales.
—En español; ¿eso qué carajo significa? —duda Erick.
—Significa que mañana se presentará un Inspector que analizará a Marcus —resumo.
—¿Y qué podemos hacer?
—¡Demostrar que Marcus no es un frío defectuoso! —exclamó muy decidida al respecto.
Kay niega con la cabeza y se dirige a mí específicamente:
—Nahomi, aprecio tu dedicación, pero creo que es más seguro que Marcus es un...
—¡Marcus no es defectuoso! —gruñe Erick —Estoy arto de esa definición.
—También yo —concuerdo —. Pero también entiendo que lo que dice Kay, es cierto. Pero, lo que determinará si Marcus es o no un frío... defectuoso, será la prueba física que realizará el inspector.
—¿Y si determina que sí lo es? —duda temeroso Erick —¿Qué pasa entonces?
—Podríamos demostrar que no es peligroso para el Mundo Oscuro —contestó —. En el examen psíquico, el inspector le hará preguntas complejas y simples a Marcus, probará si es capaz de razonar, si comprende los conceptos básicos de lo que significa ser un frío y, sobre todo, si puede mantener su naturaleza bajo control para no arriesgarse a la exposición.
—Pues será difícil —menciona afligido Erick —; Marcus parece, algunas veces, incapaz de escuchar y comprender.
—Pero lo intentaremos —insisto —. Tenemos que intentarlo.
Escucho una petición, en la mente de Kay, que aún no decide expresar en voz alta.
—No te preocupes —alego a sus pensamientos —. Me mantendré lejos de Marcus.
Erick frunce el ceño confundido.
—¿Por qué dices eso Nahomi? —manifiesta dudoso y maquinando conclusiones.
—Kay —lo nombró —, quién es lo suficientemente amable para cuidar sus palabras conmigo, cree que es mejor que yo me mantenga alejada de Marcus.
—¿Y eso? —vacila Erick —Entiendo que Marcus no controla su sed y que ahora eres una desconocida para él. Pero eso no significa que no puedan conocerse de nuevo.
—Lo sé, Erick —aseguro, pero mi voz débil delata mi conclusión dolorosa sobre el asunto —. Pero ese es el problema.
Si tan solo el nuevo estado de Marcus no significará una inestabilidad peligrosa, quizás... sería diferente.
Aunque la cabeza de Erick ya ha pensado sus propias conclusiones.
—¿Ese es el problema? —repite mis palabras —¿Cuál es el problema, Nahomi? Ahora no quieres conocer a Marcus por qué ya no es tan perfecto como antes, ¿es so?
—Por su puesto que no, Erick —replicó pacientemente —. Es solo que, hasta que Marcus este un poco mejor... No estoy diciendo que... ¿Cómo puedo decirlo?
—Mientras Marcus sea inestable e incapaz de razonar —interrumpe Kay oportunamente —, es mejor que no conozca a una persona de la cual se podría enamorar. ¿No crees Erick?
Como un regalo del cielo, y para mi serenidad, la personalidad impulsiva y alegre de Erick regresa con su sonrisa.
Pasamos la tarde estudiando sobre leyes y los posibles resultados ante la existencia de los fríos defectuosos.
Me decepciona y enfada levemente que no existan casos documentados donde un frío defectuoso sea absuelto y no ejecutado.
En un momento de descanso, mientras Erick aprovecha su buen metabolismo comiendo media docena de medialunas y Kay me acompaña a la cocina para preparar café, encuentro la ocasión para plantear una duda bastante antigua para mí.
—Dicen que los oráculos no podemos captar los sentimientos de un frío.
Una sonrisa de lado se expande en los labios de Kay mediante continúa endulzando un café que, muy amablemente, prepara para Erick.
—De ahí el mito de que no tenemos sentimientos —menciona.
—Pero no es cierto.
—¿Cómo estás tan segura?
—Los fríos tienen sentimientos. De otra manera, ¿cómo se enamoran? ¿Por qué tienen pareja? —planteó con un extraño nerviosismo.
—Algunas teorías dicen —menciona Kay con diversión al respecto —que los fríos tienen pareja solo por fines reproductivos.
—Esa teoría se descarta fácilmente: Si los fríos tuvieran pareja solo para procrear hijos, podrían reemplazarlo transformando humanos; como usted.
De nuevo el nerviosismo me revuelve el estómago.
—Bueno —responde Kay —. Otras teorías dicen que los fríos tienen pareja solo por el sexo.
—Unas teorías los tachan de paternales y otras de lujuriosos sin corazón —concluyó —; creo que los seres ajenos a su especie son muy crueles.
Kay suelta una leve carcajada que, lamentablemente para mi melancolía, es idéntica a la risa de Marcus.
—Entonces —continuó —, ¿cuál es la verdad?
—Le preguntas al frío equivocado, Nahomi —asegura Kay —. Yo nací siendo un frío; soy un puro. Por lo tanto, si verdaderamente no tengo sentimientos y mi amor por mi esposa fuera solo una ilusión creada por mí mente, no lo sabría.
—¡Averigüémoslo entonces! —exclamó emocionada y sonriendo ampliamente.
—Nahomi, adoro tu espíritu positivo, pero los oráculos no pueden sentir las emociones de los fríos.
—Tengo una teoría por comprobar —mencionó cortando distancia con Kay Solluna.
—¿De verdad?
—¡Sí! Solo tiene que hacer una cosa y yo lo averiguaré.
—Muy bien —acepta —, ¿qué debo hacer?
—Quedarse quieto.
—Bien —acepta olvidándose del café y posicionándose para enfrentarme —. Con una condición —puntúa.
—Por supuesto.
—Si funciona, si confirmas que mis emociones no son reales, no me lo digas. No quiero saberlo.
—¡Claro! —aceptó sin perder la emoción y pronosticando un buen resultado.
Hago exactamente lo mismo que, por accidente, descubrí con Marcus; acercarme para captar sus sentimientos.
Kay parece confuso y una sonrisa adorable se dibuja en su rostro (como quien contempla las locuras de una niña pequeña) al momento en que acaricio su cabello hasta rozar su cuero cabelludo.
Un calor dulcedumbre me recorre los brazos hasta llegar al centro de mi pecho; sus sentimientos tienen una fuerza similar a la de Marcus.
—¡Ahí están! —exclamó con felicidad —¡Sus sentimientos están ahí! Usted tiene unas emociones hermosas y sentimientos muy ligados a su esposa.
Kay parece tan feliz como yo. Pero ahí cierta tristeza en sus ojos ante la mención de su esposa. Lo entiendo, ahora que están distanciados por un fuerte desacuerdo, la extraña mucho.
—Un momento —comenta pensativo —. ¿Por qué estás tan feliz, Nahomi? ¿Desde cuando te interesa tanto saber si los fríos tienen sentimientos?
Ahí está de nuevo ese extraño nerviosismo. Esta vez se exterioriza en mi rostro enrojeciendo mis mejillas e inquietando mis manos.
—Temes que Marcus no pueda amar ahora que es completamente un frío —acierta Kay.
—Supongo que es un hecho que me preocupa —confieso dando un suspiro.
Al término de la noche y la llegada de una mañana helada, llega también el Inspector.
Nunca he visto un Elite fuera de los terrenos del Instituto Aurora; había olvidado lo altos que son.
El inspector se presenta, muy puntualmente, a las ocho de la mañana. Viste un traje negro y trae consigo un maletín rojo oscuro, y en la espalda una capa blanca que roza el suelo mediante camina. Todos los Elite usan capa; es parte de su vestimenta formal.
Su rostro es severo y no parece muy contento de vernos. Se niega a dar la mano para saludar, insiste en que tiene poco tiempo y que le enseñen de inmediato quién es el posible frío defectuoso.
Marcus espera en el despacho de Kay. Sentado sobre un sofá cama y tan inmóvil como una estatua.
El inspector, quién se presenta como Kaleve Andir, procede a analizarlo.
Para alivio de todos, nos permite observar la prueba física que le realiza a Marcus, desde la distancia por supuesto.
Lo primero que hace el señor Kaleve Andir es sentarse a un metro de distancia de Marcus; quién sigue inmóvil y sin reaccionar ante su presencia. Después abre su maletín, sacando del interior un artefacto extraño, semejante a una lapicera lisa y gris que, al sacudirla, emana un sonido apenas audible.
Marcus reacciona ante el débil sonido. Sacudiendo la cabeza como si le turbara dicho sonido, y parpadeando varias veces seguidas.
Kaleve Andir hace una mueca y, desinteresadamente, se dirige a Kay:
—¿Cuánto tiempo tiene desde su transformación?
—Una semana —responde Kay.
El inspector procede a escribir en su libreta.
A continuación acerca el extraño artefacto gris, que ahora emite una luz fosforescente desde una punta, a los ojos de Marcus.
Marcus cierra los ojos bruscamente y el inspector vuelve a escribir en su libreta.
La mente de Kaleve Andir es tan profesional que evita pensar en los significados de las palabras que escribe; anulando así mi lectura directa.
El inspector procede con la prueba física y estira su brazo en dirección a Marcus para medir la temperatura de su piel. Cuando sus dedos rozan la mejilla de Marcus este se sacude con violencia y gira el rostro ante el contacto.
Kaleve Andir, con total desatención , y ni una pizca de sorpresa, ante la reacción inexplicable de Marcus, continúa con su anotación incesante.
—¿Cómo se llama el frío prosélito? —averigua el inspector dirigiéndose a Kay nuevamente.
—Marcus.
—Híbrido de nacimiento, ¿no es así?
—Así es.
—¿Edad cronológica?
—Ciento siete años.
—¿Edad física?
—Diecinueve.
—¿Ha dejado de crecer?
—Ahora, sí.
—¿Tenía algún problema psicológico antes de la transformación?
—Ninguno —sentencia Kay, irritado ante las preguntas.
—Muy bien, ahora quiero que todos me escuchen —advierte el inspector —. Le haré un par de preguntas a Marcus. Nadie puede responder por él, solo hagan silencio.
Su pedido es cumplido y él procede a dirigirse a Marcus.
—Señor Marcus, mi nombre es Kaleve Andir, soy inspector. ¿Puedes entenderme con claridad?
Marcus no reacciona.
—¿Comprendes lo que te digo? —insiste Kaleve Andir.
—Sí —afirma Marcus, separando apenas sus labios para hablar.
—Bien. Ahora dime: ¿Quién eres?
—Marcus Solluna.
—¿En donde te encuentras?
—En mi casa.
Marcus arrastra las palabras al pronunciarlas, cosa que no pasa desapercibida ante Kaleve Andir, quien anota eso con rapidez.
—¿Qué eres, Marcus?
—Una persona.
—Si yo te digo: "Mejor pájaro en mano que cien volando", ¿usted que cree que significa? —plantea Kaleve Andir. Y esta vez eleva la vista para analizar el rostro de Marcus cuando esté contesta:
—Que le gustan las cantidades mínimas.
Kaleve Andir se pone en pie y rodea a Marcus, caminando a su alrededor y buscando que este lo miré directamente; pero Marcus no lo hace. Gira el cuello, baja la cabeza, y sigue con una expresión ausente, fría e inentendible dibujada en su rostro perfecto.
—¿A qué le tienes miedo, Marcus? —pregunta el inspector.
Marcus no contesta.
—Respóndeme, Marcus: ¿A qué le tienes miedo?
Pero Marcus sigue rotundamente silencioso. Como si no fuese capaz de entender la duda dicha, como si no existiera más que el espacio blanco y rectangular que posee la pared, la cual observa tan fijamente.
El inspector vuelve a escribir en su libreta.
Toma, con dificultad, la temperatura de Marcus al rozar su frente con dos dedos. Y continúa examinando a Marcus sin hablar, viendo su imagen como si contemplara una ecuación difícil de resolver y sin cesar de anotar.
Finalmente el análisis físico termina.
Kay invita al inspector a la sala y todos esperamos ansiosamente el diagnóstico.
—Es un hecho —manifiesta Kaleve Andir —: Marcus Solluna es un frío defectuoso.
—¡Mierda! —rezonga Erick. Quién se ha mantenido recostado en una pared y alejado del inspector.
El rostro de Kay se descompone ante la noticia.
Vuelvo a ser víctima de un sentimiento de culpa, acompañado por enojo hacia el destino y decorado con el sabor amargo de la desesperanza.
—¿Está seguro de eso, señor Kaleve Andir? —planteo.
—En primer lugar —comienza el inspector —, los fríos prosélitos manejan sus sentidos agudizados desde el tercer día después de transformarse; Marcus no lo hace, los sonidos lo aturden. Sus ojos tienen sensibilidad a la luz; no controla la agudeza visual de su estado.
»No razona con la velocidad de una persona normal —continua —. No comprende conversiones complejas.
»Si pierde el interés deja de escuchar.
»Tiene ataques de pánico. Un frío debe ser lo que su nombre dice; frío. Los fríos no enferman, los fríos no tienen ataques de pánico, no son débiles ante la confusión. ¿Imaginan lo qué pasaría si vuelve a perder el control de esa manera en un lugar público? No solo expondría su naturaleza, sino también destruiría ciudades y masacraría cientos de humanos cada vez que tenga uno de esos ataques.
»También tiene problemas de comprensión ante palabras no directas. Marcus es uno de los peores casos de fríos defectuosos. Y podría seguir nombrando durante largo rato sus innumerables faltas.
—¡No lo llamé así! —exclamó intentando no enfadarme —Marcus no es defectuoso. Es como... como una persona con discapacidad, pequeñas cosas que se pueden tratar con paciencia.
—La diferencia, señorita Omet —replica Kaleve Andir —. Es que las personas humanas con discapacidad no derribarían edificios ni asesinarían sin control ante una incomprensión o ataque de pánico.
—¿Usted qué sugiere, Kaleve Andir, que lo destruyamos por qué no encaja con lo que se supone que debe ser un frío? —lo desafío.
—La ley dice...
—La ley dice que un posible frío defectuoso debe pasar por dos pruebas: Una física que determine su condición, y una psicológica que sentencie su futuro —le recuerdo.
Kaleve Andir sonríe sádicamente.
—Señorita Omet, las pruebas son más que nada una formalidad; no se puede absolver a un frío defectuoso.
»Ley 534: Todo ser sobrenatural, sin excepción, para ser considerado parte del mundo oscuro debe ser, sobre todo, un ser racional. Capaz de cumplir las ordenanzas y normas para el bien común de su propia raza.
—Aún así debe hacer la prueba psicológica. Si manda a ejecutar a Marcus sin eso, estaría incumpliendo una ley.
—¿Quiere que realicemos la prueba psicológica aunque es obvio que es un frío defectuoso incapaz de razonar? —se admira el inspector.
—Así es —sentenció.
Kaleve Andir asemeja sorpresa mientras medita mis exigencias. Incluso se muestra curioso de saber porqué me interesa tanto el bienestar de un frío.
—Muy bien, señorita Omet, la prueba (como manda ley) será realizada en exactamente una semana. Y también se dictará sentencia ese mismo día de acuerdo a los resultados.
Y así el inspector, Kaleve Andir, se retira sin decir una palabra.
Marcus no puede ser destruido.
Aunque se haya olvidado de mí.
Kay es el siguiente en desaparecer de la sala, refugiándose en su despacho con la esperanza de apaciguar su mente antes de ver a Marcus.
—Iré a ver a Marcus —avisa Erick y se despide de mí alzando una mano.
—Erick.
El brujo se detiene sin girarse hacia mí.
—¿Crees eso Erick? —dudo —¿Crees que Marcus no es capaz de reaccionar?
Erick no se voltea.
—No lo sé, Nahomi —confiesa afligido —. Al principio creí que Marcus me escuchaba en silencio, pero quizás me equivoqué. Quizás ya no me escucha.
Erick se gira y me regala una sonrisa falsa antes de marcharse escaleras arriba. Se que sufre, ¿por qué no lo haría? Marcus es, más que un amigo, un hermano para él. Y teme perderlo.
Yo temo perderlo.
Un sonido fuerte me sobresalta. Algo se ha hecho mil pedazos contra una pared en el despacho de Kay Solluna.
Me apresuró a entrar al lugar con lentitud y torpeza; el suceso de que haya cambiado mis muletas por una bota de recuperación no me ha dado más libertad al andar.
No hay ningún peligro. Solo un celular destrozado al haber sido arrojado por el mismo Kay Solluna; quién se encuentra sentado en el piso con la espalda recostada en el pie del escritorio.
Su mente es un tornado de pensamientos que gira conteniendo en un centro la misma conclusión; "es mi culpa".
Sabe que estoy aquí. Pero no reacciona de ninguna forma.
Avanzó hasta llegar a su lado y me siento, en el suelo frío, delante de él.
Las mejillas blanquecinas y sin imperfecciones de Kay Solluna yacen invadidas por sus lágrimas de sangre.
—Esto no es tu culpa —hablo lo más bajamente posible.
—Sí lo es, Nahomi —me contradice —. Debí haber hecho algo mal, algo salió mal en el proceso de transformación y por eso Marcus está...
—¡No es así! —exclamo subiendo la voz —Usted ya había transformado a otros humanos, Gabriel y Lía; nunca había hecho algo mal.
—Pero debí haberlo imaginado —se lamenta —. Marcus era mitad agni, no un humano. ¡Debí haber pensado que algo podía salir mal!
—¡Marcus tomó ese riesgo! —le recuerdo —Usted solo cumplió la petición de su hijo. ¿Qué más podía hacer? ¿Dejarlo morir?
—Estaría mejor muerto que como está ahora —gruñe totalmente enfadado consigo mismo —. Yo destruí su alma. ¡Yo lo hice! ¿Por qué lo hice?
—¡No hablé así! —suplico pensando en Marcus —Él estará bien, estará bien.
—No lo entiendes, Nahomi, no lo entiendes —solloza y su camisa blanca comienza a verse manchada por sus lágrimas carmesí —. Es mi hijo, Nahomi, es mi hijo. ¡Pueden destruirlo! Y no puedo hacer nada. No puedo hacer nada.
—¡Deje de lamentarse! Aún no han sentenciado a Marcus.
La voz de Elías me llama desde el recibidor.
Kay limpia sus lágrimas con su mano, dejando un rastro de sangre por su cuello y entre sus dedos.
—Ve con Elías —me pide.
Obedezco al comprender que necesita estar en soledad.
Elías me trajo el correo del mundo oscuro. No he recibido una carta desde hace mucho tiempo.
—Pensé que podría ser importante —aclara Elías al entregarme el sobre rojo —. Es del Instituto Aurora.
Abro la carta.
Sr. Nahomi Omet.
Mansión Omet.
Habitación segunda del ala oeste.
Querida señorita Omet, estamos al tanto de sus problemas para cursar este año y, como nos preocupa su educación y futuro, tenemos para usted un par de ofrecimientos:
Puede presentarse a la mesa de exámenes el 22, 23 y 24 de Julio. Si pasa usted las pruebas no tendrá que repetir su segundo año.
También puede entrar al programa de estudios en casa. Sí esta es su opción elegida, solo debe contestar está carta y se le enviará otra explicando los detalles a seguir.
Dirección del Instituto Aurora.
—¡Nahomi! —me llama Erick al presentarse en el recibidor —Ah, te llegó la misma carta —menciona alzando la mano donde él tiene el mismo sobre rojo.
—Después me ocuparé de esto. —Decido guardando la carta en la mochila.
—¿Por qué? —duda indignado Elías.
—Tenemos que ayudar a Marcus.
—Tu educación también es importante —protesta Elías.
Erick ríe ante nuestra pequeña discusión.
—Eres todo un padre, Elías —menciona con diversión.
A Elías no le hace gracia su diversión al respecto.
—Alguien viene hacia acá —alarma Elías girándose hacia la puerta.
En el patio delantero, aparecido como por arte de magia, llega un hombre sumamente alto que viste un traje rosa chicle y una capa naranja fosforescente. Bajo el paisaje invernal y sus opacos colores; parece una burla colorida y llamativa.
Elías frunce el ceño y se prepara para cualquier posible peligro. Su estado de frío le ha regalado la fuerza que siempre quiso tener para protegerme.
El recién llegado nos analiza con sus ojos color caramelo. Se detiene en Elías y dice con solemnidad:
—Me llamo Steikmen Viomiel. Y he venido a ayudarlos a salvar a Marcus Solluna.
Leyenda tanto su mente como sus sentimientos, no puedo siquiera dudarlo, dice la verdad.
¡Hola! Espero que les haya gustado este capitulo. He estado de buen humor al haber aprobado los trabajos de la Universidad; así que les regalo una actualización adelantada.
Aquí unas preguntas sobre este capítulo:
¿Dejan de querer a Marcus por qué ha sido declarado "defectuoso"?
¿Creen que podrán salvarlo de los Elite?
¿Cree que Kay tiene razón al echarse la culpa?
Y la pregunta más importante: ¿Creen que Steikmen Viomiel viene a ayudar a Marcus? Y si es así, ¿por que creen que lo quiere ayudar? Si tienen alguna teoría estaré leyendo.
Capítulo dedicado a: @Pepper09_SH ¡Gracias por tu apoyo!
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